¹⁴. ❝𝐅𝐞𝐚𝐫𝐥𝐞𝐬𝐬 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚❞

𝕴𝖓𝖛𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝟚𝟘𝟙𝟡. 

𝕰𝖓𝖙𝖗𝖊 𝖒𝖊𝖉𝖎𝖆𝖉𝖔𝖘 𝖞 𝖋𝖎𝖓𝖆𝖑𝖊𝖘 𝖉𝖊 𝖓𝖔𝖛𝖎𝖊𝖒𝖇𝖗𝖊.

Cinco días.

Cinco días desde que HyungWon dejó de venir, se sentía culpable por haber presionado a HyungWon, aunque en esas noches en las que la falta de su risa se vio suplantada por lienzos en blanco con letras negras a lo largo de la página, para más tarde, ser transcritos o complementados por mejores argumentos captados por un programa de computadora. Se centró por completo en su trabajo escrito de la maestría, evitando volver a tomar un lápiz o pincel en toda la semana, pues conocía sus manías a la perfección y lo que menos estaba dispuesto a dejar pasar era pintar como un loco maniaco al leviatán. Ya de por sí, era bastante escalofriante soñar con él o que su tritón era mucho más perfecto con los rasgos del botánico, sería el colmo armar una pieza de arte que asustara a HyungWon si decidía regresar.

Una parte de su cerebro le alertaba que la razón por la que HyungWon no ha mostrado señales de vida era que por fin decidió esconderse ante su nula acción por el cambio. Aunque no le terminaba de convencer que el omega se negara a aparecer por el retraso de su libertad, HyungWon no era así...

¿Qué te hace pensar eso? Su conciencia atacó de la nada. No puedes asegurarlo, no lo conoces ni por un mes ¿y crees que puedes justificar su distancia por algo tan soso y sin fundamento?

De repente su voz interior era demasiado negativa para poder escucharla en ese momento, sacudió su cabeza callando los malos pensamientos. Tal como lo dijo: si HyungWon no regresaba, no puede ser por completo su culpa y se mantendría firme en que sólo necesitaba tiempo para acostumbrarse a la compañía humana después de siglos apartado de ella, pero ya no podía darle el beneficio de la duda. Los mitos existen y HyungWon era sólo una pequeña parte de un vasto mundo.

Por naturaleza, el humano era un ser curioso, el que hubiera de pronto otras especies pensantes al nivel de ellos como la raza de HyungWon era increíble: seres capaces de cambiar de apariencia a placer para convertirse en bestias de gran poder y nobleza, era algo que WonHo como artista y hombre anhelaba descubrir. Las respuestas a varios misterios del mundo estaban justo enfrente de sus narices, hasta que recordó la mirada severa del leviatán cuando cuestionó por todo aquello. No se dio cuenta de su comportamiento infantil, preguntando sin medir sus palabras antes de soltarlas.

―Tal vez sí te presioné mucho ―dijo mirándose al espejo.

Respiró hondo antes de comenzar a desvestirse e ingresar a la tina para darse una ducha.

Era domingo así que podía permitirse ciertas libertades como: levantarse más tarde, quedarse en su cama viendo videos chistosos de TikTok en su celular, tomar baños largos e ir a despejarse por algún lado del pueblo. También estaban los domingos de desayunos especiales en el Pez Negro, el dueño actual organizaba partidas de juegos de mesa, el ajedrez siempre fue el más popular entre las generaciones viejas, pero con éstas nuevas están más interesadas en volverse sedentarias como las americanas, así que el dueño del Pez Negro está negociando colocar consolas de videojuegos para los más jóvenes. Su hogar es pequeño, no hay mucho que ver o explorar más que los bosques a su alrededor. Después de eso, nada, todo vuelve a la misma rutina.

En esos momentos esperaba que la temperatura del agua resistiera un poco más para idear un discurso con el cual convencería a HyungWon de confiar en él y conocer los secretos que guarda. Tal vez le alegraría descubrir que hace poco descubrió unas fotos recuperadas de un farsante sobre un leviatán, ahora no dudaba de los testimonios de lugareños y varios extranjeros dieron en el pasado sobre esas criaturas; confiará en que puede que sean verdaderas y sólo el mundo no comprendía lo que eran en esos momentos. Aquellos registros eran muy variados sobre serpientes del tamaño de botes o más grandes que un caimán, aparecen de vez en cuando a orillas del lago, alrededor de las costas escocesas y varios avistamientos se registraron en el mar del Norte. En todas esas acusaciones las criaturas no tenían las luces del omega, pero esperaba que hubiera más especies que sólo él. Otra teoría que tenía es que eran criaturas tímidas y recelosas de que los humanos supieran de su existencia, por eso eran muy escurridizas.

Cuando el agua se tornó tibia, se apresuró en alistarse para bajar a comer.

No le gustaba la pinta que tenía el día con los molestos nubarrones oscuros a lo lejos; seguramente llovería para cuando regresara a casa, bajó para descubrir que su tío era el único adulto en la casa, exceptuando claro al mayordomo, del que se sabía de su existencia por el ruido proveniente de la cocina. Tomó asiento en la mesa para comenzar su desayuno-comida.

―Hola conejito ―saludó MinHyuk con una sonrisa―. Tus padres me dijeron que saldrían un par de días por un negocio que se les atravesó.

―Debiste ir con ellos ―dijo WonHo tomando un pan tostado y lo untó en el platito con cajeta a un lado de la miel―. Si era cosa de la familia, normalmente tienes que viajar con ellos.

―No, tus padres eran los que debían ir ―negó con pocas ganas, haciendo una mueca de disgusto que no alcanzó a comprender―. Además, quiero descansar un poco, no me he sentido del todo bien.

― ¿Qué sucede tío Minnie?

―Es solo otra migraña, iré a dormir el resto del día por si pensabas hacer una fiesta en la casa ―dijo, dándole un empujón juguetón, contestado por una sonrisa apenada de su sobrino.

―Sabes que sólo tengo un amigo y las fiestas no son del todo lo mío ―evidenció―. BaekHyun seguramente estará agotado hoy de la resaca en la que se metió, no debía beber más de esa nueva cerveza en el Pez Negro.

―Eso no es del todo cierto ―dio un sorbo a su té―. Mis fuentes confiables me comunican que adoras bailar intenso y platicar en las fiestas hasta por los codos.

―No estoy de humor, creo que sólo iré a dar una vuelta al pueblo y regresaré a la cama ―YoonHo apareció por la puerta de servicio con la comida del señor menor ya lista y la dispuso en la mesa bajo la atenta mirada de MinHyuk.

―Hoy se me antoja algo caliente ―dijo el pelinegro viendo con descaro todo el cuerpo de su mayordomo, quien hizo oídos sordos del coqueteo―. Tal vez algo blanco, con una cubierta de negro y chocolate encima suena perfecto.

― ¿Se refiere a los panqueques de mármol con chocolate confitado que preparé con anterioridad, mi amo? ―el tono neutral hizo enojar a su tío.

― ¡Me refería a ti, grandísimo tonto! ―chilló indignado.

―Panqueques y chocolate caliente entonces ―respondió serio y regresó a la cocina con una deslumbrante sonrisa triunfal en su rostro.

Cuando la puerta se cerró, WonHo soltó una carcajada por los berrinches de adolescente de su tío MinHyuk, quien comió con desgano su sopa de elote con paprika encima, imitando un tono burlón del mayordomo.

― ¡Ugh! Es tan insufrible, si no fuera porque me siento mal, lo habría hecho pagar.

― ¿Te refieres a tus castigos de niño chiquito, los "azotes" o una venganza? ―se aventuró WonHo, haciendo un extremo énfasis en la segunda opción provocando un rubor sin precedentes en su adorado tío.

―Muchacho insolente, no soy un depravado sadista de esas ridículas novelas para señoras ―le lanzó una lluvia de golpes con su servilleta de tela y el maestro de artes se dedicó a reír sin control.

Después de que el mayor se apaciguara, WonHo y MinHyuk comieron en paz hablando en total calma y sin servilletas asesinas de por medio, incluso su enojo se pasó con el postre sin ningún otro incidente con YoonHo por parte de su indecoroso tío. En ese tiempo realmente notó que el tono pálido de la piel de su mayor aumentó en segundos, se notaba cansado; con ojeras y poca disposición a seguir despierto.

―Bueno, son casi las diez, voy a salir un rato ―anunció en cuanto le fue retirada su vajilla―. Regresaré para el té de las tres después de recoger a Blue y Emerald de la veterinaria, espérame.

―Claro que sí conejito ―acarició su cabello con amor―. YoonHo ―el joven trabajador se detuvo de recoger la mesa y prestó atención a su amo, dispuesto a devolver cualquier otro coqueteo con respuestas inteligentes que lo zafarán de sus peligrosas garras―. Sí quiero los panqueques para el té y por favor, no me despiertes hasta que llegue el doctor para que me administre la medicina.

―Sí señor ―contestó viendo que el pelinegro se veía agotado y sin energías de seguir su teatro―. Le prepararé algo caliente antes de que se vaya a dormir, si le parece bien.

―Me encantaría y enciende la chimenea antes de que suba, no quiero ningún maldito foco encendido ―le brindó una sonrisa cansada, WonHo se sintió como la tercera rueda y se le ocurrió una idea para animar a MinHyuk.

―Pensándolo mejor, lleva a mi tío a su habitación, no luce muy bien ―dijo a su mayordomo, MinHyuk se sonrojó hasta las orejas mientras que YoonHo asintió escuchando con atención al heredero del Lago Ness―. Si llego un poco tarde y se encuentra indispuesto para las condiciones del día, prepara por si acaso una mesilla para tomar el té en su habitación ―ordenó siguiendo el paso de los adultos hasta las escaleras principales, donde sus caminos se separaban―. Pero, no te separes de su lado a menos que sea necesario.

―Claro joven amo.

―Ve con cuidado conejito ―dijo MinHyuk revolviéndole el cabello con una mano mientras se sostenía de YoonHo.

―Descansa tío, lo digo enserio ―le señaló con un dedo―. No quiero que estés viendo series en Netflix o Amazon, tal vez tengas fatiga severa como el año pasado.

―Tal como dijiste hace rato, no estoy de humor para eso, dormir es lo único que quiero hacer en este preciso momento.

Con eso último, MinHyuk fue conducido escaleras arriba por YoonHo sosteniéndolos de una mano y rodeando su cuerpo con su brazo formando un gesto protector, no fue hasta que WonHo los perdió de vista, que decidió moverse hacia la cochera.

El gris oscuro sobre las colinas verdes se disolvía cada vez más, tal vez era una señal de que el día sería agradable. No ha visto el sol desde que el invierno estaba próximo a suceder y las constantes lluvias les daban un toque deprimente a los pueblos pesqueros, en años anteriores el Sol todavía iluminaba el lago y los niños junto a sus familias estaban a las orillas organizando días de campo; una que otra embarcación estaba a mitad del lago, donde la mayoría de la población de truchas se asentaba, haciendo competencias sobre qué familia pescaba la más grande para luego devolverla a su hogar. También realizaban pequeños festivales por tradiciones tan simples pero que daban vida a los pueblos escoceses, el reciente cambio en el clima ha ido borrando esas costumbres para ser sustituidas por otras.

WonHo se alegraba de albergar una cierta esperanza de ver un atardecer antes del inicio de diciembre, pues eran de los más relajantes momentos en su vida, incluso consideró planear unas vacaciones en algún lugar donde sólo hubiera soledad y playas vírgenes, aunque para la época en la que vive, dudaba que existieran lugares así. ¿Y si iba a un sitio turístico? Repasó todas las opciones, sin llegar a una alternativa en concreto debido a un extraño episodio de pesadilla estando despierto en el lago hace unos momentos.

Cuando llegó a ese paraje, detuvo el auto. Todavía tenía miedo de regresar y encontrarse con los temibles monstruos de gris, pero necesitaba regresar al agua fría del Lago Ness, extrañaba sentir la suave corriente rodeando su cuerpo al sumergirse en el líquido y si HyungWon estaba debajo de toda esa gran masa de agua nadando por casualidad, estaría protegido y aprovecharía para pedirle que lo escuchara. Un pensamiento poderoso que lo impulsó a entrar en las frías aguas.

El miedo se apoderó de su cuerpo cuando comenzó a flotar, tomando varios minutos en esa posición para poder empezar a nadar sin problemas, se alejaba de la orilla cuidando de no ser alcanzado por algún extraño visitante; hasta recuperar la confianza de poder quedarse flotando boca arriba sobre la superficie, relajándose mientras trazaba un plan para buscar a HyungWon si no aparecía para esa semana. Con miles de ideas y callejones sin salida, su mente se puso en negro.

Un hilo de agua se tornó brillante trazando espirales en su camino hasta tomar sus tobillos, subir por sus piernas, rodear el torso hasta llegar a su rostro y finalmente escaló hasta sus sienes atravesando piel y hueso; mostró un par de manitas pálidas hechas puñitos sobre unas más grandes y fuertes, que recibían con cariño a las más pequeñas, las trataba como si fuera lo más delicado del mundo. Cuando se volvieron a abrir; las manos del infante crecieron hasta tener el tamaño de las más grandes y un par de luces rosadas aparecieron en ellas. Después éstas se separaron para volver al negro vacío.

WonHo nadó hasta una pequeña partícula de luz en el fondo. Ésta explotó en el último segundo para dejar ver a un HyungWon parcialmente desnudo flotando de una manera extraña: La cabeza gacha con los labios entreabiertos y los ojos moviéndose con pereza, mirando al vacío con una palpable oscuridad extinguiendo el rosa de sus iris por un color opaco, sin vida. Su cabello reluciente ahora era gris; no uno como la plata líquida sino uno muy triste que era difícil creer que una vez fue brillante y sedoso. Su cuerpo era finamente cubierto por una extraña y bien definida capa de niebla azul oscura, tragando cuánta piel se le atravesara, llegó hasta los pies y comenzó a devorar el resto del cuerpo del leviatán, siendo su brazo izquierdo una de las últimas partes en estar libres de la oscuridad, como si intentara aferrarse a algo. WonHo nadó lo más rápido que pudo para tomar la mano del más alto; pero el leviatán se hundía cada vez más rápido, un simple rozón de sus dedos hizo que sus miradas se conectaran antes de que HyungWon fuera tragado por la oscuridad y devolvieran a WonHo a la realidad. Despertó a dos metros por debajo del agua casi sin aire y se impulsó a la superficie boqueando sin control.

Estas pesadillas, el asunto de la magia, HyungWon, los monstruos y leyendas cada vez más tangibles le estaban fundiendo el cerebro.

―Sabía que estarías aquí ―la voz de su mejor amigo lo sacó de sus divagaciones.

En todo el Lago Ness, había un punto exacto en el que sentía paz y donde obtenía la mayoría de su inspiración. Era un poco alejado de su pueblo, donde otro de los ríos escocés desembocaba en el lago, pero en las playas de rocas había una saliente donde se talló un muelle: las cuatro columnas sostenían un techo de madera oscura; pintaron un mural con cuatro árboles, cada uno representando una estación del año con epicentro un medio sol abrazado por la media luna. Tenía una altura considerable para que nadie sufriera daño alguno, así que los clavados también eran cosa frecuente durante la primavera. Más en la época invernal era poco transitada, momento en el que una delgada capa de escarcha se forma en los barandales y base de las columnas, un paraje atemporal que servía de su burbuja personal.

―Pasé a la mansión por un tripié y pensé en ir por ti, quería que me acompañaras de compras al pueblo ―dijo tomando asiento a lado del heredero, no se veía mejor que él por los rastros de una noche bebiendo demasiado―. YoonHo me dijo que saliste, pero nunca a dónde, viendo lo deprimido que estabas supuse que estabas aquí.

WonHo rio dulcemente y abrió el brazo para que el menor se refugiara del frío bajo la mantita que el heredero usaba, BaekHyun no se resistió y se unió al abrazo de mamá oso.

― ¿Cómo estás? ―preguntó después de un rato en silencio.

―Fui demasiado lejos, creo que HyungWon está asustado por mi culpa.

―No me refería a eso ―BaekHyun lo miró con seriedad escalofriante, más por las ojeras producidas por la resaca―. Te noto más decaído de lo normal.

El heredero dejó finalmente caer su sonrisa, a veces le resultaba un misterio cómo es que se leían el uno al otro; lo pensó por un momento que quiso alargar, aunque BaekHyun sería de mucha ayuda si escuchaba sus pesadillas en vez de guardarlas para él.

―He estado soñando con HyungWon ―comenzó―. Él siempre está salvándome, tal vez sean mis recuerdos que por fin afloran del día del ataque, pero en una parte del sueño me protege de KyungIl, de ver cómo es que me destrozó mi corazón y darme esperanzas de un futuro mejor. Hay otras partes en la que aparece para sacarme del agua o me acompaña en los días difíciles de mis visitas al hospital.

― ¿Te gusta entonces?

―No creo que el término adecuado sea "gustar", es demasiado temprano para sentir eso.

―Por la manera en que lo miras, lo dudo.

―Yo ―le costó encontrar las palabras, pero esperaba que su amigo lo entendiera―. Sospecho que tiene que ver toda la magia y misterio rodeando a HyungWon, es un ser que nadie puede comprender. Me ha salvado en más de una ocasión, he visto lo que hace con sus heridas y ¿si está metiéndose en mis sueños para decirme algo? Ni digamos de los dibujos, tal vez el lago o un dios me haya advertido sobre HyungWon. Me estoy volviendo loco y por ser poco precavido dejé que HyungWon se fuera por otro error.

―No fue del todo tu culpa ―apretó la muñeca de WonHo con afecto, pero su tono era firme―. Tal vez fuiste demasiado paciente o él muy desconfiado con nosotros.

― ¿Qué haríamos en su lugar? ―lanzó la pregunta con desgano―. Siempre me pregunto eso.

―Supongo que haría lo mismo ―reconoció BaekHyun―. En algún punto puedo entender el terror de HyungWon: ser atacado de gravedad, esconderme del mundo porque es demasiado peligroso para entenderme, vivir en una prisión de más de treinta kilómetros, no tener a nadie en quien confiar o hablar; todo porque existo. Creo que comienzo a creer que HyungWon sólo quiere protegerse porque muy en el fondo, es todavía un niño que pudo haber perdido más de lo que esperamos por culpa de una especie más agresiva y con recursos mucho más sofisticados para matarlo ―bufó―. Pero con el tiempo a tu lado, me hubiera dado cuenta de que no eres una amenaza.

―No intentes consolarme con eso ―dijo con una mueca sarcástica.

― ¿Acaso sueno bromista? ―inquirió molesto―. De todas las personas que he conocido en mi vida, eres una de las más amables del planeta. Sí, tal vez la mayoría del mundo es una mierda, sin embargo, sabes mejor que nadie lo erróneo que es generalizar y presiento que HyungWon reconoce eso.

Ante sus palabras se disiparon los malos pensamientos que lo han atormentado, días atrás en los que se repetía lo mismo que BaekHyun... Las palabras de desconfianza puede que no sean del todo suyas, entonces pensó: si HyungWon pudo vivir muchos años solo y tiene magia, hay una mínima posibilidad de que sus ideas hayan trascendido a él de alguna forma e incluso osaba pensar en un intento por asustarlo en sueños y disuadir su investigación.

¡Claro, era eso!

―Hay unas cuevas en la carretera principal al lago, podemos bajar e intentar ver si HyungWon está ahí, necesito verlo.

― ¿Ahora?

―Te diré en el camino lo que acaba de pasarme ―anunció sacando las llaves y quitando el seguro seguido de un BEEP proveniente del vehículo―. Necesito encontrarlo.

Ambos jóvenes se levantaron y fueron en el vehículo con el pelirrojo escuchando la horripilante pesadilla de su amigo y casi ahogamiento en el lago, hasta sus sospechas de sabotaje por descubrir la verdad sobre la especie mágica; cuando de repente el sonido de una pequeña explosión obligó al heredero a maniobrar con el volante haciendo fuerza y poner los frenos en seco.

― ¡¿Qué mierda?! ―farfulló BaekHyun sobándose el pecho después del fuerte tirón del cinturón de seguridad para mantenerlo a salvo.

―No lo sé, pero voy a ver ―dijo abriendo la puerta del piloto.

Sacó su celular y estuvo listo para llamar al servicio de autos del pueblo, probablemente debería avisar al veterinario que sus perros estarían más tiempo en la clínica mientras arreglaba el inconveniente. Cuando se puso a la par del neumático se dio cuenta de que estaba casi sin aire dentro del caucho, se acercó y vio dos orificios del tamaño de una bala.

― ¿Qué diablos? ―inquirió confundido, el sonido de una rama rompiéndose le hizo mirar hacia el frente.

Del bosque salieron personas vestidas de negro con armería pesada para ser cazadores escoceses comunes, no necesitas derribar un ciervo con equipo tan sofisticado como el de un ejército privado: Varios de ellos cargaban ametralladoras, otros unas pistolas automáticas y la retaguardia portaban rifles estilizados y uno que otro cuchillo largo se instaló en cada costado de ellos. Todos tenían facciones enojadas, toscas y poco amables; complementadas por temple tranquilo, como si cazar humanos fuera el pan de cada día. Miró con atención y contó a dos acercándose por detrás de la camioneta con rifles de francotirador apuntándole, después a tres por el costado para finalizar por dos que se acercaban por la carretera en dirección contraria a su camino, esta emboscada no tenía sentido.

Vio hacia BaekHyun, seguía dentro del auto con una mirada impregnada por el terror, no propio. Ese vehículo contaba con una modificación personalizada. Cuando se anunció el modelo sus padres creyeron que un poco de protección sería necesaria; el vehículo fue reforzado de la carrocería y sus cristales resistían balas de 16mm o un calibre un poco más pesado. El fotógrafo estaba dentro de un mini búnker, el que estaba en peligro mortal era WonHo. Se acercó a la puerta, con cuidado de que sus movimientos no parecieran sospechosos y en cambio recibió una advertencia: los tres centinelas del costado le apuntaron con sus armas ya cargadas y uno disparó cerca de sus pies, WonHo levantó las manos en señal de rendición.

―Escuchen, sea lo que quieran, no tengo dinero ―mintió, era un poco tonto asumir que venían a robarle como cualquier delincuente, pero estaba influenciado por el miedo y la ansiedad de la situación tan estresante―. Seamos unas personas civilizadas y hablemos.

Uno de los que estaban en el camino se adelantó a su compañero y se quitó la máscara.

WonHo y BaekHyun soltaron un suspiro airado por la horrible presencia frente a ellos: Su cara que antes era la de un humano estaba deformada en gran medida por quemaduras que parecían graves y en proceso de recuperación, el desarrollo de la cicatrización parece haber sido muy bien atendida, pues la piel estaba al descubierto con una que otra gasa asomándose por el cuello y la parte trasera de la cabeza. Piel arrugada y rojiza se arremolinaba en la parte izquierda de la cara, la zona ocular junto a pocos centímetros de su alrededor estaba intacta, parte de su labio también se derritió por lo que sea que le haya pasado, donde antes hubo cabello se encontraban arañas de piel chamuscada que lo rodeaban por completo. La oreja izquierda se fundió contra su cráneo para dejar sólo un pequeño rastro del lóbulo.

Por la poca piel, a WonHo le costó contener sus emociones por presenciar tal devastación, aunque una pizca de familiaridad se prendió en su cerebro cuando lo miro directamente a los ojos. El sentimiento no era bueno por el fuego en esas cavidades de su posible atacante, así que presionó por unos diez segundos el botón de bloqueo de su celular para después dar otras dos presiones rápidas al botón de subir volumen. Con eso la alerta personalizada de ayuda que le entregó su padre se activaría, enviando a la seguridad privada de su casa, sólo les daría tiempo con un poco de charla.

―Tú ―dijo, midiendo por completo sus palabras―. Yo te he visto antes.

―Vaya, que inconveniente tan desafortunado ―comenzó el hombre al ver a BaekHyun y luego a WonHo, posiblemente evaluando la situación―. Es cierto que eres demasiado predecible, señor Thorburn-Lee.

― ¿Lo conozco?

―Te haré un poco de memoria ―gruñó―. Una tarde lluviosa y una gran explosión causada por una perra con pene.

WonHo frunció el ceño, claro que recordó de dónde lo conocía, pero el calificativo con el que se refirió a HyungWon disiparon en él todo miedo para ser sustituido con una rabia imposible de medir. Él fue el responsable del daño tan horrible al leviatán, es la razón por la que HyungWon no confiaba en humanos.

―No sé de lo que habla ―por el bien de HyungWon, debía intentar con la demencia para protegerlo y hacer hablar más a sus atacantes.

―Claro que sí ―escupió al suelo, enfrente de los zapatos de WonHo―. Cabello rosa, alto, escuálido, con cara de prostituta ―un tic se instaló en la comisura del labio de WonHo, apretó los puños para no lanzarse a abofetearlo―, luces en su cuerpo y sangre que vale millones.

― ¡Una vida no tiene precio monetario! ―espetó el heredero del Lago Ness, entonces estuvo consciente de que les dio lo que querían.

―Sí lo recuerdas ―se mofó mostrando una mueca horrible que intentaba ser una sonrisa que terminó por ser diabólica―. Tú te llevaste nuestras presas y ahora lo pagarás.

― ¿Presas? ―cuestionó.

―Ah, ¿no sabías que esa bruja con pene puede convocar lo que vive debajo del agua?

WonHo se rio internamente. Ellos no tenían idea de la increíble magia del leviatán, pero... Si ellos sabían de su existencia y por su artillería pesada, quien sea que los haya contratado era poderosa económicamente, si ellos hablaban el idioma del dinero tal vez debería empezar a seguir su dialecto.

―Quien sea su comprador, puedo duplicar esa suma ―dijo cuando vio que el líder se impacientó por su mudez.

―Extraño que lo digas cuando momentos antes negaste estar desprovisto de ella y tienes una camioneta blindada valuada en varios miles de dólares, que hipocresía señor Lee.

―Conoces mi apellido ―contraatacó―. Entonces sabes que tengo millones de libras, euros y dólares disponibles si bajas tu arma y prometen nunca regresar, o si acaso lo prefieren, puedo darles joyas de mucho valor.

― ¡JA! ―se burló―. ¡¿Oyeron eso caballeros?! ―sus demás compañeros rieron junto a su líder―. El niño quiere negociar como los adultos.

―Son mercenarios ¿o no? ―cuestionó el heredero―. Aceptan al mejor postor.

―Ves demasiadas películas de fantasía niño ―se mofó haciendo que su sonrisa pareciera más de un macabro psicópata, le dio un poco de nervios―. Sé lo que vale un miembro de la tan escasa familia Thorburn vivo o muerto ―su declaración heló la sangre de WonHo y BaekHyun―. Una vieja amiga me aseguró que los ceros escritos en mi cuenta bancaria serían impresionantes si con eso conseguía eliminar al único heredero de sangre, ¿Quién diría que la vieja arpía estaría dispuesta a darnos incluso una corona a cambio de verte fuera del mapa y seguir con nuestro trabajo?

―Por favor, no saben en lo que se meten ―imploró―. Tienen que irse.

― ¿O qué? ―retó el hombre desfigurado―. Estás rodeado y sin posibilidad de escapar.

WonHo trató de pensar en una forma de salir de su embrollo, a estas alturas la ayuda debía estar cerca, no podía comenzar a platicar sobre el clima o sus cicatrices sin que sospecharan que estaba comprando tiempo.

―Está bien, pero al menos dejen que se vaya ―señaló con la cabeza hacia BaekHyun―. Él es ajeno a todo esto.

―Recuerdo algo sobre eso ―hizo un gesto con su mano, girando el dedo en círculos a un lado de su sien y achicando los ojos―. Ah sí... sin testigos.

WonHo frunció el ceño, le dio una patada fuerte a la puerta para cerrarla, aunque no salió del todo ileso pues un disparo se oyó. Todo pasó tan rápido que la bala le rozó la frente abriéndole una herida, no de gravedad, pero sí lo suficientemente profunda para comenzar a sangrar. Cayó al suelo soltando un gruñido de dolor sosteniéndose la zona herida, aplicando presión en la herida.

―Tienes agallas, lo admito ―volvió a hablar el líder de los mercenarios―. Me gusta tu espíritu, pero fuiste un idiota ―WonHo lo miró furioso―. ¿Qué te hace pensar que no tenemos armas para perforar el cristal?

―Por favor no ―farfulló, el olor de su propia sangre comenzó a marearlo.

Dos de los hombres al costado del camino lo tomaron para ponerlo de pie.

― ¿Cómo procedemos jefe? ―preguntó el de la izquierda.

―Lo haremos parecer que se ahogó en el lago ―explicó―Así que pueden golpearlo hasta que parezca que una avalancha de piedras le pasó encima, pero antes: dinos dónde está la bruja y su bestia para que puedas irte en paz del mundo.

WonHo respiró hondo y con la piedra puntiaguda que tomó sin que lo vieran, la clavó en el muslo de uno de sus captores, pero se lastimó la palma con los bordes de su pequeña arma; el herido fue rápidamente suplantado por un tercero para contenerlo y comenzar a darle golpes en el estómago y rostro repetidas veces. WonHo hizo lo que pudo para defenderse de ellos, hasta que lo derribaron con una patada en el estómago acompañado de un golpe con la culata de un rifle en la herida abierta por la bala.

―Se me acabó la paciencia ―vociferó y quitó el seguro de su arma apuntando a WonHo―. Buscaremos a nuestro premio sin él.

― ¡No! ―gritó WonHo.

Y disparó.

Olisqueó profundamente su propio hedor a celo, ya no era tan notorio como hace una noche.

HyungWon apartó las pieles y mantas impregnadas de su aroma y fluidos corporales para ponerlas en un cesto grande donde más tarde pensaba lavarlas en uno de los ríos para quitarles la esencia de celo, mientras salió de su habitación en dirección un cuartito donde tenía mucha ropa de cama de repuesto para ocasiones como esas.

Ese ciclo sin duda alguna fue de los más dolorosos y fuertes desde que tuvo su lazo roto. Durante los primeros días sólo fueron calores que se calmaron con el agua fría mezclada con los supresores, al tercero, sus feromonas estuvieron en un punto máximo que abrumó al botánico; los supresores no bastaron para hacer que su apetito sexual aminorara, por lo que tuvo que hacerlo solo, otra vez. A veces el tocarse era suficiente, no en esa parte del celo. HyungWon jamás creyó caer tan bajo al rememorar sus experiencias sexuales pasadas con MinGyu, pero la noche pasada llegó a un punto mucho más bajo.

En medio del calor abrumador, con sus feromonas, olor y esencia llevándolo al punto más alto de su pre-orgasmo, su cerebro recreó unas manos fuertes, deslizándose por sus caderas desnudas; paseándose descaradamente en su vientre y pecho, imaginando una voz dulce susurrándole lo hermoso que era en ese estado tan vulnerable. Culminó en un punto tan sensible del cuello del omega que sus luces a pesar de que fueran frías, le quemaron en la oleada de deseo y entonces el nombre de su delirio salió de sus labios.

¡WONHO! ―había gritado liberando su máximo placer.

Al ir bajando su temperatura se dio cuenta del gran error. Sus lágrimas producidas por el placer se tornaron amargas por el suceso, sollozó mucho hasta perder la conciencia y dormir profundamente. Ahora que su celo se fue, podía pensar con la cabeza fría. Mientras acomodaba y esponjaba las sábanas, mantas y una piel más gruesa para el mes, se repetía mil maldiciones por recurrir a pensamientos tan impuros, lo peor: ¡Pensó en un humano, por el amor del Hacedor!

Sintió un frío cortante subir por su espalda al recordar el momento tan vívido de manos recorriendo su cuerpo, no eran las de MinGyu que eran callosas y toscas; éstas eran en cambio más suaves y se negaba a aceptar que eran las del maestro de artes de la superficie, ni siquiera deseaba recordar la manera en la que se imaginó la voz amable de WonHo rozando su piel como el canto celestial necesario para alcanzar la punta máxima del placer carnal.

Una piedrita salió volando por la ventana hacia el interior del cuarto, golpeando al hombro del omega.

―Auch ―gimió y se asomó corriendo su cortina de madreselva encontrando a su hermana con un paño cubriendo su boca y nariz.

― ¿Todavía sigues en celo hermanito? ―preguntó, aunque difícilmente entendía por el paño bloqueando sus palabras―. Pasé a dejarte una nueva esencia que llegó del último cargo del clan de la Oscuridad, para que controle tu aroma.

―Todavía no desaparecen las feromonas, pero sobrevivirás.

Bajó inmediatamente, dejando pasar a su hermana y se quedaron en la salita de espera, evitando todo lo posible la infestación de aroma en el segundo piso. El omega se cubrió hasta el cuello con una manta fresca e impidiendo que su aroma le golpeara a su hermana, Sana le entregó un frasco con un cuero en la boca de ésta, atado con una tira café. Tomó el frasco y lo abrió, descubriendo una crema semi-líquida de color negro con vetas rojas brillantes como el rubí. Lo recordaba vagamente de cuando estuvo como estudiante de la mano derecha del clan oscuro, sus celos no fueron para nada bochornosos con ese supresor; disminuía los efectos de las feromonas locas en los últimos días del ciclo, el único inconveniente del supresor era el potente olor a incienso que usaban los maestres en el templo.

Metió dos dedos en el frasco hasta tener una gran porción del supresor de olor y lo esparció por todo su cuello y nuca, lugar del que sus feromonas se fugaban como un río sin una presa alguna para detenerlas. La pasta se secó enseguida y el botánico hizo un par de runas: el color negro desapareció en cambio, las vetas rojas quedaron presentes mostrando la inscripción del omega, entonces su olor se tornó el más mínimo posible junto con los efectos del último día del celo.

―Ya puedes bajarlo ―dijo HyungWon a su melliza, quien no soltó para nada el paño hasta obtener la aprobación de su hermano.

―Incluso con esa cosa, apestas a viejo ―soltó una gran bocanada de aire.

―Mejor esto que a mandarina ácida.

Se quedaron un rato en silencio hasta que Sana decidió romperlo.

― ¿Estás bien?

―No del todo, aún es duro pasarla solo ―dijo, era inútil mentirle a sana, la alfa con la que compartió vientre dentro de KiHyun. Era una de sus mejores amigas, su compañera en batalla, una hermana mayor ejemplar a la que amaba con todo su ser y que lo escucharía en esos momentos tan estresantes como omega―, creo que ésta vez lo manejé mejor que otros días.

― ¿Por qué no le pides a Hobi que te acompañe?

La insinuación le heló la sangre. ¡No! Es su mejor amigo, la idea de pensar en HoSeok como un objeto que le brindaría confort en su celo... el alfa ha hecho mucho por él en los últimos meses para rebajarse a acostarse con él para bajar su calor es algo que alguien sin honor sería capaz de hacer, o peor aún: una puta.

―Eres una alfa insensible Son Sana ―le regañó―. ¿Cómo puedes si quiera decir tal atrocidad?

―No dije que cogieran HyungWon, me refiero a que los alfas podemos usar las feromonas para calmarlos.

―Aun así, no se puede si no es mi alfa ―refutó molesto―. HoSeok ya me ayudó demasiado cuando rompí mi lazo, no deseo molestarlo más.

―HyungWon lo siento ―dijo Sana claramente arrepentida por el comentario, tomó la mano de su hermano y la apretó con cariño―. No pretendía ser imprudente, es que los dos comparten una conexión demasiado fuerte...

―De amigos, en todo caso serías tú quien debería haberse ofrecido, no HoSeok―la corrigió, más su melliza hizo un gesto incómodo por la propuesta de su hermano menor―. A eso me refiero Sana, no busques cosas donde no las hay.

― ¿Le has dado la oportunidad?

―HoSeok y yo sabemos que seremos hermanos para siempre, jamás una pareja.

― ¿Estás seguro?

―Completamente, ver a HoSeok como un posible prospecto de compañero es algo que jamás pude hacer, mucho menos mi leviatán.

― ¿Él piensa lo mismo?

HyungWon la miró con desconfianza.

― ¿Han hablado de algo?

―No ―hizo un mohín con sus labios―. Dice que no tiene tiempo para pensar en amor, que su trabajo es primero.

―Entonces no intervengas ―contestó riéndose de su hermana que intentaba ser casamentera como SeokJin en sus mejores años―. Respeten las decisiones de HoSeok y mías ¿de acuerdo? No más planes de emparejarme con alguien de momento, lo digo en serio Sana.

―Está bien ―refunfuñó bajando los hombros.

―Necesito estar solo, todavía no salgo del celo por completo ―mintió.

―Nos vemos entonces, te dejo para que estés tranquilo y lamento haberte disgustado ―dicho esto, se levantó y se fue no sin antes darle un gran abrazo.

Sana perdió por completo una ventaja con la impresionante estatura de su mellizo omega, le sacó cerca de veinte centímetros, se sentía la menor de los mellizos; pero también estaba esa aura de madurez que trajo consigo cuando lo vio después de años alejados el uno del otro. Sabía que, si presionaba demasiado a HyungWon, el omega sería una bestia sin corazón y rechazaría estos esfuerzos para tomarlos como una amenaza; dejarlo tranquilo por una temporada no era su primer plan. Ahora entendía que su lazo roto fue más grave de lo que pensó, estaba segura de que HyungWon llegado el momento, le contaría todo e incluso albergaba esperanzas de que alguien lo hiciera feliz. Esperaba que HoSeok fuera su respuesta ante la clara conexión que compartían, pero muy en su interior sentía que algo no estaba bien, lo podía afirmar en la mirada triste de HyungWon, clamaba porque el día en que ambos hermanos fueran francos el uno con el otro llegara con rapidez.

Puso un poco más de magia en sus palmas y empujó fuertemente para descubrir luz. Se abrió paso removiendo una gran cantidad de piedras que le llegaban hasta la cintura, despejando el camino en menos de diez minutos. Le agradó la vista: el verde de los árboles contrastando contra el café de la tierra, el aire húmedo de la cueva se estaba ventilando con el de la superficie dando un olor menos asfixiante. Sacó la pequeña daga de diacuarzus y en el arco de la cueva comenzó a tallar runas de límite(1) a lo largo de éste, con la magia activada relucían en un azul brillante, al finalizar con la última se apagaron lentamente.

―Listo ―dejó la daga en el suelo para revisar en su bolso y sacar un frasco vacío junto a la espátula―. Ahora, ¿dónde dejé las notas? ―removió entre sus cosas hasta dar con el libro hecho por él y lo hojeó un rato hasta la parte donde trazó un mapa de las zonas con gran proliferación de hongos, musgos y cortezas de árboles viejos―. Si los registros son correctos y teniendo en cuenta que la humedad parece ser la adecuada, estoy cerca.

"―Tenemos que ir con WonHo ―" la voz del leviatán interior lo tomó por sorpresa y soltó la arcilla delgada que usaba para escribir.

―Hay trabajo por hacer, WonHo sobrevivirá otro día sin nosotros ―se encogió de hombros; recogió su lápiz y siguió anotando dentro de la seguridad de la cueva y usando sus luces para ver el papel―. La manada es primero, así que cierra el pico.

"―No uses la gastada excusa de que es por la manada después de que no me dejaste decirle cachorro ―" soltó un gruñido de frustración "―. Tienes que decirle la verdad de nuestro mundo, ya no quiero que nos ocultes."

― ¡Estás loco! ―espetó―. Todavía no ―se detuvo, tembló por dentro y su leviatán interior notó su miedo―. No estoy listo, para que vea.

Algo pequeño con un gran significado. Hace dieciocho años no hubiera sido gran problema considerando que sólo era cuestión de semanas para que el leviatán a su tierna edad, lo llevara a su manada a escondidas. El HyungWon de aquella edad, no le hubiera molestado compartir sus secretos como cambiaformas con él; le hubiera gustado de igual forma llevarlo a más paseos en el lago sobre su lomo y le traería recuerdos del fondo del lago o alguna que otra caracola de las islas que la manada frecuentaba en verano. Ese era el WonHo con el que esperaba crecer. El hombre que ahora vive en la gran casa es... diferente. Es inteligente, determinado, caritativo, gentil y nada dependiente de su montaña de oro; además, es un vocero del arte a generaciones más pequeñas. El detalle era que no soportaba verlo a los ojos con toda una historia detrás de esa sonrisa, era doloroso, además estaba muy asustado por admitir que...

―WonHo no necesita más problemas en su vida ―dijo, su bestia gruñó en negación―. No podemos volver a lastimarlo.

"―Lo harás si no volvemos ―" dictaminó convencido, HyungWon resopló cansado, entonces sintió la energía emanar de su interior para alojarse en su hombro, el botánico dejó salir un ronroneo "―. HyungWon has olvidado quien soy."

― ¿De qué hablas? ―inquirió con la voz temblorosa.

"―Yo jamás te dejaré que enfrentes a nuestro cachorro solo ―" explicó, su voz sonaba más profunda de lo normal "―. Veo lo que tu ignoras y escucho lo que tu corazón oculta, trato de encaminarte a un lugar seguro y nunca dejaría que te entregaras a un extraño que pudiera herirte de muerte, WonHo no es MinGyu."

―No uses a MinGyu y a WonHo en la misma oración ―susurró, su corazón no lo soportaba.

Entonces su sentido del oído captó dos sonidos extraños: ¡BANG, BANG! Él omega se paró de la roca en la que estaba sentado y se acercó a la entrada de la cueva, su mano derecha se afirmó al arco de piedra con una creciente sensación de peligro despertando sus reflejos, agudizándolos. Sonaban igual a los cañones con lo que lo hirieron. Unas palabras asaltaron su memoria.

Cualquiera que sepa de mí, corre un gran peligro de muerte Lee WonHo, si los que me dan caza saben que conoces mi secreto o peor aún, que puedo acudir a ti, te asesinarán una vez que consigan sacarme del agua.

―No, WonHo está a salvo ―dijo, comenzó a caminar en círculos dentro y fuera de la cueva, tomando los bordes de su capa oscura―. Él no puede estar...

Un tercer ¡BANG! sonó más fuerte a los oídos de HyungWon, sus pies se movieron por sí solos con tropezones torpes hasta que su acelerado ritmo cardíaco estaba al compás de las pisadas del omega, el viento corría en su contra, pero sentía que volaban como el rayo; cruzando el bosque a toda prisa con pisadas ligeras y saltos largos, siguiendo la dirección en la que había provenido el sonido. En algún punto se perdió y giraba sobre sí mismo, buscando algo que le mostrara el paradero de los disparos.

―Por favor, por favor, por favor.

El cuarto BANG sonó camino abajo. HyungWon corrió, quitando ramas con sus brazos, esquivando árboles y raíces con saltos; sus pies cada vez eran más ágiles y ligeros. Cuando a lo lejos distinguió una parte de la carroza de WonHo y conforme acortó la distancia, vio a un extraño apuntar al frente con las ganas de matar inyectada en sus ojos, todo dirigido hacia el heredero. Con una fe ciega saltó tomando impulso en una fuerte raíz.

Una mancha negra fue lo único que apareció en el campo visual de todos a una gran velocidad. Tres disparos sucedieron cuando los ligeros pies de omega aterrizaron contra el caminillo de tierra húmeda, la capa cubrió el cuerpo de HyungWon y nadie pudo saber si las balas le habían alcanzado.

― ¡Idiotas no disparen! ―vociferó el líder cuando su equipo dirigió sus cañones hacia el leviatán.

―HyungWon ―susurró WonHo casi sin voz en medio de su estado de shock.

Los sentidos de un omega dejando su ciclo de celo se agudizan cerca de un treinta por ciento, por lo que olor a sangre hizo girar a HyungWon. Algo se desconectó en su mente en cuanto notó el hilo creciente de sangre en la frente de... su cachorro. La mirada aterrorizada del pequeño WonHo de ocho años siendo intimidado por un monstruo en una noche estrellada tiñó la vista en color rojo del botánico. WonHo respiró con dificultad cuando vio los pequeños colmillos del omega asomarse con el abrir ligero de la boca, lo más impresionante fue ver que el rosado de sus iris se esfumó para ser reemplazado por un morado ardiente.

No te levantes ―le dijo al heredero con su conexión a través de sus pensamientos.

―Arriba ―ordenó el líder a una distancia segura, apuntándole con una 92FS Beretta con Silenciador(2).

La capucha cubría gran parte de la cabeza gacha del omega, dos de los centinelas del costado, que no sufrieron la puñalada en el muslo, se posicionaron en los flancos del omega olvidando a WonHo enseguida. Sus movimientos lentos provocaron una paranoia en WonHo que le resultaba imposible pensar en un plan de emergencia para ayudar a su amigo mágico. Un eco con la voz de HyungWon resonó en las paredes de su mente, sus palabras cuando le habló en sus pensamientos estaban cargadas con algo oculto: confía en mí.

¿Qué podía hacer alguien tan frágil como él contra armas de fuego?

―Quítate la capucha y síguenos ―demandó el mercenario.

―Sangre... ―murmulló quedamente, extendió su mano izquierda hecha un puño, todos se pusieron en alerta y cargaron sus armas.

― ¿Qué dijiste?

―Vas a pagar con sangre, lo que hiciste ―gruñó abriendo la palma y dejar caer las tres balas deformadas por la fuerza del impávido omega.

― ¿Qué demo...?

HyungWon liberó la bestia.

Con ambas manos llegó hasta los cañones de los rifles; los disparos no se hicieron esperar, sin embargo, se estrangularon al final con la poderosa barrera de diacuarzus que recubría la mano del omega. El poder del metal mágico aplastó los cañones hasta dejarlos inservibles, los presentes miraron aterrorizados el cambio de aire: el poder emanando del frágil ser en medio de todas las miradas logró hacer que las pieles de sus enemigos y amigos se erizaran ante la magia palpable del leviatán.

― ¡Captúrenlo estúpidos! ―vociferó el líder.

HyungWon le enseñó los colmillos soltando un rugido animal y el hombre a cargo cayó al suelo gritando de dolor ante la mirada perpleja de sus hombres. Múltiples recuerdos de miles de torturas llegaron hasta sus ojos, drenando un poco de la energía de HyungWon por usar su don. Aprovechó el estado de sorpresa de todos para no dar indicios de que su debilitada magia. Mientras dejaba que el mayor de sus problemas se retorciera en su propio miedo, se giró justo a tiempo para usar la mano derecha como escudo de la siguiente lluvia de balas directo a su cara por parte de los centinelas en la parte trasera. Tuvo que desviar parte de su magia hacia los hilos de dolor de los francotiradores, al mismo tiempo que daba un salto hacia adelante y rodaba con dos de sus custodios tratando de herirlo haciendo uso de dagas largas.

De su mano izquierda se desplegó la hoja afilada oculta de compartimento por debajo del guantelete para atravesar carne y hueso del brazo a uno de los guardias que se precipitó hacia él. El siguiente en intentar hacerle daño hizo varias maniobras con la cuchilla y un extraño palo negro del que salían chispas azules como el rayo. El botánico evitó cada estocada, bloqueó un brazo, lo tomó de la muñeca, se giró y con el peso de su contrincante a su favor, lo lanzó contra un árbol. Un ruido de tierra y grava moviéndose detrás de él lo hizo girar el torso e inclinó hacia atrás trazando un arco en el momento en que evitó un golpe directo de una culata.

Rápidamente dejó su peso en la punta de su pie sobre el que ejercía de apoyo, para darse un impulso hacia un lado y saltar con la otra pierna en alto, giró dos veces en el aire para que en medio del siguiente giro su pie se estampara en la cara de su atacante, dándole un poco de distancia; HyungWon soltó un gruñido de desaprobación al ver que el hombre de negro seguía de pie. El bastardo era resistente: mientras se desangraba de una extremidad, utilizó su brazo bueno para asestarle un buen puñetazo al estómago de HyungWon. Soltó una maldición cuando otro golpe iba directo a su zona sensible, tomó le puño para desviarlo, giró y lo levantó con fuerza para romper el hueso y desgarrar la carne con él; mostrando una escena atroz, para el golpe final, HyungWon le dio un puñetazo en la cara dejándolo inconsciente.

Con un ligero vistazo por el rabillo del ojo divisó a los centinelas que se recuperaban del episodio doloroso.

Debía apresurarse, gastó demasiada magia en el arrebato para llegar hasta ahí y más cuando dejó al líder en su estado de dolor agonizante con violentas convulsiones. Ordenó al látigo de Vulcanuscero descender, la tira se tornó negra con morado cristalino en las orillas, pequeñas chispas brillantes corriendo a lo largo del cuerpo de látigo formaron las hojas afiladas en la superficie. HyungWon giró su brazo y el látigo cortó por la mitad los rifles de francotirador. Vio un punto de oportunidad y derrapó en el suelo para pasar por debajo de las piernas del primer enemigo moviendo su brazo en el trayecto, donde el látigo y sus afiladas hojas desagarraron la piel en el interior de los muslo y brazos, con la otra mano donde se alojaba la hoja de diacuarzus, cortó el tendón de su enemigo.

Al pasar por las piernas se levantó para usar su cuchilla como escudo contra las tres balas dirigidas hacia él, giró sobre sí mismo y sin hacer uso de su arma, asestó un golpe sordo en la mandíbula dislocándola por completo y remató con una patada en la cabeza. El hombre cayó de espaldas en agonía.

Se giró, viendo que el hombre herido en el muslo por parte de WonHo estaba en su camino con una pistola de calibre considerable que hizo temblar a los amigos del botánico. Sus iris morados reflejaron el fuego más abrasador que hizo temblar al hombre a mediados de sus cuarenta años con experiencia matando a sangre fría. Apretó el gatillo repetidas veces dando de lleno al cuerpo de omega; HyungWon se retorció y arrodilló.

― ¡HYUNGWON! ―gritaron BaekHyun y WonHo al ver que las balas alcanzaron a su amigo.

―Te tengo bastardo ―se acercó y tomó la capucha con un poco de su cabello en el agarre.

Lo que descubrió fue un infierno en aquellos orificios pequeños donde se alojaban los ojos más salvajes que haya visto en toda su vida. Uno de los disparos acertó a la mejilla, pero en lugar de haber carne perforada, la bala parece haberse detenido contra algo suave y la piel blanca rebotó el cuerpo metálico que cayó al suelo haciendo un sonido seco. Las otras municiones le siguieron de igual forma junto a una sonrisa triunfal del botánico antes de deslizar la cuchilla de diacuarzus por debajo del mentón hasta atravesar en cráneo en un movimiento certero y con la misma fuerza arrancó la hoja, un poco de la sangre salpicó su ojo izquierdo y mejilla en diagonal.

Al caer el cuerpo inerte de su agresor viró hacia la derecha, a través del parabrisas presenció como el fotógrafo devolvía su desayuno en uno de sus bolsos de viaje y WonHo todavía seguía en el suelo. Mirándolo con los ojos desorbitados y tratando de que sus arcadas retrocedieran al ver tanta sangre. El látigo se redujo a su tamaño original en el guantelete sin más de ira del omega qué tomar.

―Cachorro, yo... ―murmuró, bajando la guardia.

El hechizo del lazo del dolor se rompió cuando la ira de HyungWon aminoró y su estado de concentración pasó de su enemigo al humano que trataba de proteger. El hombre se levantó, pero en el trayecto lanzó dos disparos a la pantorrilla del omega cuando éste le daba la espalda. HyungWon soltó un bufido de frustración e intentó volver a invocar los lazos de dolor, sin embargo, el hombre le dio un puñetazo que evitó moviéndose a la derecha, mala opción. La ira que activaba el látigo de Vulcanuscero ni siquiera fue suficiente para invocarlo una segunda vez, el episodio de tortura producido por su don impregnó los ojos del hombre con sangre, dándole una apariencia desquiciada que intimidó por unos valiosos segundos al leviatán.

Las manos enguantadas de negro lo tomaron del cuello apretándolo con fuerza al igual que el agarre en la tela que recubría su estómago. Con una fuerza descomunal y el peso ligero de HyungWon, le permitieron levantarlo momentáneamente para arrojarlo contra el suelo. No lo dejó recuperarse y le dio una puntada hacia su estómago, seguidamente se montó sobre el omega poniendo todo su peso para inmovilizarlo.

Alarmado, lanzó estocadas con la hoja de diacuarzus fallando estrepitosamente cuando le sujetó la mano e hizo un movimiento rápido para dejar su pierna sobre su brazo, bloqueándolo. HyungWon cerró el puño libre buscando lanzarlo contra la cara o el cuello, el hombre se hizo para atrás y golpearlo secamente. El sabor de su propia sangre inundó su boca, además de que un pitido lo dejó confuso. Sintió que pronto lo despojarían de sus guanteletes por la fuerza bruta ejercida al intentar sepáralo de su arma, pero su magia los mantenía unidos a su piel. Entonces el mercenario jaló con más fuerza, el brillo morado se esfumó para volver a dejar el color rosado; HyungWon chilló en dolor por sentir que su piel estaba a punto de ser arrancada de sus músculos.

―Cállate, maldito bastardo―tapó su boca con la otra mano haciendo caso omiso de los quejidos de dolor.

WonHo intentó pararse, sin embargo, el mercenario previno sus acciones y sacó una pistola de menor tamaño, pero con el calibre necesario para hacerle un hoyo en la cara. WonHo se quedó a mitad de camino.

―Quieto.

HyungWon hizo más esfuerzos para tratar de defender a su amigo humano, acción que no fue pasada por alto a los ojos de su enemigo.

―Te arrancaré esos malditos guantes de metal frente a tus amigos tan lentamente que desearás haber cooperado desde el primer día que te encontré ―apuntó con la cabeza hacia los humanos, HyungWon le frunció el ceño en respuesta a pesar de que los primeros milímetros de su piel ya estaban levantados y la sangre fresca comenzaba a manchar el camino de tierra―. Después los mataré de un tiro, luego será tu turno y veremos si tu bestia viene a salvarte, recogeré su frío cadáver del lago en cuanto asome la cabeza por encima del agua.

La amenaza contra su otra mitad provocó que su sangre hirviera en sus venas que sólo aumentó con la provocación lanzada contra WonHo. BaekHyun y WonHo eran inocentes, por nada del mundo volvería a fallarle. Ya dejó solo a ese cachorro humano una vez, no lo volvería a permitir.

El rosa de nuevo se vio cubierto totalmente por el morado brillando con más intensidad que antes; se retorció más, importándole poco que su carne quedara al descubierto dándole una oportunidad de mover, abrir su boca y cerrarla con fuerza atrapando la mano del mercenario. El sabor de su sangre junto a la del extraño invadieron su boca; una combinación asquerosa que le ayudó a obtener la atención de su enemigo, volvió a usar su rodilla para apresar la extremidad del leviatán y la pistola con el dedo en el gatillo, HyungWon liberó su otra mano apresada de igual manera por la pierna del hombre. Detuvo su mano para desviar el trayecto del cañonazo; por desgracia su tímpano recibió los efectos provocando su sordera por el rebote de la munición contra el suelo y confusión momentánea que le valieron segundos preciosos. El cañón caliente por la reciente descarga quemó ligeramente la carne en la frente del omega.

―Quédate quieto para que pueda matarte ―gruñó, volviendo a cargar el arma.

HyungWon lo miró lanzándole un siseo animal que heló la sangre del mercenario, reunió todo en su interior y le escupió una mezcla de saliva y sangre directo a los ojos, movió la cabeza evitando la segunda descarga del arma. HyungWon al sentir parte del peso fuera de él levantó el torso y dio un fuerte golpe con su cabeza a la del hombre encima de él. Cayó a un lado, el botánico se precipitó hacia un el otro con el arma enemiga que no dudó de arrojarla a de la carretera y muy lejos del enfrentamiento.

El bastardo por otra parte sacó otra arma de fuego de la parte trasera de su cinturón. Apuntó, pero WonHo fue más rápido usando su fuerza para empujarlo con brusquedad lejos del omega. WonHo se paró de forma torpe y corrió hacia HyungWon que estaba cerca de la orilla del lago. El botánico anticipó las acciones enemigas y usó su cuerpo como escudo del arrebato por parte del mercenario, al decidir dispararle a su propia raza. WonHo sintió el disparo a través del cuerpo del leviatán y un estado de shock lo paralizó del miedo, HyungWon se paró con un gesto de dolor en su cara y se puso de pie de nueva cuenta, convirtiéndose en su escudo una vez más.

El sonido de sirenas a lo lejos alertó tanto al mercenario como al leviatán.

A HyungWon ya no le quedaba tanta energía para seguir esta batalla y su anonimato pendían de un hilo. ¿Qué debía hacer? ¿Quedarse a pelear por WonHo o largarse y dejarlo... morir?

―Diablos ―siseó el hombre cubierto de sangre, dispuesto a terminarlo todo levantó el arma, HyungWon se plantó con firmeza frente a WonHo haciendo su decisión: se quedaría a protegerlo.

Un movimiento rápido azotó la cabeza del mercenario y cayó al suelo revelando a BaekHyun con una rama lo suficientemente gruesa para noquear a una persona. HyungWon le sonrió agradecido, pero no pudo decir nada con el sonido de las sirenas de policía sonando cerca de ellos, se volvió hacia WonHo.

―Vete a la escuela, te veré ahí.

HyungWon asintió y corrió para saltar hacia el lago y desaparecer nadando. Miró todo el desastre, tratando de formular alguna forma de explicar todo, fue su mejor amigo quien intervino.

―Ve con él ―le dijo―. Yo lo tengo controlado, corre.

―Pero...

―Ugh, él está muy asustado ―refunfuñó y metió la mano en el bolsillo del pantalón ajeno, antes de protestar el pelirrojo sacó el celular de su mejor amigo―. Lo necesito para hacer mi historia creíble, ahora largo.

―Confío en ti.

Dicho eso, el sol pareció haber decidido salir, cuando WonHo corrió por la calzada hacia su escuela de artes en la dirección contraria a la que la policía estaba por llegar.

HyungWon usó lo poco que le quedaba de fuerza en sus brazos para impulsarse hacia arriba y permanecer inmóvil boca abajo contra el suelo del muelle, le tomó unos minutos poder recomponerse por el uso de su magia, sanando en el camino haciendo pocos cambios en la parte de sus guanteletes se conectaba a su piel lastimada. Llevó su mano a un pliegue dentro de su capa hasta dar con un frasquillo con un poco de un líquido brillante del color del cielo. Quitó la tapita esférica de la boca del frasco y bebió la mitad del brebaje, colocó de nuevo la tapa en su lugar y guardó el frasco.

Esperó unos minutos para que la magia surtiera efecto: lo primero que sanó fueron las heridas menores como las que se alojaron en el interior de su boca y frente, el resto fueron mejorando para cuando divisó a WonHo aparecer entre la vegetación del bosque, momento en el que pudo mantenerse de pie sin tambalear por la sacudida de magia más pura convertida en tónico; el heredero del lago Ness se detuvo unos segundos y tomar un respiro.

El primero en moverse fue el humano reanudado su carrera seguido del omega que comenzó con torpes pasos. El flujo de magia avanzó rápidamente por su torrente sanguíneo, lo que le permitió avanzar hasta él y aceptar ser estrechado contra WonHo, no tardó en rodearlo con sus largos brazos escondiendo de paso su nariz en el hueco entre el hombro y el cuello del rubio. Su corazón se apretujó de alegría por tener tan cerca ese cachorro humano sano y salvo; dejó que su pena se le subiera hasta las orejas por el vergonzoso ronroneo saliendo de su garganta cuando el calor del cachorro humano lo reconfortó a los pocos segundos de ser envuelto por esos musculosos brazos, sin embargo, se negaba a apartarse de su abrazo.

Ahora WonHo entendía muchas cosas sobre HyungWon; los años que cargaba consigo, la magia y una brutal experiencia lidiando con amenazas más grandes que sus músculos, lo hacían sentir indefenso en comparación con el botánico. El pensamiento lo llevó a la escena de la masacre de minutos atrás.

Se separó con mucha dificultad del cálido abrazo para evaluar al leviatán.

―Cachorro estás herido ―fue HyungWon quien tomó la palabra al notar la sangre seca en su tierno rostro y los traumas notables por la paliza recibida antes de la llegada del omega a manos de los mercenarios, llevó su mano hacia la herida.

Una pequeña rajada en diagonal del tamaño de un pulgar largo se alojó arriba de la ceja de WonHo, el proceso de cicatrización del heredero era muy lento para el gusto del leviatán.

―Debí llegar antes ―murmuró con tristeza―. Maldita naturaleza omega.

― ¿Omega? ¿HyungWon de qué estás hablando? ―su tono exasperado tomó por sorpresa al leviatán―. ¡¿Acaso no viste que recibiste heridas de bala?! Deberías estar cubierto de sangre, no hablando como si nada.

―Cachorro, espera ―le tomó del rostro para serenarlo, a diferencia del tono morado que le heló la sangre hace unos minutos, el rosado que ahora predominaba en el iris del leviatán lo calmó―. Las armas mortales no pueden matarme.

―Pero, yo te vi sangrar y casi morir ―refutó en voz queda, un par de lágrimas se derramaron por las mejillas de WonHo, HyungWon con paciencia las limpió con el borde de su manga.

―No me pasó nada, mira.

WonHo desvió la mirada en el instante en que el botánico se desabotonó el pin de su capa que la mantenía en su lugar, ésta se resbaló de sus hombros al suelo de piedra.

―WonHo ―susurró tomando el mentón del rubio con su mano, sin embargo, tenía los ojos cerrados con fuerza―. Está bien, no temas.

El heredero respiró profundo antes de abrir los ojos lentamente, con el brillo del sol invadiendo su campo visual, le tomó un par de parpadeos largos para lograr enfocar al leviatán, quedando boquiabierto por la imagen frente a él: La camisa oscura de HyungWon le daba otro aire, parecía más maduro y WonHo se negaba a aceptar que incluso la palabra sexy era adecuada dada la situación. Lo más interesante fue ver los agujeros de las municiones letales llegando a contar cerca de diez en la región del torso.

―Por Dios ―llevó la mano a su boca mientras que la otra se movió de su costado en un intento de hurgar debajo de la tela, HyungWon vio su duda así que él levantó la camisa.

Lo que se hallaba debajo dejó a WonHo desconcertado: Donde deberían de existir agujeros o heridas por parte de armas de fuego sólo quedaban superficies rojizas y comenzando a tornarse del color original de la piel; la herida que antes tuvo por el arpón seguía ahí en la parte derecha estómago, mas su tamaño se redujo considerablemente. Sus ojos escrutaron con atención las espirales y líneas delineadas por luz rosa. Unas pequeñas se asomaban en sus costillas; las que se enroscaban bordeaban el vientre del leviatán, en la parte más baja y por arriba del borde del pantalón atado con una cinta rudimentaria, dos luces pequeñas nacían para descender hacia donde debería estar su... WonHo desvió la mirada apenado.

― ¿Ves? Es magia ―HyungWon lo miró divertido de ver al maestro de artes tan apenado―. Ahora, déjame sanarte.

― ¿Cómo pudiste hacerlo? ―refutó de inmediato.

―Medicina para leviatanes, ustedes tienen pócimas y diferentes cosas extrañas para cerrar sus heridas, nosotros también ―se encogió de hombros.

La mirada desconcertada de WonHo hizo sentir mal al omega, el rubio comenzó a caminar en círculos al borde del colapso.

―Eres a prueba de balas, pero aun así puedes sangrar o morir, tienes medicina que quien sabe de dónde la consigues, puedes cambiar de forma, vives debajo del agua o eso quiero creer, y si eres "el monstruo del lago Ness" tendrás ¿cuántos años? ¿Quinientos años? Oye que buena crema de lo que sea que te pones para conservar tu apariencia joven...

―WonHo cálmate, tu mente no puede soportar intensos niveles de agitación, te dará un colapso si no te serenas en este instante ―aconsejó.

―HyungWon ya no lo tolero.

La mirada herida rompió el corazón de HyungWon, el dolor en los ojos de WonHo era mucho más intenso que cualquiera ocasionado por hojas afiladas o el arpón. Esa misma mirada la había visto miles de veces, cuando se sentía decepcionado de sí mismo o de otros, las ocasiones en las que las fallas de los demás o seres queridos te afectan de maneras impensables; así es como WonHo lo contemplaba.

― ¿A qué te refieres? ―se atrevió a preguntar después de unos segundos en silencio en los que WonHo paró de dar vueltas para encararlo, ahora con determinación.

HyungWon odiaba no comprender sus cambios de ánimo sin tener al menos una pista de cómo reaccionar a diferencia de su propia especie con quien lidiaba a través de las feromonas lanzadas de su piel, WonHo no era el caso al carecer de ella, obligado a proceder ciegamente.

―Que ya no puedo seguir con esto ―explotó―. No soporto esta incertidumbre, no conocer a quien se supone debo proteger de personas como ellos.

―Soy perfectamente capaz de hacerlo solo, llevo siglos arreglándomelas de tu especie sin intervención alguna de humanos como tú ―dijo con serenidad, una que hizo enojar a WonHo.

No fue su argumento, más bien, fue que algo dentro de esa oración era mentira, le dio el valor de confrontar a un ser que fácilmente puede arrancarle un brazo si lo deseaba.

―HyungWon hicimos un trato ―refutó molesto.

―No fue un trato, exactamente ―arremetió con la misma frialdad que el invierno más cruento que haya azotado las tierras escocesas.

― ¿Entonces por qué seguiste viniendo si no confías en humanos?

El ceño fruncido de HyungWon se destensó y mostró un gesto afligido, con la mirada gacha caminó hasta el final del muelle, pensando realmente en qué responder; no podía seguir evitando al rubio, no después de que casi perdiera la vida por la magia. Se sentó en uno de los barandales del muelle tallado en piedra, con el sol haciendo contraste en sus propias luminiscencias, lanzaban pequeños chispazos de colores y un aire que le dio un aura de sabiduría a los ojos del heredero. WonHo se arrodilló para encontrar sólo cansancio en los ojos rosados del leviatán; observó los guanteletes de metal, no reconocía su composición principal debido al extraño brillo emanando de ellos, por eso era capaz de decir que no eran humanos; el metal se sentía poderoso de una forma a la que no podría darle palabras... Hasta un simple metal lo sacaba de quicio.

Llevó sus manos para posarlas sobre las de metal, el omega sonrió con desgano.

―Eres sólo un cachorro ―comenzó HyungWon, WonHo le sonrió con pena por el calificativo tan extraño que le dio, apenas era consciente de lo extraño y agradable que era tener un apodo por parte de un leviatán―. Demasiada sangre de inocentes se ha derramado y hay mucho rencor entre nuestras razas... Todo esto es demasiado complejo y antiguo para que puedas cambiarlo de la noche a la mañana.

―Entonces ayúdame a entenderte ―suplicó, ejerciendo un poco de presión en su flojo agarre, calentando la piel del botánico fácilmente a través del metal, como si la capa de diacuarzus no existiera entre ellos―. Pertenecemos al mismo lugar, por eso entiendo tu necesidad de proteger tu secreto del mundo, de verdad que sí. Yo como el próximo líder tengo que ver por todos los habitantes de ésta tierra, velar por la seguridad de cada humano, animal y planta, eso te incluye a ti.

Sus palabras hicieron que admirara la entrega y el sentido de liderazgo que tenía un simple humano por su pueblo, quizás sí eran más parecidos de lo que creía. HyungWon miró de nuevo a la herida de su frente, le dolía verla e imaginar que WonHo no contaba con una magia para sanarlo; le recordó en parte, por qué no estaba bien involucrarlo en su mundo disputado contra el del heredero otra vez.

―Eres tú a quién debo proteger ahora ―acarició distraídamente las hebras doradas―, por mi culpa te metí en un juego peligroso del que puedes no salir con vida.

La palabra proteger pinchó algo en WonHo, no le gustaba sentirse como un peso muerto por el que HyungWon o cualquiera que le importara tuvieran que inquietar. Ese día HyungWon era casi derrotado por proteger a un simple humano. Tal parece que esos músculos que obtuvo no tenían propósito más que para presumir y encantar a personas comunes.

Hoy vio que un ser más frágil en fuerza y tamaño fue el oponente más fuerte contra siete mercenarios con años de experiencia haciendo peso sobre sus espaldas matando personas por dinero y si ellos cazaban a monstruos como HyungWon entonces contaban con un factor mucho más levado que cualquier caza recompensas del mundo ¿él qué hizo? Nada, solo fue un estorbo para HyungWon.

¡No! Jamás volvería a consentir eso de nuevo.

―HyungWon...

La respuesta dejó al leviatán sin habla por el trato de WonHo.









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1. Runas de límite: Runas que se tallan en una entrada. El efecto es crear una barrera de energía que servirá como un repelente de visitas no deseadas, encantamientos que se desarrollaron en los clanes oscuros durante los primeros siglos de la Gran Guerra para proteger sus sedes de humanos, crean ilusiones perfectas para que ellos ven un camino sin salida, al igual que no pueden traspasar humanos. Hechizo que pude ser revocado por el mismo creador o por una fuerza mayor para destruirlas, los humanos necesitarían de surte, ya que también están ocultas de sus ojos.

2. 92FS Beretta con Silenciador: Un arma legendaria, la mejor pistola de servicio utilizada por fuerzas militares y policiales de todo el mundo, incluyendo el Cuerpo de Marines de los EEUU, La Guardia Civil Española, Carabinieri Italianos y la Armada Italiana. Gran capacidad (15 disparos), seguridad total (triple seguro) y ergonomía. Un silenciador, supresor de sonido o moderador de sonido es un dispositivo de bozal que reduce la intensidad del sonido y fogonazo cuando un arma de fuego o pistola de aire es descargada. Puede ser un accesorio desmontable o parte integrante de la boca del cañón. Un silenciador típico es un cilindro de metal con interna sonido deflectores que lento y enfriar el escape de propelente de gas, lo que disminuye tanto el volumen del sonido y amordazar explosión.

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