-13- Terror en el campamento(1ª parte)
Corre. Huye. Sí, huye cuanto puedas de esta pesadilla sin final.
Los afectados por esta maldición, y nuevos que vendrán en esta nueva partida, se encontraban en un camping.
Todo va bien. Todo va bien, nada malo tiene porque pasar.
Habían venido a pasar la semana, pues creyeron que no sería tan mala idea ir de campamento.
Mientras se dirigían hacia sus cabañas, la luz de uno de los móviles de ellos se apagó y se volvió a encender. Cuando se encendió de nuevo, había un tipo con una motosierra mirándolo, estaba vestido de cazador. Luego desapareció.
—Vale, no sé si eso sea muy normal.— Dijo el castaño para sí mismo.
No abandonen antes de terminar
El chico prosiguió su camino.
Malditos seáis, vosotros que nos cazáis, que sintáis lo que sentimos.
Los chicos se vieron sorprendidos cuando, en lugar de el guía que les había tocado, se encontraron con otro. No hicieron preguntas, creyeron que se debía tratar de algunos cambios de última hora.
—Somos muy estrictos en este camping— dijo, estaba explicando las normas— Uno: Las habitaciones son individuales, y serán cerradas al ulular del búho Dos: siempre hacer caso al guía y tres: No abandonar antes de terminar...
Un par de personas quisieron ir de vuelta a sus casas al escuchar tales normas.
Otra vez no, no...
—Pueden comer.
Y eso hicieron.
Tic, tic, tic...
Un ruido comenzó a sonar, y una hoja cayó por debajo de su mesa. No, no solo fue una, fueron 12. Una para cada uno. Dentro de las hojas habían papeles. Sus habilidades.
Una décima tercera hoja cayó encima en la mesa. Otro papel. Este fue visto por todos.
—¿Quién lo coge?
Jay elevó los hombros.
—Yo no.
—Caguetas, lo cogeré yo.
Completa la serie:
2, 6, 8, 16...
—La puta madre...— Dijo Sky, mientras dejaba el papel en el centro.
—No problemas matemáticos mientras estoy comiendo, por favor.
—¡NO!
—Jay, ten, eres el inteligente aquí.— Dijo Michael, dándole el papel al mencionado.
—No sé que puede ser... La verdad.— Giró el papel.
Solo una oportunidad. No querréis equivocaros .
—Puede ser 32.
—Aquí pone que hay que hacer el número con nubecitas. Bien, ¿Cuántas tenemos?
Todos pusieron los caramelos que les quedaban encima de la mesa.
—Bueno, creo que son nubecitas suficientes, asique-
—Son 23.
—¿Qué?
—En...— Terry tomó aire— la otra partida hubo una prueba algo parecida. Y claro, no puede ser tan fácil. En la otra era igual, sumar los digitos. Así, se suma los tres primeros números y el dieciséis se separa, uno más seis, siete. Dieciséis más siete son veintitrés.
Claro, con esto, algunos quedaron desconcertados con "partida" y "prueba".
—Pero... No creo que sea igual la forma en la que se resuelve.
—Da igual— Dijo Sky—, fallaron esa prueba. En Rabia nunca hay dos pruebas iguales. A lo mejor si es treintaidós.
—Okey...— Habló uno de los novatos— pasé de tener algunas dudas a tener demasiadas, ¿Qué carajos es Rabia?
—Una maldición.
—No seas imbécil, las maldiciones no existen.
—Eso dicen todos hasta que comprueban que es falso. Alguien morirá esta noche, ¿de acuerdo? Todas las noches, hay alguien aquí que es un asesino y acabará con nosotros sin piedad alguna.— Explicó Michael.
—Sigo sin creérmelo, pero bueno.
—Haz lo que quieras, Fitzgerald. Nosotros resolveremos esto.
—¿Ponemos treintaidós o veintitrés?
—Treintaidós.
—Veintitrés.
—Así vamos mal, chicos.
—¡Pues decide tú!
Con las nubes hicieron un veintitrés. Al ponerlo, alguien disparó dos balas, y lo sabían porque se escuchó el rumor.
—¿Qué fue eso?
Cerca suya, una luz se hizo notar. Estaba cerca de una cueva. Todos se apartaron de la mesa, antes de entrar, echaron un vistazo al entorno.
—Está que se cae esto, no creo que sea muy buena idea ir.
Evidentemente, la Fitzgerald fue ignorada.
—Gracias por escucharme tan atentamente.
Había 12 velas, 11 encendidas. Y un cártel que decía "cónclave".
Sky se acercó a las velas.
—Ey, Sky, no creo que sea muy buena idea acercarse...— Advirtió Mike.
—¿Por qué hay una vela apagada?— La pelinegra bien sabía el significado de esto. El número de velas apagadas era el número de muertos. Pero... No lo entendía, nadie había muerto, no todavía.
Más disparos y el sonido de una motosierra.
Todo pasó demasiado rápido.
La primera muerte de la partida.
Y el búho ululó, mientras eran perseguidos por su guía(pero con traje de cazador) con una motosierra.
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