〉 ❨ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 𝟭 ❩ ❀ཻུ۪۪ ❜
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Reino Unido; Londres.
Tiempo 1547.
La noble aristócrata Hoolbrook Yvonne Jenice, pertenecía a una de las familias más prestigiosas y respetadas de Inglaterra, dado que tenían una relación cercana con la familia real.
La sociedad estaba encantada por la belleza y el gran corazón de la única heredera de la familia Ducal, ya que realizó varias obras de caridad a la gente pobre y causo que se ganará el apodo de "La princesa del pueblo"; no obstante, la mayoría sabía que había ganado su candidatura para convertirse en la prometida del príncipe de Gales.
Muchas jóvenes aristócratas codiciaban la posición de princesa heredera y estar al lado del príncipe, pero Francisco amaba a Jenice y optó por escogerla, y como resultado, fueron comprometidos.
(. . .)
— Señorita. -Ofreció su mano con el propósito de ayudarla a bajarse del carruaje-
— Oh... Muchas gracias, Sir. Joseph. -Sonrío amablemente y sostuvo su mano-
— No es nada. -Trata de no reírse-
La castaña descendió del carruaje con ayuda de su prometido, que estaría vistiendo con un discreto uniforme de escolta y mantuvo un perfil bajo, debido a que quería disfrutar su tiempo libre en la capital. Por otro lado, Jenice estaba usando ropa cómoda y sencilla, aunque seguía resaltando por su hermosa apariencia.
Cuando bajo, soltó su mano y comenzaron su recorrido, observando los distintos lugares y pasando desapercibido por la mirada de las personas a su alrededor; sin embargó, la pareja estaba siendo custodiada por los caballeros reales.
— Señorita Jenice. -La miro con tranquilidad-
— ¿Si? -Respondió-
— ¿Que es lo que está perturbando tus pensamientos? -Pregunto-
— ... -No respondió y apartó su mirada-
— Jenice... sabes que estamos comprometidos, ¿No?.
— Si. -Contesto en un tono secó-
— No quisiera que me ocultes tus preocupaciones.
Después de detener sus pasos en una zona deshabitada y el muchacho sostuvo la mano de su prometida, besando el dorso de sus nudillos y su acción causo un ligero sonrojó en la fémina, apartando su mirada por la vergüenza
— Jajaja -No pudo evitar reírse por la reacción de su contraria-
Jenice frunció su ceño y se decidió por comentarle sus pensamientos a Francisco.
— Bueno... Me encuentro molesta con mi madre. -Revelo-
— ¿Por qué? -Indago preocupado-
— Desde que soy tu prometida, cambió y ha volcado su desbordante atención sobre mi. -Sonrió triste- Jamás la he visto actuar así y siempre me recuerda lo importante que es este compromiso para la familia.
— Se que es agobiante tu situación actual. -Presiono su mano y demostró su apoyó incondicional- Por el momento, no te enfoques en eso o podrá afectarte en el futuro. -Serio-
—Está bien. -Respondió y sonrió con dulzura-
— Ni mil mensajes, ni mil palabras; un mirada basta para que sepas que te amo de verdad, Jenice. -Colocó su mano en la mejilla contrario-
— Yo también te amo más de lo que mis palabras pueden expresar y me han permitido darte a entender. -Sonríe- Pero también temo mucho el día en que pierda tu corazón. -Revelo con temor-
El muchacho de mirada azulada, se asombró por sus palabras y dirigió su mano hacia su cabello rubio, tirándolo hacia atrás y se acercó a ella, sostuvo su pera con cuidado y la elevó para que sus orbes se cruzarán.
— No importa cuántos tiempo pase... No dejaré de amarte.
— Lo juras.
— Lo juro ante los ojos de Dios.
Francisco estaba siendo honesto, porque pese a tenerlo todo y haber crecido cómodamente, su familia era un completó desastre; por un lado, estaba su progenitor que fue frío, distante y cruel con su propia sangré, destacando sus múltiples infidelidades a su esposa, y luego, seguía su progenitora que permanecía devota a su marido pese a las humillaciones que recibió.
Durante todo ese tiempo, fue espectador de la inestabilidad familiar y solo conoció el cariño estando con Jenice.
— Francisco. -Lo nombra-
En ese momento, la muchacha rompió el silencio que había entre ambos y este aprovechó su cercanía para intentar besarla, pero poco antes comenzaron a oírse los gritos del público y se alejaron un poco.
— ¡¿Qué estará pasando?! -Preocupada-
— ¡Los otomanos! -Grito alguien-
— ¡Jenice quédate a mi lado y no te separes! -Tomo su mano-
— Está bien. -Sujeto su mano con firmeza-
Los tártaros atacaron la capital y tenían como principal objetivo las hijas predilectas de los civiles, no sería una tarea fácil y algunos padres murieron por querer defender a su familia.
Entre todo ese alboroto, los guardias de Francisco los escoltaron y lucharon contra los piratas, pero Jenice tropezó en medio de la persecución y esto facilitó a sus captores a atraparla.
— ¡Jenice! -Grito el rubio-
— ¡Suéltame! -Intento escaparse- ¡Francisco!
(Imagínense que es Jenice)
En contra de su voluntad, dos piratas tártaros se la llevaron y el resto se quedó peleando contra los caballeros del príncipe Francisco que trataron por todos los medios rescatar a la princesa heredera.
El enemigo se estaba debilitando, ya que Jenice estaba peleando contra el enemigo y estos se sorprendieron por darse cuenta que una mujer sepa luchar, necesitando de tres hombres para someterla por completo; sin embargo, la noquearon y se ahorraron perder más dotados de su bando, así que la llevaron al barco.
Continuará.
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◈〉 Hola queridos lectores, espero un gran apoyó para ser el primer capítulo y no se olviden de:
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