25 ┇No me detengas ahora
—¿Por qué me dijiste esas cosas horribles aquel día? — preguntó con la voz rota.
Quería entenderlo y perdonarlo, pero a lo largo de los meses volvió a sentir cariño por si misma. Al fin se dio cuenta de toda la mierda en la que estaba metida.
Ella valía mucho, no por su físico o sus acciones, por el simple hecho de ser una persona merecía respeto y lo mejor. Por muchos años su familia se encargó de destruir su poca autoestima por lo que siempre estuvo buscando amor en otros lados y lo peor es que no lo recibía de forma correcta.
Henry... bueno, llego a quererlo mucho pero hasta que estuvo con Richie se dio cuenta que eso no era amor, se necesitaban como apoyo emocional pero eso poco a poco se convirtió en un ambiente tóxico donde ninguno se respetaba ni se quería genuinamente. No le echaba la culpa, ella también tuvo que ver en qué terminara de morir esa relación, ojalá y todo fuera como al principio donde todo eran lindos momentos, amor y sonrisas. Pero eso ya pasó y tenía que concentrarse en su presente y ver por su futuro, no llorarle al pasado.
Con Stan fue casi igual. Aunque le dolía admitirlo el nunca le hizo caso y se aguantó muchos de sus desprecios por un poco de atención, y no era cualquiera para rogarle toda la vida y el que quiera volver ahora demasiado tarde cuando ya tenía un noviazgo estable o al menos eso quería creer, ya tampoco sabía que estaba pasando con Richie.
— Era necesario, — exclamó con culpa — no quería causarte problemas, yo se que Henry no teme a lastimarte, — comenzó a hablar con enojo — el día del callejón tenias un moretón en el ojo y de solo recordarlo me preocupe más y-
— El golpe del ojo no me lo hizo Henry... — Lo interrumpió.
— ¿Espera que?
— Fue mi estupida hermana, — giro la cara rencorosa — discutimos por una tontería y en un forcejeo me golpeo...
— Lo lamento, creí que... — Volvió a interrumpir a Stan.
— El no me tocaría ni un pelo, lo se...
Se miraron entre ellos con intensidad. Stan estaba tan arrepentido, hubiera querido hablar antes con ella pero ahora era demasiado tarde, ahora ella estaba con su amigo Richie.
Aunque no por mucho, muy en el fondo de si el creía que ella seguía sintiendo algo por el y no se rendiría así como así.
Mathilda a este punto ya no estaba confundida. Sabía por fin lo que quería y lo que haría, ella lucharía por Richie.
— Es mejor que te vayas Stan... Si llega Richie y te ve aquí... — El chico no la dejo terminar ya que el soltó una risa seca ante su comentario.
— El no vendrá Mathilda.
— Basta rulos, mejor vete. — Habló con voz dura pero sin ser mala con el, lo llamo por su apodo, una señal de que no estaba enojada, aún. Todo era en son de paz.
— Henry nos dijo a todos que ya está contigo, debe estar molesto... — Fingió tristeza — Espero y se reconcilien.
Sin decir nada más el judío se dio la vuelta con una minúscula sonrisa asomándose por sus labios y dejando a Mathilda muy consternada.
Despertó.
Intento entre abrir los ojos pues aún estaba muy cansada por el medicamento que le administraron para el dolor. Hace unas horas su pie comenzó a hincharse y a dolerse demasiado por lo que además de calmarle el dolor también la durmieron un rato.
— Despertaste — se levantó de la silla frente de la cama y se acercó a la chica.
— No Einstein, soy sonámbula. — Respondió con voz ronca mientras se sentaba con dificultad y aún algo de sueño en la camilla.
Su comentario hizo al chico soltar una pequeña risa.
Aun seguía con su ropa usual, los trámites de salida de los hospitales eran tardados.
— T-Te vi en la mañana salir de t-tu casa, me preocupe. — Su voz salió algo bajo por la pena y sus mejillas se coloraron haciendo que ella sonría con ternura.
— Gracias Billy, lo aprecio mucho... Al menos tú si viniste. — Dijo en voz baja lo ultimo recordando a Richie.
Lo que soñó con Stan fue un recuerdo y si era verdad estaba frita y todo con Richie también.
— ¿Esperabas a a-alguien? — preguntó el chico con el ceño fruncido.
— No, no, no... — Ella negó rápidamente nerviosa — Solo... olvídalo.
Bill se extraño pero prefirió no insistir con el tema en cambio Mathilda no quiso profundizar la conversación y terminar contándole todo al ojiazul, desde lo de Georgie le tiene una gran confianza al chico y sabía que si seguía indagando en eso le terminaría contando lo de Richie, que, gracias a Stan se enteró que ellos no tenían ni idea.
Cuando ella comenzó a hablar más con el grupo hubo un día donde Bill se disculpó por su reacción hacia lo de Danielle y ella lo perdono inmediatamente pues no solo sintió mal, era un tema muy fuerte y no era para menos su reacción. Y seguido de ello volvieron a ser unidos como en las vacaciones. Incluso tuvo muchas escenas de celos por parte del de lentes por el tartamudo.
— E-Encontré esto encima t-tuyo. — Dijo el castaño para matar el silencio incómodo — Cuando llegue l-lo vi y n-no le di importancia p-pero una enfermera entro y m-movió las sábanas, no quería que se perdiera a-así que la cuide.
Mathilda sintió mucha ternura por el tartamudeo del chico y lo miraba con una sonrisa hasta que vio la carta en sus manos.
Su sonrisa se borró y fue remplazada por una expresión de terror.
— Gracias — la tomó con manos temblorosas pues conocía la caligrafía, era la misma que la de la carta que la mando a esa camilla.
— ¿S-sucede algo? — preguntó preocupado por el miedo en su rostro.
— Creerás que estoy loca... — Contestó en un susurro aún viendo fijamente el papel mal doblado en las manos del chico.
— E-el tartamudo con a-alucinaciones de p-payasos hablando c-con la n-niña que t-tiene TID, eso si e-es l-loco.
Mathilda lejos de reírse por el comentario sarcástico del chico Denbrough se sorprendió al oír sobre su asunto con un tal "payaso".
— ¿Tu también lo ves? — siguió susurrando con voz temblorosa ahora viendo fijamente a Bill el cual también borró todo rastro de diversión de su rostro.
No había que se un genio para saber a quien se refería, juraba que se estaba volviendo loco. Su madre le dio una explicación rara e incoherente de que comenzó a ver cosas raras por la muerte de Georgie, se conformó con eso por un tiempo pero ahora no estaba seguro de que fueran solo alucinaciones suyas.
El asintió lentamente extrañado por la coincidencia, aunque esperaba que ella comenzara a reír y que le tomó el pelo, pero eso nunca pasó.
— Pennywise. — Dijeron los dos al mismo tiempo.
Abrieron los ojos asombrados y ella lo tomó de su mano asustada. Sin decir nada — pues su voz no salía con claridad de la estupefacción — señaló con su otra mano el papel que sostenía el chico dándole a entender que el payaso que inundaba las pesadillas de ambos tenía algo que ver con el.
Bill trago duro y con lentitud lo desdobló temeroso de lo que se podía encontrar dentro. Mathilda observaba con atención y al igual que con la nota anterior en su interior también había tierra y basura de hojas secas junto con un olor putrefacto.
Manzana roja, 10:00 PM en la boutique de la señora Marshall
— David.
Bill soltó la hoja asustado mirando con espanto a la pelinegra pero está solo tenía una expresión neutra. No sabía lo que pasaba y mentiría que no temblaba de miedo pero debía guardar la calma si quería explicarle y pedir ayuda a Bill qué tal parecía ser el único en entenderla.
— No es la primera que recibo... — bajo la cabeza — Y tal vez no la última y... — suspiro — De verdad creo que David está vivo.
El tartamudo aún seguía en shock por todo, desde que ambos veían al mismo ente hasta que David estaba vivo, era como una pesadilla y mucho que digerir.
— Está cruzando la calle. Iré.
— ¿¡E-Estas loca!?
— ¡Puede que el necesite nuestra ayuda! — lo miró a los ojos decidida — Si yo estuviera perdida querría que me encontraran.
— ¿Y-Y si es una t-trampa? — Hablo inseguro.
Bufo con gracia.
— Es muy obvio, pero si puedo llegar a saber algo de él... o de Betty, correré el riesgo.
David definitivamente no era su persona favorita, era un idiota, grosero y misogino, pero era eso, una persona, una vida, ya sea mentira o no, no lo ignoraría, tal vez también pueda tener noticias de su mejor amiga. Y le pondría fin al circo de ese payaso.
— N-No irás. — El ojiazul se puso frente a la entrada cuando vio que la chica tenía intenciones de pararse.
— No te estaba pidiendo permiso. — Contestó con dificultad por el movimiento repentino ejercido en su pie.
— Estas lastimada, es peligro. — Intento hacerla recapacitar pero aquello solo aumentaba sus ganas de salir corriendo de allí.
— ¿Y si somos los únicos que lo ven? Podremos ser los únicos en detenerlo o al menos en saber que es o que quiere. — Lo reto refiriéndose al payaso con pinta maligna, sean cuál sean sus intenciones era más que obvio que no eran buenas.
Si tenía algo que ver con David tal vez también con los niños desaparecidos.
— No irás. — Volvió a replicar el chico.
— ¡No puedes-
— No irás sin mi. — Interrumpió antes de que le siguiera gritando.
Tenía razón, eso era un problema que no lo dejaba vivir en paz y ese tipo de problemas había que cortarlos desde raíz.
( 🎈 )
Ambos infantes "escaparon" del hospital, pues cuando Mathilda se acercó a preguntarle a una enfermera por su madre para avisarle que llegaría tarde la enfermera le dijo que solo pago la cuenta y se fue hace ya un buen rato.
Mathilda ni se molesto en sentirse mal por ello, ya estaba acostumbrada, así era su progenitora, actuaba preocupada y luego se olvidaba completamente de ella. Además tenía cosas más importantes en que pensar.
En forma de venganza en el hospital pidió unas muletas para facilitar su caminar y lo cargo a la cuenta de su madre, no podría reclamarle, la abandono a su suerte y no podía caminar sin ayuda.
Ella y Bill comían helado en un local frente a la boutique donde "David" la había citado. Eran cerca de las seis de la tarde y estudiaban el perímetro por fuera para infiltrarse por la noche ya que cerraban a las ocho.
También aprovecharon para que se contaran sobre sus experiencias con eso. Resulta que Bill vio varias veces a Georgie pero no estaba solo, el payaso lo acompañaba, aparte cuando fue la feria con el resto de los perdedores igual lo vio pero sin Georgie y creyendo que era una persona real pregunto por el al personal del circo pero estos le dijeron que no había ningún payaso con esas características trabajando para ellos.
Bill miraba fijamente a Mathilda mientras ella terminaba su helado de fresa. Era un muy mal momento pero no podía dejar de pensar lo bonito que era. Ahora eran amigos pero deseaba fuertemente que lo viera como algo más su atracción hacia ella nunca se fue y el que ahora hablara más con el y con sus amigos y que ya no estuviera con Henry hacia todo mejor.
— Y... — comenzó el chico queriendo romper el silencio — ¿Q-Qué ha p-pasado con Henry?
Pregunto curioso, sus anteriores encuentros con el rubio le dejaban mucho que desear y muchas sospechas pendientes, sus amigos no se atrevían a preguntarle pero estaba a punto de tal vez enfrentarse a un payaso malvado, el hablar con ella no era nada en comparación.
Ella en cambio lo miró ceñuda no entendiendo su pregunta.
— Q-quiero decir... ¿siguen i-igual?
Ella simplemente asintió confundida ante su pregunta.
— ¿El les ha dicho algo diferente? — Quizo investigar por lo antes dicho por Stan, si era verdad el rubio estaría en muchos problemas por difamarla.
Pero el ya no estaba prestando atención a la platica pues lejos en un callejón observó como la dueña de la boutique salía por una puerta trasera de la tienda para sacar una gran bolsa de basura.
— M-Mira allí — Señaló a la mujer regordeta. — P-Podemos entrar por ahí. — Ella asintió pensando en la forma en la que ambos podían introducirse hasta que recordó que traía consigo un pasador.
Se lo saco del cabello ansiosa y se lo mostró Bill.
— Cuando Henry no traía tarjetas le prestaba mis pasadores, fue un truco que me enseñó para abrir puertas.
El frunció el ceño por el orgullo de la chica al decir tal cosa mientras que ella solo sonreía y veía fijamente su pase de entrada a la tienda.
( 🎈 )
El color azul neón que cambiaba pausadamente a rojo gracias al letrero de cerrado inundaba toda la tienda, ambos no supieron si aquello le daba un ambiente más terrorífico o más tranquilo al asunto.
Sin contar que canciones de moda sonaban en los altavoces del lugar. Mathilda lo encontró gracioso ya que si alguien decidiera robar el lugar tendría música de atraco de fondo.
Eran las nueve cincuenta y siete de la noche. Bill estaba seguro que le esperaba una gran reprimenda en su casa y a Mathilda eso no le importaba, se seguro en la suya ni siquiera habrían notado que no está.
Ambos se sentían muy nerviosos, les sudaban partes que ni siquiera sabían que sudaban, caminaban a pasos lentos espalda contra espalda cubriéndose. Se habían adentrado (con algo de dificultad) al local hace apenas veinte minutos donde la mayoría del tiempo estuvieron en las oficinas traseras esperando la hora del encuentro y mientras lo hacían Mathilda sugirió tomar armas improvisadas en caso de que fuera una trampa. Ella no podía cargar con otra cosa a parte de sus muletas (qué si podría las usaría para su defensa) por lo que hizo a Bill tomar un gancho que usaban las trabajadoras para bajar la ropa que estaba hasta los estantes de arriba y que no alcanzaban, eran un largo tubo de metal con un pequeño gancho en la punta, no estaban seguros de poder usarlo pero esperaban que sirviera.
Con los segundos pasando Mathilda cada vez sentía que eso era una idea pésima, Bill había tenido razón, ella estaba lastimada y apenas y podía moverse, si llegaran a atacarlos aun no sabía cómo correría.
Bill desesperado vio en su reloj de muñeca y observó la hora: diez cinco. Solo era cuestión de tiempo.
Caminaron aún de espaldas asustados y atentos a cualquier sombra en la oscuridad hasta que ambos observaron como alguien salía detrás de un estante a su derecha.
Del susto Mathilda soltó sus muletas y abrazó a Bill y el soltó su arma y abrazó a Mathilda. Ambos soltaron un grito que inmediatamente fue callado por la persona delante de ellos.
No era posible, no podía ser real.
David estaba vivo y frente a ellos mientras que la canción "Don't stop me now" de Queen comenzó a soñar por los altavoces.
El pelinegro también parecía agitado y nervioso. Sin decir nada se acercó corriendo al par jadeando.
— No tengo mucho tiempo. — Hablo rápido e iba a seguir pero los preadolescentes en shock frente a él tenían bastantes preguntas.
— Estas vivo... — Bill estaba boquiabierto.
— ¡Tus restos salieron en el jodido periódico! — Bramó Mathilda con una voz más aguda de lo normal.
— Cierren la boca maldita sea — Los callo — Si, estoy vivo, creí que en tus sueños te lo había dejado bastante claro. — Miró molesto a Mathilda — ¿Y que hace el aquí? — Señaló al tartamudo grosero.
— ¡Eran muy irreales! — respondió aún atónita por su presencia — Y es apoyo extra, no vendría a una tienda a mitad de la noche con un asesino en suelto a media noche.
Bill rápidamente la miró con los ojos entrecerrados de forma acusadora. Eso era exactamente lo que planeaba hacer desde un principio.
— Está bien, no me importa. — Corto a la pareja — Como dije, no tengo tiempo-
— ¿A que te refieres? — la de pelo corto volvió a interrumpirlo — Vendrás con nosotros.
David rodó los ojos ante su idea, era simplemente estúpida en todos los sentidos.
— ¡La gente piensa que soy un asesino! — bramó desesperado — Y si el se da cuenta que escape para advertirlos ahora si me mata.
— ¿Q-Quién?
— Pennywise — Susurró obvio el otro chico.
Mathilda y Bill voltearon a verse aun sin comprender del todo la situación, necesitaban muchas explicaciones, lo único que tenían los tres en común era ese tal Pennywise el cual ambos chicos aun no estaban seguros de que era exactamente, sus únicas respuestas estaban frente a ellos.
— ¿P-Por qué no e-escapaste a-antes?
— No me iría sin saber cómo recuperar mi cuerpo. — Respondió el pelinegro de forma tajante.
— ¿A qué te refieres? — Mathilda achino los ojos confundida a lo cual David los rodó por milésima vez.
— Ese maldito payaso fue capaz de aprovechar la energía extra-dimensional despojándome de mi cuerpo pero no de mi cerebro por lo que ahora soy un montón de plasma andante.
Bill y Mathilda no entendieron absolutamente nada de lo que salió de la boca del chico por lo que giraron a verse confundidos y haciendo que nuevamente David ruede los ojos.
— N-No estoy e-entendiendo nada.
— Bueno, lo harías si fueras más inteligente.
Bill era de los mejores en su clase pero a lado de David se quedaba tonto, si algo podía destacar el pelinegro era en su muy avanzado intelecto.
— Explícanos bien. — Dijo desesperada Mathilda, si Bill no entendía nada mucho menos ella.
— ¡Separo mi alma de mi cuerpo! — gritó de igual forma — Soy como un espíritu que solo ciertas personas pueden verme.
— ¿Qué personas? — David miró a ambos despectivamente.
— Los mismos que ven a Pennywise. — Frunció el ceño pensante hasta que suspiro rendido —Escuchen, como dije, no tengo tiempo. Eso no es humano, no se lo que sea pero él es el responsable de los asesinatos. Primero los impregna de miedo y luego los come, es su forma de alimentarse y conseguír energía y ustedes son los que siguen junto a sus amigos sino se van de Derry.
El par sintió aquella información caerles como un balde de agua fría. David si que no tenía nada de tacto. Porque claro que era muy normal y cosa de todos los días que una criatura con forma de payaso diabólico busque matarte para comerte.
— ¿Cómo sabes todo eso? — preguntó la chica sin aire.
Podría decir que estaba sin palabras pero su curiosidad era más grande.
— Soy su prisionero, lo vigiló de cerca y se todo su plan. — explicó rápidamente — No sabría decir que es exactamente pero esa cosa inverna cada 27 años, no es mucho lo que está despierto en comparación, uno a dos años máximo, pero seguirá comiendo gente en Derry, tienen que irse.
— ¿Y qué hay de ti? No podemos dejarte. — Lo señaló la pelinegra con desesperación.
— Yo ya soy caso perdido... — Suspiro resignado — Ustedes aún pueden sálvense.
— ¡No! No te -
— ¿H-Hay alguna f-forma de v-vencerlo? — David posó sus ojos en Bill y estaba por responderle que no tenía ni la más remota idea hasta que un estruendo de un globo pinchándose al final del pasillo donde se encontraban los interrumpió.
— Uh uhh uhh — río psicótico — David ¿que estás haciendo? — Su peor pesadilla estaba a unos metros de ellos y solo los veía con diversión y... hambre.
Los tres pares de ojos observaron al payaso de sus pesadillas asustados y ahora mucho más sabiendo su verdadera naturaleza.
— ¡Corran! — gritó David por último antes de escuchar un rugido sobrenatural a sus espaldas.
El pelinegro corrió todo derecho hasta que se perdió en la oscuridad. Mathilda a punta de brincos recargando un poco su pie lastimado en el piso trotó como pudo hacia la izquierda perdiéndose entre los escaparates. Y por último Bill huyó hacia la derecha perdiéndose entre la ropa.
Mathilda respiraba agitadamente mientras corría por su vida. No recordaba tantos colgantes de ropa, no podía estar segura pero algo le decía que era obra de ese monstruo. Estaban atrapados en un laberinto.
Incluso había subido el sonido de la música en la tienda.
Cansada y adolorida comenzó a gatear hasta que por accidente chocó con unas piernas. Levantó la vista asustada temiendo lo peor pero se relajó al darse cuenta que era David.
— Necesitamos un plan de escape ahora. — Susurró algo alto por la música.
— No me iré sin Bill. — David refunfuñó varias palabras en voz baja que ella no pudo entender.
— Busquemos al tartamudo para largarnos de aquí.
Ambos gatearon a gran velocidad entre las sombras de la tienda cuidadosos de no toparse a Pennywise el cual parecía montar un espectáculo en el centro de esta.
— ¿¡Creen que está blusa me quede bien!? — Hablo algo por la música en tanto tomaba una blusa rosa y floreada para sobre ponérsela con burla — ¡Yo huelo el miedo!
La pelinegra sintió un escalofrío al escuchar su voz por lo que sacudió su cabeza y siguió siguiendo de David, tenía que encontrar a Bill.
Gracias a la altura a la que ambos se movían lograron divisar al castaño detrás de un mueble con accesorios para las prendas.
— ¡Hey! — lo llamaron y el se acercó al par como si su vida dependiera de ello, bueno, si lo hacía.
— Este es el plan. — Hablo sin aliento y determinación el pelinegro.
Comenzó a explicarles que haría cada uno en voz baja para que eso no lo escuchara. Que las suerte los acompañe.
Asintieron y el trío volvió a separarse.
— ¡E-Está canción es p-perfecta para una p-persecución ! — Salió Bill entre la ropa llamando la atención del payaso el cual no dudó ni un segundo en darle caza.
Bill soltó un sonoro suspiro y se preparó para correr a todo lo que daban sus piernas para salvar su vida.
Por otro lado David buscaba el objeto que usaban las empleadas para quitar los sensores de la ropa para evitar robos. Cuando lo encontró lo desarmó a la mitad con un solo golpe en el mostrador y sonrió al ver que la punta quedó afilada.
Siguió los gritos de Bill Denbrough y al divisarlo sin pensarlo mucho tomó otro camino para tomar desprevenida a la criatura y salto sobre el dejándole una gran herida en su brazo. Eso se detuvo y guardó los dientes con los que perseguía a Bill segundos antes y observó con furia la sangre esfumarse en el aire.
Bill y David giraron a verse asustados y para cuando el payaso volvió a rugirles mostrándoles todos sus dientes los chicos volvieron a correr como alarmas que llevaba el diablo mientras le gritaban a Mathilda que se apresurara.
La de pelo corto por fin llego a la entrada donde comenzó a golpear la puerta sin parar. Debía abrirla o forcejearía para que se activara la alarma y llegara la policía. Desesperada por que esta estaba muy bien protegida no vio otro remedio más que romper el cristal, giro a todas las direcciones buscando algo pesado para arrogar hasta que su vista se posó en su salvación.
¡Bingo!
Tomó el maniquí sin cuidado y lo arrojó a la puerta rompiendo el vidrio en mil pedazos parando abruptamente la canción de Queen y dando paso a una alarma demasiado alta para sus oídos.
Bill y David dieron un gran suspiro al ver al payaso detenerse y taparse los oídos por el gran ruido dándoles segundos de ventaja, pero eso aún más que molesto los siguió persiguiendo ahora a cuatro patas en su forma de araña gigante sin que ambos infantes se dieran cuenta, no querían mirar atrás.
Mathilda dispuesta a ayudar a sus amigos se trago el dolor de su pie y corrió como pudo en dónde estaba la persecución, tomó igual otro camino para tomar desprevenido a eso y con un brazo del maniquí que arrojó anteriormente se lo arrojó sin medir fuerza al que parecía ser eso.
Tampoco alcanzó a verlo en su forma original. Giro en dirección a la niña con claro enojo y en lugar de volver a su forma original se convirtió en el peor miedo de la niña.
Ahora Danielle estaba frente a ella con un aspecto horrible y una sonrisa sádica.
Aunque Mathilda quería correr y gritar le sostuvo la mirada retadora a su otra yo con valentía.
«No es ella, no es ella» Se repetía mentalmente mientras la observaba acercarse a pasos rápidos con una gran hilera de dientes filosos.
Cuando estuvo a sólo centímetros de distancia de su espalda sacó un gran vidrio que recolectó en la entrada encajándoselo justo en el estómago.
Grito de frustración y miedo, era una imagen difícil de digerir, literalmente se estaba apuñalando a ella misma. No por mucho ya que Danielle poco a poco volvía a ser el temible payaso.
La miró con una gran sonrisa perversa y Mathilda ya estaba a punto de derramar las lágrimas que la adrenalina no le permitió soltar antes hasta que luces azules y rojas junto el sonido de una sirena de escucha afuera de la boutique.
Su vista se dirigió a la calle donde efectivamente dos oficiales se bajaban de una patrulla.
Volvió su vista a Pennywise y se sorprendió al darse cuenta que está ya no estaba.
Con lentitud se acosto en el piso agotada soltando un gran suspiro hasta que segundos después sintió una linterna brillante chocar contra su rostro.
( 🎈 )
Bill limpiaba su sudor con su camisa mientras que Mathilda trataba de juntar saliva con su boca, tenía tanta sed. Ninguno recordaba un momento más extraño ni extasiado como ese. Fue simplemente... wow.
Ahora estaban "a salvo" en la patrulla de los oficiales que conducían a la comisaría de Derry.
Ninguno estaba asustado o nervioso por su próximo destino. Para que fuera la primera vez que la ley tomaba a Bill más que inquietó estaba muy relajado y aliviado, casi no la cuenta. Mathilda aún seguía en shock por lo sucedido, no tenía problema con los policías en el asiento delantero, tenían la excusa perfecta para que los dejaran libre y limpiar el nombre de David.
Cuando hicieron el rápido plan para huir de Pennywise este les dejó muy en claro que no iría con ellos. Bill se sintió mal por el ya que el pelinegro tendría que regresar con Pennywise y sabrá que hará con el. Si tan solo lo hubiera ayudado en el baño aquel día, ahora todo comenzaba a tomar forma, ya sabía a quien se refería.
El chico Denbrough se recostó en el asiento y giro su cabeza hacia Mathilda pero se sorprendió más al ver quien estaba sentado a su lado pegando un brinco en su lugar.
— David... — susurró.
— Hola tartaja, — hablo tranquilo — supongo que ahora también soy parte del club, ¿no? — miró molesto a Mathilda la cual al final si logro arrastrarlo con ellos.
IMPORTANTE LEER COMPLETO
LAMENTO TANTO LA DEMORA.
Mañana entro a clases y estuve muy ocupada toda la semana pero hice mi ultimo esfuerzo por darles capítulo esta semana ya que no se si lo haré la o las próximas, espero y si pero si por alguna razón me vuelvo a retrasar les pido mil disculpas de antemano. En mi perfil dejare más detalles de cómo serán las actualizaciones.
También preguntarles algo que me come viva: ¿qué opinan de la historia, les gusta? ¿Si pudieran cambiar algo que sería? ¿Les cae bien Mathilda? ¿Con quien la shipean? ¿Cuál es su personaje favorito?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top