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Estambul, año 1548.
Una semana más tarde.

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|♔| Narra Bahadir |♔|
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Había pasado una semana desde la última vez que supe de la muchacha de orígenes dudosos y no pude dejar de pensar en quién podría tratarse, ya que no pude ver los rasgos de su rostro.
En estos momento, estaba resolviendo algunos problemas acerca del gobierno de Manisa y escucho como uno de mis sirvienta anuncia la llegada de Cemil, por lo tanto permito su ingreso y hace una reverencia, así que sin despegar mi vista de los papeles fui directo al grano.

— ¿Qué necesitas Cemil?

— Príncipe… se trata sobre el asunto que me pidió investigar. -Contesto-

— ¿Qué sabes de ella? -Dejo de mirar la hoja y centro mi atención en él-

— La información que obtuve es escasa, pero concreta. -Se mantuvo serio- Según los testimonios de los corsarios de Barba Roja, la chica en cuestión es de origen inglés y puede tener alrededor de 15 años, su ascendencia es desconocida. Además, muchos afirmaron que tuvieron que atarla durante todo el viaje hasta llegar a Estambul. -Termino de informar-

— ¿Por qué la mantuvieron atada? -Pregunto curioso-

— Según los testigos, la chica agradeció a varios tripulantes por intentar escapar. -Respondió-

— Vaya… -Me acomodo en mi lugar y medito un poco- ¿Pudiste averiguar su paradero?

— Si… -Asiente en afirmación- Consiguieron atraparla y la llevaron directo al mercado de esclavas, pero no está confirmado que sucedió con su paradero exactamente.

— ¿Cómo así…?

— Pudo haber sido vendida como asesinada. -Concluyo-

Suspiró con frustración por no haber llegado a nada y ordenó a Cemil que me deje solo, así que acata mis órdenes y reflexionó seriamente, de esta manera no podría seguir trabajando y me reincorporo a fin de salir de mi habitación, comenzando a caminar por los pasillos del palacio.
En algún punto, pase aun lado del Harén y luego de que me anunciarán, las concubinas bajaron la cabeza y me detuve para mirarlas, pero me llamo la atención una de ellas y decido de observarla un poco más de tiempo, pero giró mi rostro y me encaminó en dirección a los aposentos de mi madre.

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|♔| Narra Jenice |♔|
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Me encontraba sentada junto a María y manteniamos una plática agradable sobre diversos temas como la diferencias entre nuestros pueblos, cultura y costumbres, así que fue inevitable no hacernos amigas y empezamos a apoyarnos cuando necesitamos desahogarnos por extrañar a nuestros familiares.
De repente, escuchamos como un eunuco anunciaba al príncipe Bahadir y la mayoría de las concubinas hicieron una fila frente al harén; no obstante, tanto a María como a mí nos obligaron a ponernos junto a las demás y no tuvimos más opción que saludar como habitualmente hacíamos cuando un miembro de la realeza otomana pasaba por aquí.
Hace una semana estoy aquí y he aprendido muchas cosas, de alguna manera fue entretenido para sobrellevar mi pena y estuve intentando conocer cada lugar del palacio, ya que mi objetivo era buscar una salida de este infierno y volver a mi tierra natal.
Entraño mucho a mi amado Francisco…

—(¿Cuánto más se tardará?) -Pensé con impaciencia-

Estaba cansada de mantener mi cabeza agachada y cuando elevó mi vista, mis ojos se conectaron con los del príncipe y acabo bajando la cabeza por la vergüenza de haber sido descubierta, pero temía que tome represalias; sin embargo, pareció seguir su caminó y me alivió, por lo que sostengo la mano de María.

— Parece que es uno de los hijos del sultán Selim Khan y hasta el momento es el primero en la línea del trono. -Sonríe emocionada por haberlo visto de cerca-

— ¿Sería como un príncipe heredero? -Indago la menor-

— Mm… digamos que aquí las cosas son diferentes. -La miro con seriedad- No entiendo mucho, así que no puedo responder tus dudas con total seguridad.

— Está bien, ya que no me importa mucho. -Revoleo los ojos y entrelazó mis brazos-

— Oh, vamos Jenice… acaso no te interesaría ocupar el puesto de “Sultana” que tantas codician. -La miro incrédula- Recuerda que no siempre seremos concubinas.

— Jamás me interesó ese puesto y menos ser una “favorita” -Contesto con seriedad-

— Sin duda eres rara y especial a tu manera. -Ríe ligeramente-

— Quizás… pero no quiero ofrecerme para ganar poder. -Suspiro- No espero que me entiendas, pero te pido que respetes mi pensamiento.

— Bien… aunque no entiendo por qué no quieres poder. -La examinó confundida- Después de todo posee belleza única y definitivamente eres mucho mejor que las demás.

— La belleza no es una virtud María, es mi perdición. -Mi tristeza se nota- No quiero llamar la atención… ya que quiero escapar y regresar con mi prometido. -Dijo en un susurró-

— Entiendo… -Sostiene su hombro- Solo trata de que no te atrapen. -Se marchó a realizar sus labores-

Suspiró frustrada y espero que Dios pueda ayudarme, ya que necesitaba más tiempo para organizar mi plan y necesitó asegurarme que funcione, solo debo encontrar el momento adecuado.

(Imagínense que se trata de ella)

En fin, decido seguir con las tareas que me encomendaron y recorro los pasillos, cruzándome con un hermoso gato de pelo blanco y debo admitir que era una lindura, por esta razón lo sujeto entre mis brazos y acarició su cabeza, buscando el dueño del animal.

— ¡HATUN! -Exclamo una chica- ¡Encontraste el gato de la gran Sultana! -Mostro una sonrisa calmada- ¿Cómo te llamas?

— Soy Jenice. -Me presentó y le entrego a la hermosa gata-

— Soy Atike Hatun, estoy en el séquito de la gran Haseki Bellinay sultana. -Se presenta y hace señas para que la acompañé- Te presentare ante su majestad, ya que deben compensarte por encontrar a su preciado gato Sebastián.

— ¿Enserio? -La miro incrédula y pienso unos segundos- (¡Quizás podría ayudarme a volver a Inglaterra!)

La mujer asintió y me decido acompañarla, esperanzada con poder regresar a mi país natal.

Continuara.

◈〉 Hola queridos lectores, aquí les traigo el tercer capítulo de este saga "La rosa del sultán" y espero que puedan:

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