11 ┇ Fantasmas
(David en cast)
Dos semanas antes de Halloween...
Todo estaba tranquilo y sereno, bueno, al menos para todos los demás en el salón de clases, no para David.
El niño de pelo negro y ojos azules no se encontraba en su mejor momento, aunque todos se burlaran y lo juzgaran de mentiroso el de verdad podía ver seres del más allá, al principio era una verdadera tortura, pero con el tiempo se acostumbró, solo tenía problemas con espíritus malignos o muy poderosos, como creía en este caso.
Toda la noche no pudo dormir, un maldito payaso estuvo en su cuarto bailando y riendo como loco, y nadie más que el podía escuchar su escándalo. Era terrorífico y molesto a la vez.
Como ahora, era un examen verdaderamente importante y "Pennywise" —como el ente le dijo que se llamaba— no dejaba de causar alboroto en la clase, pero claro que nadie más lo veía, más que el.
— Pss — susurró en la oreja del chico — psss... oye...
— ¿Qué quieres? — susurro de vuelta.
— La respuesta de la cinco es la b, lo vi en el examen de ese niño.
— Déjame tranquilo. — sin darse cuenta hablo demasiado fuerte.
— David — llamó la maestra — ¿algo que quieras compartir con la clase?
— No maestra, todo bien.
Siguió como pudo en su examen pero el "ente" seguía sin dejarlo en paz.
— Roosevelt no termino la Guerra, niño, el solo estaba hundido en alcohol y prostitutas. El que ayudó fue Cordell, pero Roosevelt se llevo el crédito.
— Eso no está en las opciones. — Círculo el nombre de Franklin D. Roosevelt.
— ¡Hitler tampoco murió! ¿¡Qué les enseñan a los niños de ahora!?
David suspiro, la estancia del payaso la iba a sentir realmente larga.
(🎈)
— Recuérdame que hacemos aquí, niño
Pennywise seguía a David por las cloacas mientras este alumbraba lo que podía con su linterna, estaba atento a cada detalle.
— Vamos a descubrir que dejaste pendiente en la tierra, así podrás descansar en paz. — Pennywise rodó los ojos.
— ¿Y por qué pensaste en este lugar?
— Anoche mientras hacías tu teatrito — el payaso sonrió burlón— dijiste algo sobre las alcantarillas, puede que tú no lo recuerdes, muchos espíritus no lo hacen, pero tal vez lo que te tiene atado a este mundo está por aquí.
Pennywise lo miro sorprendido.
— Pareces menos listo — David le apuntó a la cara con la linterna mientras lo veía mal — ¿Y por qué me ayudarías?
— Tengo un don y no sería justo no poder ayudar a lo que lo necesiten
Pennywise quedó mudo ante su confesión. Antes de saber que el sería la víctima perfecta para su plan estuvo siguiéndolo días antes y al enterarse que el niño veía fantasmas no dudo ni un segundo en elegirlo. Era casi fin de siglo tendría una entrada a lo grande y una despedida igual.
El payaso al ver que se acercaban a su guarida sonrió malévolo y entonces desapareció en la oscuridad del lugar.
— He ayudado a varios espíritus como tú y... —bramó mientras giraba de nuevo hacía el payaso pero este ya no estaba — Y me dejaste hablando solo, gracias — le dijo a nadie en especial.
Giro nuevamente en dirección al camino y al final del túnel vio un poco de luz, lo cual se le hizo raro así que optó por acercarse, tal vez ahí se encontraba la atadura de Pennywise. No le caía muy bien, pero por el momento era lo más cercano que tenía a un amigo y quería ayudarlo, así como con los demás espíritus con los que se había topado antes.
Llego al final del túnel y no pudo creer lo que veía en ese momento. Se introdujo cada vez más en lo que parecía ser una cueva y apreció mejor desde cerca y seguía sin dar crédito a lo que apreciaban sus ojos.
En el centro del lugar habían muchos juguetes y objetos de lo que parecían ser de siglos pasados y a la orilla de la colina había montones de huesos —que esperaba y fueran de animales—. Unos pasos más adelante vio una plataforma, al acercarse vio que se trataba de un escenario, extrañado alumbró cómo pudo y al ver el nombre de Pennywise en lo alto de asombro. Pensó qué tal vez en ese lugar se escondía una pista del motivo que lo seguía atando aquí.
No tenía miedo, en lo absoluto, hace mucho que no experimentaba dicha sensación. Veía muertos, unos peores que otros, interactuaba con varios de ellos, había escuchado de todo. Era muy difícil para él asustarse.
Así que con toda buena intención se aproximó para investigar pero al pisar algo blando y resbaloso se asustó pegando un pequeño brinco, al principio creyó que era una rata o algo parecido, pero al dirigir la linterna hacía sus pies, grande fue el susto que tuvo al ver que era un brazo a media descomposición.
Pego un pequeño brinco cayéndose mientras que su respiración era agitada. Por el movimiento su linterna cayó lejos y en el acto se apagó. David trago duro para después pasearse por el piso tratando de buscarla hasta que sintió una superficie de papel, lo tomo y con la poca luz que había pudo ver que era uno de los volantes de "se busca" con la información de Bethany, la niña que había desaparecido hace poco más de un mes, asustado soltó el volante y giro en dirección adónde se supone estaba el brazo que pisó segundos antes. Entonces su cabeza comenzó a atar cabos y cuando llegó a la conclusión el miedo comenzó a invadirlo como hace mucho tiempo no hacía, rápidamente siguió buscando su linterna para largarse de una vez de ese lugar, entre tiempo su cuerpo se paralizaba de miedo pero lo obligaba a seguir y sin querer pequeñas lagrimas comenzaban asomarse por sus ojos. No fue hasta que escucho como el metal del escenario detrás de el crujía, se detuvo abruptamente y giró lentamente con miedo de lo que se pudiera encontrar.
Una tétrica melodía inició y la oscuridad y el metal chillando hacia el momento más terrorífico.
Al girar completamente vio cómo las puertas en el fondo del escenario se abrían dejando a la vista un fondo rojo y fuego, como si fuera la entrada al mismo infierno , de dónde salía el payaso dando reverencias y risotadas espeluznantes.
Pero gracias a la poca luz que le brindó el escenario David pudo ver el lugar donde había caído su lámpara, se arrastró rápido hacia ella y al tomarla y encenderla apuntó hacia Pennywise.
El ente al ver a su invitado de honor sonrió perversamente y oscureció la mirada dándole un aspecto demasiado tétrico.
— Tu los mataste, a los niños que desaparecieron, cuando estabas vivo...
El payaso se sacudió violentamente a la vez que hacía un tintineo.
— Ohh querido David te equivocas... yo no estoy muerto.
Acto seguido salto de una en dirección al infante.
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