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- "Estoy decepcionado." - dijo Song Lan cuando a su llegar Xiao Xingchen no estaba con los menores en la posada.

Conocía muy bien al Daozhang blanco, jamás dejaría solos a los chicos sin supervisión.

Ahora ellos estaban en el cuarto de al lado, Xiao Xingchen jugo nerviosamente con sus dedos bajo sus mangas, si decía una mentira Song Lan lo descubriría.

Desde que recuerda jamás le mintio, no había por que hacerlo porque entre ellos abundaba la confianza.

- Yo prometí volver. Lo siento, no pensé que me demoraría. - tenía que cuidar bien sus palabras, hasta el momento no mentía.

- "¿Tienes idea la falta de moral que implementaste en tu comportamiento, Xiao Xingchen? Están bajo tu cuidado." - el mayor caminaba de un lado al otro, parecía un maestro regañando a su discípulo. - "Uno de ellos está herido. ¿Dónde estabas cuando el joven Lan JingYi necesitaba de tu ayuda?" - el menor agachó su cabeza.

Al otro lado de la puerta donde los mayores tenían una severa pero cruda charla, se encontraban los tres menores escuchando la conversación de sus maestros, bueno, uno de ellos de mantenía firmemente apartado de la puerta donde sus dos compañeros tenían sus oídos pegados.

- Estamos cometiendo un delito a la privacidad de nuestros maestros. - habló Lan Sizhui pero ninguno hizo caso omiso, puso los ojos en blanco y al hacerlo, vio que fuera de la ventana había una sombra que se movia a dirección de la habitación de sus maestros. Volvió a mirar los menores, no le prestaron atención.

Entonces esto estaría en sus manos.

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El infractor misterioso acercaba su rostro para espiar sobre que pasaba con el Daozhang blanco y con el otro sujeto. Tuvo una rabia contenida al oírle hablar de esa manera al taoísta.

- "¿Quién mierda se cree?" - por su mente pasaba las peores palabras para ese malnacido. Cómo se moría por matarlo otra vez.

Para su desconcierto, sintió la punta de la hoja de una espada apoyarse por su cuello. Xue Yang levantó con lentitud sus manos y al fiarse de reojo quien era y por la vestimenta que tenía puesta supuso que ha de ser de la secta Lan.

Aún recordaba al maldito quien cortó su brazo.

El joven le dió la indicación de caminar hacia él, pero no pensaba en bajar la guardia contra ese delincuente.

Ya un poco lejos del cuarto, lo hace pegarse bien con la pared.

- Escucha- -

- Eres la razón por la que nuestro Shizun este siendo regañado. - interrumpió seriamente Lan Sizhui.

- Oye, no pensé que tú "Shizun" me iría a visitar. Le hacía mucha falta. - sonrío descaradamente

- Sinvergüenza. - dijo apretando sus dientes.

- Me declaro culpable - bromeó con su típica sonrisa pero el otro volvió a apoyar su espada. - Ugh- -.

- ¿Cómo te atreves a venir hasta aquí? ¿Qué no te das cuenta que somos muchos? -

- Pff~ Aiya~ ¿A quien engañas, chiquillo idiota? Solo son tres gatitos indefensos, un cretino estúpido de ropa negra y mi precioso Daozhang. Además... estoy desarmado. ¿Atacas a un hombre indefenso, eso les enseña en esa estúpida escuelita? - Lan Sizhui tuvo que respirar profundamente.

Pronto el jovencito dudo en bajar su espada pero extrañamente confío en la persona que tenía en frente. Envainó su espada y Xue Yang bajo sus manos.

Lan Sizhui pidió hablar en privado, ya que sus compañeros seguían con sus orejas pegadas contra la puerta, no se darían cuenta de su ausencia.

Por otra parte, Xue Yang murmuraba entre dientes al no salirse con la suya y seguirle a un niñato.

Se introdujeron a un cómodo restaurante con una gran multitud en el, era mejor que haya tanta gente y gran bullicio para pasar desapercibidos ya que la mayoría estaban ocupados.

Lan Sizhui habló con el dueño secretamente y este asintió y los guío a una mesa privada lejos de la muchedumbre.

Entando cómodos y sentados frente a frente, vino un mesero con lo que el menor le pidió que trajeran; té y unos bocadillos de chocolate.

Ya una vez solos, hablaron.

- ¿No me delatarás? - preguntó curioso el mayor.

- No creo que deba, si lo hago estarás condenado a muerte y nuestro Sizhun estará más triste. - bebió un poco de su té, vio que cuando nombró a su maestro, Xue Yang se puso ansioso.

- ¿Ha... Ha estado triste? - mordía su postre sin mirarlo. Lan Sizhui suspiró y dejo su taza en la mesa.

- ¿Después de todo lo que hiciste, no debería estarlo? -

El mayor bajo su mirada, no era necesario darle una respuesta.

- Ahora ese idiota le hará feliz, él me lo dijo. - bufo cruzando sus brazos. - ¿Qué motivo tiene para estar triste? -

- Oh eso... Sobre el compromiso de nuestro Sizhun con Song Lan Daozhang también nos tomó por sorpresa, fue extraño y apresurado. - el joven miró el líquido en la taza de porcelana. - Yo estuve cerca. -

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Xiao Xingchen y Lan Sizhui pudieron escaparse de las manos de Wei Wuxian. Al hombre se le había ocurrido una competencia de quién come más picante, por suerte Han Guang-Jun metió la escusa de que los dos tenían tareas por hacer y no podían tardar pero que él se quedaría hacerle compañía. Wei Wuxian quedó satisfecho.

Ahora en el territorio de los conejitos, ambos se quedaron ahí por momento de paz y para acariciar a todo los conejos que podían. Charlaban mientras sonreían e intercambiaban pequeñas anécdotas que recordaban de su niñez.

Un conejito brincaba en toda dirección hasta chocó contra algo o alguien, los dos al estar en alerta voltearon para ver que pasaba, se sorprendieron cuando Song Lan apareció por este sector.

Al taoísta blanco le pareció raro ver a su amigo aquí, nunca le gustó tener contacto con animales, no es que no les gustara, es que no está acostumbrado a tocar o a que lo toquen. Siempre respetó su espacio y su decisión.

- "Espero no interrumpir." - dijo Song Lan telepáticamente.

Xiao Xingchen negaba sonriente dejando de lado al conejito negro y poniendose de pie.

- Es que es extraño verte justo aquí, pero no significa que no eres bienvenido. -

- Song Lan Daozhang, ¿Quiere sostenerlo? - Lan Sizhui elevó al conejo blanco. El nombrado lo rechazó cortésmente con un poquito de nerviosismo.

Su amigo cubriéndose con la manga de su túnica, rió.

El taoísta de ropaje negro pidió hablar con su compañero a solas, el menor con el animal en brazos asintió y se alejó.

Los mayores comenzaron a caminar un poco lejos del lugar.

- Si me permites hablar primero, Zichen, has estado extraño estos últimos días. ¿Me debería preocupar? - le miró curioso pero divertido.

- "Me conoces perfectamente" - admitió.

- Claro que si, eres mi amigo. - En eso, Song Lan se detuvo su andar y Xiao Xingchen detrás de él. - ¿Zichen, estás bien? -

Escuchó un gran suspiro. El mayor volteó.

- "Lo peor que me pasó en toda mi vida, fue echarte la culpa de algo que no tenías que ver. Estaba cegado por la irá y me descargué con la primera persona que apareció." -

- Así es. - sonrío pero de una manera gentil.

A medida que Song Lan hablaba, se acercaba.

- "Por mi culpa viviste un infierno con ese asesino." - Xiao Xingchen hizo una leve mueca diciendo por sus pensamientos que no era exactamente como lo dijo su amigo. - "A base de sus mentiras, burlas-" -

- Song Lan, cr-creo que es sufriente. Ya entendí. - tuvo que ser la persona más tolerante ahora, su amigo estaba parado muy cerca del menor, y eso no estaba bien, jamás le gustó estar tan cerca de alguien. - ¿Cuál... Cuál es el punto? -

-"Quiero hacerte verdaderamente feliz, Xiao Xingchen." - el de túnica blanca sintió como le tomaban de la mano y la acerca al precho ajeno. - "Te deje ir por culpa mia y quiero enmendar mi error -

Eso fue suficiente para que el taoísta entendiera a dónde quiso llegar.

No podía creer que Song Lan tuviese sentimientos por él, jamás imaginó que esto sucedería, pero hablando claro, Xiao Xingchen podría haber correspondido su amor, pero eso sería años atrás, cuando el menor le daba pistas para que sepa sus intenciones de ser más que un simple compañero, pero jamás pasó, jamás hubo indicios de que el correspondieran. Se rindió.

Y ahora después de todo lo que tuvo que vivir, de lo que tuvo que enterarse de la verdad, mal o bien, su amor correspondían ahora a Xue Yang.

- Zichen... - abrió la boca pero no salía ni una palabra de ella. Al poco rato reaccionó. - Zichen, mira, yo agradezco tus- -

Pero su amigo inesperadamente cortó la distancia para depositar un beso casto sobre los carnosos labios de su compañero.

Ninguno de los dos se dió cuenta que el jovencito Lan Sizhui no estaba tan lejos como pensaban. No fue a propósito pero esperaba que la conversación de ambos fuera corta y así volver con su Sizhun.

También estaba asombrado.

Xiao Xingchen colocó una mano sobre el pecho del mayor y lo alejó un poco pero no apartó su mirada.

- "Piénsalo... Sé que no lo merezco, castigame si es necesario, pero piénsalo." - su amigo se marchó por dónde vino.

Solo logró que el taoísta blanco se sintiera presionado.

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Xue Xang interrumpió el relato del discípulo con un golpe sobre la mesa.

- ¿¡Ese jodido muerto viviente se atrevió a besarlo!? - captó la atención de la muchedumbre.

- Lenguaje - dijo sereno Lan Sizhui.

- ¡Y una mierda! Tsk. De seguro su boca apestaba, está bien podrido por dentro. - continuó murmurando que sabe que groserías.

El menor nada más suspiró.

- ¿Me dejará continuar? -

- ¿Para que? Ese maldito muerto logró su cometido. - el joven notó la voz melancólica del criminal. - Se van a casar y yo...yo le dejé el camino libre. -

- Ya veo... Como su alumno, te diría que lo dejaras en paz. Ya mucho daño le hiciste. - Lan Sizhui frotaba la pequeña taza con sus pulgares. - pero él te sigue amando y si aceptó fue para recompensar el error que cometió por matarlo y para olvidarlo a usted. -

- ... - Xue Yang no dijo nada.

- Tengo que volver, se comenzarán a preocupar por mi. - el menor dejó todo pagado, pero antes de irse habló - Mi maestro duerme solo en la habitación, aún cree que no es correcto compartir la cama sin estar casados primero. -

- ¿Por qué me ayudas? -

- Porque estoy cansado de ver a mi Sizhun llorar en las noches por culpa de usted... Solo ve a conversar. - se retira.

El ex delincuente quedó callado después. Lo vio irse y decidió esperar un poco más.

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Cuando Song Lan deslizó la puerta de la recamara de Xiao Xingchen, los dos jovencitos callejón de trasero al suelo al ser descubiertos. Su maestro mayor los fulminó con su mirar y los mandó inmediatamente a dormir.

Lan Sizhui por suerte llegó minutos antes, se reverencia ante sus maestros y fue detrás de sus compañeros.

Xiao Xingchen continúa parado atrás en el mismo lugar desde que llegó.

- "Debemos descansar, mañana por la mañana partiremos para Gusu." - dijo Song Lan sin mirarlo.

- Ah. ¿No pediremos la recompensa? - preguntó confuso el menor.

Eso fue extraño para Daozhang negro, lo hizo voltear y mirarlo.

- ¿Recompensa? Xiao Xingchen, no necesitamos que nos paguen por proteger a los necesitados. Es nuestro deber. -

- Yo-Yo... Si, si, tienes toda la razón. No sé cómo se me ocurrió preguntar algo tan absurdo. -sonrio nerviosamente. - Creo que estoy muy agotado. -

- "Si lo estás, estuviste llorado." - confirmó su prometido. Xiao Xingchen no contestó, su mayor acarició su brazo - "Debes olvidar. Ese criminal jamás te hará daño porque estoy yo para protegerte. -

El taoísta blanco subió su mirada.

- "Aún no puedo creer que Wei Wuxian perdonó su vida y lo dejó en libertad. Ese asesino debería estar muerto por todo lo que nos ha hecho, no tuvo piedad ni misericordia. Debería buscarlo y encargarme personalmente. Yo mismo lo ejecutaré." - apretó los puños.

Xiao Xingchen escuchó lo suficiente.

- Creo que ya en momento de irme a dormir, Song Lan, estoy muy cansado. - interrumpió el menor seriamente, pero una vez más recalcó. - Todos.estamos.muy.cansados.-

- "Xingchen, si dije algo indebido me disculparé." - el mayor le miro tristemente.

Xiao Xingchen ablando su molestia y largo un gran suspiro.

- No hay necesidad. Hoy fue una noche bastante pesada y estresante para mi. Te juro que demasiadas emociones se me mezclaron por mi cabeza y- -

- "¿Quieres que me quedé contigo y te haga compañía? Dormiré en el piso, no tengo problema, pero si quieres hablar y desahogarte... yo me ofresco..." -

- Lo haremos mañana ¿Si? - susurro el taoísta. - Ve a descansar. - suplico a media sonrisa.

Song Lan no tuvo más remedio que asentir y despedirse de su prometido. Xiao Xingchen deslizó la puerta y la cerró.

Una vez solo, palmeo su pecho indicando que todo ya pasó y que era momento de calmarse. No es muy propio de él tener ese comportamiento, pero cuando le oyó hablar así de Xue Yang, despertó un sentimiento fuerte; conmoción.

Si. Estaba tan alterado por todo lo sucedido; por verlo, hablarle, sentir el tacto por su cuerpo, sentir su aliento en su mejilla, escuchar sus palabras de amor, lo que cada noche anhelaba escuchar. Y luego las palabras de Song Lan en su contra. Bien. Xue Yang se las merecía pero solamente Xiao Xingchen debería de juzgarlo.

Porque si tuviese que compararlos entre Xue Yang y Song Lan, obviamente eran personas diferentes con todas las letras.

Su amigo era describido por ser serio, muy reservado, cumple con sus compromisos, jamás pone excusas si se trata de ayudar a la gente, valora mucho la sinceridad y solamente su confianza la pondría plenamente en Xiao Xingchen, el cual estaba muy agradecido. Pero sobre todo su fidelidad no tiene límites, eso admiro mucho a Xiao Xingchen.

En cambio Xue Yang tenía una personalidad despiadada, se enoja rápidamente no importa si era insignificante o no, era demasiado egocéntrico; toda la atención lo quería para él, incluso recordó cuando discutía con la jovencita A-Quin porque acaparaba la atención de Xiao Xingchen.

Si es inteligente, no se dejaba engañar por nadie, bien escuchó que regateaba con los vendedores cuando le tocaba vender algunas verduras.

Puede ser que Xue Yang no era el hombre perfecto ya que sus antecedentes lo comprueban y Xiao Xingchen estaba conciente de ello, pero también había su lado bueno, lastima que nadie se haya tomado el tiempo de verlos, porque cuando vivieron juntos los pudo notar sin necesidad de ver; es divertido, sus chistes sacaba sonrisas al taoísta muchas veces, su modo infantil daba ternura y era muy atento a las necesidades de su Daozhang.

No hay justificación sobre todo el daño que hizo, lo sabe bien, pero como todos merecía una oportunidad de encarjar nuevamente en la sociedad y por lo que vio lo hace muy bien al lado de sus ahora padres.

Ahora que lo recuerda, daba curiosidad sobre esa pareja de ancianos. Como el noble ciego daba su vida a cambio la de Xue Yang y como el otro anciano mayor lo cubría con su cuerpo al protegelo de cualquier peligro.

Sin duda Xue Yang a encontrado una familia, la que jamás tuvo en su trágica niñez.

¿Le habrá costado mucho aceptarlos? Él no es de dar su confianza muy fácilmente.

...

Basta. Basta. Sacudió suavemente su cabeza. Era hora de irse a dormir.

Se acerca a la cama y la destiende, desata su coleta, dejando que su negro y suave cabello se deslizara hasta su trasero, se deshace de sus túnicas exteriores, sus botas blancas y por último su pantalón. Lo único que se dejó puesto fue su túnica blanca inferior transparente.

Antes de toma asiento en la comoda cama, va en busca de la bolsa de frascos que compró antes de entrar a la posada. Aceites esenciales de cualquier tipo de fragancias, siempre le encantó usarlos, olerlos en él, eso y porque su aroma era muy agrable.

Ahora se sienta en medio de la cama. No se decidía cuál utilizar, casi todos tenías el mismo propósito; ayudar a relajar su cuerpo y su mente, ¿Entonces cuál? Si de menta, mirra, manzanilla, o su favorito...

- Me parece que el de lavanda sería la mejor opción, Xiao Xingchen, además de ser tu favorito ¿No? - la voz de Xue Yang alarmó al mayor. Este cubrió rápidamente su cuerpo con las sábanas de sedas blancas. - Creo que ya es algo tarde, no aparté la mirada cuando te quitabas tus ropas eróticamente. -

- ¡Tú-! -

- Aiya~ Daozhang, ¿Lo hacías a propósito? - pregunto burlón a medida que daba cada paso hacia él. - Las ventanas estaban abiertas, cualquiera podría haberte visto. Sabes que soy muy celoso. -

- Un paso más, Xue Yang, y gritaré. - amenazó el taoísta.

- No me hagas esperar y llomalo. - contraatacó desafiante.

Xiao Xingchen desvió la mirada entristecido, esa personalidad inhumana del menor apareció otra vez y rápidamente Xue Yang da cuenta la actitud que dejó ver.

- Tsk... La lavanda... es bueno, siempre te gustó, incluso teniamos algunas plantadas en el jardín, ¿Lo recuerdas? - sin pedirle permiso de sentó al borde de la cama, casi a su lado. - Te tendias una manta al suelo y meditabas ahí. Decías que con su aroma te dejaba en un estado de paz y relajación... -

- Ayu... - No creía lo que estaba a punto de hacer. Remale los labios y se anima a hablar. - Ayuda a nivelar mi estrés, me relaja y desconecta mi mente. -

- ¿De verdad? - suelta un silbido expresando asombro. - Entonces debería usarlos, me cuesta dormir por las noches. Luego me dirás dónde lo compraste. ¿Mm~? -

-¿No...No logras dormir? - interesadamente preguntó.

- Desde que decidiste quitarte la vida por mi culpa. - Xue Yang. Xiao Xigchen lo miró.

Y era verdad.

Xue Yang no pegaba ni un ojo, y en las veces que lo intentaba, las pesadillas perturbaban sus sueños, lo atormentaba hasta el punto de que su cuerpo sudaba completamente.

Cada noche era el mismo sueño; ver morir a Xiao Xingchen frente a sus ojos. Volverlo a ver parado con el cuello y su túnica empapada de sangre, gritándole que todo era su culpa, que había logrado su objetivo.

Otros raros y perturbadores sueños, era que le perseguían las personas que había matado en su raye de locura y desquiciada, dónde en ese tiempo no tenía remordimiento alguno por la vida que arrebatada sinicamente bañandose con al sangre de los inocentes y otros no tan inocentes.

No se había dado cuenta que se quedó consumidos en sus pensamientos y una mano se había pasado sobre la suya haciendo que el menor saliera de su trance.

Se fijó en esos ojos oscuros brillantes que le miraban con pura tristeza.

- Me da miedo dormir. - volvió a admitió acabado.

- Xue Yang... - Jadeó.

- Porque si lo hago, temo que todo lo que estoy viviendo ahora sea solo un jodido sueño y todo lo que vea al despertar sea el caramelo que me diste por última vez y suspirar mi último aliento nombrandote. -

Xiao Xingchen sujeta sus mejillas y Xue Yang cierra los ojos.

- No te puedo perdonar... ¿Lo entiendes? Has hecho mucho daño. Te vengaste con la persona que destruyó tu niñez, ¿Pero los demás? Ellos no tuvieron culpa. A-Quin, Son Lan y yo no tuvimos nada que ver con tu sed de venganza. Me engañaste para que matará esos inocentes aldeanos... No, no puedo hacerlo. - retiró sus manos de él.

- Espera, espera, Daozhang- -

- Ya vete y no vuelvas a mi. Xue Yang has tu vida a parte y sigue adelante... yo no pienso estar en ella. -

El menor tuvo un nudo en la garganta impidiendolo decir alguna palabra.

Se paró de la cama, quiso tocar aunque sea el hombro del mayor pero de arrepintió, el taoísta ya ni lo miraba de nuevo.

- ...Si ... - pero antes de que se marchará, la bolsa que colgaba en su hombro, sacó un pequeño muffin de limón envuelto en una tela fina blanca junto a un velita azul. La depósito en las piernas del taoísta, este miró ese pastelillo. - Si no te has dado cuenta, desde ahora comienza tu cumpleaños... Pásala bien con tu prometido y ten una larga y feliz vida. -

Determinó ya largarse de ese lugar, y lo hizo, caminó sin dar marchas atrás, si Daozhang no deseaba estar en su vida, no quedaba otra que aceptarlo.

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Amaneciendo, Xue Yang comenzó desde temprano a trabajar, los pedidos de mesas y sillas ya estaban por ser enviados a los compradores. Su padre le pidió que lo acompañará hasta esa cuidad que quedaba a un día de viaje, él no estaba de acuerdo porque su madre estaría sola en la casa y no quería dejarlo solo a su suerte.

- Deja de preocuparte por mi, me las arreglaré solo. - preparaba unas cuantas comidas para el viaje de sus hombres.

- Mi esposo no es nada débil, muchacho. Te esperaré afuera. - dijo su padre al llevar las dos últimas sillas a la carreta.

Antes de que Xue Yang lo siguiera su madre le tomó del brazo. Suspiró.

- No dormiste. - habló su madre.

- Estaré bien. - adivino la preocupación del ciego. - Los tengo a ustedes para no recaer. -

- Siempre vamos a estar para ti. - el ciego beso su mejilla y lo abrazo. - Lo estás haciendo bien, cariño, y nadie dirá lo contrario porque se las verá conmigo. - frotó su espalda y soltaron unas pequeñas risas.

Se despidieron y comenzaron su marcha, el ciego se despidió agitando su mano y les gritó que de cuidarán, sus muchachos regresarían mañana por la noche o pasado mañana.

Con tal de que llegaran salvos...

- Mǔqīn estará aquí a su regreso... - susurro al aire y tocandose su pecho.

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