15 ┇Adios Georgie

Una semana más tarde de Halloween se encontró el cuerpo de David en el pequeño lago que conectaba con las cañerías. Según los oficiales y chismes del pueblo era una escena difícil de digerir, parecía sacada de una película de terror.

El mes de noviembre pasó como un flash, se siguió con la búsqueda de Betty por todo Derry siendo que aún no lo conectaban con los asesinatos cometidos por David pero solo fue tiempo para que la dieran por muerta. Muchos restos de otros cadaveres se hallaron alrededor de David pero por su avanzada descomposición se les hizo imposible reconocerlos. La policía lanzo el comunicado que todos los desaparecidos hasta ese momento posiblemente ya hayan fallecido. (Sobre todo los que ocurrieron después de la desaparición de David que eran de niños entre trece y dos años).

Las únicas que se negaban a dar por muerta a Betty eran su mamá y Mathilda. Incluso ambas estuvieron días paseándose por Derry colgando y dando panfletos , aún así nadie sabía de su paradero.

Mathilda ni siquiera se molestaba en ir a clases, faltaba semanas enteras o solo iba uno que otro día, se le comprendía, acababa de perder a su mejor amiga, nadie la juzgó.

Todo ese tiempo las desapariciones pararon. Las personas estaban aliviadas, creyeron que todo había parado.

Pero que estúpidos e ingenuos fueron.

Y los que corrieron la suerte de averiguar que el lunático seguía libre por las calles fueron los Denbrough.

En Derry para las fechas navideñas todos esperarán que nevara y cubriera de blanco toda la ciudad, pero extrañamente se desató una horrible sequía. Llovía a todas horas casi todos los días, como si alguien manipulara el clima justo ese año.

Extraño a muchos pero a él club de los perdedores no le importo, todo lo contrario. Salían a jugar en los charcos y se mojaban constantemente pero de tanto y todo esto junto con las fechas de invierno varios se enfermaron, tal fue en caso de Bill el cual pescó una fuerte gripa que lo obligaba a quedarse en cama todo el día.

Pero un día, ese terrífico día si hermanito Georgie deseaba jugar con la perfecta papiroflexia de su hermano, le rogó por un barquito de papel. Bill no pudo negarse.

Quién diría que el pequeño impermeable color amarillo sería lo último que vería de él.


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Las clases se suspendieron por las inundaciones aunque no es como si faltara mucho para salir de vacaciones navideñas, pero a las lluvias llegaban a parar a más tardar una semana la escuela retomaría su curso solamente para que los alumnos presentaran sus exámenes de fin de semestre.

Después de la desaparición y presunta muerte de Georgie las lluvias pararon inexplicablemente, lo cual hacía crecer más la sospecha en Bill de que algo raro ocurría en el pueblo.

El anterior nombrado estaba destrozado y sin consuelo. Su padre sólo estaba más horas en su oficina para evitar llegar a casa y ver su hogar sin su pequeño. Su madre dejó de tocar el piano y lloraba todo el día creyendo que nadie la oía, pero Bill lo hacía y lloraba junto a ella desde su cuarto.

No había palabras para describir el dolor que sentía por perder a su mejor amigo, su hermanito.

Sus amigos intentaron animarlo pero les fue imposible, tampoco insistieron tanto, no conocían ese dolor pero eran consciente de la unión de los hermanos Denbrough. Bill necesitaba tiempo a solas y debía llorar lo que tenía que llorar, sacarlo todo.

Mientras tanto las desapariciones siguieron, no tan frecuentes como con el caso de David pero ahí estaban. A muchos no los dejaban salir de casa por esa paranoia que los oficiales se encargaron de inculcar en los padres, aunque no era para menos, un loco asesino estaba en las calles.

La escuela volvió, y Bill no asistió, no tenía ganas de nada.

Faltaban tres días para que iniciaran oficialmente las vacaciones de navidad y de la escuela llamaron a casa del de ojos azules y preguntar sobre su ausencia y también para informarle que debía presentar las pruebas finales. Sus padres explicaron la situación y los maestros le dieron oportunidad de presentar los exámenes y luego retirarse, entendían la situación, pero debería presentarlos los de todas las materias en esos tres días, eso no era problemas, el era inteligente y no puso peros.


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Bill no se había molestado en saludar a ninguno del club de los perdedores, sabía que si lo veían en la escuela lo convencerían de quedarse la jornada completa y él lo único que quería era estar en su cama sin ver a nadie.

Pero esos no eran los planes de una pelinegra.

Mathilda se había enterado de la desgracia en la casa de sus vecinos, quería darle sus condolencias a Bill pero no quería importunar en su casa y no había asistido al colegio, hasta ahora claro.

Ella también lloro mucho, le tenía un cariño especial a aquel niño, era la viva imagen de Charlie y ahora también se había ido. Estaba más rota que nunca, todo se le junto y ya no podía con tanto.

Creyó que sería fuerte pero solo bastó una mirada para que se derrumbara frente a él.

Cruzaron miradas en el pasillo, ella lo vio sorprendida, imagino que ya no lo vería por ahí hasta que regresaran hasta enero, pero sin embargo ahí estaba.

Se comenzó a acercar a pasos lentos poniendo nervioso al chico, y no porque le gustará, era en cerio que en ese momento no tenía ganas de nada, ni siquiera de hablar con ella. Ya sabía a qué se acercaba y no quería oírlo, se derrumbaría ahí mismo.

Ella lo miró detalladamente, tenía grandes ojeras bajo sus ojos y su mirada estaba inyectada en sangre, debió llorar toda la noche. Su aspecto era horrible, estaba demacrado. Sus ojos se aguaron por verlo así.

Su esfuerzo por no llorar se estaba yendo al carajo, las primeras lágrimas se asomaban y amenazaban en salir en cualquier momento. Le dolía demasiado verlo de esa forma, no lo conocía lo suficiente pero estaba acostumbrada a su imagen feliz y un poco torpe que ahora parecía un lejano y borroso recuerdo.

Lo entendió perfectamente, estaba en el mismo estado. Y vivió el mismo dolor que el hace algunos años.

Cuando por fin estuvo frente a él le dijo:

— Lamentó mucho lo de Georgie — sollozó y bajó la cabeza mientras se cubría la boca y evitar que su llanto se escuche tan fuerte.

Entonces lo abrazó.

Lo abrazo tan fuerte que no quiso soltarlo nunca. Bill por fin sintió un abrazo verdadero después de tantas condolencias vacías y sin sentimiento que solo por ese momento se abrió un momento y ambos soltaron unas cuantas lagrimas en el hombro del otro. Solo no lloraban abiertamente porque no estaban tan solos en aquel corredor, pero no le daban tanta importancia, necesitaban desahogarse.

Hubo muchas miradas chismosas, pues a nadie le pareció que Mathilda teniendo novio abrazara de esa forma a otro chico, ellos no sabían nada, eran unos ignorantes.

Pero claro que solo hay personas que quieren ver el mundo arder los chismes del "acercamiento" muy íntimo de Mathilda con "el tartaja" no tardaron mucho en llegar a oídos de Henry.



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Mathilda hablo un rato con Bill, si tenía oportunidad entraría por su ventana más tarde y le preguntaría en cerio como estaba.

Puede que el no se diera cuenta de que muchas personas los veían y no de la mejor manera pero ella si. Lo que menos quería en ese momento eran problemas con Henry, tampoco tenía ánimos para soportarlo.

Vaya sorpresa fue la que se encontró a la hora de salida cuando iba de camino a su casa. Al parecer Bill se había retrasado con uno de sus exámenes y terminó saliendo a la misma hora que todos los demás. Pero no era el único en el patio delantero de la escuela, la Bowers gang estaba ahí, frente a él.

Ella no escucho lo que le decían solo alcanzaba a mirar que el más pequeño estaba con la cabeza gacha y Henry le daba leves empujones al hombro pero parecían más dolorosas las palabras que decía que los golpes que le daba.

Se acercó corriendo antes de que ocurriera una tragedia.

— Que bueno que murió tu hermano, es libre de ver tu horrible cara todos los días.

Mathilda no creía posible el punto de maldad a la que había llegado Henry por sus celos estúpidos, era obvio que algún baboso ya había ido corriendo a contarle lo del pasillo.

— ¡Ya basta Bowers!

— Mi amor — Saludo y tuvo intenciones de acercarse a besarla pero ella fue más rápida y lo empujó violentamente en el acto.

— ¿Qué rayos te p- — El rubio no pudo terminar ya que Mathilda le dio una fuerte bofetada.

Debido al impacto su cara giró en su totalidad e incluso se quedó unos segundos en esa posición por el asombro.

— ¡Déjalo en paz Henry! — exclamó con rabia retenida — ¡No puedo creer que seas tan animal para bromear con algo así! Si te lo recuerdo yo también perdí a mi hermano, y es un dolor que no se lo deseo a nadie y por desgracia Bill lo está viviendo. — Giró un momento a verlo y este seguía en la misma posición de antes con lágrimas silenciosas bajando por sus mejillas — Te pido que tengas un poco de compasión y te vayas a la mierda con tus comentarios. — Respiro hondo para calmarse un poco para después tomar la mano de Bill —Vámonos... — dijo con voz más suave — Y si no quedo claro yo ya no quiero nada contigo.

Así fue como ambos partieron camino hacia sus "hogares".

— Lamentó causarte tantos problemas...

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