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Llegaron muy de noche bajo esa gran lluvia a los Recesos de las Nubes, las gotas cristalinas daban aún más hermosura al paisaje. Los dos Daozhang encontraron a Hán Guāng-Jūn esperándolos con las manos atrás de su espalda y esa firme postura. Se saludaron.

Dieron informes sobre la eliminación de los cadáveres feroces y algunos demonios que exorcizaron. Xiao Xingchen agregó sobre el gran desempeño de los menores en las misiones. Lan Wangji quedó satisfecho y se marchó.

Los jóvenes aprendices escucharon la orden de Song Lan Daozhang de irse a sus dormitorios a cambiarse, ellos se inclinaron formalmente hacia sus maestros y se retiraron.

Xiao Xingchen iba a hacer lo mismo y antes de hablarle a su compañero este lo tomó repentinamente de su mano y le pidió que lo acompañará un momento a su dormitorio.

Obviamente el menor no tenía idea sobre que tenían que hablar pero tampoco iba a negarle, por ahí era algo sumamente importante.

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Por otro lado y a muy lejos de Gusu, Xue Yang y su padre detienen el carro frente a su hogar, el primero en bajar fue el menor con tanto entusiasmo, alegre por ver a su madre después de estos largos días.

Ayudó al viejo a descargar algunas cosas que compraron en algunas paradas que hicieron durante el viaje; arroz de primera, harina de cualquier tipo, papas, víveres para la cocina, etc. Ganaron buen dinero por los muebles y querían consentirse.

Apareció su madre en la entrada feliz al saber que sus muchachos llegaron a salvó. No era necesario bajar las escaleras ya que su hijo corrió hacia él y lo abrazo de la cintura y lo elevó para dar unos cuantos giros. Su padre lo regañó diciendo que su madre ya no estaba para eso, bajo al anciano menor con cuidado pero no lo soltó, le dices una y mil veces que lo extrañó y que su padre lo trato muy mal en todo el camino, recibió un gruñido de parte del anciano mayor.

De pronto, una mujer sale del hogar sus padres junto a una pequeña niña, los dos hombres se miraron raramente.

Ambos necesitan una explicación.

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Una vez que Xiao Xingchen fue guiado a la habitación de Song Lan y depositado en la cama de este, su compañero se sentó al lado suyo y está vez le tomó las dos manos con mucha gentileza.

—¿Sucede algo, Zichen? — su expresión mostraba incomodidad.

— "Has estado muy extraño en estos días, me he preguntado si es por nuestro compromiso." — trato de hablar lo más suave posible,el taoísta apretó sus labios y sus hombros de tensaron, la mandíbula de Song Lan se apretó, no le gusta el silencio de su prometido. — "Xiao Xingchen." —

El nombrado volvió a mirarlo.

— Hace tres días atrás fue mi cumpleaños. — iba a dar esa excusa, total no era del todo mentira pero quería desviar el tema o esquivar su verdadero problema.

¿Por qué cómo iba a explicar el verdadero motivo de su angustia?

— "¿Tú-... Oh." — Song Lan no podía creer que había olvidado algo importante.

— No te lo trato de encarar, tampoco para que te sientas mal, sé que hemos estado bajo mucha tensión. — tuvo que sonreír.

Para Song Lan era cierto, aunque no le había dicho a Xiao Xingchen, él buscaba rastros de Xue Yang, pero lamentablemente no había pistas ni de acercaba a obtener algo de su paradero. Aunque pensándolo bien, ese bandido debe estar en la Cuidad Yi.

— ¿Song Lan? — el taoísta blanco deshizo el sujetar de sus manos. — ¿Es que piensas? —

Si estaban a punto de casarse, Song Lan debía sincerarse con su prometido.

— Xiao Xingchen, necesito hacer un viaje muy largo. — antes de que su prometido preguntará a dónde, continuó. — Deseo encontrarlo. —

La manera brusca de levantarse de Xiao Xingchen asombró al de ropajes negros, el jade tenía el ceño fruncido mostrando una expresión enojo, agobio y frustración. Pateó el piso con su pie. Song Lan se levantó, se acercó y le tomó de sus hombros, pero su compañero lo apartó molesto.

— Esa actitud no es bueno para tu cultivo e imagen. —

— ¡No me importa ahora! ¿¡Por qué te empeñas a buscarlo!? — giró para enfrentarlo. — ¡Xue Yang por ahí ya hace su vida de nue-! —

— ¡Xue Yang es un asesino a sangre fría! ¿¡De verdad piensas que ese criminal rehaga su vida nuevemente entre la sociedad!? ¡Fingió ser otra persona para estar en compañía tuya después matarte, Xiao Xingchen! ¡Todo fue una mentira! —

— ¡...! — Xiao Xingchen apartó su mirar hacia el suelo, tenía los puños bien apretado al punto de poner sus nudillos en blanco. — Tu qué sabes... — Song Lan abrió los ojos. — Xue Yang ha sido una víctima más en este mundo, nadie le tendió una mano, nadie le enseñó amor y educación, a cambió ha recibió maltratos... — la vista se nublaba al recordar el relato de Wei Wuxian sobre ese pequeño y pobre niño — ... horribles abusos. Es entendible su ira contra los demás... — lo miró tristemente. — Solo me límite a juzgarlo. —

— ¡Xiao Xingchen! — escuchar defendiendo a un delincuente, fue como una cachetada al mismo Song Lan.

— ¡Song Lan! —

— ¿Discutiendo antes del matrimonio? —

De pronto, Wei Wuxian apareció sentado en el marco de la ventana con su precioso vino "Sonrisa del Emperador" en mano, el ex patriarca simplemente estuvo cerca de la vivienda de Song Lan Daozhang, entonces los gritos llamaron su atención.

No tenía que ser un genio para saber que la discusión tenía que ver sobre Xue Yang. Bueno. Si recibió ayuda e información de Lan Shizui... Solo un poco.

Xiao Xingchen avergonzado pidió disculpas por los dos y que lamentaba por levantar la voz.

— Ustedes han sido muy amables con nosotros y le pagamos de esta manera. Lo sentimos. — volvió a disculparse.

Wei Wuxian finalmente se adentro al cuarto y se sentó en el suelo junto a la mesa, saco de su manga unos pequeños vasos de porcelana color blanco y los invitó a sentarse con él. Ellos obedecieron.

— Agradecemos su invitación, pero me temo que debemos rechazarla, beber es malo para nuestro cultivo. — le explicó Song Lan Daozhang educadamente.

— Oh. ¿En serio? —

— En realidad... — la voz del taoísta blanco intervino — ¿A mí... A mí me serviría un poco, por favor? —

Wei Wuxian mostró una cara de satisfacción pero Song Lan desaprobación, ¿Cómo era posible que su prometido tomara? A lo que recuerda jamás lo vio beber aunque sea una gota de alcohol, creía que no era muy tolerable, pero ahora ve que le servían alegremente.

Solo que Xiao Xingchen se acuerda haber tomado una vez, pero todo se volvió borroso después.

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Lo que nadie sabía es que Xiao Xingchen cuando vivía en su antiguo hogar, una noche como cualquiera, su compañero trajo a la casa una pequeño jarrón de vino. El taoísta estaba más que molesto de que trajera eso a su hogar y le explicaba que no era bueno para su cultivo.

Xue Yang puso los ojos en blanco y le ofreció tomar aunque sea un sorbo, el mayor negó al principio, pero las insistencias de su compañero lo terminó convenciendo y se sentaron fuera de la casa.

Solo era un pequeño sorbo, ¿Que habría de pasar?

Pues mala decisión. Ese pequeño sorbo termino dejando a Xiao Xingchen con su rostro enrojecido, arrastraba las palabras al hablar y reía más de costumbre con las malas bromas de su compañero.

— Pequeño amigo, eres... eres muy gracioso. — sin vergüenza acarició algunos mechones de cabello del contrario y con descaro juntaba más su cuerpo contra él.

— No eres tolerante al alcohol, Daozhang. — dijo burlonamente su amante pero luego se mostró serio aunque el taoísta no pudiera verlo. — No dejes que nadie te vea así más que yo. — con su brazo libre rodeaba la cintura del mayor.

Xiao Xingchen amplió más su hermosa sonrisa y envolvió sus brazos por el cuello del menor, Xue Yang con solo mirar sus labios cerca de los suyos, diría que Xiao Xingchen lo invitaba a besarlo. No tardó en hacerlo, los besos fueron desesperantes está vez, ya se habían besado antes pero fue simplemente picoteos y duraban poco por la timidez del Daozhang, está vez mordian sus labios, se devoraban entre si y los gemidos de Xiao Xingchen eran melodiosos para sus oídos.

Unas manos se fueron por debajo de las prendas a su pecho, Xue Yang abrió los ojos y detuvo rápidamente de las muñecas de su Daozhang, este se apartó extrañado.

— ¿No... No vamos a hacerlo, no te gusta mi cuerpo? — esa voz lastimera derritió al delicuente.

Oh dioses. Xue Yang se lo quería comer por completo ahora, ¿Quien no quería comerse ese cuerpo apetitoso de Xiao Xingchen? Ese trasero tentador atrayendolo como iman al caminar, esos labios carnosos y rosados para devorar. Oh sí.  Pero no. Xiao Xingchen está a en estado de embriaguez, y le tenía confianza a su pequeño amigo.

Se dedicó de darle un pequeño beso a su frente. Si deseaba tener relaciones sexuales con su Daozhang entonces que sea de la manera correcta.

Xiao Xingchen al no escuchar respuesta alguna prosiguió a querer deshacerse de los ropajes del menor pero nuevemente Xue Yang lo terminó deteniendo.

— ¿Por qué? — pregunto un exasperado taoísta.

Xue Yang sonrío, lo abrazo acultando su bello rostro en su pecho, se acercó a su oído y dijo...

— Pronto lo haremos, Daozhang, pero por ahora quiero respetarte. —

— ¿Qu- — — no acabó de hablar ya que fue noqueado por su nuca. Se desplomó sobre su amante.

El delicuente lo cargó como princesa y lo llevó a la única habitación con cama, lo depósito ahí y lo arropó con la frazada. Se había sentado a su lado y acarició su cabello con mucha ternura.

Ya habrá oportunidad de unir sus cuerpos, entregarse al placer y ser felices por siempre.

Porque eso haría, hacer feliz a Xiao Xingchen.

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Volviendo a la actualidad, el hermoso Daozhang blanco se había desplomado sobre el pecho de su prometido.

— ¿Solo un trago y ya cayó bajo sus efectos? — preguntó burlonamente Wei Wuxian, Song Lan le mostró una sería mirada y abrazo a su compañero con un solo un brazo. Xiao Xingchen abrió los ojos lentamente. — Xiao Xingchen Daozhang, ¿Cuántos dedos ves? — dijo al levantar dos dedos.

El nombrado quedó callado por un largo tiempo y simplemente sonrío atontado.

— Conejos. —

— ¿Conejos? — preguntaron los de túnicas negras. Xiao Xingchen se rió armoniosamente.

— Lindos conejos~. — cantó suavemente.

Wei Wuxian suspiro derrotado.

— Creo que yo lo llevaré a su habitación. — se puso como voluntario.

— No tienes que hacerlo, lo dejaré dormí en mi cama, yo dormiré en el piso. — Song Lan.

Wei Wuxian negó.

— A Xiao Xingchen Daozhang no le agradará despertar en un cuarto que no es suyo. — le ayudaron a levantarse y colocó el brazo del ebrio por sus hombros y este lo rodeo por su cintura. Marcharon muy lentamente.

— Conejos saltan~ brinco...brinco~ — continuó cantando. Wei Wuxian al salirse de la habitación de Song Lan, se escuchaban sus enérgicas risas.

Ya muy lejos, Xiao Xingchen se deshizo de agarré y se fue en dirección opuesta, se tambaleaba de un lado a otro y por suerte no caía. Su colega iba tras él a pasos tranquilos, viendo hasta dónde quería llegar el Daozhang blanco. Tarareó.

— Xiao Xingchen Daozhang, ¿A dónde vamos? — lo que estaba haciendo es seguirle la corriente y hablarle con serenidad para que no se altere.

— Xue Yang no va a-a dormir si no le doy su caramelo, se porta berrinchudamente como un niñoe cuan...cuando no le doy su dulce. — se cubre con la manga su boca al reír. Para su desgracia tropezó y cayó.

Wei Wuxian corrió y lo sentó con cuidado, pensó que fue mala idea darle de beber. Se fijó que no tuviera alguna herida en la cara que por suerte no la hubo.

— Oye, vamos a dormir, si nos cachan estaremos en problemas. — dijo preocupado su colega. En eso escucha a Xiao Xingchen llorar. — ¿Q-Qué? —

— Ya no quiere verme y todo fue mi culpa, yo lo herí mucho... ¿Que... hago? Quiero a Xue Yang conmigo pe-pero si lo hago nos pondremos en peligro. Lo quieren muerto y yo no podría vivir con eso. —

— Respira profundo. — sugirió el ex patriarca preocupado.

Pero el de blanco sacudió su cabeza. En el fondo de su corazón deseaba caer en brazos del delicuente, lo quería ahora.

— Quiero darle amor, lo que se le negó por muchos años. — se limpio las lágrimas. — Y-Y quiero que tengamos una familia grande — extendió tiernamente sus brazos — así de grande, muchos bebés. —

En eso Wei Wuxian no comprendió.

— ¿Cómo que bebés? — le ganó la curiosidad. Xiao Xingchen aún en lágrimas, sonrío.

— Puedo... — tocó su vientre plano con mucho cariño. — Puedo concebir. —

— ... — abrió mucho los ojos. "¿Que acaba de decir?" Pensó el menor. — ¿Xiao Xingchen? — el nombrado quedó dormido. — Cielos. —

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Xue Yang terminó en dejar limpio los trastes pero quedó en la cocina solo un por rato más para procesar lo de esta tarde y volver después a la sala en dónde estaban los demás.

Todo fue extrano desde que le contaron que tendrían una ayudante más para el restaurante, e incluso que viviría en el cuarto de huéspedes con su hija. ¿Desde cuándo esta casa se convirtió en un alojamiento?. Tsk.

¿Y sabe que es lo peor? Es que esa maldita era perteneciente al Clan Lanling Jin o eso creía, ya que no tenía puesto la típica vestimenta de esa jodida secta, y al parecer cuando se vieron, esa mujer estuvo un largo rato mirándolo fijamente, como si tratara de reconocerlo.

Si hablaba con ese Clan, con Meng Yao, todo se vendría cuesta abajo. Ese maldito enano aún creía que él estaba bien muerto, pero si se entera de su existencia, mandaría a sus peones a matarlo e incluso podría matar a sus padres.

¿Que debería hacer ahora?

— Maldición. — gruño golpeando la mesa con demasiada rabia. Su antiguo yo ya tendría un plan para deshacerse de esa mujer y desaparecerla para siempre, pero cambió y necesitaba pensar en otra idea.

Escuchaba la risa de la pequeña. Joder, otro pequeño problema más a su vida. ¡Ya no podía escapar, pero tampoco quería abandonar a su familia, a su madre!

Consumido por sus pensamientos no se dió cuenta que alguien entró y le tocaban el hombro. Xue Yang dal susto, tomó la muñeca de la persona y la presionó.

Abrió los ojos al ver a la chica, ni siquiera gritó al ser agarrada así. La soltó y le dió la espalda.

— Sé que eres Xue Chengmei y que trabajas con Jin Guangyao. ¿Te mando a matar a esta pobre gente? Si es así yo- —

— Ya no me llames Xue Chengmei, ese nombre quedó bien enterrado, y ya no trabajo para es jodido enano de mierda, creé que estoy muerto y más vale que lo siga creyendo. — volteó a mirarla amenazante, la chica estuvo alerta. — Más te vale no decir absolutamente nada a ese hijo de perra. — pasó por su lado para agarrar un plato que contenía un sabroso y cremoso pastel. — Y esas personas viejas que ves sentadas con tu hija, son mis padres. Hablas, y ellos como yo terminaremos muertos. — se le acercó y la mujer lo miró muy nerviosa, hasta que Xue Yang le tendió ese plato. — Para tu hija. — salió primero de ahí para unirse a su madre y padre.

La mujer Luo Qingyang dudaba sobre el relato del hombre, su mirar de ella mostraba pura desconfianza y las razones son bastantes obvias sobre Xue Chengmei. Pero los rumores de ahora líder Lianfang-zun, eran muy confusas y por alguna extraña razón le daba mala espina. Tenía miedo meterse en su camino, eso fue lo raro para ella.

Suspiró. Esos abuelos consentían mucho al hombre, hasta él lo dijo, son sus padres, no deberá armar un escándalo ahora con su hija estaba presente.

"Cielos... ¿Dónde me he metido?" — Luo Qingyang lloriqueo internamente.

Relajó sus hombros, puso una postura recta y agrando su sonrisa, y como si nada malo hubiese pasado salió de la cocina.

El hermoso ciego al escuchar los pasos de la jovencita acercándose, le explicaba que su hija era muy divertida e inteligente y que hace mucho no interactúan con una infante.

Xue Yang hizo un mojin.

— Mŭqīn! ¡Más te vale no acostumbrarte! —

— ¿Acaso crees que te dejare de lado, cariño? — el ciego pellizco suavemente la mejilla de su hijo. Xue Yang se rió y se dejó hacer felizmente. — Por supuesto que no, tú eres mi todo. —

El marido del ciego rodó los ojos, Xue Yang se fijó en eso y le saco la lengua a su padre.

— ¡Mocoso, te mataré! — quiso abalanzarse y rápidamente Xue Yang abrazo a su madre.

— ¡Mŭqīn, fùqīn me quiere pegar! — su madre acarició la cabeza de su pequeño y lo tranquilizó.

— Sabes que tu fùqīn no haría tal cosa, él te quiere mucho como yo. — dirigió su cabeza hacia su marido. — ¿No es así, querido? — el mayor conocia esa pacífica pero aterradora voz. Tragó saliva.

— Claro. Es-Es imposible lastimar a mí propio hijo. — metió un pedazo de papa a su boca y la despedazaba con rabia. Su esposo sonrío.

Luo Qingyang y su hija Luo MianMian se miraron y poco después comenzaron a reír por esa graciosa escena familia, luego se unieron los dos mayores, pero el ex delicuente miro a todos, más a la mujer que carcajeaba mientras se cubría con su manga. Xue Yang extrañamente sonrío.

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A la niña le había dado mucho sueño, los mayores se ofrecieron a llevarla a su recamara para que descanse, la madre dijo que dentro de un rato estaría con ella. Ellos así asintieron, y el viejo mayor la cargo para luego irse con su esposo.

La mujer camino hacia afuera de la casa, la brisa fría estremeció su cuerpo provocando que cruzará sus brazos y se acariciara ella misma. Al voltear, a lo lejos vio a Xue Chengmei sentado sobre un tronco tirado mientras arrancaba los pétalos de una bella flor. Ella titubeó si en ir o no.

Suspiro.

... Al diablo.

Xue Yang subió su mirar y ve a la chica sentarse un poco lejos de él, ella ni siquiera lo miró pero notaba su nerviosismo.

— Bu. — trato de bromear.

— Ah ya cállate. — contraatacó. — ¿Quien va a tenerte miedo después de presenciar esa linda escena? — está vez se decidió a mirarlo y Xue Yang sonrío de lado volviendo a lo suyo. — Escucha, yo prometo no decir nada, la verdad no sé porque lo digo, soy una mujer plenamente pegada a la justicia, pero ciertamente ya no confío en el secta Jin. Desde que mi joven maestro Jin Zixuan falleció, perdí todo confianza hacia ese clan y a los que lo habitan... Aunque no creas también siento miedo, he visto muchas cosas ahí adentro que trato alejar a mi hija de todo relacionado a mi antiguo hogar. Pero algo me dice que habrá una persona se enfrentará y terminará con la injusticia que nos rodea. Yo lo sé.  — relamio sus labios y colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja. — Despreocúpate. De mi boca nadie sabrá de tu paradero... Xue Yang. — se miraron al mismo tiempo y sonrieron suavemente.

Después no sabe en qué momento el hombre se le acercó pero sintió que lo cubría con una capa negra como abrigo sobre su cuerpo. Ella simplemente agradeció con el gesto, Xue Yang volvió a sentarse está vez no tan lejos de la mujer.

— Tu hija es... linda —

— Ha. ¿De quién crees que lo saco? — dijo orgullosa.

— Lastimosamente. — rodó lo ojos. En eso Luo Qingyang le da un golpe en su brazo. — ¡Auch! ¿¡Te atreves a golpearme!? —

— ¿¡Quien te manda a hablar así!? — ahí estaba el mal genio de la mujer justiciera.

— Tsk. Me aparecerá un hematoma luego. — refunfuño desviando su mirada.

Estuvieron ahí por un largo tiempo que no notaron a la madre de Xue Yang escuchándoles desde la ventana de la cocina. Apareció su marido que colocó un brazo en la cintura de su esposo.

— ¿Qué no dijiste una vez que está mal espiar a las personas? — levantó una ceja divertido.

— Pues yo no espio, simplemente que sin querer los escuché hablar. —

— Hmm. — su marido se rio mientras lo apoyó al esposo a su pecho. — Parece una buena chica. —

— Lo es. — dijo el menor feliz.

— ¿Muy seguro? — beso su frente.

— Sabes que jamás me he equivocado. — contentó encantadoramente a su marido, este suspiro derrotado por el menor y le sugirió ya dormir. 

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Regresando al Receso de las nubes, Lan Wangji había aparecido para buscar a Wei Ying y para su sorpresa encontró a este cargando al taoísta blanco. Juntos lo llevaron a su habitación y los dejaron recostado.

Cuando quisieron alejarse, la mano de Xiao Xingchen sostuvo la del menor, la mirada cansada del Daozhang se cruzó con Wei Wuxian y en voz lastimera dijo...

— Quiero... Quiero ser feliz contigo... Darte una gran familia... — mostró una sonrisa triste —  Darte mucho amor,  A-Yang... — al final la mano del taoísta cayó y termino en un profundo sueño.

El ex patriarca acarició su cabello.

— Wei Ying. —

— Creo que es momento de visitar a Xue Yang. — abrigó bien al Daozhang y salió seguido de Lan Wangji.

— Te acompañaré. — se colocó frente a él.

— Aunque me guste la idea, está vez iré con Xiao Xingchen Daozhang. — antes de que Lan Zhan protestará, prosiguió. — Estaremos muy bien, será solo una pequeña visita. Partiremos en unos días. — el menor de despidió y marchó a su dormitorio.

Lan Wangji aún continua en el mismo sintió, no soportaba alejarse de Wei Ying por mucho tiempo.

Temía volverlo a perder, aunque él sabía cuidarse.

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