²⁵. ❝𝐖𝐡𝐞𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐀𝐥𝐩𝐡𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐬 𝐨𝐮𝐭.❞
𝕴𝖓𝖛𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝟚𝟘𝟙𝟡.
𝕴𝖓𝖎𝖈𝖎𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖉𝖎𝖈𝖎𝖊𝖒𝖇𝖗𝖊.
Ser un cambiaformas no era tarea fácil.
Era una frase que siempre acompañaban a todos los seres con magia elemental y con la que el menor de la familia Thorburn estaba de acuerdo por completo. El inicio de esa semana fue de las más pesadas que pueda recordar o comparar.
Después de la inesperada aceptación de sus padres a su relación con el leviatán, WonHo comenzó a notar ciertos cambios. En la primera mañana, vio que era ligeramente más alto, comprobando que sólo había crecido un par de centímetros, aunque no lo suficiente para superar a su novio. Sin embargo, siempre la ha parecido encantador que HyungWon lo superara en altura, ya que siendo é el leviatán mayor, era más fácil sentirse protegido y eso lo amaba con locura. Con sus instintos sentía de vez en cuando la necesidad de proteger a su pareja, a pesar de que por su cuenta derribaría diez humanos con sólo un báculo de plata, lo sobrepasaba y terminaba por abarcar de manera casi animal al omega, quien sonreí de manera dulce y le acariciaba con paciencia entre sus hebras bicolores.
También mientras se duchaba en la enorme tina, aguantó la respiración más allá de los 15 minutos. Estando encerrado en esas paredes era el único momento en el que permitía a su bestia salir y tomar un poco de luz fuera de su mente. Sus dedos recorrían cada nueva línea que surgía, eran más gruesas y buscaban enroscarse en lugares que formaban un patrón bastante parecido al que vio en el cuerpo de HyungWon, al sumergirse en el agua, logró percibir un poco más de esa corriente que ahora identificaba como la magia, llegar hasta su cabeza y sentir que su cabello cambiaba. Al estar cubierto bajo el líquido trasparente y el calor reconfortándolo, quedó en un estado casi inconsciente, su alma parecía no estar atada a su cuerpo físico.
Sin abrir los ojos y entre la penumbra, vislumbró una mano más pálida que la suya, era casi transparente en la punta de los dedos, pero con un tinte dorado conforme un brazo hacía acto de presencia ante el heredero del lago Ness. No sucumbió al pánico, porque quien sea que le extendía la mano, nunca le haría daño y dejó que lo jalara hacia la oscuridad.
Fue como haber atravesado un ligero eimpenetrable velo negro el cual le dio una extraña habilidad para que su concienciapermaneciera como un observador omnisciente mientras que su cuerpo desnudo se encontróuna cueva, era demasiado extraño. No pudo sentir frío o calor, parecía habersido privado de todo sentido terrenal y se encontró en medio de un camino llenode tierra húmeda, por su aspecto oscuro en ciertas partes. Sus ojos no tardaronen distinguir con rapidez las paredes de piedra y el sonido de agua cayendo araudales, reconoció el camino por el que se tenía acceso al laberinto debajodel lago.
Al fondo pudo encontrar el mismo destello dorado y una silueta humanoide casi definida, ésta le hacía señales para seguirlo. Y lo hizo.
Corrió hacia la dirección indicada, la parte omniscientese deslizaba a la par, viéndolo como espectador a una película, y en cuantoestuvo bastante cerca, la silueta dobló a la izquierda en dirección hacia unasplataformas lo suficientemente grandes para que varias personas estuvieran enellas, parecían descender hacia un punto azul brillante al fondo. Con esa nueva vista, bajó hasta estar frente a la entrada de una cueva con las mismas estalactitas repletas de luminiscencia propia. El lugar era un domo ovalado de por lo menos unos diez metros de alto con salpicaduras que formaban una falsa constelación de estrellas verdes.
Al fondo y frente a su presencia se extendía un estanque de agua tan cristalina que reflejaba la luz verdosa y azulada del lugar. Se acercó hasta la superficie de agua y encontró a su propio reflejo, momento en el que su conciencia regresó a su propio cuerpo, o al menos eso le pareció al principio. Los movimientos de esa imagen, no obedecían los suyos ni del agua, emergió esa personificación de él, sólo que tenía el cabello completamente coloreado de un azul eléctrico tan vivo que juraba ver chispazos salir de entre sus hebras, ojos dorados tan brillantes que se sintió en completa tranquilidad, pues quien estaba ante él, lo miraba con amor.
Era él, su otra mitad.
WonHo extendió su mano, mostrando su palma abierta y la bestia sonrió antes de juntar su mano y estrechar sus dedos.
Justo en el instante en el que WonHo perdió todo el oxígeno en sus pulmones, salió del agua y escupió.
―HyungWon tiene que saber esto ―se dijo a sí mismo.
En cuanto su nombre hizo acto de presencia, descubrió un pinchazo en lo profundo de su alma. Se sentía herido y preocupado, no eran sentimientos propios... su bestia interior decidió tomar el control.
Caminó cerca de YoonGi, hasta llegar al lago, del que encontrarían algunas plantas para ayudar en la transformación de WonHo. Los colores anaranjados y rojizos del atardecer abrazaron las cuevas, a sus habitantes y a todo ser vivo. El poco calor fue el suficiente para abochornar a HyungWon, se recogió el frondoso y largo cabello en una coleta mal hecha, conforme trataba de buscar un lugar prolífero tomó la decisión de alejarse de su tío explicándoles antes sobre cómo buscar entre las raíces en el agua y tomar tiempo para él mismo.
Su tío no ha hablado mucho con él desde que trajo a su novio a las cuevas, sentía que el más adulto de los leviatanes no encontraba la manera de enfrentarlo. Conocía de sobra el rencor en el corazón de ese leviatán por los humanos después de que pare se desvaneciera a causa de ellos, sus prejuicios y creencias sobre esa raza no se irían de la nada, ni siquiera por él. Sabía que conforme cada miembro de su familia se enterara de su relación, el nivel de trabajo para convencerlos de su felicidad y de la seguridad que era WonHo como pareja, iría en aumento. A veces perdía un poco de la esperanza por su comprensión, se sentía desolado aspirando a negativas muy malas.
Un poco triste, comenzó a buscar especímenes de algas y hongos de agua en otra parte del pequeño estanque, se quitó el guantelete por el que usaba su propio don como arma y lo dejó en un canasto donde recolectaría su material de trabajo. Se acuclilló hasta que el agua empapó sus piernas, su cerebro se apagó de todas las penas, inseguridades o preocupaciones, para que su lado como botánico estuviera concentrado en extraer las algas dulces creciendo bajo dos sauces, un movimiento que no era el suyo sobre el agua lo alertaron de un intruso en el agua. El olor del océano lo distrajo por un momento, pensado que era su Alfa Líder, y al voltear, chocó contra los labios suaves de... ¿su pareja?
No quiso corresponderle debido al lugar y tiempo en el que estaban, así que se alejó de WonHo.
―Por el Hacedor ¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?! ―increpó, bajando la voz lo más que podía a pesar de que estaba asustado.
―Creí que estarías feliz de verme, te sentí triste ―su voz sonaba apagada al ver el rechazo de su compañero.
Sus ojos brillaban de manera tenue al igual que las casi desvanecidas marcas de luz sobre la piel del heredero, estando tan cerca percibía que la otra mitad de WonHo estaba herida.
―Ay, WonHo ―el omega negó―. Cometiste un terrible error.
Sabía que esos caminos de la manada no eran muy transitados, aun así, no era la noche para poder pasar por alto esta acción de la bestia interna de WonHo, mucho menos perdonarla tan fácil, ésta tenía que aprender a vivir lejos de HyungWon por un tiempo antes de que todo el camino estuviera cimentado de manera correcta. Se quitó su propia camisa para ponerla sobre el cuerpo de su novio, a quien no le pareció mucho la idea de verlo pasar frío, sólo bastó una advertencia de HyungWon por medio de un gruñido animal para que no se quitara la camisa.
― ¿HyungWon? ―la voz de YoonGi sólo hizo maldecir en todos los idiomas a su suerte, el sanador no tardó en llegar hasta la pareja―. ¿Qué demonios?
―No digas nada, lo llevaré de vuelta ―el omega no quería escuchar el mismo regaño al que se estaba auto sometiendo por parte de uno de sus mentores.
―Ve a tu casa, revisaré su flujo de magia. Terminaré con la recolección e iré por una pócima ―notó que las orejas de YoonGi se movieron, distinguiendo sonidos de cambiaformas cerca―. Ten cuidado.
Terminó de cerrar el cuello entrelazando las tiras de cuero. No tenían tiempo para hablar, así que tomó la mano de WonHo y lo llevó con rapidez hacia su casa. Los senderos con grandes murallas de árboles facilitaron mucho la tarea de llegar sin ser vistos, sólo tuvieron que esconderse en dos ocasiones hasta alcanzar la seguridad de las paredes rocosas que servían de morada para el omega botánico.
Lo llevó hasta su habitación donde le colocó una capa delgada que adhería a la parte más baja de la nuca por la magia. WonHo sintiéndose seguro, dejó que ésta surgiera. HyungWon se dirigió hasta el cofre frente a su nido y colocarse una camisa azul oscuro con mangas acampanadas hasta los antebrazos. Al terminar de vestirse miró a su novio; se quedó sentado en los mullidos cojines con los ojos clavados hacia sus manos unidas en un puño. Estaba más callado de lo normal, por lo que se preocupó.
Se veía bastante herido, por la repentina frialdad de HyungWon. Él no pretendía ser tan duro con él, pero su bestia interior no comprendía del todo las limitaciones momentáneas de la pareja por estar separados. Los lazos de un Nexum Animarum son unmisterio y cada uno de ellos era completamente diferente de otro, entonces sepuso a pensar en que tal vez la conexión que compartían tampoco parecía ser unlazo normal. Ni WonHo, ni sus bestias o HyungWon en complemento por su parte animal tenían la culpa por lo sensible que era el hilo que los unía a ambos para compartir o presentir sus emociones estando a distancias tan grandes. Lo que lo frustraba más, eran estos momentos, en los que su lazo no era tan claro y dificultaba que ambos pudieran entenderse como otras parejas elementales.
HyungWon soltó un suspiro cansado, se arrodilló hasta quedar en el campo visual de WonHo. Llevó sus manos hasta las del leviatán más joven, subió una de ella hasta los mechones que cubrían los ojos bicolores. WonHo con un poco de miedo, restregó su mejilla con la mano de HyungWon.
―Perdóname cachorro ―dijo HyungWon, denotaba mucho cansancio―. No debí haber dicho eso, no cuando no sabes cómo manejar la magia o a tu bestia.
―No pretendíamos hacerte enojar ―WonHo sonaba un poco mejor―. Es sólo que... él sintió que necesitabas un poco de ayuda.
―Lo sé, pero no puedes bajar cuando no te has presentado por completo y menos solo ―por sus palabras, WonHo sabía que le hablaba a la bestia, ésta se encogió en sus entrañas―. Es peligroso, no vuelvas a hacer eso, por favor. No importa lo triste o desolado que me sienta.
"―Lo prometo ―" la voz etérea sonó por su boca, HyungWon tomó el rostro entre sus manos, asegurándose de que no era una promesa vacía.
―Hablo enserio, si mi manada te descubre, morirás ―sus ojos se cristalizaron ante la simple mención del peor de los escenarios―. No podré protegerte si... WonHo... en esta vida y en la que sigue. Es uno de los votos que tomamos siendo Nexum Animarum del otro y todavía no quiero irme de este mundo, aún tenemos cosas por vivir.
La sensación apabullante en su pecho lo carcomía y estrujaban sus entrañas desde su centro ante la idea de desvanecerse. Imaginar que ya no vería los rostros de sus seres amados, ni escuchar sus risas o voces. Extrañaría los amaneceres mortales, la textura del agua y del viento entre sus dedos. Todo. Los grandes maestres y sacerdotisas pregonaban siempre sobre los maravilloso que será su siguiente vida en el reino del cosmos, donde la magia más pura les daría el descanso final. Se reunirían con sus fallecidos una vez que su magia abriera la puerta final, pero todo eso no quería ni pensarlo siendo un omega leviatán de sólo veintitrés años.
WonHo, estando tan cerca de su pareja, su lazo era más fuerte. Los pensamientos de HyungWon ya no eran sólo palabras escuetas o monosílabas, eran oraciones más completas y así, era más fácil entenderlo. Tampoco le gustaba la idea de ambos arriesgándose a consecuencias graves mientras intentaban descubrir el inicio de su despertar y con la mitad de su transformación alcanzada, las cosas eran más complicadas. Su bestia, un poco inmadura, comenzaba a ser consciente de que sus acciones sin el permiso de WonHo o pensar sólo con su corazón, iba a matarlos algún día. Entonces le hizo prometer que no harían nada estúpido después de esto.
El omega lo miró, en sus ojos se veía la clara promesa de no volver a bajar a la manada sin HyungWon o YoonGi, o cualquier otro de su pequeña manada, le dijeran que era seguro.
―Gracias ―dijo en un susurro.
Juntaron sus frentes, gozando sólo por los primeros segundos, antes de que la tensión entre ambos se esfumara. Fue cuando la mente de HyungWon se desconectó por un momento su parte racional, al sentirse embargado ante el exquisito aroma del océano proviniendo de WonHo. Olisqueó hasta comenzar a rozar su nariz contra las mejillas, dirigiéndose al cuello. Oyó una risita por parte del heredero cuando sus labios acariciaron la piel; su parte omega, necesitaba más de eso, quería sentirse consentido después de haber sufrido un susto como ese.
Se acercó hasta estrechar sus labios contra los ajenos, WonHo tenía algo en su forma de ser que lo derretía por lo gentil de sus acciones al demostrar su afecto, no era para nada rudo o apresurado cuando ambos compartían un poco de intimidad. Era paciente mientras exploraba cada rincón de su cuerpo, y vaya que se sorprendió cuando lo pegó hasta él y lo levantó. Entre risas y miradas llenas de amor, se dejaron caer sobre las pieles del nido.
Con besos tranquilos, llenos de pasión, comenzaron a dejarse llevar entre palabras lindas, suspiros robados por parte del otro. Su juego de besos los llevó hasta el momento en el que sus feromonas se desbordaron, dejando salir un poco más de esa parte animal. WonHo comenzó a clavar sus colmillos retráctiles en el hombro de HyungWon, sus manos se colaron entre los costados del omega para ayudar a elevar los brazos contrarios por encima de la cabeza de HyungWon. El botánico deslizó una de sus piernas a lo largo del cuerpo tonificado hasta quedarse cómodamente en las caderas, el leviatán más joven usó sus manos para ponerlas a cada lado de la cabeza y admirar su novio por unos segundos.
Sus ojos brillaban de deseo, la imagen de su pecho subiendo y bajando le hacían temblar de emoción por seguir adelante. El olor a mandarina dulce y tentadora inundaban el aire, al igual que un poco de su esencia oceánica aumentaban el lívido de ambos jóvenes leviatanes. Fue otra vez hacia sus labios, notando queWonHo se tornó un poquito más salvaje, arrancó una sonrisa en HyungWon, legustó ver que su dualidad como mortal y bestia aún no era del todo controlada. Sus pensamientos fueron una distracción, pues sus bestias dejaron un poco abiertas sus corazas, permitiendo por accidente, a la más joven del par tocara un recuerdo que HyungWon había enterrado muy bien, mezclando su realidad con el pasado.
Su príncipe del lago había bajado sus caricias hasta su estómago, incluso había levantado su camisa. Cuando sus labios rozaron la parte alta de su vientre, a su memoria volvió un par de momentos que le estrujaron el corazón y se apartó de inmediato de WonHo. El rubio se quedó paralizado y miró a su atormentado omega, que se arrinconó entre los mullidos cojines, temblaba.
― ¿HyungWon? ―con temor, acercó su mano. Viendo que el omega no lo rechazaría de manera agresiva, colocó su palma a lo largo de la nuca de su pareja, el botánico también se aferró a la mano sobre su cuerpo―. ¿Qué tienes?
―Yo... perdóname, MinGyu nuestro cachorro... ―su voz se quebró.
WonHo se sobresaltó, notó en los ojos de su amado, sus pupilas estaban demasiado dilatadas. El color morado se tragó por unos segundos al rosado que tanto adoraba. Tomó el rostro de su omega y lo obligó a mirarlo.
―HyungWon, soy yo, WonHo ¿Me escuchas? ―suplicó, pero en su rostro se veían realmente atormentado, escuchó unos leves pasos al otro lado de la puerta y el olor de café tostado. El leviatán celeste entró en la habitación―. Ayúdanos, YoonGi.
― ¿Qué pasó? ―el alfa y sanador de la manada, llegó hasta el omega, que se veía a la deriva en su pasado, reconocía esos síntomas y luego miró hacia el heredero, no podía ser posible que él tuviera ese poder. Llamó a su parte bestial y vio a través de las capas que los ojos mortales no pueden―. Él estará bien, pero tienes que salir de la habitación.
―Pero ¿qué le pasa? ―increpó el heredero, el alfa mayor le quitó con amabilidad sus manos del rostro de HyungWon y rebuscó entre su bolso a un lado de su cadera por un instrumental para ocasiones especiales.
De su bolso descubrió una burbuja ovalada de cristal de color lilas tenía dentro una media luna de plata con pequeños círculos de cristal, mostrando su interior repleto de materiales tan diferentes el uno del otro con el tamaño de su pulgar. La dejó cerca de él, mientras le pedía al heredero su asistencia.
―WonHo, él está bien, sólo quiero que tu bestia se vaya por unos minutos ―le hizo un gesto con los ojos, el heredero obligó a su otra parte a dormir, quedando de nuevo como un mortal―. HyungWon sólo se quedó en la Torre del Ayer.
― ¿Qué es eso? ―increpó, el sanador le indicó que buscara un cuenco con agua, a lo que el heredero obedeció y regresó enseguida, el sanador sacó otro frasquito con un polvo azulado que dejó disolver una pizca en el agua.
―Es un estado mental en el que nos vemos atrapados en nuestro pasado por el toque de un don que funciona como puerta entre el pasado, presente y en casos muy raros, el futuro.
YoonGi sumergió sus manos en el cuenco y recitó un par de plegarias en la lengua madre de los leviatanes, inmediatamente el agua adquirió un brillo plateado y luego se apagó, dejando el agua purpúrea. Con otras palabras, el agua se tornó como una pomada, que fue esparciendo en la frente y el pecho de HyungWon.
― ¿Tu bestia hizo algo que no debía mientras estaban solos?
―No lo sé, es decir, creo que abrí algo y toqué a HyungWon, no de manera física... yo... ―comenzó a tartamudear sin saber cómo es que podría expresarle lo que ni él mismo, terminaba por comprender.
―Tranquilo ―posó su mano en el hombro de WonHo una vez que HyungWon tuvo una corteza más oscura en las zonas donde fue impregnado el ungüento, pudo respirar en paz―. Él no corre peligro de muerte estando bajo mi guardia.
La cajita era aún más impresionante viendo el contenido. Todos de siete colores, iniciando la pepita de luz del color del cielo, después un rojo intenso como la sangre predominada en una especie de polvo compacto, un ungüento con el olor a menta con otros ingredientes que WonHo no identificó. El color castaño en cuarzos ahumados con motas negras ónice sumergidas en un líquido casi plateado. Se sorprendió al ver que tenía un poco de brazas diminutas y creía haber visto lava en el fondo, después de eso una espesa masa blanca con vetas doradas se movían como un remolino sin salirse de su lugar. Por último, veía un enjambre de hilos de energía del color de las luces y cabello de YoonGi.
El sanador rozó con las yemas de sus dedos en éste último e hizo un par de runas en el punto exacto donde estaban sus dos almas y unas más en la frente, el resplandor sólo duró unos pocos segundos y después solidificó la costra morada que se caería solas cuando HyungWon salierade su estado, dejándola negra.
―Ven conmigo.
El heredero siguió al alfa hasta el modesto comedor de la casa. Ahí, YoonGi lo hizo sentarse y comenzó con la revisión de sus signos vitales, algo humano que ya conocía, pero cuando revisaba su flujo de magia, nunca se cansaba de ver el procedimiento. Las manos de YoonGi se colocaban a un par de centímetros de su piel y podía ver que una ligera capa dorada que sólo adquiría brillo y presencia en cuanto los dedos del sanador pasaban sobre ella. En esos pocos segundos veía que la capa era irregular en algunas partes, como gravilla dorada y en otras, era una superficie lisa. En la parte del centro de su pecho, el color dorado se convirtió en azul eléctrico, ahí es cuando dejaba de tocarlo.
―Tu flujo se ve mejor que la última vez ―sacó de su bolso un carboncillo casi terminado y anotó un par de cosas en el pergamino, todo en las runas que seguía sin saber leerlas.
―YoonGi... ―llamó, con las dudas impresas en su voz, pero tenía que saberlo―. Todo esto empezó porque le besé en el vientre y... ¿Acaso es esa una zona prohibida para ustedes o para los omegas?
El leviatán lo miró confuso, la pregunta en si es tonta, así que se rio. Era como hablar con un cachorro, entendía muy bien el interés de su sobrino por el chico, tal vez sea algo de esa familia el derretirse por la ingenuidad y curiosidad de sus parejas.
―Nada de eso niño ―interrumpió su risa y comenzó a revisar su piel, para luego pasar por el antebrazo una afilada hoja de Diacaurzus, comprobando que su acelerado proceso de regeneración funcionaba como el suyo―. La parte trasera de la nuca, la zona el cuello, el torso y el vientre, son de las zonas erógenas que más disfrutan los omegas, lo que pasó allá es algo completamente diferente.
―Pero sigue siendo mi culpa que haya puesto a HyungWon así.
―No es del todo correcto ―el alfa revisó sus ojos, podía ver que el color en el iris era cada vez más brillante y el borde de la pupila, se veía un poco borroso―. No quiero alarmarte, pero creo que presentarás un don que no he visto desde que empecé a vivir con los leviatanes de esta manada. Mis antecesores les llamaban los Voceros de las Tres Puertas, los Guardianes de Memorias Elementales y escritores del destino.
―Suena un poco confuso, pero no creo que sea mover objetos con mi mente ―intentó sonar divertido, más el mayor se veía bastante preocupado.
―Eres un profeta WonHo ―se sirvió un poco de vino dulce espaciado de una de las jarras dispuestas sobre la mesa y tomó todo de un jalón―. Puedes ver el pasado, el presente y el futuro, no sé cómo son tus manifestaciones ya que cada profeta obtiene los pasajes de diversas maneras, pero seguramente has sentido que tu bestia encontró un recuerdo de HyungWon y lo hizo vivirlo de nuevo, por accidente ―el chico asintió, no estando seguro del todo
―Pero dijiste que HyungWon no corría peligro.
―Sé lo que dije ―el mayor respiró un poco más, esta clase de dones lo ponían muy nervioso―. Lo que hiciste sólo fue apenas un granito de arena de lo que realmente puedes hacer.
«―Es un don peligroso si tus profecías tocan a otras personas, puedes corromper sus mentes al llevarlas a sus recuerdos o matarlos si los haces ver su futuro. Recuerdo sus efectos cuando todavía tenía un hogar en el castillo de Atlantis... ―el mayor se detuvo unos minutos, no había dicho el nombre de su antiguo hogar desde hacía muchos siglos atrás y le dolía mucho recordar lo gritos de miles de los suyos sucumbiendo ante la guerra que ya no puede recordar del todo, pero el dolor era demasiado―. Tienes que presentarte los más rápido posible, WonHo, o matarás a alguien. Tenemos que llevarte con los ángeles, ellos saben de las profecías...
―YoonGi, tranquilo. No hay que pensar en eso de momento ―la mano del chico se posó sobre su brazo, reconoció que el semi humano tenía algo tranquilizador―. Hay un dicho entre humanos y es que pensar mucho en tus preocupaciones, eventualmente se cumplirán y tal vez no estés preparado para ellas en ese instante.
―No lo creo, un humano me pide que me calme ―se rio ante la ocurrencia―. Si mi padre me viera, me cortaría la aleta trasera por perjuro.
Después de un rato, haciéndole preguntas sobre sus cambios, incluso de los sueños que ha tenido recientemente con su bestia, que lo llama y cómo es que ha mejorado en ciertos aspectos como su conexión telepática y resistencia física, fue que YoonGi lo dejó ver a HyungWon. El omega ya se habría calmado, así lo sintió por el olor de sus feromonas.
Tomó una leve respiración antes de entrar.
HyungWon se hallaba al pie de su ventana, sobre los mullidos cojines del sofá de piedra. Sus ojos denotaban una profunda tristeza y nostalgia, repasó las palabras que salieron de su omega. De lo que recordaba, en su antiguo lazo, él tuvo un momento bastante difícil ya hacia el final de su relación y tenía tanto miedo de descubrir que tal vez los recuerdos que vio en la playa eran una mentira y algo peor le haya pasado a HyungWon.
Se acercó hasta estar muy cerca de él y poner su mano sobre la base del cuello. No sabía cómo es que conocía esa acción y entonces agradeció tener un instinto bestial que lo ayudaba a entender de mejor manera a su pareja, pues con este simple acto, hizo que el cuerpo del omega temblara y saliera un ronroneo sin ganas, como si estuviera bastante cansado de todo. El príncipe del lago movió su caricia hasta llegar a rozar con sus nudillos las mejillas rellenitas de su novio.
― ¿Estás mejor? ―increpó, tomando lugar frente a HyungWon y él le asintió sin ganas―. YoonGi dice que sigo progresando y creo que...
― ¿Por qué estás conmigo? ―la pregunta dejó sin habla a WonHo, no entendía el propósito de aquella pregunta y dejó que el botánico continuara―. No entiendo las decisiones del Creador de Siete al unir almas, siempre he pensado que a veces lo hace por joder al mundo y otros elementales, pienso que tiene predilectos entre sus creaciones. Empareja a almas que nunca debieron cruzarse y en otras, parece no errar atando los hilos.
―HyungWon, no te entiendo ¿es por tu recuerdo? ―el omega bajó la mirada, todo ese tiempo estuvo centrada en los capullos amarillos colgando de la cortina de madre selva para centrarse en sus propias manos puestas en su regazo, abiertas, como si en ellas estuvieran todas las respuestas del universo―. ¿Es por MinGyu?
―Es por él, es por ti, es por todo aquel que quiera tomarme como pareja ―una lágrima solitaria se asomó por uno de sus ojos y calló hasta sus manos―. Te mentí, WonHo. Nunca tuve un embarazo falso, de verdad concebí un cachorro con MinGyu.
El heredero sintió un pinchazo en su pecho. No, HyungWon no sería tan desalmado para negar a su propia sangre.
― ¿Qué pasó con tu hijo? ―la pregunta le oprimía aún más el pecho, no quería pensar que el pequeño o pequeña habría sido abandonado por él, no, su omega no haría semejante monstruosidad.
―Lo perdí ―respiró un poco antes de seguir, muy a pesar de todo, era su hijo a quien había desvanecido―. No entendí la razón por la que mi hijo se fue, hasta que te encontré.
― ¿A qué te refieres?
―Mi hijo se desvaneció porque mi cuerpo lo rechazó y no fue una casualidad ―tragó en seco, no sabría cómo su cachorro tomaría sus palabras o las acciones de su segunda alma―. Cuando naces con un Nexum Animarum, tu bestia sabe que no habrá algo más preciado como la lealtad para quien es tu lazo destinado y eso incluye, el rechazar lazos que no están concebidos a durar, mi cuerpo atacó a mi hijo porque no era tuyo, yo maté a mi propio bebé. Y supongo que no estaba tan afectado, porque no deseaba esta clase de responsabilidad. Pero MinGyu... él quería tanto ser padre y le fallé. Quedó devastado...
No quería levantaran la mirada y encontrar la decepción en su novio, eso lo destrozaría aún más.
― ¿Alguien en alguna ocasión se ha preguntado lo difícil que es la paternidad? ―su risa sonó destrozada, podía sentir que su omega estaba bastante afectado―. Yo sí y nunca estuve más asustado en mi vida, tener un bebé... Jamás he tenido un instinto paternal del cual sentirse orgulloso, no podría criar a un hijo por mucho que fuera tuyo. Supongo que es un defecto como omega con el que nací y por eso me pregunto ¿cuánto tiempo estarás a mi lado cuando te des cuenta que no valgo como el padre que esperarías en un futuro?
―No digas eso ―WonHo tomó sus manos con una de las suyas mientras que la otra tomó con delicadeza el mentón del botánico y lo obligó a encararlo. No se veía molesto o decepcionado, más bien, triste, por escucharlo decir palabras tan crueles sobre sí mismo―. Eres un gran omega, el mejor que haya existido y no acepto debates. No necesito un hijo para ser feliz a tu lado.
―Eres un mentiroso, cachorro ―se rio y tocó su corazón a la altura del pecho, donde dormía la bestia de WonHo―. Eventualmente lo querrás y te fallaré. He visto cómo eres con los niños, WonHo.
―No quiero un hijo, tendrán que pasar muchos siglos para que piense en eso ―dijo con determinación, no toleraba ver a su novio de esa forma y tendría que hacerle ver sus pensamientos, metas y aspiraciones, no incluían a un cachorro en ese futuro cercano―. Mi prioridad eres tú, es tu manada, mi familia y mi pueblo. Tengo un deber como guardián de estas tierras mucho antes que mis propios deseos y planeo detener esta guerra, para verte caminar en los boques junto a mí, tomados de las manos. Quiero verte reír, y respirar sin que te preocupes porque alguien te asesine.
«―Por favor, HyungWon, confía en mí cuando te digo que ser padres no es algo que te pediría ahora o en unos cuatrocientos años, es algo que solamente pasará si ambos estamos de acuerdo y no porque quieras llenar unos tontos estereotipos.
Sus palabras eran lo suficientemente fuertes para llegar hasta ambos, mortal y bestia. HyungWon estaba bastante cansado de pensar en eso, en sus defectos junto al temor que le causaban, tanto como para dejar que la muralla alrededor de sus sentimientos se viniera abajo. Cuando estaba con WonHo, se recordaba que él formaba parte de las personas que le recordaba que esos momentos de quiebre eran pasajeros. Estaba bien dejarse llevar por sentimientos, pero nunca debía perder de vista, que eran eso, sólo momentos y siempre contaría una mano extendida dispuesto a escucharlo y ayudarlo a recordase a sí mismo que había un futuro que lo esperaba y sus defectos, poco a poco, dejarían de doler.
Se abalanzó hasta el regazo de WonHo y dejó que lo calmara, incluso corrió el riesgo de dejarlo dormir a su lado en su nido. Lo necesitaba tanto y sólo pudo dormir en paz entre sus brazos.
WonHo consideraba que ya había visto lo suficiente el mundo mágico para no llevarse un susto de muerte... Pensó antes de tiempo, pues un día que estaba bajo la regadera, encontró un bulto en la base de su pene. Se repitió muchas veces que eso nunca antes había estado ahí, ni siquiera la noche anterior que fue a orinar, el susto le ocasionó un resbalón y una herida en su brazo, no tardó en curarse por su magia.
Se aguantó un tiempo muerto de preocupación pensando que podría tratarse de una malformación en su cuerpo debido a la magia, no creía que los cambiaformas se enfermaran con cosas como cáncer. Cuando llegó el momento de reunirse junto a HyungWon y YoonGi, pasó gran parte de la reunión en silencio. Algo que les parecía extraño a ambos cambiaformas elementales, teniendo en cuenta su obvia curiosidad por temas relacionados con la magia, así que su omega se acercó.
― ¿Te pasa algo? ―preguntó, sabía por medio de su lazo que algo le incomodaba, pero sentía una pared en la mente de su Nexum, ocultaba algo.
―No es nada, es sólo que... ―miró dubitativo hacia el alfa sanador y a su novio por unos segundos―. ¿Puedes darnos un poco de privacidad?
―Claro ―aceptó sin ningún problema, le lanzó una mirada extrañada y se retiró fuera de la cueva mientras el alfa le prometía que su novio no escucharía ni una sola palabra.
Sintió un poco más de seguridad cuando estuvo con alguien que era el sanador de criaturas mágicas, eso no evitó sentir vergüenza revelar que tenía una bola al inicio de su miembro, no quería verlo a los ojos cuando le dijera qué pasaba con su cuerpo. Recibió una risa bastante desconcertante por parte del alfa mayor, incluso soltó un par de lagrimitas y sus mejillas le dolieron de tanto reír.
― ¿Esto es lo que te preocupaba? ―la respuesta afirmativa por parte de WonHo ensanchó más su sonrisa, sentía que había regresado a los años en los que les explicó a HoSeok y Sana sobre este tema cuando ambos se alarmaron por ello de igual manera―. Eso que está en tu pene, es el nudo. Completamente normal en los alfas ―la evaluó un poco más antes de ir hacia el agua tibia en las lagunas subterráneas y verterla sobre la piel sensible―. Tranquilo, sólo se hinchó porque se está desarrollando, bajará de tamaño una vez que se enfríe y estará como nuevo para que la uses cuando pases el celo con HyungWon. Ni siquiera lo notarás.
― ¡¿Qué?! ¡¿Para qué la quiero?!
―Esa cosa evitará que tu semilla se salga de tu omega y quede preñado ―bromeó, el humano se sentía mareado por la sorpresa de esa nueva parte de su cuerpo―. Tranquilo, hablaremos de sexualidad en otra ocasión, por hoy tienes bastante que procesar.
A parte de la situación vergonzosa, no pudo ocultarle esto a su novio, quien a diferencia de YoonGi, no dijo nada tampoco o se burló de manera directa como el sanador de la manada, el omega sólo soltó una pequeña risa cubriéndola con una de sus manos. WonHo no sabría decir si eso fue lo peor que pasó en esa semana o no. Lo que llegaría a volverlo loco sucedió una noche en medio de la noche.
Un dolor que nunca antes había sentido lo asaltó a mitad de camino entre los túneles subterráneos y su ida a la superficie. Dentro de sus entrañas crecía lo que él podría describir como garras de metal al rojo vivo le desgarraban sin piedad, cayó al suelo gruñendo por el extraño dolor, lo que parecieron unos minutos eternos no tuvo la voluntad de ponerse de pie. Entre el dolor y repentino calor que abrazó su cuerpo, pudo sentir el olor de las mandarinas dulces, el mareo en su cabeza lo obligaron a dejarse caer contra la pared de piedra hasta que su novio lo encontró con fiebre y el olor del océano queriendo doblegarlo. El omega rechazó el sugestivo olor de su compañero viendo que ese nuevo despertar no era normal e incluso creía que su pareja entraría en celo.
No fue hasta que YoonGi se reunió con ellos quien pudo controlar al chico en esa situación.
WonHo gimoteó bajo, cuando otra oleada de calor y el dolor físico de su cambio de piel azotó una vez más; no era tan fácil soportar el despertar de su alfa interior después de crear ciertas expectativas. No esperaba que estuviera casi al borde del martirio más horripilante de su vida; desconocía cómo es que la familia de HyungWon lograron sobrellevar esto de pequeños, él siendo un adulto, deseaba chillar de manera desconsolada hasta desgarrar sus cuerdas vocales, la mordaza de cuero que se autoimpuso evitaba que toda la manada lo escuchara.
Con el cambio y despertarde su nueva forma mágica, sus feromonas tan cargadas de poder que ni siquierael supresor servía para que aminorara el olor del océano a uno moderado en unradio de cinco metros, lo volvieron débil. Esperaba que el hechizo de YoonGi soportara el tiempo que predijo o estarían fritos. La nueva oleada de calor cobró factura en la parte de sus costillas, donde nuevas luces nacieron: abriendo y quemando su piel en el proceso, dejando un rastro de fuego frío al terminar su camino por el cuerpo agitado. WonHo aferró sus manos a las orillas de la tina, agrietando ligeramente la roca.
Al otro lado de la casa, HyungWon sintió una pequeña parte del dolor de WonHo. El omega en su interior sollozó en respuesta por su compañero, le dolía sentirlo agonizar. Debía hacer algo, aunque YoonGi se lo haya prohibido, sabía que los despertares de alfas eran peligrosos si no se tomaban las medidas necesarias o que un omega estuviera solo con uno... Pero su tío se encargó de todo eso ¿no es así? Tanto la barrera alrededor de su cuarto como de administrar la magia necesaria para que la regeneración y aguante de WonHo no fueran a causarle un coma por el brusco cambio, deberían bastar para que HyungWon fuera capaz de ayudarlo en algo.
Mordió su uña del pulgar con fervor hasta hacerla sangrar para poder desviar el dolor de su cachorro hacia el ligero malestar de HyungWon al provocarse la herida, por medio de su lazo sabía que estaba surtiendo efecto por un segundo, antes de volver a la misma oleada de dolor. El omega apretó el puño, podía sentir a través de las paredes de su cabeza cómo es que la bestia de su novio lo llamaba con desesperación, lo deseaba tanto a su lado que estaba escuchando ligeros rugidos de la bestia más joven clamando por su presencia. HyungWon necesitaba verlo.
༶•┈┈⛧┈♛ ♛┈⛧┈┈•༶
Parte 2 de esta actu.
Espero que tengan una idea de lo que viene en el siguiente cap y sólo tendrán que esperar una horitas.
Hagan sus apuestas señoras y señores sobre si habrá el sin respeto o no. UwU
༶•┈┈⛧┈♛ ♛┈⛧┈┈•༶
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top