24 ┇Hospital
Richie caminaba hacia la escuela pasando por un callejón. Estaba tan furioso, no quería creer todo lo que salía de la boca del idiota de Henry pero sabía que ella era capaz y hasta de más.
Sinceramente no le tenía toda la confianza del mundo pues todos sabían que de vez en cuando ella engañaba a Henry y viceversa.
Siempre fantaseo con un noviazgo con ella pero lo veía imposible por lo que nunca tomó en cuenta ese punto tan importante.
Y todavía no lo había buscado aunque sea para inventar una excusa, ni siquiera un "hola". La extrañaba mucho pero a pesar de todo su orgullo podía con el y lo prefería mejor así, tampoco es como si quisiera verla. Si se daba la oportunidad cuando el este más calmado estaría dispuesto a escucharla, pero el no la buscaría, el es la víctima.
Iba pateando una roca enojado mientras murmuraba muchas cosas, más insultos hacia el rubio que otra cosa hasta que su travesía se vio interrumpida por una maceta que azoto del balcón de uno de los pequeños departamentos del callejón. Calló justo enfrente de el, si hubiera dado un paso más le hubiera caído encima.
Volteó molesto hacia arriba viendo a una pareja semidesnuda separándose que después lo miraron apenados.
— ¡Malditos idiotas! Tengan más cuidado — Al de lentes no le importo insultarlos, todo el coraje que tenía dentro debía sacarlo de alguna forma.
El hombre del segundo piso también enojado de su contestación comenzó a hacerle señas obscenas pero poco o nada le importo al pelinegro.
— ¡Mejor aviéntame a tu hermana! — El muchacho indignado comenzó a bajar por la escalera de incendios haciendo que Richie abra los ojos asustado y salga corriendo del callejón.
Siguió corriendo aproximadamente dos minutos hasta que por fin llegó a la escuela.
Camino normal por la entrada tratando de regular su respiración hasta que observó el lugar especial donde el y Mathilda se encontraban todas las mañanas.
Ella no se encontraba ahí. Primero creyó que le pasó algo pero borro dicha idea inmediatamente, de seguro estaba con Henry y ya lo había olvidado.
Se trago el nudo que comenzó a formarse en su garganta y entró a las instalaciones buscando una distracción.
( 🎈)
Momentos antes Stan pasaba pacíficamente por el barrio de su amigo Bill pues ambos habían quedado para ir juntos a la escuela además que le quedaba de pasada al de rulos, y también sería una oportunidad de ver a Mathilda.
Pero al estar justo en la esquina a unos metros de llegar a la casa del tartamudo aprecio una escena difícil de ver.
Dos mujeres rubias (una mayor que otra) cargaban a Mathilda de forma que sus pies no tocaran el piso mientras esta lloraba.
— ¡Ya vamos al hospital! — gritó desesperada la mujer mayor, pensó que era su madre.
— ¡Me duele mamá! — Respondió entre lloriqueos viendo uno de sus pies.
— ¡Tranquilízate y deja de gritar! — la reprendió la rubia más joven haciendo que Mathilda guardara silencio pero no podía aguantar los hipidos que salían de su boca.
"Con cuidado" trataron de subirla a su auto pero Mathilda les replicaba por su poco tacto a la hora de hacerlo.
Y finalmente arrancaron adónde tenía entendido era el hospital.
Stan observo todo asombrado, no daba crédito a todo lo que había escuchado. Dedujo inmediatamente la situación, se había lastimado e irían con el doctor.
Por su mente pasó una loca idea, era una locura pero también una única oportunidad entonces olvidándose de Bill giro y se dirigió a la parada de autobús más cercana, usaría el dinero de su almuerzo para llegar al hospital y ver a Mathilda. Sin Henry, sin Richie y sin sus demás amigos, solo estarían ellos dos y por fin después de tanto tiempo aclararía las cosas con ella.
El chico Denbrough por otro lado también escuchó los gritos desde su ventana y al igual que Stan quedo sin habla y también se preocupo mucho por la chica, se veía realmente mal.
Quería seguir el auto pero no podía, Stan llegaría en cualquier momento y no sería justo dejarlo plantado por lo que se hizo una promesa a si mismo de que iría al médico al terminar las clases. Hace dos años el se fracturó un brazo y duró todo el día en el hospital, seguro estaría allí aún.
Salió de su casa calmando sus nervios y se sentó en la acera esperando al judío en cual nunca llegó.
Cinco, diez, quince minutos pasaron y no había rastro de este y ya se estaba haciendo tarde. No fue hasta que salió su padre listo para ir al trabajo que lo vio aún ahí sentado.
— ¿No llego Stan? — Bill simplemente negó — Esta bien, yo te llevo.
( 🎈 )
— ¡¿Cómo ocurrió?! — preguntó su mamá molesta. — ¿No se supone que ti la estás cuidando? — regañó a su hermana y Mathilda rodó los ojos, si que era un buen chiste.
— Fue un accidente. — Respondió la pelinegra rápidamente, obvio no les diría que ha estado viendo cosas raras, la meterían al manicomio — Di un mal paso y resbale. — Estaba harta de los gritos de su madre.
Las observó con reprobación a ambas adolescentes y después salió molesta del cuarto blanco. Imagino que iría a buscar al doctor para que le revisara su tobillo, le dolía demasiado y un gran moretón estaba creciendo alrededor de su tobillo, no lucia nada bien.
Sintió calma por unos segundos en los que su madre no estaba alterándole los nervios pero su tranquilidad duró poco ya se su hermana se paró frente a ella seria.
— ¿Qué? — preguntó cómo si nada.
— "¿Qué?" — La imitó con burla para después volver a ponerse seria — ¿¡Tú que!? ¿Qué te paso en las escaleras? — gritó/susurró — No le quise decir nada a mi mamá para no preocuparla mas pero yo te escuche gritar y estabas viendo algo... ¿qué pasó?
— Ya les dije que nada. — respondió tajante — Solo di un mal paso.
— No mientas. — la tomó de los hombros de forma brusca — En este instante me dirás qué-
La mayor dejó la frase en el aire al escuchar como la puerta se abría nuevamente dejando ver a su madre con un hombre de bata blanca.
— Hola, buenos días. — Saludo amable y se acercó a la camilla donde estaba Mathilda.
— No hemos terminado esta conversación — Le susurró la rubia a su hermana y se movió del camino del doctor para que pudiera revisarla.
El hombre calvo tomó con cuidado el pie de la menor y está solo hacía muecas de dolor, no quería hacer un escándalo en el hospital a pesar de que le dolía mucho.
— Es un esguince. — determinó — Tendré que acomodarlo y luego te pondré un yeso.
Mathilda abrió los ojos asustada y su respiración se volvió más rápida de lo normal. Tenía miedo, sabía que le dolería hasta más no poder.
Volvió a tomar su pie y la miró con atención cómo apretaba las sábanas de la camilla temerosa.
— Contaré hasta tres ¿okey? — Ella solo alcanzó a asentir tontamente.
Prefirió no mirar y giro la vista a la puerta encontrándose no con algo mucho mejor.
El payaso, está ahí, de pie en el marco de la puerta con una sonrisa sádica.
— Uno... — Tomó su extremidad con firmeza pero Mathilda ya no pensaba en el dolor, solo quería huir de ahí.
Lo peor es que el horripilante payaso no estaba solo, Danielle estaba con el. La sostenía por los hombros y está igual la miraba con una sonrisa macabra.
— Dos...
En un parpadeo el payaso y Danielle estaban cubiertos de sangre haciéndola gritar al mismo tiempo que el doctor acomodaba su tobillo.
— Tres.
( 🎈 )
El chico al verificar que no había nadie en el cuarto con cuidando de no ser visto se escabulló deslizándose por las paredes hasta por fin entrar.
—¿Stan? — Mathilda se acomodo en la camilla tratando de no mover mucho su pie enyesado.
— Mathilda — dijo en un suspiro mirando con lástima su pie — ¿estas bien?
Ella solo sonrió a medias pero mentiría al decir que no sintió cierta emoción al ver al rubio ahí.
— Bien, dentro de lo que cabe...
Ninguno dijo nada por ciertos momentos. El parecía querer hablar pero pensaba detenidamente sus palabras, no quería arruinarlo. En cambio ella lo miraba ansiosa, ahora estaban solos podrían hablar de lo que nunca.
— Y-yo... — ella lo invito a seguir con la mirada — Me preocupe mucho por ti, cuando te vi salir de tu casa llorando sentí una fuerte opresión en mi pecho, moriría si algo llega a pasarte. — exclamó con sinceridad dejando sin habla a la pelinegra — Me importas mucho Mathilda, no quiero perderte... tú me sigues gustando, mucho. — La antes nombrada abrió los ojos como platos, esperaba todo menos eso — Era un infierno estar contigo sin poder decirte lo que siento. — La tomó de las manos y ella seguía sin poder reaccionar — Lamentó todo lo que dije antes, lo hice por miedo y hasta ahora ha sido el peor error de mi vida. — A ese punto Mathilda podía jurar que el chico estaba por llorar de arrepentimiento, no quería interrumpirlo y estaría dispuesta a consolarlo si hacía falta — Solo dame una oportunidad... por favor. — Hablo pausadamente entre cada palabra finalizando así su declaración.
La miraba de forma muy intensa, llevaba guardado todo aquello por muchos meses y ya no podía callar más. En el fondo temía que la chica lo mandara a volar y que lo que les dijo Henry era verdad y ellos estaban nuevamente juntos. Si tal era el caso no se lo perdonaría jamás por haber sido tan cobarde y no habérselo dicho antes.
Ella estaba en shock, aun no superaba del todo a Stan, era más difícil olvidar a alguien a quien nunca pudiste tener. Pero había un gran detalle: Richie.
Si ella aceptaba a Stan ¿que pasaría con el pelinegro? No estaba segura si el aún la quería pues la ha estado ignorando y se sentía tan dolida por su falta esos días. No sabía que hacer.
Y Stan era amigo de Richie, tampoco podía creer que el de rulos le haga eso.
— No lo sé Stan... — hablo con voz temblorosa — E-Es que Richie...
— Un momento, — la interrumpió desorientado— ¿Richie? ¿qué tiene que ver en todo esto?
Ella frunció el ceño extrañada no entendiendo la reacción del chico, era como si no supiera nada.
— Pues que el y yo... somos-
— ¿¡Qué?! — Volvió a interrumpirla sabiendo a que se refería, pues ya se las olía pero no quería creerlo — ¿Cuándo pasó? ¡¿Por qué nadie dijo nada?!
Se jalo el cabello desesperado y molesto, no quería aceptarlo, esperaba que ella comenzara a reír y le dijera que era una broma, pero no ocurrió.
— Creí que ya se los había dicho, — hablo extrañada — ¿no se les hizo raro que les hablara tan seguido de repente?
— Creí que lo hacías por mi... — susurró abatido.
Todo lo que creía era una total mierda, nunca lo hizo por el, jamás fue por el. Todo ese tiempo fue Richie, y nunca les dijo nada.
— Ay Stan... tampoco estoy diciendo lo contrario...
( 🎈 )
Richie estaba muy triste y callado para extrañeza de sus amigos pero no quisieron preguntarle ya que cuando el estaba así era más grosero de lo normal, le preguntarían cuando lo vieran de mejor humor.
También Bill les había contado sobre el incidente de Mathilda pero no les dijo nada sobre su idea de ir después de clase pues quería ir solo.
Richie quería interrogarlo para sacarle más información y saber dónde estaba o si estaba bien pero tampoco quería verse muy obvio. Al principio si quería restregarles en la cara que el fue el único que pudo lograr salir con ella pero después de tantas interrupciones y de pensarlo mejor prefirió callarse, era mejor así.
Varias clases después trató de hacer de lado el tema de Mathilda y concentrarse en otra cosa. El estaba enojado y eso no cambiaría tan fácil.
Estaba por entrar al baño cuando siente como una gran mano lo jala del cuello.
— Tozier — Saludo haciendo que se le pongan los pelos de punta.
— ¿Q-Qué quieres Henry? — Trató de hablar lo más firme que pudo.
— Tranquilo cuatro ojos, solo quiero hablar. — Lo tomó por los hombros y lo encaminó por el pasillo — Mira se que no parece pero entre todos tú eres el que me cae mejor... — Richie lo observó confundido, no sabía que tramaba pero estaba seguro que no era nada bueno — ¿Sabes a quien no aguanto? — preguntó retórico — A Stan Uris, — dijo con asco su nombre — obviamente supiste que el y mi chica tuvieron algo.
A Richie se le calentó la sangre ante tal recuerdo, tardó mucho en perdonar a Stan y solo lo hizo porque el chico parecía que no le importaba el tema.
— Mmhh
— No se si sepas pero hay muchos rumores que ellos dos son novios. — Richie se aparto del más alto de inmediato viéndolo incrédulo.
— ¿Qué?
— Si, ya sabes, tal vez son coincidencias o tal vez no, tu trabajo será averiguarlo. — Le ordenó con falsa amabilidad.
Cuando ocurrió lo de David y que Richie lo "apoyo" a él sabía que por miedo hacia su persona podría contar con el y también lo podrían mover los celos pues a leguas se veía que el de lentes también sentía algo por Mathilda.
— ¿Por qué crees que lo haré? — preguntó tajante.
— Porque no quieres una golpiza ¿verdad? — amenazo dejando sin otra opción al pelinegro.
Trago duro antes de estrechar su mano con el mayor.
— De acuerdo...
— Es un trato, Tozier.
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