Tengen observa a su pequeña tratando de hacer una torre con sus legos. Akira era buena para construir torres, pero lo único malo es que su pequeña tiene problemas con poner el último lego en la cima y siempre se termina cayendo su preciada torre.

-Hmmm- Akira infla sus rellenas mejillas al ver que la torre que hizo está demasiado alta y no puede poner el último lego que falta para terminar.

-Yo te ayudo- los brazos del peli blanco levantaron a la pequeña hasta la cima donde pudo poner su último lego.

Akira aplaudió entusiasmada  al lograr su cometido.

Si bien era cierto, la pequeña cachorra tenía bastante interés en el arte al igual que su mami, es bastante educada y le gusta que sus cosas estén en orden. Pocas veces Akira hacia berrinches, ya sea por ni estar con su padre o cuando no encuentra sus juguetes favoritos.

Zenitsu entra al cuarto con una bandeja llena de galletas de chipas de chocolate en manos mientras observa a sus dos amores jugando como siempre.

-Veo que se están divirtiendo, ¿quieren un pequeño postre?-

-Mamá- habló la peli blanca estirando sus manos hacia su mami.

Zenitsu deja la bandeja con galletas sobre el velador al lado del sofá para cargar a su cachorra.

-Hey, se supone que estabas conmigo- se quejó Tengen cruzando sus brazos.

-Tu mismo lo dijiste amor, es-ta-ba- el rubio soltó una leve risilla frotando su mejilla con la de Akira.

-Waaaa- la pequeña de ojos granate sonríe y se aferra como puede con sus pequeñas manos a la camisa de Zenitsu.

-Por cierto Tengen, Tanjiro me invitó a su casa, iré mañana, pero Akira se quedará contigo-

-Está bien, podré pasar tiempo con mi pequeñina- dijo Tengen acariciando las hebras peli blancas de Akira.

-Waaa-

-Cuento contigo, mi abuelo te echará una mano también para que no tengas tanto trabajo- mencionó el rubio levantando su camisa para amamantar a su cachorra, pero esas palabras hicieron que Tengen cambiara su rostro de felicidad a uno serio.

Esto significaría guerra absoluta.
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