Capítulo 18

-¡AAAAARGH!, ¡DUELE!-

-¡Puje señor Kamado! ¡Puje!-

-¿¡COMO ME DIJISTE!?, ¿¡ACASO TENGO CARA DE VEJETE!?-

Giyu, Tanjiro, el doctor y dos enfermeras de apoyo estaban en una sala de operación iluminada. El conejo se estaba poniendo salvaje, tener que dar a luz a dos mellizos era un trabajo duro.

El doctor no se dio cuenta en que momento comenzó a morder una de las manos de la enfermera.

-¡TANJIRO PARA ESO!-

-¡DUELE COMO LA VERGA!,¡AAAAH!-

Y no pasaba en una sola sala, sino también en otra donde el minino Zenitsu estaba dando labor de parto, a diferencia del pelirrojo sólo tenía un hijo en su vientre, teniendo que hacer fuerzas por pujar.

-¡TE VOY A DAR ABSTINENCIA TENGEN!, ¡SI ES POSIBLE TE VOY A CASTRAR CON UN MACHETE HIJUEPUTA!-

Si bien ambos alfas miraban aterrados a sus esposos, se quedarían en abstinencia por un muy, muy largo tiempo.
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Ya habían pasado más de cinco horas después del parto tanto del de zenitsu como el de Tanjiro.

Los omegas descansan durmiendo plácidamente después de su labor. En la habitación de Tanjro se encontraba una enfermera viendo a los bebés, examinandolos, mientras que Giyu observaba a sus dos bellos solecitos recién nacidos.

Los mellizos más lindos que había visto en su vida, una niña y un niño. La niña fue la primera en nacer.

Saori y Tamaki eran los nuevos miembros de la familia Tomioka Kamado.

Los mellizos aún no abrían sus ojos, sin embargo sus apariencias eran idénticas a las de sus progenitores.

Tamaki era la viva imagen de Giyu, mientras que Saori era la viva imagen de Tanjiro. Ambos bebés son Ángeles para el alfa.
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Los días pasaban volando. Los recién nacidos de Tanjiro y Zenitsu estaban por cumplir un mes.

Era cansado tener que cumplir con las necesidades de un recién nacido, gracias a dios los mellizos del tigre no lloraban cuando los bañaban a diferencia de la pequeña Akira.

Akira era la hija de Tengen y Zenitsu, con la apariencia del rubio a excepción de los ojos y color de pelo, lo demás eran los genes del minino. Tengen siempre se ponía orgulloso de su trabajo como padre, le gusta vestir a la pequeña con mamelucos de colores brillantes y vibrantes, en su cabecita no podía faltar las diademas con piedras brillantes de fantasía.

Zenitsu regañaba varias veces al alfa diciendo que la pequeña de ojos granate no tenia que tener ropa tan cargada.

Pero al final Tengen ganaba la batalla después de hacer sonrojar a su minino como una victoria, y también agregando batidos de chocolate al trato.

-Tengen, no le pongas eso a mi bebé- miraba a su alfa con una mirada de desaprobación.

La pequeña Akira tenía puesto unos zapatitos muy brillantes de color turquesa, estaban cegando al rubio de lo brillantes que eran. Tengen podía llegar a exagerar a ropa en ocasiones.

-Pero si le quedan DI-VI-NO-

Zenitsu reía un poco ante la actitud infantil de su esposo. El peli blanco abrazaba a su pequeña mientras que ella tenía en su boca un chupón blanco.

-Está bien, como digas tonto extravagante-

Sin duda cuidar a su cachorra era divertido.
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