¹⁸. ❝𝐀𝐫𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐛𝐥𝐨𝐨𝐝𝐲 𝐬𝐮𝐫𝐞?❞
𝕴𝖓𝖛𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝟚𝟘𝟙𝟡.
𝕴𝖓𝖎𝖈𝖎𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖉𝖎𝖈𝖎𝖊𝖒𝖇𝖗𝖊.
Blue ladró contento cuando su dueño lo dejó salir de su habitación, era un poco temprano, así que buscaría uno de los juguetes de su perrito para que pudieran jugar en el jardín toda la tarde, Emerald seguramente estaría con sus padres cuidándolos, así que al único que tendría que agotar por aquel día era el pequeño shiba inu.
Fue hasta el mueble frente a su cama, sobre la superficie de madera encontró una pequeña cuenca de porcelana con un par de caracolas rosadas del tamaño de una nuez, HyungWon se las dio un día que estaban solos en la academia. El simple recuerdo del leviatán le dolió en el pecho, las palabras: tiempo, mortalidad y vejez, lo golpearon en la décima vez de lo que lleva en la mañana.
Sacudió su cabeza y fue directo a los cajones para buscar algún juguete de su perro, entonces en uno de ellos encontró su antiguo celular que usaba a sus quince años, muy jurásico para su gusto y el año en el que estaba, pero dentro tenía buenos recuerdos.
―Debo estar demente ―murmuró antes de encender el celular.
La pantalla principal tenía como protagonista una foto de la flor que era su adoración en el hospital, no tenía muchos íconos como en su actual celular, pero lo más valioso de ahí eran las fotos. Abrió la galería y en ella, estaba un único folder con las siglas: KI+WH.
Sonrió con nostalgia al ir recorriendo cada una de ellas, se veía feliz y bastante tranquilo a pesar de estar en un hospital por aquellos días. Fue tan hermoso la manera en la que se encontraron y en cada fotografía juntos sólo se hacía más perfecta, hasta llegar a la última de esa carpeta, donde un WonHo de unos dieciséis años recién cumplidos abrazaba por la cintura a su ex novio, sonriendo abiertamente a la cámara mientras KyungIl le besaba la coronilla.
En cierta parte estaba un poco avergonzado por su falta de musculatura y la ropa que había escogido ese día, pero también se puso más nostálgico al revivir ese mismo día en menos de diez segundos. Pasaron muchas cosas, como la celebración de otro año juntos y su primera vez compartiendo intimidad con un hombre, lo increíble que se había sentido siendo protegido por alguien más, que lo trataran como si fuera lo más valioso del mundo. Lo que lo llevó al último recuerdo de ellos dos juntos discutiendo como locos en el aeropuerto; KyungIl se marchaba a Boston y dejó atrás a WonHo por un mejor trabajo. Su reacción de ese día y su enojo, no eran nada en comparación de lo que pasaba por esos días.
Una simple ruptura con KyungIl no era la crisis que tenía por inmortalidad de HyungWon.
Tal parece que estaba destinado a perder a las mejores personas o en este caso, a un leviatán por el que valía la pena luchar.
Salió de la galería para ir hacia sus contactos guardados y comprobó que seguía teniendo el número de su ex novio. Todos esos años en los que estuvo sin él, pudo madurar y entender las razones de su partida, eso tampoco eximía al hombre por la manera en la que terminaron la relación. Aunque considerando todo, le debía una disculpa.
Presionó el botón de llamada, no sabía si servía, pero ni siquiera se molestó en acercase el teléfono al oído, sólo recitó lo que tenía que decir, de todas formas, KyungIl no es de los que conserva cosas viejas y ese número estaría fuera de servicio.
―Hola, la verdad no sé por dónde empezar, hay tantas cosas que quiero decirte... ―se detuvo haciendo retroceder a las lágrimas, caminó hasta el balcón y la brisa del lago le dio un poco de valor―. Yo... quiero pedirte perdón, por cómo terminaron las cosas entre nosotros, reconozco que fui injusto contigo al no considerar que tu futuro sería mejor lejos de Escocia y lo terriblemente egoísta que fui al tratar de retenerte en varias ocasiones, la verdad, no me tomó mucho tiempo descubrirlo, sólo... tenía demasiado orgullo para pedirte perdón.
» ―Todavía sigo enojado contigo... bastante, a decir verdad, porque eras suficientemente hombre para decir que me amabas, pero no pudiste verme a la cara y terminar como era debido ―rio tratando de sonar relajado, pero sonó como el lastimado WonHo que una vez fue―. Creo que perder por segunda vez a alguien por quien vale la pena luchar, me ha abierto los ojos y por fin decirte o al menos, a tu recuerdo que estoy bien y agradecido por haberte conocido, yo...
― ¿Qué diablos haces? ―el portazo propinado por BaekHyun lo hizo saltar de su lugar y casi tirar el antiguo artefacto.
―BaekHyun, no te oí llegar ―dijo, colgó la llamada y regresó a su habitación, donde su amigo lo miraba con el cejo muy fruncido.
―Creí que patán-KyungIl estaba superado ―tiró la ropa que traía en perchero hacia la cama―. ¿Y qué pasó con HyungWon? ¿Así planeas conquistarlo?
―Baek, tengo algo que decirte.
― ¿Ahora qué? ―preguntó BaekHyun cruzándose de brazos y mostrándose indignado ante el peligro que su "ship" podría ser rota por ese rubio con cara de conejo―. ¿El danés guapo viene de visita con toda su banda de amigos? Porque si es cierto, al menos déjame a su otro amigo de la espaldota de nadador o al morenazo nalgón...
―No viene ni vendrá nadie, primero escúchame ―pidió un poco cansado.
Y así, fue que WonHo le contó la verdad de la ausencia de HyungWon en toda esa semana, desde su increíble tiempo juntos en la manada, la visita al cementerio de leviatanes, el encuentro ligeramente violento entre su melliza y HyungWon, su discusión con la alfa y cómo es que llegó a pedirle distancia al botánico, inclusive le explicó sus razones para pedirle una parte de perdón al recuerdo de KyungIl.
―Con que eso era lo que ocultaba HyungWon ―murmuró el fotógrafo al término de la explicación.
― ¿Qué? ―preguntó WonHo hacia su mejor amigo.
―El otro día le pregunté sus razones para no decirte que le gustabas si era más que obvio ―alargó mucho la palabra más, sólo que su intento de ser gracioso fue dejado de lado cuando vio que su mejor amigo estaba muy triste―. Oye, lo siento.
―No es tu culpa ―dijo WonHo, se dejó caer en su cama y miró hacia el techo del dosel―. ¿Desde cuándo tengo problemas tan grandes que hasta pensar en mi edad me pone mal?
―El amor te hace sentir tonto ―BaekHyun se encogió de hombros y se acostó a su lado―. Y el hecho que te hayas enamorado de un leviatán, tampoco es algo que puedas entender.
― ¿De qué sirve estar juntos si terminaré en la tumba cuando él apenas tenga la oportunidad de pasar de año?
― ¿Desde cuándo eres negativo, WonHoney? ―le soltó un pequeño golpe en el estómago―. Yo la verdad no logro entenderlo del todo, sé que sonará sin corazón, pero... ¿recuerdas a la maestra Parker?
Claro que sí, era una mujer excelente y de las mejores paisajistas de la última década, era una celebridad en su universidad y en la lata sociedad artística. Tal como en el mundo del entretenimiento, los chismes sobre la vida personal de dichas personas corrían como agua sin represa. Esa mujer tuvo un primer matrimonio a temprana edad del que quedó viuda en ese mismo año, estando a su suerte y mendigando por dinero, hasta que con el tiempo se redime para convertirse en una figura icónica entre los artistas más importantes del planeta, y como producto de un cuento de hadas, se enamora por segunda vez, contrae nupcias y vive en total paz junto a sus dos hijos.
―Tal vez HyungWon pueda pasar por lo mismo, si te ama y mueres antes que él, le tomará tiempo para seguir adelante, pero ¿y si pasara al revés? ―inquirió BaekHyun―. Ambos sabemos que nada es para siempre y mucho menos HyungWon, tal vez él fallezca antes que tú por alguna tragedia del destino, pero ambos están en las mismas, se pueden perder el uno al otro.
―En un principio lo consideré, pero tengo un presentimiento ―WonHo se llevó la mano al pecho, recordando que cada vez que pensaba en ello, algo en su interior tiraba de sus entrañas provocando un vacío muy profundo y su corazón se apretujaba ante la inminente verdad―. Algo me dice que el daño que le pueda causar a HyungWon va a ser irreparable.
―Dame ―extendió la mano, haciendo ademanes de que le entregara el antiguo celular, WonHo obedeció―. Fueron una linda pareja.
Observó rápidamente las fotografías y cuando llegó a la última, apagó el celular.
―Ven, vamos a dar una vuelta.
El sonido del metal chirriando contra otro en cada estocada en la que se enfrentaban el báculo con una daga al final y las hachas gemelas, sacaban chispas debido a la fuerza bruta de ambos alfas. Después de un par de intercambios de golpes entre sus cuchillas finalizaron la ronda de muestra para los pequeños cachorros reunidos a su alrededor, con Sana apuntando a la garganta de su amigo y HoSeok posicionó una pequeña cuchilla a pocos centímetros del estómago contrario.
―Has mejorado ―halagó Sana una vez que bajaron las armas.
―Gracias ―soltó una gran bocanada de aire cuando se alejaron.
―Muy bien niños, basta de holgazanear, arriba ―apremió a los cachorros, quienes de inmediato tomaron sus armas de madera y comenzaron a pelear.
―Jamás pensé que serías muy buena con los niños ―admitió HoSeok lanzándole un odre a su compañera de armas y ambos bebieron un poco de agua.
―Los grifos me lavaron el cerebro ―bromeó, dejó de lado el odre en el borde que delimitaba la arena de las escalinatas.
Los dos alfas se quedaron evaluando a los pequeños cachorros tratando de seguir una simple rutina de defensa, ayudando a los que flaqueaban y mejorando a aquellos que captaron los movimientos con rapidez. HoSeok entonces vio a su mejor amigo llegar a la arena con una carita muy deprimente, ¿algo habrá pasado con el humano? En esa última semana ha visto a HyungWon trabajar a toda máquina en los campos de cultivo e incluso en cierto periodo de la tarde llegaba para entrenar con JiHoon, sólo que notó algo en sus movimientos.
―Sana ¿no notas algo raro en HyungWon? ―preguntó, llamando la atención de la alfa.
Ella volteó en la dirección indicada por HoSeok, su mellizo estaba con JiHoon, hablando. A simple vista se veía completamente normal: amable y calmo. Con la excepción de que ambos alfas sabían leer a través de esa máscara.
―Todo esto es mi culpa ―susurró Sana.
― ¿Qué dijiste?
―HoSeok hay algo que tengo que decirte, pero tienes que prometer no decir nada.
―Suena demasiado grave.
―Algo así ―soltó un suspiro antes de abrir su mente a su amigo "―. HyungWon me contó sobre su plan con el humano."
"― ¿Ya te lo dijo? ―" preguntó HoSeok, impresionado por la falta de pánico en Sana ante la idea de su hermano conviviendo con un humano "―. ¿Estás bien con eso?"
"―Por supuesto que no ―" frunció el ceño al recordar varios incidentes con humanos en las que ella se involucró estando en el Clan del Aire "―. HyungWon no pudo haber sido más ingenuo, ¿enamorarse de un humano? Está loco."
"―Teniendo en cuenta que fue su primer amor, no me es extraño que esté así, pero creí que ya habían hecho las paces..."
"― ¡¿QUÉ DIJISTE HOSEOK?!"
"―Em... ―" el alfa menor quedó aterrado a ver el fuego en los ojos naranjas de Sana "―. Supongo que no te lo contó todo, Sana, no te va a gustar esto."
Sana lo miró molesta al término de la plática con HoSeok sobre el romance tan poco natural entre esos dos y luego se fijó en su hermano. Ahora entendía la profundidad del amor de HyungWon, lo sospechaba en algún punto y deseaba estar equivocada. Escuchando la historia de HoSeok sobre el romance entre su hermano y el humano ahora todo encajaba, llevándola a decirle a su mejor amigo lo que hizo esa noche cuando conoció A WonHo, recibiendo un zape por parte del alfa herrero.
"― ¡¿Y eso qué fue?! ―" chilló Sana por el tremendo golpe.
"―Serás idiota... ¡¿Cómo pudiste decir eso?! ―" HoSeok rodó los ojos e hizo gestos exagerados con sus brazos tratando de contener su descontento con su mejor amiga "―. Sé que ellos son MUY DIFERENTES, pero no era tu trabajo restregárselos a la cara y menos cuando HyungWon se estaba recuperando del lazo roto ¿Quién te enseñó a ser tan fría, Son Sana?"
"― ¿Preferías que se enterara cuando el humano no le durara ni la milésima de su vida el día que asista a su funeral? ―" inquirió la alfa.
"―Sí, HyungWon tiene todo el derecho de escoger de quién enamorarse y está buscando una redención con ese humano, él le quitó sus memorias para proteger a la manada, ahora que puede arreglar las cosas sólo lo complicaste. Si ellos avanzan a un plano romántico es su asunto, no tuyo Sana, ya después tendremos tiempo para lamentar la decisión de HyungWon, pero déjalo decidir ―" aseveró HoSeok, sus gestos indicaban el siguiente movimiento de Sana.
"―Iré a hablar con él ―" anunció dejando a su mejor amigo atrás.
HyungWon y JiHoon peleaban, látigo contra hachas hasta que JiHoon terminó desarmado por su mejor amigo en un descuido de equilibro en su talón, arruinado el giro de muñeca. En cuanto atrapó el mango de las hachas las arrebató del portador y JiHoon se dio por vencido.
―Rayos, ¿cuándo te volviste más rápido? ―indagó el omega más bajito, hizo un gesto con la cabeza y HyungWon le devolvió las hachas.
―No es nada, sólo soy mucho mejor que tú.
―Sí claro ―lo empujó y HyungWon casi cae por la fuerza de su mejor amigo, pero ríe ante el divertido acontecimiento, solo para hasta ver a su melliza llegar.
Desde esa noche no han cruzado palabras o vuelto a verse a los ojos, gracias al Hacedor nadie se había dado cuenta de su distanciamiento. Sus palabras fueron frías y dichas con toda la intención del mundo por separarlos, su bestia interior estaba muy herida por ello, su parte mortal entendía las razones de su melliza para haber actuado ante esa relación poco natural. Sin embargo, era asunto de HyungWon notarlo y de nadie más.
― ¿Entrenamos? ―preguntó Sana hacia HyungWon.
―Sí ―respondió sin mucho ánimo, pero alcanzó a sonreír evitando las sospechas de JiHoon.
Suerte que el omega poseedor del don de la Memoria Blanca no notó la tensión entre ambos hermanos al estar ocupado tratando de arreglar una muesca en la hoja de su arma.
La alfa decidió probar a su hermano en la arena de entrenamiento en el agua, HyungWon no se opuso ante la idea y se adentraron en el cuerpo de agua, pocos leviatanes se encontraban en aquella sección del ruedo, alguna que otra pequeña manada de cachorros estaban jugando con los arrecifes y se detuvieron para observar a la pareja de jóvenes adultos ponerse en posición de defensa. Sana era un poco suave con HyungWon debido a la tensión entre ellos, pero conforme pasaba el tiempo, comenzaron a ser más provocativos con el otro y ofrecer una batalla muy pareja entre los mellizos; muchos leviatanes y extranjeros se reunieron para observar a estos dos hermanos luchar con fiereza.
Al final, Sana logró apuntar la hoja afilada de su báculo a la garganta de su mellizo y HyungWon usando la hoja de su guantelete la posó a la misma altura de que melliza. Todo el mundo aplaudió por la escena de batalla más intensa del día.
"―Aún no has perdido el toque hermanito ―" dijo a través de su conexión mental.
"―O tú ya estás muy oxidada ―" bromeó HyungWon abajando el arma y retrayendo la hoja de diacuarzus de nuevo a su guantelete.
"―Vamos por un poco de cerveza, tengo mucha sed."
"―Hecho."
Así, ambos hermanos abandonaron la arena de combate para ir hacia la casa de la alfa. Sana se mudó muy cerca de la arena para ser de las primeras en aparecer por esos lares, bajando un nivel hacia la casa de la alfa. Un poco pintoresca y con alguno que otro detalle de otro clan que HyungWon no se molestó en evidenciar.
Fue hacia el patio trasero de la casa, donde se encontró un enorme sauce con frutos blancos y vetas doradas, se acercó hasta el tronco y lo tocó, sintiendo una energía muy ligera; para nada endémica de las tierras escocesas. Le gustaba la fuerza con la que el árbol crecía, algo que estos entes traían consigo desde las Montañas de los Grifos(1). Escuchó unos piares muy delicados, miró hacia arriba, unos pequeños pajaritos estaban en un nido, uno de ellos salió de su refugio y cayó al vacío. HyungWon saltó y atrapó a la pequeña cría con una mano y con la otra se sostuvo de una fuerte rama del sauce.
―Te tengo ―le dijo al pequeño pajarito.
El pequeño le respondió con silbando con miedo, pudo sentir el corazón del animalito en su mano agitándose como una locomotora. HyungWon le respondió con un gorgoteo de su bestia para calmar a la espantada cría, el tono maternal del omega lo confortó de inmediato. Le sonrió con afecto y depositó a la avecilla de vuelta con sus hermanos.
―Listo, sano y salvo ―dijo, con su dedo acarició la cabecita de los polluelos―. Espero que su madre no tarde en llegar.
Se alejó poco a poco del nido esperando que su peso no venciera la rama y se topó con el tronco, notando que había algo inscrito ahí: una media luna con runas muy bien trazadas en dorado y encima de ella un par de alas plateadas con grabados que sólo vio en el Clan de Aire. El omega no entendía muy bien las runas grabadas, pero podría jurar que había visto ese poema célebre en las Montañas de los Grifos.
― ¿Y yo soy el romántico sin remedio? ―preguntó al aire, sólo que su melliza estaba abajo y mirándolo apenada.
―Supongo que me atrapaste ―la voz de Sana lo hizo voltear hacia abajo, ella lo esperaba de brazos cruzados, mirándolo como KiHyun lo hacía cuando cometía alguna travesura―. Ya baja de ahí.
HyungWon saltó grácilmente sobre varias ramas y aterrizar con aún más elegancia en el suelo.
― ¿Algún día sabré sobre el misterioso romance que tuviste en el Clan del Aire?
―Desearía jamás haberte dicho algo ―murmuró, destapando el odre con su reserva especial de cerveza blanca―. Algún día HyungWon, yo todavía no resuelvo mis problemas con esa persona y espero hacerlo.
― ¿Tan mal terminaron?
―No vine para hablar de mí: Quería pedirte una disculpa, por haber dicho cosas a tus espaldas ―le ofreció un poco de cerveza, HyungWon tomó solo un poco al recordar que el alcohol del Aire no era realmente su tipo―. Y también quería saber ¿Cómo estás?
―Sana, es complicado...
―HoSeok me dijo que fue tu primer amor.
―Maldito chismoso ―farfulló molesto, pensando en las muchas formas de venganzas que podría tomar en contra de su mejor amigo por bocón.
―No, me alegra que haya hablado de eso, HyungWon ¿por qué nunca me enteré?
―Bueno... No eres precisamente amable con humanos ―evidenció el omega, su melliza rodó los ojos―. Era una cría jugando a ser adulto, queriendo resolver las cosas por mi cuenta, ¿quién diría que terminaría volviendo a enamorarme del mismo humano?
―Parece un chiste del mal gusto.
En ese momento, en lo bajo de la colina, un par de leviatanes paseaban tomados de las manos, jugueteando e incluso compartiendo cariñosos abrazos y besos, los hermanos Son sonrieron con nostalgia ante un cuadro tan lindo; ambos miraban con anhelación, pensando en sus propios problemas amorosos y lo complicado que era estar de la misma forma que aquel par. HyungWon activó su don para ver los lazos entre esos dos.
―El Hacedor es muy cruel ―comentó HyungWon haciendo una mueca de disgusto al ver el tipo de lazo entre ambos.
― ¿Qué?
―Se aman, de eso no hay duda, pero muy en el fondo, sus bestias saben que no es el alma con la que pasará la eternidad ―explicó el omega, entonces vio a través de uno de esos lazos la verdad oculta―. Disfrutarán de su relación en tiempo que puedan, pero uno de ellos ama a otro sólo que aún no lo reconoce.
Sana sintió mucha pena por ellos, como todos los leviatanes en la manada, les toma un poco de tiempo encontrar a su pareja indicada, a veces es demasiado tarde y mueren por tristeza.
― ¿Te puedo preguntar algo?
―Claro.
― ¿Alguna vez usaste tu don con WonHo?
―No pude.
― ¿Por qué?
―Muy en el fondo, sabía el futuro que nos deparaba no sería el típico final feliz que cualquier leviatán quisiera ―se encogió de hombros y tomó un gran sorbo de cerveza, sintiendo su garganta calentarse por el alcohol―. Sé que hiciste lo creíste correcto, pero hubiera preferido que no fuera a mis espaldas. De todas formas, tarde o temprano, llegaría a la misma conclusión, WonHo y yo, no podemos pasar la eternidad juntos como nuestros padres y esperaba aprenderla no de esta forma.
―HyungWon...
―Está bien, no necesito más sermones, sólo un poco de tiempo para arreglar mis pensamientos es todo ―dicho eso, HyungWon se levantó para irse del patio trasero, dejando a su melliza con una sensación de culpa más grande de la que sentía hace unas noches.
El color naranja cálido se sentiría como tal de no ser por las paredes de piedra oscuras, así mismo, la sensación de frialdad corriendo por sus venas no lograban hacer tiritar el cuerpo delicado del leviatán omega. El tenue destello de fulgor dorado sobresaliendo de las plumas de aquellas aves sobrevolando en círculos hasta posarse en las copas de los árboles más frondosos colina abajo. Podía ver a lo lejos alguno que otro grupo de leviatanes jugueteando entre el fango y el agua, también pudo notar que las esporas se concentraban en la zona de cultivos.
Soltó un suspiro cansado, se encogió hasta abrazar sus piernas y esconder su nariz contra la tela de su camisa. La hierba de esa zona era muy cómoda y lo suficientemente alta para servir de refugio para el omega, además, en aquel valle no era tan frecuentado por su propia especie. Llevó su mano hasta el pecho donde su amuleto de la suerte descansaba, ha repetido esa acción por decimoquinta vez en lo que lleva del día y en cada una de ellas sentía un vacío que lo lleva a reclamarse hasta pasar por el terrible enfrentamiento con su bestia, negándose a ceder a sus deseos de ir corriendo a los brazos de WonHo, cuando claramente no quiere verlo en esos momentos.
Sus oídos captaron el sonido de la hierba siendo pisada a sus espaldas, el olor a la tierra húmeda con el primer rocío de la mañana pertenecía una persona muy querida para él.
―Hola ―dijo HoSeok tomando asiento a su lado y chochando hombro con hombro de manera suave―. ¿Qué haces tan solito a estas horas?
―Nada en realidad.
Un silencio cómodo se instaló entre los dos, donde el sonido del viento moviendo la hierba, el trinar de los pájaros, hasta le sonido de una cascada pequeña a sus espaldas, eran lo único que necesitaban. Hasta que HoSeok decidió hablar.
―Sana me dijo lo que pasó con WonHo.
―Seguro lo hizo ―contestó rodando los ojos―. HoSeok, no quiero hablarlo ahora.
― ¿No ahora? HyungWon, te ves devastado y es por tu pelea con el humano ¿O me equivoco? ―preguntó completamente indignado, casi gritando y el alfa no era de los que hacía eso, hubiera seguido de no ser porque HyungWon lo miró mal―. Creí que ya habíamos hablado de esto.
―Mi deber es con la manada, siempre va a ser así ―dictaminó HyungWon.
―Otra vez esa mierda, pareces un loro por el amor del Hacedor.
―Digas lo que digas HoSeok sabes tan bien como yo que nuestra manada es nuestra prioridad, tenemos que cuidarnos los unos a los otros.
― ¿Y qué es lo que hace WonHo por ti?
―Em...
―No será por nuestra inmortalidad, lo que realmente te preocupas.
HyungWon le lanzó una mirada airada, entonces pensó en concederle la razón. No sabía cómo explicarle a su mejor amigo lo doloroso que era estar separado de WonHo esa semana cuando estaba empezando a aceptar sus sentimientos de vuelta junto los de su bestia, o sobre cómo es que volvía a recordar el detalle de su inmortalidad y se obligaba a sí mismo a retroceder con sus intentos por aceptar a un humano como una pareja. Pero lo más sorprendente, es lo impotente que se sentía por no saber cómo rechazar el don que le fue dado para poder obedecer el tiempo junto a WonHo. Y es que hecho era insólito, no podía comprender por qué un humano sería peor que un arpón o terminara odiando ser inmortal.
―Quiero pensar bien las cosas antes de cometer alguna locura ―dejó caer sus hombros mostrando lo decaído que realmente se sentía, le dedicó de paso una sonrisa perezosa―. Sólo buscaba un poco de paz antes de decidir.
― ¿Por qué tener paz cuando puedes reír un poco conmigo y darte apoyo moral? ―su pregunta de alguna manera lo hizo sentir mejor, sólo un poco.
―Precisamente, quería descansar de ti ―bromeó y soltó una estruendosa carcajada cuando vio el mohín ofendido de HoSeok.
―Eres malo, esos demonios te echaron a perder ―fingió lloriquear, destacando esa parte dramática del leviatán alfa―. ¡Bestias crueles, devuélvanme a mi HyungWon! ―profirió y abrazó sus hombros soltando un par de lágrimas.
―Ya, no llores, lamento ser un leviatán sin corazón ―palmeó las mejillas de su mejor amigo, quien inmediatamente dejó de "llorar" para sonreírle.
―Hasta que por fin reconoces tu maltrato hacia mi pobre alma.
―No tienes remedio.
―Siempre me ha gustado cómo sonríes ―soltó de repente, la afirmación hizo que HyungWon se detuviera de reír y mirarlo directamente a los ojos―. Es difícil decirlo, pero ¿de verdad estás dispuesto a hacer lo necesario para servir a la manada?
―Sin la menor duda.
― ¿Desposarías a alguien de aquí? O mejor aún ―HoSeok se mordió el labio inferior y cerró los ojos, sus palabras son como una daga para él, pero debía hacerlo―. ¿A mí?
― ¿HoSeok?
― ¿Qué? ―la pregunta sonó tan inocente, que, si no conociera a ese alfa de ojos color durazno, nunca hubiera adivinado la verdad―. Sabes que tarde o temprano lo haré.
― ¿Hacer qué?
HoSeok soltó una maldición junto a un chasquido de su lengua antes de derrumbar a HyungWon sobre el pastizal y su cuerpo cubrió en gran parte al omega. Las manos más grandes y fuertes tomaron presas las muñecas del más alto, su olor terroso se intensificó al mismo tiempo que el color de sus iris se prendía como una enorme hoguera en medio de la oscuridad, aquel fuego se acentuó con la llegada del atardecer en las cuevas con la luz dándole más vida a sus iris color durazno. Jamás quiso ver a su mejor amigo como alguien guapo y lo más doloroso, era que deseaba hacerlo, pero su bestia se negaba a aceptar a HoSeok de manera romántica.
Su omega interior estaba cediendo ante el aura dominante de HoSeok. Su ceño no estaba del todo fruncido, eso no impedía que una nueva faceta del alfa apareciera ante los ojos del menor y le asustaba mucho conforme la distancia se acortaba entre los dos hasta el punto en el que sus labios sólo estaban casi sin espacio.
―HoSeok ―imploró en un jadeo.
― ¿De verdad estás jodidamente seguro, Son HyungWon? ―preguntó el alfa.
Su tono de voz no era grueso como pensaba que sonaría dado que la bestia de HoSeok estaba emanando su aroma intentando impregnarse en la del omega, entonces notó que la bestia del herrero estaba tranquila y esperando.
―HoSeok, yo... ―balbuceó un poco y se calló cuando no sabía qué decirle sin romper a llorar.
―Te lo voy a preguntar una vez más HyungWon y quiero que me digas la verdad ―dictaminó el moreno―. ¿De verdad estás seguro de querer este camino? Uno en donde dentro de unos años estarás casándote y teniendo hijos como se espera de todos, no sólo porque eres un omega sano, independientemente de que hayas tenido un lazo roto, sino porque eres el botánico de nuestra manada y debes mostrar fertilidad con una cría al poco tiempo de casarte.
«―Nuestros padres desean darnos la bendición al futuro matrimonio en cuanto yo decida que es tiempo de unirme a ti. Este camino te llevará a muchas más responsabilidades como padre y sabes que yo adoro la idea de tener cachorros, pero ¿y tú? Jamás quisiste tenerlos en primero lugar, aun asi ¿Deseas seguir un camino en el que nunca serás feliz?
Algo dentro de HyungWon se removió, esas palabras y la simple idea de casarse en poco tiempo o incluso la idea de tener el vientre abultado lo asustaban mucho, sin embargo, vio que los ojos llameantes de su mejor amigo reflejaban una tristeza profunda ante el escenario que podría depárales el futuro como pareja. Jeon HoSeok, un alfa que nunca ha dejado de sonreír para dar apoyo a sus seres amados, un leviatán que nunca se rendirá para sacar al menos una sonrisa a quien la necesite más. HoSeok ha hecho más por HyungWon que toda la manada en su vida y por esa misma razón, él merecía una vida feliz, no una condena directa a la desdicha por su necedad de a WonHo.
―No ―respondió casi sin voz―. Yo también quiero ser feliz, a mi manera.
― ¿Entonces qué haces aquí? ―preguntó volviendo a mostrar su radiante sonrisa, quitándose de encima y tomándolo de las manos, lo ayudó a ponerse de pie―. Anda, ve por él.
―A veces pienso que debiste ser un ángel ―dijo dándole un fuerte abrazo.
―Me hubieran excomulgado por guapo ―ambos amigos se rieron.
Se separaron de abrazo, notando que HoSeok deslizo algo hacia el bolsillo de su camisa.
―Lo necesitarás antes de salir.
― ¿Qué es?
―Lo sabrás cuando lo abras, a solas.
El botánico asintió y se encaminó colina abajo, tan solo dio unos pasos cuando se giró hacia su mejor amigo.
―HoSeok, siempre quise saber ―el leviatán herrero inclinó su cabeza atento a las palabras del más alto―. ¿Jamás me amaste como compañero de vida?
―No ―respondió con una simple sonrisa―. Creo que ambos sabemos que nuestras bestias jamás se elegirían la una a la otra y yo por otra parte, nunca me atreví a verte de esa forma, porque teniéndote como mi mejor amigo y mi hermano, es lo único que quiero de ti.
―Te deseo una vida feliz HoSeok y muchas gracias por todo lo que has hecho por mí.
―No era necesario, sólo quiero que ya dejes de ser un estúpido ignorando tus sentimientos.
El heredero del Lago Ness no terminaba por creer la locura que hizo su mejor amigo.
Cuando salieron de la mansión, lo primero que hizo BaekHyun fue romper el celular viejito en el suelo y ponerlo en un contenedor de basura. En primer lugar, le dolió la masacre por el desperdicio, era una bonita reliquia que bien pudo haberla convertido en alguna especie de artesanía; en segundo lugar, pensaba volver a ver las fotos una última vez para por fin seguir adelante, darse cuenta de los años entre KyungIl y él, después de haber superado por completo el apego emocional hacia esas fotos. Su plan ahora sólo es una fantasía y su destructor se llama zapato de piel marca Gucci edición limitada de la temporada de primavera 2015.
―Al menos lo hubieras puesto en el bote de reciclado para aparatos electrónicos ―recriminó WonHo aceptando una bolsa de papel con víveres que el pelirrojo terminó de pagar a la amable vendedora.
―Era ese bote o un par de años más siendo un perrito arrastrando la cola por tus recuerdos ―dictaminó reacomodando un par de cosas en su propia bolsa y salieron del mercadito al aire libre―. Ay que frío, se me congelan las pelotas.
―A veces me preocupa que eres demasiado friolento y aun así vives en una de las provincias más frías de Escocia ―dijo con ironía―. Eres la definición de masoquista.
―Mira quien lo dice ―atacó el más bajito, WonHo le lanzó una mirada molesta―. Okay, hagamos una cosa, este día no más escuela, no más doctorado, ni asuntos familiares, ex novios o futuros novios. Declaremos este evento como tu día libre de todo y sólo hagamos algo por diversión.
―Baek, no estoy muy de humor para eso ―el heredero logró maniobrar con la bolsa en sus brazos y alcanzar el mando de la camioneta para apretar el botón de la cajuela y desbloquearla.
―A eso me refiero ―dijo molesto cuando dejó la bolsa en el vehículo―. Estás tan apagado que difícilmente te reconozco, no puedes estar así todo el tiempo.
WonHo miró a su mejor amigo a los ojos. En aquellos pequeños orbes oscuros podía distinguir una chispa de esperanza, sobre todo, podía sentir la preocupación de BaekHyun por su estado emocional. Una parte de él quería estar tirada en el cálido sofá de la sala privada de la familia Thorburn comiendo directamente de un pote de unos dos litros de helado viendo comedias cliché románticas y lamentándose de su vida amorosa carente del más mínimo cliché con un leviatán, con la edad suficiente para ser su padre. Inmediatamente desechó el pensamiento.
¡IUGH!
No quería pensar en eso de nuevo. WonHo soltó un suspiro cansado, no sólo por lo recurrente que empezaba a pensar sobre su edad, también estaba un poco cansado de pensar en muchas cosas a la vez y cargar con mucho peso cuando apenas puede lidiar consigo mismo.
―Tienes razón, necesito despejarme ―dijo después de un tiempo en silencio―. ¿Algún plan en mente?
―De hecho, sí.
Comenzaba a arrepentirse de su decisión en cuanto una sonrisa malévola se asomó en las comisuras del fotógrafo. El pelirrojo terminó de acomodar las cosas en la camioneta para ponerle seguro y haló a su mejor amigo de brazo hacia el centro del pequeño pueblo escocés.
Lo primero que hicieron estando a merced de las locuras del más bajito fue hacer un juego donde al dejar caer la moneda sobre un mapa improvisado por ambos, con destinos que podría calificar como una distracción, irían al local con la emoción de dejar todo en manos del azar. Así, el objeto de metal se detuvo en una repostería que ofrecía servicio un poco particular.
El local por fuera se veía estoico y un poco soso, combinado con al aire escocés y tranquilo. Por dentro era una historia completamente diferente, era el local con la más colorida explosión de colores pastel que haya visto en su vida, ni qué decir de las bonitas decoraciones artesanales de organza, satén y tul. Los dueños eran una pareja de ancianitos quienes fundaron esa pastelería para fomentar el oficio que empeñaban desde hace más de sesenta años. WonHo y BaekHyun tuvieron unas divertidas dos horas en las que ambos jóvenes comprobaron que la repostería no era de sus puntos más fuertes, terminaron haciendo un monumental desastre con el merengue francés, tostándolo de más, ni siquiera pudieron hacer que el fondant tuviera el grosor adecuado y terminaron haciendo una pelea de niños por qué color sería el más adecuado para su pastel en conjunto y la harina cubrió por completo sus rostros. Sin embargo, como adultos, se disculparon con la pobre pareja de ancianitos y pagaron con muchos intereses el pequeño desastre que hicieron.
El siguiente destino fue ir a los locales de artesanías, donde terminaron comprando cualquier cosa que les gustara, además de que llenaban una lista de cosas escocesas que la madre de su mejor amigo le mandó para cuando volviera a su natal Japón antes de Navidad, para pasar las fiestas decembrinas y las de Año Nuevo junto a su familia.
―Ésta es la última de las tiendas ―dijo guardando la lista en su bolsillo izquierdo del pantalón.
Ambos amigos entraron a la joyería del pueblo, una con bastante clase para su tamaño reducido. Estando en Londres, eran como diez veces más grandes que aquel local. Los muebles tallados con la más fina caoba de la región y molduras con detalles en oro aumentaban sólo el prestigio de la misma. Las estanterías, mostradores y un par de candelabros también parecen haber pertenecido a una familia adinerada, incluso el joven heredero admiró unas bolitas de cristal en variadas tonalidades de colores entre cada pieza expuesta sobre alguna tela fina en color rojo. Los modelos de manos y cuello eran adornados con piezas de arte que cualquier humano podría calificar como algo fuera de ese mundo y todo complementado por luces cálidas para que las estrellas fueran los diamantes, zafiros, rubíes y topacios.
―Buenas tardes ―saludó el joven pelirrojo hacia la mujer.
―Buenas tardes ―una sonrisa amable de parte de la dueña, aparentó estar cerca de los cuarenta mientras leía un libro.
En ese momento entró un niño niño de diez años se paraba de pie en la silla y se arreglaba su trajecito, listo para atender a los clientes, no tardó ni un segundo en reconocer al heredero del Lago Ness.
― ¡Profesor WonHo! ―saludó el niño muy feliz.
―Hola Charlie ―devolvió el gesto dándole la mano a petición del niño quien quería actuar como todo un adulto frente a su dulce madre―. Espero que estés cuidando bien del negocio familiar.
―Sí señor, mamá me está instruyendo y muy pronto podré hacer cosas increíbles como mi abuelo.
―Y no lo dudo.
―Muchas gracias por cuidar de mi pequeño travieso, su Alteza ―terció la mujer y le dedicó una reverencia hacia el joven maestro.
―Por favor, no es necesario la formalidad por parte de la madre de mi mejor alumno.
―Perdone Alteza ―respondió la mujer con las mejillas encendidas de la vergüenza.
―Por favor, sólo dígame WonHo.
―Como lo ordene su... ―el rubio le suplicó con la mirada y se corrigió―. Joven WonHo ¿y en qué puedo servirlos?
―Me interesaría ver un poco de todo ―dijo BaekHyun después de un rápido vistazo a la vitrina principal y no tener idea de qué elegir.
― ¿Le parecería mejor iniciar en nuestra sección de invierno? ―sugirió la mujer hacia la vitrina cercana a la puerta con decoraciones acorde a dicha estación del año.
―Perfecto.
― ¿Estás seguro que a tu madre le va a gustar esta clase de lujos? Hasta donde sé, tu mamá no es fan de los diamantes o riquezas muy extravagantes ―inquirió WonHo.
―Oye ―chilló BaekHyun―. ¡Me esforcé tanto por ahorrar para algo bonito para mamá!
―Además, una mujer aprecia mucho una que otra joya ―alegó la mayor de los tres y les guiñó el ojo en complicidad con el fotógrafo.
―Gracias, alguien entiende a un hijo que quiere consentir a su madre.
Le lanzó una última mirada de victoria antes de seguir a la mujer hacia el lugar indicado y comenzar a ver las diferentes joyas que encendieron los ojos de BaekHyun. WonHo entre tanto, dejó que su joven estudiante le mostrara el catálogo de rarezas en la tienda que databan desde los inicios del pueblo.
El niño explicaba el significado de la cantidad de remolinos en cada pulsera, el por qué ponían truchas con cola bifurcada en algunas esclavas, incluso le costó un poquito recordar el significado de varias gemas y por qué combinarlas con otras era una tarea demasiado seria; el heredero del Lago Ness escuchó las explicaciones del pequeño hasta que el pequeño pasó un par de páginas juntas y alcanzó a ver un detalle en concreto que llamó la atención de WonHo.
―Espera ―sostuvo ambas páginas y las abrió―. ¿Qué es esto?
―Ah, ¡mamá! ¿De dónde es este anillo? No recuerdo haberlo visto en la tienda ―llamó a su madre y ella se acercó dejando a BaekHyun evaluando un par de collares.
― ¿Cuál mi cielo? ―se acercó y evaluó el objeto―. Oh, hace más de diez generaciones que estuvo en mi familia hasta que mi padre lo vendió a una casa rica de la región como una forma de honrar nuestro largo linaje de maestros en las joyas, sólo que no recuerdo a qué familia de las ocho del Lago fue quien lo conservó ¿estaba interesado en él?
―No, es sólo que recuerdo haberlo visto en alguien ―dijo como si esa fotografía no le trajera una sensación de haber visto a un fantasma.
Y era cierto.
En las páginas amarillentas estaban dos fotografías y un dibujo protegido por una especie de mica con fechas que databan del siglo XV, las notas sobre el descubrimiento del único asentamiento de turmalina en la costa del Lago y sólo se pudo extraer una gema del tamaño de una naranja y tuvieron que trabajarla seis días y seis noches hasta que lograron darle el tamaño de una mora y ponerla sobre un anillo sencillo de plata, que fue un regalo hacia el rey de aquel tiempo, en cambio, dejó que la familia conservara tal tesoro debido al servicio en la guerra contra los extranjeros hace unos años. Con el pasar de los siglos, el anillo fue adquiriendo más ornamentación y así fue como a mediados del siglo XIV llegó a su forma actual. Las fotografías eran cerca de los años 70's mostrando el precioso anillo de turmalina con cuerpo de plata en forma de un dragón marino y sólo lo ha visto en un lugar: en el cuello de HyungWon.
¿Cuántas son las posibilidades de que existieran dos anillos exactamente iguales?
¿Cómo demonios HyungWon acabó con algo así si estaba en guerra con los humanos y se alejaba al menor indicio de ellos?
¿Podría haber alguna explicación lógica para esto?
WonHo ya no era tan ingenuo y sospechaba que HyungWon le estaba ocultando algo, de solo pensarlo, su cabeza le atacó con un dolor de cabeza casi al punto de creer que era migraña. Tuvo que contenerse y esperar a que BaekHyun terminara su compra para salir de ese lugar lo más pronto posible.
En el camino de regreso a la gran mansión Thorburn, WonHo le mostró la foto que tomó del libro en la joyería. BaekHyun quedó igual de sorprendido ante el descubrimiento, que para el momento en el que llegaron a la seguridad de la habitación del rubio fue que comenzaron las verdaderas sospechas, tuvieron mucha suerte de que YoonHo estuviera en su día libre y sus padres y tío de visita en otro pueblo para no darse cuenta de la palidez de WonHo.
―Ya no creo en las coincidencias desde que conocí a HyungWon ―aseveró, se dirigió a la cama y como peso muerto, dejó que su cuerpo se hundiera en el colchón―. Todo lo que ha pasado, es por causa de una magia que no podemos entender, pero criaturas como HyungWon sí.
―Cuando le entregué el anillo hace una semana ―intervino BaekHyun con una mirada analítica―. Él mencionó que alguien muy preciado se lo dio ¿Crees que...?
― ¿HyungWon ya estuvo entre humanos? ―complementó, recibiendo un asentimiento por parte de su mejor amigo―. A estas alturas creeré lo que sea con tal de saber la verdad.
―Tal vez haya pasado algo muy grave como para que HyungWon odie a los humanos ―agregó BaekHyun, deteniéndose en la ventana en dirección al balcón―. ¿Recuerdas la vez que le pregunté si estaba saliendo con alguien?
―Él sólo mencionó que conoció al tipo equivocado.
― ¿Y qué tal si fue un humano, quien le dio el anillo y lo lastimó? ―inquirió.
A WonHo se le revolvió el estómago de sólo pensar que alguien hubiera herido a HyungWon, a ese precioso leviatán que es terrible con la cocina, pero una verdadera ternura cuando escuchaba sus historias ¿Quién quiere dañar a tan hermoso ser?
Algo en su cabeza se sentía a punto de explotar, un dolor muy bien identificado en sus sienes comenzaba a sentirse como un peso que poco a poco se comprimía y expandía al mismo tiempo, parecía que sus pensamientos "se despejaran", algo entre sus recuerdos se removía y traba de conectar los cabos sueltos, encontrando más incógnitas que respuestas. Entonces miró hacia las caracolas en su mueble, por alguna razón parecía que eran lo que buscaba porque de alguna manera, la magia parecía vivir en ellas.
Una chispa hizo clic en su cabeza.
―No vas conseguir nada estando sentado todo el tiempo ―le dijo BaekHyun sin quitar la mirada hacia un punto afuera, WonHo se paró de la cama y se colocó a su lado.
―Ya me cansé de estar a ciegas ―dictaminó viendo al punto rosado que destacaba en la oscuridad del lago, sabía que era HyungWon―. No me esperen, dile a mis padres que salí por un asunto de la universidad y regresaré tarde.
―Te deseo suerte.
―Gracias BaekHyun.
El heredero del Lago Ness no tardó en reunirse junto al leviatán en el muelle. Una leve llovizna favoreció al omega para poder mostrar parte de su largo cuello, reduciendo el brillo de sus luces. En cuanto vio a WonHo salir por el ventanal de la mansión, notó algo diferente en él. No podía darle crédito al cambio de aura de humano, siendo ésta nulamente palpable y ahora parecía que lo rodeara una capa de energía un poco extraña.
Al estar frente a frente, HyungWon agachó su cabeza avergonzado y el gentil toque de WonHo en su morro le robaron un ligero gorgoteo.
"―Hay algo que quiero mostrarte."
Bajó la cabeza hasta sacar un arnés de cuero para la cintura y torso. Había un par de correas con un pin de plata al término de éstas, entonces notó un collar de diacuarzus con dos pines iguales a los de las correas.
"―Será un viaje bastante largo y rápido ―" advirtió mientras el humano se colocaba el arnés sobre el traje de buzo.
HyungWon nadó hasta mostrarle el lomo y WonHo se sostuvo del cuello hasta acomodarse sobre la superficie escamosa, colocó los pines sobre los de diacuarzus, éstos inmediatamente se atrajeron con la magia del botánico como un efecto magnético; sintiendo una corriente fría que recorrió sus piernas y parece que se adhirieron al lomo del leviatán, entonces se sujetó de los dos huesitos en la base de la cresta rosada. Cuando se aseguró al leviatán le entregó el tan conocido bolso negro para que cuidara de él durante el viaje.
"―Al salir del lago, no abras los ojos, iremos muy rápido.
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1. Montañas de los Grifos: Nombre coloquial entre los cambiaformas para llamar a una de las sedes más importantes entre los habitantes del Clan del Aire. Es la corte de más alto poder político y militar a lo largo de la historia mágica.
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