𝖈𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 ³
a quienes no les gustaron las parejas, de verdad lo siento. pregunté y solo me llegaron tres respuestas, una de ellas me llego justo cuando ya tenía el capítulo listo, así que mucho no puedo hacer. traté de hacerlo al gusto de todxs so, sorry.
El silencio se extendió por unos segundos. Jimin no lo creía. Tampoco lo creería. ¡Las palabras de su padre estaban fuera de lo común! ¡Eran completamente descabelladas! ¡Extrañas! ¿De verdad le estaba dando permiso? ¿No se le salió un tornillo como a Taehyung?
Su padre, el mismísimo Drácula, ese que odia y aborrece a los humanos, ¿lo está dejando salir y conocer el mundo exterior?
— Es una trampa, ¿Verdad? — Indagó Jimin, cruzándose de brazos, ya conociendo el truco de su padre. Sabiendo de pies a cabeza los melodramas o los juegos mentales a los que recurre cuando no podía tener lo que quería.
— No, no, no — dijo el mayor negando con la cabeza, casi ofendido —. Si tienes edad para manejar carrozas, tienes edad para tomar decisiones. Así que, hazlo.
— Santa Rabia — Murmuró Jimin bajando —. ¡Santa Rabia! — Y pronto saltó con entusiasmo corriendo directamente a su gran armario, encerrándose en él.
Namjoon veía cómo es que el objeto se movía de un lado a otro y diferentes y extraños ruidos se escuchaban desde adentro. Frunció el ceño.
En lo que fueron segundos, Jimin salió con una maleta ni tan grande, ni tan pequeña color marrón, encima de su pantalón de cuero negro y su camisa de cuello tortuga también negro, estaba puesto una larga polera hawaiana de diferentes colores que le llegaba a los muslos y un gorro de paja casi destruido sobre sus cabellos negros.
Y sin importarle más, corrió rápidamente hacia la ventana, transformándose inmediatamente en aquel tierno murciélago de ojos azules, para agarrar con sus patas y garras la maleta anteriormente en sus manos y tratar de irse lo más rápido posible de aquel viejo lugar.
— Wow, aaalto — Habló Namjoon deteniendo la ida de su hijo, quien sin cambiar de forma y agitando sus alitas, se mantuvo en el aire escuchándolo —. Espérate, colmillos, ¿A dónde vas? — Le preguntó parándose frente a él.
— Ah, pues... Me voy al paraíso — Dijo con voz entusiasta — Y... estas son las cosas que voy a necesitar — Con su mirada señaló por unos breves segundos la maleta sostenida por sus patas.
— ¿Paraíso?
¿De qué habla? ¿Un paraíso? ¿Es posible que haya salido? ¿Alguien le habló sobre ir al exterior? ¿Qué estaba pasando?
De inmediato Jimin volvió a su forma humana, esta vez sosteniendo su maleta en sus manos y parándose sobre el marco de la ventana.
— Sí, ya sabes, el hermoso lugar donde se conocieron mamá y tú — Y de uno de sus bolsillos del pantalón, sacó un antiguo folleto, una imagen descolorida y desgastada que mostraba lo que era Hawái.
PARADISE
Ese era el título, más la imagen de una isla tropical y un slogan bastante inentendible.
— ¡La tía Sana dice que allá dos hicieron cliiic! — Volvió a decir emocionado, formando con sus ojos una tierna línea.
El clic era el momento exacto donde tus ojos, al conectarse con los ojos de otra persona, la identifican como tu alma gemela y la reconoces como tu gran y único amor.
Jimin estaba maravillado con cada información que recibía, mucho más si tuviera que ver con su padre y su madre. Su más grande sueño era visitar el lugar donde sus padres por primera vez se encontraron y lograron florecer con eso llamado amor. Necesitaba conocerlo y saciar la curiosidad que poseía.
— N-No sé si hubo clic — Dijo Namjoon desviando la mirada, formando una mueca
Ciertamente para Namjoon no era fácil recordar aquellos días, si bien amó a Hwasa como nunca lo había hecho en su vampírica vida, el recuerdo de la sonrisa y sus ojos no le hacían bien a su maldito corazón. Le incomodaba bastante. No le gustaba hablar de aquello. Inevitablemente, su mente, sus ojos y recuerdos, le jugaban en contra. Y esas ganas malditas de llorar venían a él.
Lo rompían. Poco a poco lo destruyen.
Todo fue culpa de ellos. Todo es culpa de esos monstruos.
—Y... ¿Dónde encontraste esa tarjeta? — Le preguntó evitando tocar el tema, ahora fijando sus ojos en el folleto en las manos de su hijo.
— En uno de tus cajones — Murmuró tímido, formando un puchero. Namjoon suspiró —. ¿Por qué nunca me contaste cómo se conocieron? — preguntó formando una pequeña sonrisa ilusionada.
— En realidad, es Hawái.
— ¿Hagua, qué? — Interrogó intrigado. Drácula formó una mueca sorprendida al ver que no entendía y no sabía del lugar.
¿Qué esperabas, Namjoon? Pensó sintiéndose tonto ¡Él nunca ha salido!
— Oye, ratita, sé que estás contento, pero todos han venido desde lejos para visitarte en tu cumpleaños — Habló queriendo sonar convincente.
— Ya lo sé — Susurró dándose vuelta, quedando a espaldas de su padre, a medida que soltaba la pequeña maleta que quedó sobre el marco de la ventana. Jimin se sentó sobre ella convirtiéndose en vampiro —. Siempre es así, papá — Sus alas caían desganadamente y su mirada bajó —. ¿No estoy ya grandecito para estas fiestas? Me encantan, pero — Sus alitas chocaron suavemente una con la otra y su mirada brillante volvió — ya quiero conocer cosas nuevas. Tal vez a alguien de mi edad — Y pronto su pequeño rostro de murciélago se transformó en una mueca. Sus labios formaron un puchero y sus ojos se abrieron mirando tiernamente a Drácula.
— Por favor — Suspiró cansado —. No, no, no. No lo hagas — Y pronto sus ojos y su puchero se pronunciaron aún más, quedando como resultado un pequeño murciélago con carita de bebé triste —. No hagas carita de tlacuache aplastado. Escucha — Jimin asintió limpiando las pequeñas gotitas de agua que se acumularon en sus ojos —, hay una aldea a unos cuantos pasos después del cementerio, puedes ir y venir en unos treinta minutos, quizás — Y movió las manos tratando de darse a entender —. E-Es suficiente para tu primera vez.
Jimin suspiró dramáticamente escondiendo una sonrisa.
— Ah, bueno, sí. No es Haguigui, pero supongo que en teoría ¡Es el exterior! — Y su ánimo de inmediato volvió a levarse, comenzó a mover sus alitas y con sus patas tomó la maleta —. Okey, okey, okey.
Con una sonrisa voló a su armario volviendo a guardar la maleta y dejando la polera hawaiana junto al sombrero de paja. Segundos después salió arreglando su típica ropa negra mirando a su padre esperanzadoramente. Se acercó y, sorprendiendo a Namjoon, lo abrazó por los hombros murmurando un:
— Gracias por confiar en mí.
— Claaro, mi criaturita — Musitó Namjoon posando sus manos en la espalda de su hijo —. Te di mi palabra — Y sin que Jimin lo notara, la cara llena de preocupación y temor se formó en el rostro de Drácula.
El momento por supuesto no podía durar más de un minuto, ya que, Taehyung, Momo, Sana, Jin y Hoseok, entraron, con la mejor de las intenciones, para felicitar al cumpleañero.
— ¡Hooola! — Dijeron al unísono mostrando una gran sonrisa.
— Hola a todos — Saludó Jimin soltando a su padre, para acercarse al grupo.
— ¿Listo para lo de mañana? — preguntó Taehyung posicionando sus manos sobre sus rodillas, para llegar a la altura de Jimin.
— No tan emocionado como lo estoy ahora — Su voz mostró claramente la emoción plasmada —. ¡No lo van a creer! Pero mi papi me dejó ir sola para ver ¡la aldea humana!
Los jadeos sorprendidos de los presentes fue lo que escuchó Jimin como respuesta.
— ¿Qué? — Interrogaron sin llegar a creer lo que decía.
— ¡Disculpen! — Yoongi pasó entre los presentes haciéndose notar —. ¡Namjoon! ¿Se te botó la canica? — El mencionado desvió la mirada cubriendo su cuerpo por completo con la capa. Yoongi se posicionó frente a Jimin, mirándolo fijamente —. Dejar ir a tu hijo allá... — Rápidamente sus brazos rodearon el cuerpo de Jimin —, ¡con esos horribles humanos de los que nos cuentas siempre! — Sus brazos lo aprisionaron aún más —. ¡Tú construiste este hotel para eso! — Tomó de los hombros a Jimin y se dirigió a él —. Nos odian. ¡Son feroces! ¡Y son muy gritones!
— Tío Yoongi, em, tal vez cambiaron — Yoongi, infantilmente, elevó su rostro, queriendo ignorar sus palabras. Namjoon tan solo seguía mirando —. Solo iré volando hasta allá y veré que sucede.
— Ya que — habló esta vez Sana —. Cuídate. Lleva una bufanda y tu espada — Su mano se posicionó sobre su vientre.
— Cuidado con los tridentes — dijo Jin animosamente.
— ¡Y no dejes que te saquen el cerebro nadie, nene! — Exclamó Hoseok.
— Vete por la sombrita — Murmuró Momo —, es más divertido observar... bajo las casas.
Para nadie era fácil aceptar que Jimin iría SOLO a un lugar tan espeluznante como lo era donde vivían los humanos.
Sus consejos ciertamente no eran los mejores, pero había miedo e independiente de la edad y madurez de Jimin, el que sea la pequeña de Drácula y el sobrino favorito de la familia, no quitaría ese peso de responsabilidad y amor que tenían todos sobre él.
— Oigan, oigan — interrumpió Taehyung con el ceño fruncido —. Jimin lo resistirá — Y paso a paso, lentamente, se acercó a él —. Es un Drácula, por amor de horror — Rodó los ojos y, de estar sobre los demás, pasó a estar sobre el rostro sonriente de Jimin. Taehyung posó una mano sobre su hombro —, pero en serio — Susurró solo para él —, cuidado con el fuego — Y su rostro palideció —. Fuego malo — Musitó ido.
Jimin junto sus labios y asintió. Pronto, su mirada decidida se dio a conocer, se alejó de sus tíos y caminó directamente a la ventana. Dio una bocada de aire y resopló.
Sus pies quedaron quietos sobre el marco y les dio una última mirada a todos los presentes en la habitación. Su sonrisa, calmada, pero feliz, se las mostró como símbolo de fuerza.
Todos le respondieron silenciosamente con otra sonrisa. Drácula seguía mirando sin saber cómo actuar.
— ¡Adiós a todos! — Habló rápidamente y se lanzó de espaldas hacia el suelo.
Jimin se sentía libre a medida que caía. Sus cabellos se desordenaron y sus ojos poseían ese brillo tan peculiar. Centímetros antes de llegar al suelo, se volvió a transformar en un pequeño murciélago. Sus alas se movieron manteniendo el equilibrio y voló sobre el mar que rodeaba el hotel.
Miró su reflejo sobre el agua y, con esa deslumbrante sonrisa que mostró sus pequeños colmillos, agitó sus alas con aún más ímpetu.
— ¡Yuju!
— Drac — Habló Taehyung mirando a Jimin desde la ventana —, es increíble tu calma al verlo irse — Formó una sonrisa alejándose del marco —. Estoy muy orgulloso — Sin embargo, su sonrisa y orgullo no duraron demasiado, ya que, al posar su mirada en la habitación el cuerpo alto y fornido de Namjoon no se encontraba —. ¿Drac? Oigan, ¿Dónde se metió?
«Por amor de horror» Pensó ya sabiendo lo que haría.
Jimin siguió volando los "¡Yuju!" iban y venían alegremente. Gritaba y movía sus alas sin percatarse que su padre, a tan solo unos metros de donde se encontraba, lo veía entre los árboles, también en su forma de murciélago.
— ¡Esto es súper! — Exclamó Jimin transformándose a humano desde el aire y volviendo a ser un murciélago a casi centímetros de caer en la laguna en la que estaba —. Oh, ahí está el cementerio.
Pronto dejó de juguetear y retomó su camino, siendo seguido por un serio Drácula
— ¡Justo como dijo papá!
La pequeña aldea de la que su padre había hablado se veía a lo lejos. Las luces de las ventanas y las pequeñas casas se encontraban cada vez más cerca.
Drácula volaba aún más rápido que Jimin, agitaba sus alas y buscaba con sus ojos rojos, lugares estratégicos evitando ser visto, para llegar al lugar que le había mencionado a su hijo.
El sobrepasarlo no le tomó mucho, y, una vez estuvo en lo que sería la plaza de aquella aldea, miró por todos lados un lugar para no ser visto, estaba desesperado, totalmente angustiado, y no pasaron más de diez segundos cuando escuchó el grito alegre de su hijo.
Sin pensarlo mucho, volvió a transformarse en un murciélago, escondiéndose entre los estrechos callejones de las casas.
Parándose sobre el techo de la iglesia, Jimin se transformó en un humano. Sonrió al ver las simples casas. Miró por todos lados. A su izquierda había casas. A su derecha podía divisar tiendas de ropa. Frente a la iglesia, una pileta en forma de ángel que lanzaba agua. Se sintió curioso por el silencio del lugar. No parecía haber nadie y sin pensar más, caminó tranquilamente sobre la pared hasta llegar al suelo.
— Am, hola — Aunque nadie le respondió y nadie se mostró, su sonrisa tierna no se iba —. ¿Hay alguien aquí? — preguntó al aire a medida que sus pies se movían por todo el lugar.
Al no escuchar respuesta siguió caminando por la pequeña aldea, hasta su mirada captó o que era un maniquí con el rostro cubierto por un paraguas, que vestía un pollover negro con un estampado de "BABY BOY" y un pantalón negro cargo con cinta y una cadena colgando desde una esquina de la cadera a otra.
Sus manos se posaron sobre el vidrio fascinado por lo que sus ojos veían. Su sonrisa, que por primera vez mostraba ansiedad, no duró demasiado gracias a la presencia de un humano, que apareció de la nada, tras el maniquí con una antorcha en la mano.
— ¡Vampiro! — Gritaba el humano, que vestía con ropas desgastadas.
— ¡Morder dedos! — Gritó lo que antes era el maniquí, mostrando el rostro de un humano enojado.
— ¡Oh! — Exclamó Jimin retrocediendo —. ¡Hola, humanos! — Saludó con notable nerviosismo mientras inconscientemente encogía sus hombros.
Drácula, quien presenciaba todo, movió su mano de atrás hacia adelante, provocando que todas las luces del lugar se apagaran.
— ¿Todo está en orden? — La voz de Jimin comenzó a temblar —. Mi nombre es Jimin Drácula — Se presentó comenzando a tomar confianza —, y soy-
— ¡Malvado! ¡Malvado!
— ¿Malvado? — Tomó un mechón de su cabello echándolo tras su oreja, como ya era costumbre —. ¿En serio? Am.
Pronto, una muchedumbre de humanos con antorchas en sus manos comenzó a caminar hacia Jimin. Venían desde todos lados, sus rostros estáticos solo mostraban dientes y un rostro enojado y sus pasos lentos solo se dirigían al pequeño cuerpo de Jimin.
— So-Soy amistoso — Dijo retrocediendo cada vez más —. ¡Lo-Lo digo enserio! — Sin embargo, nadie parecía escucharlo, le gruñía sin importar qué —. ¡Cálmense! ¡S-Sólo los quería saludar! — Volvió a sonreír, pero esta vez con más preocupación y un deje de tristeza en su voz.
Tras él, sin que se diese cuenta, el humano que caminaba en su dirección, hizo un mal movimiento que provocó que cayera y junto a él, su cabeza junto a la máscara de humano.
Drácula jadeo y convirtiéndose en murciélago, voló entre las piernas de los zombies disfrazados de humanos, para luego tomar la cabeza del suelo y volverla a colocar en su lugar correspondiente, junto a aquella máscara.
— B-Basta — Musitó Jimin, esta vez mirando a todo su alrededor, sin percatarse de su padre, quien ya había desaparecido de ahí o del zombie que seguía caminando cojo —. Yo-Yo... no voy a hacerles daño. Yo soy buena onda — Y una risita nerviosa salió de sus labios —. ¿Eso es ajo? — preguntó retóricamente a un humano que le ofrecía un pan, donde sobresalen cabezas de ajo y cilantro.
Su mirada pasó por todos los humanos, quienes le intimidaban con fuego, pan de ajo, palas o rastrillos.
Uno de los humanos que tenía un rastrillo de tres hojas, al querer moverse, terminó clavando las afiladas hojas en la cabeza de otro humano.
Jimin jadeo sorprendido.
Namjoon golpeó su palma en su cara.
El humano con el rastrillo clavado, sin saber a qué hacer, terminó cayendo al suelo con la antorcha en mano, provocando que el fuego incendiara a todo el grupo lleno de humanos — que realmente era zombies —, a su alrededor, formando un círculo de fuego donde estaba Jimin.
— Sata Rabia. Se incendiaron, ¿Puedo hacer algo? ¿Les puedo ayudar? — Pero nadie respondió, nuevos gruñidos se escucharon y sus pasos continuaron acercándose a un nervioso Jimin —. Papá tenía razón — Susurró mientras sus ojos se volvían vidriosos y su voz se quebraba por completo.
Drácula, quien seguía lamentando la estupidez de los zombis, abrió los ojos sorprendido.
— Tenía razón — Murmuró convirtiéndose en vampiro, para luego salir volando del lugar.
Drácula caminó rápidamente hasta colocarse en medio de los zombies, quienes aún se quemaban, y vio con rostro serio cómo su hijo se iba agitando rápidamente sus alitas.
— Funcionó — Dijo con una sonrisa —. Ahora mi bebé va a estar a salvo, para siempre.
— Vaaampiro — Se escuchó entre loa multitud.
— Ya. Ya acabamos, vuelvan a trabajar.
Pronto, todos comenzaron a quitarse las máscaras mostrándose ahora, el rostro demacrado y cansado de los zombies.
— Oye, no necesitas el maniquí — Le regañó a un zombie que, en sus brazos, había tomado uno de los maniquí que adornaban la vitrina que anteriormente había visto Jimin. El zombie se detuvo ante el llamado —. No necesitas el maniquí — Volvió a decir Drácula. El zombie hizo un gruñido lamentado —. Suelta el maniquí ahora. Sucio.
Sus brazos dejaron caer el objeto y comenzó a caminar junto a los demás zombis, que se dirigían hacia el hotel.
Producto de su estupidez, lo que eran los cartones y maderas que formaban las casas y tiendas, comenzaron a caer por todos lados, incluso encima de los zombies, quienes siguieron caminando aún con el cuerpo aplastado.
Drácula rodó los ojos y sin más se transformó en murciélago, siguiendo el camino de su hijo, volviendo al hotel.
Sin embargo, nadie se percató que, a lo lejos, alguien lo observaba todo jadeante y siguiendo el mismo camino de los zombies.
Drácula detuvo su vuelo frente a la puerta de Jimin. La cabeza colgante vio como este cambiaba su forma.
— ¿Dónde estabas? — Cuestionó apenas vio como este caminaba la puerta —. ¿Por qué andas de metiche?
— Shh — Le cayó posando su oreja sobre la vieja madera —. Silencio — Al no escuchar nada, tragó en seco y tocó tres veces la puerta —. Arañita, ¿ya regresaste? ¿Tan pronto?
Y era verdad, aun cuando Jimin lo sintió como horas, no habías pasado más de treinta minutos.
— Mmm, entra, papá — Se escuchó la voz desanimada al otro lado de la puerta.
— ¿Qué tal todo, mi ternura? — preguntó con una sonrisa viendo a su hijo sentado sobre la cama —. ¿Qué tal el exterior? — Indagó esta vez sentándose a su lado.
— Estuvo regular — Susurró jugando con sus manos.
— ¿Eh? ¿Qué es lo que pasó?
— Papá, ¡Tenías razón! — Y por primera vez lo miró, esta vez sus ojos mostrando miedo y sorpresa —. Los humanos son horribles. Son tal como dijiste — Dijo escondiendo su rostro sobre sus rodillas —. Querían morderme los dedos — Y a medida que decía cada palabra, sus pies se movían de arriba abajo, chocando con el colchón.
— ¿Tus deditos? — Preguntó fingiendo sorprenderse.
— ¡Y tenían ajo! — Gritó, esta vez parándose de la cama —. En pan.
— ¿Qué? — preguntó sobreactuando sus reacciones —. ¡Mírame! ¡Si-Siento la piel de gallina del miedo que tengo! — Sus manos abrazaron su cuerpo.
Pero Jimin no respondió, su mirada y atención estaban en la ventana. Ya no escuchaba. Ya no sabía qué pensar. Si realmente eran así los humanos, entonces nunca podría salir del viejo hotel, mucho menos conocer el lugar de sus padres.
Pronunció aún más su puchero y evitó que sus lágrimas cayeran.
— Cómo lo siento, nene — Habló Namjoon abrazando a su hijo a medida que lo cubría con su capa —. Odio que hayas tenido que ir ahí.
— Disculpa que haya dudado de ti — Musitó recostando su cabeza en su pecho. Jimin dio un suspiro cansado —. Jamás volveré a salir.
Y Drácula, aunque lo quiso evitar, sonrió.
— Eso es... Eso es — Susurró. Y pronto tomó a Jimin de los hombros —. ¡Oye! ¡Papi te va a hacer la mejor fiestota de cumpleaños! — Jimin sonrió —. Te tengo una sorpresa — Y, de alguna forma, sacó de su capa un plato —. ¡Tus lombri-queis!
Eran panqueques con lombrices incrustadas. ¡Delicioso! Jimin tomó el plato con una sonrisa tierna.
— No estés triste, amor. Recuerda que este año abriremos el obsequio que mami te dejó — Y su mano acarició suavemente la mejilla de su hijo.
— ¿Qué fue lo que me dejó?
— No lo sé — Se encogió los hombros —. Dijo que jamás se abriera hasta que tuviera ciento dieciocho años. Ya esperaste taaanto — Canturreó —. ¡Disfruta tus lombrices! Ven abajo cuando estés listo.
Y una vez cerrada la puerta, lo que era su sonrisa, se transformó en un bufido.
— Oh, ¿Qué hiciste allá adentro? — Volvió a cuestionar la cabeza colgante.
— Lo necesario — Respondió con simpleza.
— Ajá.
— Va a agradecérmelo algún día — dijo restándole importancia.
— Sí — Se mofó moviéndose de un lado a otro —. Eso dijo el que me encogió la cabeza.
Y antes de decir más, su boca estaba cubierta por un trapo.
El timbre del elevador sonó y Drácula bajó de ahí con una sonrisa autosuficiente.
Los monstruos iban y venían alegres disfrutando de la estancia, por lo que caminó por la alfombra roja dando un suspiro agotado y un zombi con una máscara de humano en su mano le sonrió.
— Sí, ¿Qué quieres? — El zombie dejó las esquinas de sus labios hacia abajo —. ¿Una galleta? Bien hecho — Con una mano lo empujó hacia el lado contrario con rostro serio —. Ve a ver si ves al hombre invisible.
El jadeo y gruñido que provenía de la puerta llamó la atención de Namjoon, quien extrañado observó cómo es que lo que en su mirada era un monstruo, era realmente...
— Uff, sí — Exclamó el chico de cabellos castaños sujetando con fuerza la gran mochila en su espalda.
Ante sus ojos recordó su pasado, en segundos vivió hace tantos años. Humanos. Abucheos. Antorchas. Gritos. Sangre. Dolor. Hwasa.
— Un humano — Murmuró.
gente son más de 4000 palabras :) me duele la manita, espero les haya gustado, les mando un abracito, los quiero mucho, muaaa.
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