Les contaré una historia, una historia trágica...

Puede ser real o puede ser ficticia, de ustedes dependerá si creerla o no. Solo diré, que yo la presencie.

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La historia comienza con la curiosidad de una joven, Paulina; una chica de 16 años. Ella conoció a una persona, una mujer con sus mismos gustos y amor por los libros. La conoció gracias al internet.

Aún no se habían conocido, la distancia entre ambas era demasiada y aunque intentarán una pequeña visita, para ambas era difícil; las dos eran menores y no sabían todo del mundo exterior. Aunque eso no les importo ya que solo con hablar, con un pequeño mensaje o una rápida llamada, para ellas era suficiente.

Al principio la platica no revelaba nada de sus vidas, apenas y se saludaban y platicaban de sus gustos compartidos en la lectura, no fue hasta mucho tiempo después que con una simple conversación comenzó a forjarse una hermosa amistad...

Citlali era el nombre de tan maravillosa chica, ella era menor que ella por un año, teniendo 15. Aunque la edad claramente no les importaba, sus gustos eran muy parecidos y con ellos comenzaron a hablar sobre cosas más personales.

Fue así como un día, ambas decidieron compartir la verdadera apariencia de cada una.

Paulina estaba más que nerviosa, había tenido muchos amigos por distancia, pero ninguna era como ella, y le preocupaba mucho lo que ella opinara de su apariencia. Y al mismo tiempo ella se preguntaba como seria la apariencia de aquella chica que la comprendía mejor que cualquiera. Fue ese día que ambas se vieron de verdad.

Su apariencia era muy lejana a lo que imaginaban cada una de la otra, pero eso no les importo.

Ambas mujeres pasaban noches hablando, su amistad comenzaba a fortalecerse, tanto, que Citlali comenzó a revelar secretos de ella que nunca le había contado a nadie más, secretos tan felices, como dolorosos, ya que su vida antes de su amiga... no había sido como un cuento de hadas.

"No voy a juzgarte" fue el mensaje que envió Paulina, al notar como su amiga no escribía.

"Solo no quiero perderte, eres la única amiga que se ha quedado y siento que, si te cuento esto, te vas a ir"

"No lo hare" respondió rápidamente

"¿Enserio? "

"Te prometo, por lo mas sagrado que tengo que no te voy a abandonar, siempre voy a estar aquí cuando me necesites" prometió la joven, esperando que su amiga entendiera el verdadero significado de tal enorme promesa.

Fue así, que cada una comenzó a contar sus momentos dolorosos...

Había veces que los secretos eran tan tristes, que las lágrimas salían aun enviando el mensaje, fue así como sus platicas se volvieron mas recurrentes, y la necesidad de hablarse crecía a tal grado de que no se separaban del celular. Sus vidas parecían perfectas en la superficie, pero en la seguridad de esos mensajes cada una podía contar la verdad de sus vidas, revelando lo nada perfecta y triste vida que llevaban.

La compañía y el apoyo de cada una hacia que sus vidas por fin tuvieran un brillo y una razón desesperada para crecer.

De ambas era Paulina era quien siempre pedía una y otra vez que el tiempo pasara rápidamente, la distancia entre ellas comenzaba a afectarles y a ella le dolía en el alma no estar con su amiga, la cual admitió que estaba comenzando a ver con otros ojos.