19 ┇Las mañanitas.

Las clases habían comenzado y el rumor de que nadie vio a Mathilda y Henry juntos en las vacaciones era lo que más rondaba por los pasillos.

Ya la mayoría se había imaginado que terminaron pero como estaban acostumbrados muchos creían fielmente en que volverían; así eran ellos, terminaban, regresaban, terminaban, regresaban.

Pero nadie sabía lo que había ocurrido en las vacaciones por parte de Mathilda como para asegurar que volvería con el rubio.

Aun así muchos no se acercaban con libertad a ella por miedo a Henry, aunque ya no fueran nada el seguía celándola y amenazando a varios con intenciones de salir con ella. Claro que sin que ella se diera cuenta.

Mathilda creía que en ese tiempo el había tenido sexo con alguna prostituta o alguna de las tantas chicas que se le resbalaban cuando aún estaban juntos. Quien diría que fue todo lo contrario.

El no se veía con alguien más, no podía, ninguna otra lo entendería y amaría como ella. Lo único que hizo todas las vacaciones de invierno fue saciar su frustración con los típicos chicos que molestaba, pero sus abusos fueron peor que antes, con algo tenía que calmar su furia. El no verla era una tortura, no supo nada de ella en todo ese mes y medio, no sabía que hacía ni con quien estaba, en su cabeza había miles de historias y realmente moría de celos. Aun así el nunca hizo público, por así decir, su ruptura, era demasiado consciente que muchos la deseaban y no era tonto sabía que irían detrás de ella como cucarachas.

Pero la fachada no le duró tanto y ya casi todos en Derry sabían de los nuevos solteros. Bueno al menos por parte de Henry.

Claro que los que mejor se tomaron la noticia fueron los perdedores, que si bien Bill ya sabía sobre ello no había tenido la oportunidades decirle a sus amigos los cuales no podían estar más que felices pero dos niños resaltaban en ese grupo: Richie y Stan.

Si bien Stan estaba sumamente contento porque ya podría decirle sus sentimientos a Mathilda sin que nadie se interpusiera, aclararía todo con ella y a ver qué pasaba. Solo esperaba que no lo mandar a la mierda por como se portó antes.

Pero sin saberlo, Richie tenía la delantera y por mucho.

Richie y Mathilda lo habían hecho, y no sólo esa vez en su casa que ambos se drogaron, ese fue sólo el comienzo. A partir de ahí ambos tuvieron muchos encuentros, tanto como en la casa del de gafas, en la de ella y otros lugares, unos mas extraños que otros, el más extremo fue en un parque.

Richie no podía estar más enamorado, era como un sueño hecho realidad, tenía a la chica de sus sueños y hacía de todo con ella. Por fin dejo el filtro y se comporto como es en realidad y a ella no podía encantarle más.

Si bien Mathilda aun sufría un poco por Henry este iba quedando poco a poco en el olvido gracias a Richie. No podía decir que estaba enamoradísima pero si le atraía y gustaba mucho.

Era tan divertido y eso la volvía loca, aunque fuera de una tontería siempre tenían tema de conversación, incluso varías veces durante el sexo se le salían comentarios graciosos, como hace tres días en su casa.

Estaban en pleno acto hasta que ella escuchó murmures provenientes del chico. Frunció el ceño al identificar sus palabras.

— Estas son... las mañanitas... que cantaba...

— ¿Qué rayos haces? — Se detuvo mirándolo ceñuda.

— ¡Trató de concentrarme mujer! No me distraigas.

Le daba gracia el solo recordarlo.

Eran cosas que nunca tuvo con Henry o con alguien más, con el rubio su relación se basaba en consolarse mutuamente, mimos y sexo, suena cruel pero por más que amara a Henry a veces no quería ni verlo ya que por su situación en casa era un recordatorio a que ella también tenía una vida de mierda. En cambio Richie la distraía demasiado y cuando estaba con el de olvidaba de todo y de todos, la sacaba de ese ambiente tan horrible.

Ambos eran tan diferentes, no dudaba del amor de Henry pero el de Richie se sentía más real.

Se sintió avergonzada frente a él en varias ocasiones en que ella creyó que tendrían relaciones cuando el simplemente quería su compañía. Ella pensaba que solo eran eso: encuentros cercanos, pero poco a poco se dio cuenta que el chico la quería para algo formal podría decirse. Le encogió el corazón y la hizo sentir miles de mariposas como hace mucho no.

Las personas dirían que avanzo muy rápido y cambio repentinamente de chico pero si quería estar de luto por algo más que muerto iría a un funeral, así de simple. La vida era corta y si le gustaba el chico y tenía la oportunidad pues ¿por qué no aprovecharla?

Estaba tan feliz.

Tanto que ya tenía rato que no recordaba y sufría por la desaparición de su amiga. Había que seguir adelante, pero no la olvidaría tan fácil, claro que no.

Soltó un suspiro soñador haciendo que Daniela, una de las secuaces de Greta y que se sentaba a lado de ella en esa clase la viera de forma extraña.

Mathilda al darse cuenta de eso le hizo un mal gesto y giro su vista a otra parte.

Y justo dio la "casualidad" que su miope favorito pasaba por su salón.

Este le sonrió a través del vidrio de la puerta mientras la saludaba con la mano, acto que ella emocionada respondió de igual manera.

Casi nadie se fijó mucho en ello, era una de las clases más aburridas por los cual muchos estaban dormidos y haciendo otras cosas para no quedar muertos en pleno salón.

Lastima que la persona que noto aquello era una de las personas más chismosas de la escuela.

Más ningunos de los enamorados se dio cuenta de eso, ambos solo se miraban mutuamente sonriendo.

Desde afuera del salón Richie dio una mirada rápida a los pasillos verificando que no hubiera nadie y le hizo una seña a Mathilda para que saliera.

Ella le guiñó el ojo y levantó la mano llamando la atención del profesor.

— ¿Puedo ir al baño? — el mayor simplemente asintió.

Camino con normalidad hasta la salida y ya cuando estuvo frente al chico sonrió enormemente y lo abrazó tomándolo por sorpresa. El se lo regreso gustoso apretándola más fuerte.

— ¿Qué haces aquí ? — preguntó ella entre susurros al separarse.

El sonrió recordando el porqué de su aparición.

Aquella chica podía hacer que se olvidara del mundo entero con su presencia.

— Quise traerte algo. — ella lo miró interrogante mientras que el sacaba una barra de chocolate de la parte trasera de su pantalón. Cuando la chica la vio abrió la boca con ternura — El otro día que pasamos por la tienda vi que se te antojó y ese día no traía dinero para comprártelo pero aho- — Hablo sonrojado y nervioso hasta que ella lo callo con un beso.

— Es lo más lindo que alguien ha hecho por mi — lo miró con sinceridad y cariño — Gracias — le dio otro beso corto y tomó el chocolate.

El sonrió encantado de que le gustara su detalle.

De verdad que cada día se seguía sorprendiendo a sí mismo, estaba muy atento a los detalles, a lo que ella decía y quería que ella estuviera feliz y haría todo lo que estuviera en sus manos para ver su sonrisa mil veces todos los días.

— ¿Nos vemos después? — preguntó acomodándose sus anteojos.

—Sip ¿en el receso? — Richie pensó su propuesta, la verdad es que aún no estaba listo para que lo que sea que ellos tuvieran se supiera por todo el mundo.

Quería gritarlo a los mil vientos pero por el momento quería discreción. En si ellos no se escondían, paseaban por Derry tomados de las manos y tenían mientras de cariño en público y todo. Pero aún nadie lo sabía, vaya que eran despistados cuando no estaban encima de las personas en busca de chismes.

— Mmm mejor a la salida, ¿no? — Se recargó en la pared — Tengo algo de que hablar con los chicos... cosas de hombres y eso — Mintió tratando de no parecer muy sospechoso pero lo hizo.

— ¿No quieres que nos vean juntos? — preguntó triste.

— No es eso — respondió rápido — Es que... — suspiro frustrado, parecería un cobarde pero no quería que recién iniciando ya tuvieran Mal entendidos — Obviamente Henry aún siente cosas por ti y... está amenazando a todos con que no quiere que nadie se te acerque y yo no quiero... — lo tomó de la cara en tanto lo silencio.

— Yo hablaré con el — hablo con ternura — Ya no tiene porque meterse en mi vida ni en lo que haga — cambio su expresión a una dura para después sonreír y darle un beso en la nariz al chico para posteriormente entrar a su salón escondiendo el chocolate.

Richie sonrió más que feliz pero inmediatamente borro su felicidad del rostro.

Aun le quedaba hablar con sus amigos y no sabía exactamente qué les diría.

Comenzó a encaminarse a su salón.

Si era sincero si le daba un poco de celos de ellos. Bill no paraba de alardear que ya por fin había perdido el miedo y que era íntimo amigo de la chica y lo que dejó sorprendido a todos: que ella iba a su habitación.

Claro que le pidió explicaciones a Mathilda, pero sin verse muy exigente, lo sacó como un tema casual pero no pudo ocultar sus celos lo cual le daba mucha ternura a Mathilda.

En fin, Stan seguía actuando como si no le importara, algo que lo confundía mucho a él y al resto del club de los perdedores, no sabían si fingía o si de verdad lo dejo en el olvido.

Y Eddie, bueno era del que menos tenía que preocuparse pero el que se desviviera por ella era... molesto.

Quería ponerle un alto a todos y decirles que ahora ella estaba con el y que ya no debían seguir y ese tipo de cosas.

Más sin embargo temía su reacción.

Solo recordaba su respuesta a cuando Stan la había besado, solo eso, el había llegado mas lejos.

Estaba un noventa y nueve seguro de que reaccionarían igual o peor y no veía el caso de porque hacer tanto alboroto.

Ya hasta se sentía mal por querer "matar" a Stanley en su momento, pero no podía con los celos, la terrible envidia de que el entre todos haya tenido una oportunidad.

En el fondo le temía al judío. No supo en qué término lo suyo con Mathilda pero ¿y si el decidía conquistarla ahora que no estaba Henry de por medio? Y lo peor de todo ¿y si ella se iba con el?

Suspiro mientras se sentaba en su lugar.

Ya pensaría en algo.






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