12 ┇Fantasmas pt.2
Tenía el cabello desaliñado y grandes ojeras bajo sus ojos y con justa razón, otra vez no volvió a dormir en toda la noche. Ya eran tres días seguidos desde el acontecimiento con Pennywise en las cloacas, apenas y salió vivo de eso.
Eso no se había manifestado en tres días, tres días de pura tortura para David, no dejó de estar alerta, esa cosa no era un fantasma, menos humano.
Todo iba bien, dentro de lo que cabía, no sabía nada de él y esperaba y siguiera así, pero la incógnita de por qué no lo mato rondaba en su cabeza todo el tiempo. Seguramente tramaba algo, ¿pero qué? ¿El en que podría necesitarlo?
El se estaba cayendo de sueño, se mantenía despierto como podía, quería estar atento, pero ya se le cerraban los ojos involuntariamente hasta que ya no pudo con los deseos por dormir que su cuerpo exigía.
Cerró lo ojos y dormitó por un segundo, seguía consiente así que al sentir que se quedó dormido y estaba en clase se obligó a despertar.
Abrió los ojos abruptamente dando un brinco en su lugar, pero, el salón de clases no era el lugar donde se encontraba, digo, si era el salón pero este se encontraba en un terrible estado, todo era gris y caían cenizas, parecía como si se hubiera incendiado y no había nadie más que el, sus compañeros de clase y la maestra desaparecieron como por arte de magia. Inmediatamente supo que estaba soñando, esa era una buena forma de ver la situación la teoría mala era qué tal vez ya estaba experimentando alucinaciones por lo que trato de seguir actuando normal, como si no pasara nada, como si la maestra siguiera dando su clase.
Se concentraba en despertar, se pellizcó por todas partes del cuerpo pero no volvía a la realidad. Comenzó a frustrarse y regañarse a sí mismo hasta que escuchó un chirrido irritante que lo obligó a taparse los oídos.
Miro hacia el frente asustado de encontrar a Pennywise ahí, al parecer con sus garras rasguño el pizarrón creando ese horrible sonido. David trago duro.
— ¿Q-qué quieres?
— Tienes un don... y cómo dijiste: no es justo que no quieras compartirlo.
Sin decir nada más el payaso comenzó a acercarse con mirada malévola mientras que a su paso mandaba a volar los bancos del salón y justo cuando estaba por poner sus garras en cima de David este sintió una fuerte sacudida.
— ¡David! ¡David
Escucho la voz de la maestra gritando su nombre y varias manos zarandeándolo. Abrió sus ojos lentamente asustado.
Vio a todos a su alrededor confundido, estaba en el piso, sintió la cara mojada se la tocó y comprobó que eran sus lágrimas.
— ¿Q-qué pasó?
— Tuviste un ataque de pánico — explicó la maestra.
— ¡No! No fue un ataque — se levantó rápidamente del suelo — Fue el payaso... e-el estaba aquí, yo lo vi y-y quiere...
— Shhh — lo tomo la mayor de los hombros — Ahora estás muy alterado cariño, ve a casa a descansar, ya llamamos a tus padres.
David vio como varios de sus compañeros contenían una risa mientras que otros si lo veían preocupados, se sentía impotente, nadie le creería, ni lo haría.
(🎈)
— ¡Ya basta Bowers! ¡Por favor!
Gritaba sin éxito alguno el pelinegro.
Después de la gran vergüenza que sufrió por culpa del payaso se convirtió en el objetivo principal de la Bowers gang, los dos días anteriores el cuarteto se encargó de hacerle la vida imposible dentro y fuera de la escuela, como en ese momento, David sentía que iba a ahogarse con el agua del inodoro.
— ¡Basta! — gritó Henry e inmediatamente sus matones dejaron de hundirle la cabeza en el retrete — Síguete cuidando, rarito. — Lo tomó de la cara fuertemente para después escupirle y soltarlo.
David no lloro, solamente los miro con furia contenida, igual no podía hacer nada, era muy pequeño y delgado, además de que ellos eran cuatro.
Se levantó del suelo completamente humillado, se sacudió como pudo el agua que seguía sin absorberse en la ropa y camino en dirección al lavamanos.
Suspiro, estaba harto de Henry y sus matones además, seguía sin dormir bien, Pennywise otra vez siguió sin hacer acto de presencia física, solo dejaba notas con sangre y lo hacía tener alucinaciones, ya no podía mas.
Levantó la vista hacia el espejo y se sorprendió al ver a la persona detrás de él.
— ¿Estas bien?
Giro a verla molesto.
— ¿Parece que estoy bien? — preguntó retóricamente — ¿Vienes a burlarte o algo? — regresó su vista al espejo.
— No, apenas me entere de lo que estaba pasando ¿estás bien? — Mathilda repitió su pregunta.
David la miro confundido a través del espejo, nunca había hablado con ella, solo una vez que le agradecí por defenderlo de Henry, pero nada más.
El se sentía como una bomba a punto de explotar, sentía la necesidad de decir algo, no quería guardarlo más. Total, loco ya creían que estaba, el que se desahogara con ella no haría ninguna diferencia.
— No — sonrió irónicamente — No estoy bien, me estoy volviendo loco. — se jalo el cabello violentamente dejando sorprendida a Mathilda.
— Por alguna razón estoy viendo a un maldito payaso que no me deja en paz, ¡no puedo dormir, no puedo comer, nada!
— Deberías ver un psicólogo — dijo de forma seria pero igual con ese toque de burla.
— ¿Ah, si? — se acercó a ella a paso lento — ¿Sabes quién más está loca?... — preguntó retóricamente molesto — Tú .
— Tienes problemas, amigo — Mathilda se dio la vuelta dispuesta a abandonar el baño pero David la detuvo.
— ¿Aún no sabes quién soy, verdad?
— ¿Debería? — bramó sarcástica.
— Debería importarte, ¿no te suena mi apellido? —preguntó con una sonrisa— ¿Berger?
Mathilda frunció el ceño confundida, pensó inmediatamente en alguien más con ese apellido hasta que un flash se le vino a la cabeza. Abrió los ojos más de lo debido, ya sabía quién era.
— ¿Tu...?
— Si si si, soy hijo del doctor Berger — le restó importancia a ese hecho con un ademán de mano — Y claro, también se tú pequeño secreto. Por cierto, ¿cómo está Danielle? Escuche que no ha venido de visita en mucho tiempo — sonrió burlón.
El enojo comenzó a invadir a Mathilda, a paso apresurado se dirigió hacia el menor para tomarlo por el cuello de su camisa para después estamparlo con la pared.
— Escucha gusano, no te quieras pasar de listo conmigo porqué si no...
— ¿Si no qué? — interrumpió — ¿Me golpearas? ¿Le dirás a tu noviecito que siga molestándome? Hazlo, he sufrido cosas peores. — la retó.
Mathilda impotente ante sus amenazas optó por soltarlo molesta.
— Tu y yo no somos tan diferentes Myers... Todo sobre nosotros es una locura. Siempre lo ha sido.
— Tu y yo no somos iguales. — el soltó una risa.
— No claro que no, yo sólo veo muertos, tú te conviertes en ellos...
David estaba cansado de todo. Mathilda solo estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. El iba a desquitarse y ella era perfecta para su plan, sería de gran ayuda aunque sea solo para quitarse un problema de encima.
— Escucha... — comenzó la de pelo corto pero fue interrumpida al instante por el de ojos azules.
— No, tú escucha, sino quieres que todos en Derry sepan sobre tu "problemita" tendrás que hacer algo por mi.
— ¿Y qué quieres? —preguntó brusca.
— Quiero una disculpa. — dijo con determinación.
Ella suspiro — Lo...
— No tuya, de Henry.
Ella rió— Estas loco — nuevamente se dirige a la puerta y otra vez David la interrumpe.
Henry en toda su existencia ha pedido o pedirá disculpa a algún chico que haya molestado, con trabajo y se las pedía a ella cada que se pasaba de listo.
— ¿De verdad quieres que todos se enteren de Danielle?
Mathilda se detuvo en la entrada del baño mas no giro a verlo, lo pensó unos segundos mas para luego tomar una decisión y salir definitivamente de los sanitarios.
David sonrío orgulloso. Su plan salió como quiso, ahora solo quedaba esperar.
Volvió al espejo y con toallas de papel se intentó absorber el agua en sus ropas pero el sonido de la puerta de un cubículo siendo azotada fuertemente lo hizo girar de repente.
No vio nada fuera de lo común, creyó que fue una gran corriente de aire. Pero su teoría se fue al demonio cuando al girar nuevamente en el espejo estaba reflejado el payaso de sus pesadillas.
Pennywise sonrió malévolo y azoto la cabeza del niño contra los lavabos mientras encajaba sus garras en el cuello del infante.
— Mátalos — David no tenía ni idea de lo que estaba hablando — ¡Mátalos! ¡Mátalos a todos!
Grito por último ya que alguien había entrado al baño, Bill Denbrough.
Seguían en época de exámenes y Richie "como buen amigo" mando a Bill — según el para que fuera menos sospechoso — a buscar los acordeones que el de lentes había escondido en uno de los baños.
Pero cuando entro lo único que encontró fue a David hecho ovillo en una esquina con lágrimas en los ojos.
— Por favor ayúdame — suplico — ,él no me deja en paz... el quiere que haga cosas malas... no me dejará tranquilo...
Bill no supo que hacer en ese momento, simplemente huyó.
Se sintió como un completo cobarde pero nunca se sabía que esperar con David, era un tipo extraño y casi nadie sabía de él, y si estaba metido en cosas extrañas no quería salir embarrado.
Llego al salón hiperventilando por la carrera que hizo desde los sanitarios y se sentó en su respectivo lugar.
— ¿Y mis notas? —preguntó inmediatamente Richie.
— N-no las encontré...
— ¿¡Estas o te haces!?
El de camisa hawaiana comenzó a reclamarle y gritarle siendo que a él ya no le alcanzaba de tiempo para ir por el acordeón; el examen iba a comenzar. Pero Bill ni siquiera le ponía atención, solo podía pensar en lo que se refería David.
Como había dicho antes (en el capítulo 9) quiero contarles que ocurrieron los días antes de la desaparición de Betty ya que ocurren ciertos hechos importantes a la trama.
También voy a hacer spam jajaja
Publique una nueva historia pero ahora como protagonista a Pennywise, Bb Bill Skarsgård. Está en mi perfil y me encantaría que fueran a echarle un ojo
Graciaaas.
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