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— ¿Qué sucede? — Xue Yang preguntó, frunciendo el ceño.
— Xiao Xingchen... No está. — Wei Ying, mirándolo.
El ex delincuente abrió los ojos.
— ¿Qué? —
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Lou Qingyang miró desesperada a todas partes esperando ver una silueta blanca y alta, Wei Wuxian aún sobre la carreta hizo exactamente lo mismo.
— ¿Xiao Xingchen? — habló Mǔqīn a su hijo. — El hombre que- —
— Si, si. Joder. — Xue Yang se tocó la frente, angustiado por la notícia. — Él después de tomar, queda en trance y camina a cualquier rumbo. —
— Es cierto. — confirmó el ex patriarca.
— Entonces si lo sabes, ¿¡Por qué mierda lo dejaste beber!? — explotó de ira Xue Yang. Su madre le cogió del hombro y le susurró que se calmara, que no era momento de discutir.
Su padre fue quien dio la orden de buscarlo, cada uno se fue por diferentes lados, Xue Yang fue el quien más corrió por dónde vinieron, no tenía en dónde podía estar ese idiota cultivador.
La noche no ayudaba además.
Pasaron horas desde la desaparición de Xiao Xingchen, unas cuantas veces los jóvenes y los mayores se reunían de nuevo en la entrada para que por desgracia ninguno traía al Daozhang.
Xue Yang miraba la nada, apretando sus puños y perdido en sus pensamientos. Su madre se acercó paso a paso, pudo sentir la exasperación en él, su esposo le atrapó de los hombros, deteniendo su caminar.
— Es imposible seguir buscándolo, tu madre está agotado. — habló el mayor de todos.
— Querido... — quiso intervenir su marido, pero un ligero apretón lo hizo callar.
— Xue Yang, — Lou Qingyang se puso a su lado. — Entiende que se nos hace difícil continuar, no tenemos linternas, y ya buscamos por todas partes, ¿Qué te parece si esperamos aquí? — intentó hacerle razonar de la mejor manera posible, pero este aún seguía mirando a la nada sin responderle.
Cuando todos se alejaron, el ex delincuente se miró sus propias manos, hace unos momentos atrás él tenía a Daozhang en sus brazos, volviendo a sentir su calor y su aroma a lavanda.
No sabía que ocurría con él, se juró seguir con su vida y volver a empezar con alguien más, y justo cuando las cosas mejoraban, tenía que volver a verlo, anhelando con todo su ser volver a sentir su calor otra vez.
— "¿Por qué me torturas así, Daozhang?" ¿Acaso no merezco buscar mi felicidad como tú lo encontraste? — pensó amargamente Xue Yang.
Cuando la mayoría se adentró a la casa, Lou Qingyang fue quien dió la alarma. — Miren! — de la nada apuntó hacia algo o alguien quien de acercaba.
Todos volvieron a salir para mirar dónde señalaba la chica e incluso Xue Yang.
Wei Wuxian entrecerró los ojos mirando una gran silueta blanca caminando hacia ellos, pero no se encontraba solo, en sus brazos sostenía a otro sujeto de ropajes blancos, y a medida que estaban a su visión, lo reconoció.
— ¡Lan Zhan! — sonriente, él fué el primero en correr mientras los demás iban por su detrás.
Ya reunidos, todos notaron que Xiao Xingchen se apoyaba en el pecho del segundo líder de la secta Gusu, dormido, y que su cuerpo estaba empapado de pies a cabeza.
— ¿Qué... Qué le sucedió? — Lou Qingyang.
La madre de Xue Yang palpó el cuerpo del taoísta, estaba frío y temblaba levemente. "Terminará enfermo" pensó. Ordenó a todos que no hagan preguntas.
— Lou Qingyang, ve a calentar el agua y ponlo en la bañera. — la chica asintió y fue corriendo a la cocina — Jovencito, — se refirió a La Wangji — tú sígueme. —
— Mn. — el segundo líder siguió al ciego sin perder la seriedad de su rostro.
Los dos de túnicas negras quedaron parados como tontos porque fueron ignorados por los demás. El padre de Xue Yang tomo a cada uno de sus hombros y los empujó hacia la casa.
Después del tiempo que trascurrió, Lan Wangji apareció en la sala donde los tres hombres se encontraban sentados esperando noticias del Daozhang empapado.
— ¿Y? — preguntó el ex delincuente.
— Lo están bañando. — la voz del líder era neutra y firme. — Es bueno que actuarán rápido, de lo contrario Xiao Xingchen Daozhang terminaría enfermo. —
— ¿Y tú qué haces aquí, ,HanGuang-Jun? — Wei Wuxian apoyó la mejilla en su mano, mostrando una sonrisa pícara. — ¿Acaso el gran líder no podía vivir sin mi? —
La frente de Lan Zhan se frunció pero las puntas de sus orejas mostraron un ligero color rojo. Caminó unos pasos hacia ellos para poder arrodillarse a un costado de la mesa.
Muy cerca de Wei Ying.
— Eh... Lan Zhan. — volvió a hablar, esperando algo que les contará.
— Caminaba a un costado del arroyo, de ahí pude ver que en medio de esta se hallaba Daozhang... —
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Al verlo, Daozhang estaba metido en medio del arroyo, el agua le llegaba hasta las rodillas, no tuvo la molestia de remangarlas hasta arriba como las mangas de su túnica cuando se inclinaba hasta abajo buscando algo dentro.
HánGuāng-Jūn caminó hasta la orilla frente al otro, vio que el otro cultivador intentaba capturar un pez fallando muchísimas veces.
— Daozhang. — solo una palabra del segundo líder bastó para que el nombrado se enderezara hacia arriba y lo mirase fijamente. Sus ojos estaban algo cansados y sus mejillas se notaban acaloradas. — Ven. — levantó ligeramente su mano para que el taoísta blanco viniera hacia él.
Xiao Xingchen apretó sus labios negando con la cabeza suavemente quedándose en el mismo sitio, su blanca mano la llevó a su boca y su dedo índice la apoyó en sus labios indicado que haga silencio. La apartó.
— Los peces te escucharán. — susurró muy bajo.
Entonces HánGuāng-Jūn optó en seguirle la corriente, al menos hasta que salga del arroyo.
— ¿Para qué quieres capturar a los peces? — Lan Wangji.
— Es para A-Yang... — su mano se la colocó hacia su pecho, justo donde se encontraba su corazón. — A-Yang sabe cocinar muy rico, A-Qing y yo disfrutamos cuando lo comemos... — volvió a mirarlo. — Es mi turno de traer peces para esta noche... —
— Pero a él no le gustaría que te enfermes. ¿Quieres hacerlo preocupar? — Xiao Xingchen no supe que responder a eso, y al final dijo que no. — Te ayudaré. Más arriba debe haber cantidad de peces a los que podremos capturar, ya has esperando tanto aquí encontrando cero resultados. — tendió una vez más su mano. — Vamos. —
Esta vez, Xiao Xingchen no se resistió a su llamado, estaba feliz que el hombre gentilmente lo quisiera ayudar. A-Yang se pondría muy feliz cuando le mostrará los peces que atrapó.
Pero algo salió muy mal, al pisar una roca, está estaba resbaladiza, provocándole al pobre Daozhang caer hacia delante y meterse al agua de un solo chapuzón.
Desde la vista de HánGuāng-Jūn, solo se dispuso a suspirar por la torpeza del cultivador, no le dio más remedio que meterse y recogerlo. Cuando ya lo sacó a la orilla, este estaba temblando como gelatina.
— Me-Me caí. — río, cubriéndose con ambas manos.
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— De caminó hasta acá se quedó dormido. — finalizó su narrativa.
Xue Yang ya dejó de escucharlos, no necesitaba saber nada más.
¿Xiao Xingchen pensaba en él aún estando en ese estado de ebriedad? Capaz. Pero en su subconsciente creía que vivían en la Cuidad Yi y que todavía A-Qing estaba con vida, si no no la hubiera nombrado.
Fue tan tonto en darse un poco de esperanza.
El sonido de la puerta del baño deslizándose, la madre salió y llamó al joven de Gusu para que ayudará a levantar al taoísta y dejarlo en la cama donde Lou Qingyang lo guiará.
— Hijo, dormirá en tu habitación, ¿Puede ser? —
— ¿E-Eh? O-Oh, claro, claro. No hay problema. — sus acompañantes levantaron una ceja pícaramente por el nerviosismo del menor — ¿Qué? ¿Por que ese gesto? — su padre ignoró sus preguntas y se fijó en su esposo, quién se veía muy inquieto.
Se paró y le tomó de las manos preguntando que sucedía, su hermoso esposo no sabía cómo comenzar a contarle lo que averiguó dentro del baño.
— Es que, el joven Xiao Xingchen, él es- — la interrupción del nuevo lo calló.
— ¿Habla de que es una flor hermafrodita? — Wei Wuxian de metió un pan en la boca mirando a todos mientras masticaba.
— ¿Una flor qué? — Xue Yang. La madre se colocó al lado del ex patriarca.
— ¿Cómo lo sabés? —
— Oh, Xiao Xingchen me lo contó una noche cuando estábamos en una posada. — metió otro pedazo, y habló con la boca llena — Bueno, en realidad me habló de ello en Gusu cuando bebimos en la posada de un... amigo. — al decir "amigo" la mandíbula de Xue Yang se transformó en un mueca con un semblante molesto. — No me lo dijo frente a él, nos marchamos mucho antes de que me revelará ese temita. — trago el pan. — Dijo que personas así se les denomina Flor hermafrodita. — al principio todo le resultó confuso a Xue Yang, Wei Wuxian lo notó. — ¡Lo sé! A mi también me pareció tan loco todo este asunto de jóvenes de su clase, hasta quise que me mostrara su vagina. — lo soltó como su fuera algo normal y lo que se llevó fue un silencio de la gente en la sala.
Xue Yang al fin captó el tema, ¿Entonces Xiao Xingchen si puede crear un vida, un bebé? Su sonrisa se ensanchó pero luego captó lo que dijo ex patriarca.
¿Qué mostrara su vagina? ¿Que-? Sus ojos se abrieron. ¿Acaso Xiao Xingchen...?
— ¡Te voy a matar, Wei Wuxian! — se le saltó encima poniéndose sobre el otro de traje negro, colocando sus manos en el cuello de este. Su madre y padre corrieron para detenerlo y separarlos a una distancia moderada.
En eso, Lou Qingyang aparece con Lan Wangji a su lado.
— ¿¡Quieren que les dé una paliza de nuevo!? ¡Mis manos pican por hacerlo! — gritó molesta al ver ese par haciendo de las suyas otra vez. No hubo respuesta. — Xiao Xingchen Daozhang ya está en la cama, lo cubrimos con unas frazadas extras para que contenga más calor. — le explicó al ciego.
— Gracias, cariño. — ahora se dirigió a todos los presentes — Como él dormirá en la cama de Xue Yang- —
— Yo dormiré con él para darle más calor, Mǔqīn — el nombrado levantó su mano, en eso recibió un golpe en la cabeza.
— Ya quisieras muchacho. — dijo su padre, su otro esposo suspiro.
— Decía, ya que la cama de Xue Yang no está disponible ahora y todos nuestros cuartos están ocupados, les pido a los jóvenes invitados incluyendo a mi hijo, durmieran en el establo de atrás. — antes de que su hijo interviniera otra vez al estar desacuerdo con la idea, su madre continuó. — Solo hasta que el cultivador se mejore y sepamos su motivo al venir aquí. —
Wei Wuxian sonrió algo nervioso.
— Siempre debe haber una razón para algo, y esta es una de esas. — volvió a hablar.
Xue Yang pidió ver al taoísta antes de dormir pero su padre se lo negó y los mandó a todos a dormir, hoy sí que estaba cansado y su bello esposo aún más, nadie tenía compasión de su avanzada edad. "Estos mocosos de ahora, ya no hay respeto." , pensó, llevando a su pareja a su recámara con cuidado.
Metidos en el establo y con algunas mantas mandadas por la única chica, los tres cultivadores se acostaron mirando solo el techo fijamente. Lan Wangji se sentía algo extraño al estar en medio.
— Entonces... ¿Qué cuentan? — empezó Wei Wuxian.
— ¿Viste su vagina? — Xue Yang, enfadado pero sin mirarle.
Lan Wangji no comprendió a que se refería pero la pregunta fue hecha a Wei Ying y le sorprendió.
HánGuāng-Jūn miró al ex delincuente. — Lengua- —
— Pues quería ver su vagina solo por curiosidad, pero casi me llevo una golpiza. —
HánGuāng-Jūn volteó hacia el ex patriarca. — Wei Ying. — le regañó, pero pareciera que ninguno de los dos lo escuchaba. Hoy sería una noche muy larga.
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Los pájaros cantores daban la bienvenida a la mañana, el sol subía y subía hasta que sus luminosos rayos chocarán con la cara angelical de cierto taoista blanco, logrando que hiciera una ligera mueca. Colocó su brazo sobre sus ojos para protegerse y al notar algo raro lo aleja, ve que este no era su ropa.
Al levantar la cabeza de la almohada, sintió una punzada en su frente volviendo a acostarse, ¿Qué sucedió anoche? Y lo más importante, ¿Dónde estaba? Sus ojos recorren cada rincón de la habitación, lo último que recordó fue que estaban en un burdel que las mujeres lo llevaron a él y a Wei Wuxian, pero este no se parecía a un burdel que recordaba, esto era más acogedor, pequeño y hogareño.
Hablando de él, ¿Y Wei Wuxian?, Sabía que no podía dejarlo solo, no podía creer que su "sobrino" lo metería en estos problemas y ahora no tenía idea en qué lugar se durmió y esperó no haya pasado nada con alguna mujer.
Decidió levantarse de la cama por más dolor que sintiese en la cabeza, caminó con calma por el lugar y al toparse con un espejo, sus ojos se llevaron una sorpresa y su boca se abrió.
— ¿Qu-Qué-? — las manos rápidamente de fueron a su pecho pasando a sus caderas. — ¿Por qué-? — lo que llevaba puesto era un vestido Hanfu.
Todo su cabello estaba suelto, algunos mechones tapaban su blanco rostro, de su pecho hasta hasta abajo ese Hanfu era de color rosa pálido, un color sumamente feminista, delicado y elegante para su gusto, las mangas eran rojas con bellos bordados mostrando las hermosas flores en ellas, le llegaban hasta la mitad de sus manos.
¿Se había comportado indecentemente frente a las doncellas? ¿Habría sobrepasado el límite? ¿Por qué Wei Wuxian no lo sacó de ahí si hizo algo que no debía?
Todo se hizo un caos en su cabeza, tanto que del asombro, retrocedió hasta atrás sin apartar la vista del espejo, provocando que chocará contra una mesa y los objetos que posaban en ella se cayeran al suelo.
El ruido lo sacó de sus pensamientos, bajo su mirada a los objetos caídos y se agachó para recogerlas y ponelas de manera nerviosa al mismo lugar o como podía.
Sus ojos picaban, si era lo que estaba pensando no tendría cara para disculparse frente a las cortesanas. Esto es humillante. Nada ético.
En eso la puerta se estaba abriendo, Xiao Xingchen no quería mirar a la mujer que apareciera en la puerta, cerró sus ojos fuertemente esperando un gritó o cualquier cosa que llegara a pasar.
— Joven Daozhang, ¿Se encuentra bien? — esa voz no sonaba como mujer, era más de hombre, pero uno con voz melodiosa, suave y pacífica. El Daozhang lentamente abre sus párpados y voltea hacia la persona que preguntó. Se le escapó un corto jadeo.
— Us-Usted... —
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Los ruidos bruscos despertaron a ambos muchachos de túnica negra, el del medio ya no se encontraba entre ellos. Xue Yang fue el el primero en sentarse, estirando sus brazos y soltando un gran bostezo de su boca, Wei Wuxian se colocó de un costado evitando que el sol diera en su hermosa cara.
Otro ruido fue escuchado, el ex criminal se puso de pie y fue a ver quién era el responsable, al parecer su padre era quien acomodaba las maderas cortadas a un costado del establo.
— Fùqīn, ¿Qué haces? — se acercó, tayando su ojo izquierdo con su mano. — Ese trabajo lo había terminado yo, ¿No? Anda, deja eso. — le quitó las maderas de las manos del viejo.
— Joder. Solo quería un par de maderas para la chimenea y con mis manos inservibles no pude sostenerlos bien y se me cayeron. — dijo frustrante el mayor. — Mi cuerpo poco a poco dejará de responder y no seré más que una carga. —
— Oye, oye. Ya deja de decir eso, viejo idiota. — A Xue Yang no le agradó esa clase de comentario, claro que la vejez viene con algunos regalos no deseados, y ver a su padre así le hizo sentir horriblemente mal. — Eso te pasa por no tomar tus medicinas, si las tomarás sería diferente. —
— Esas porquerías no sirven. — se quejó.
— Porque no las tomas todos los días y con tus descuidos haces preocupar a Mǔqīn. — el menor terminó de colocar las últimas maderas en su sitio, recogió algunas que estaba en el piso y las sostuvo en sus brazos. — ¿Estás serán suficientes? —
— Si, ¿Tu amigo no desayunara? — preguntó su padre.
— En primera no es mi amigo y en segunda que se joda. — encogió sus hombros despreocupante.
— Ni siquiera en las mañanas eres amable conmigo, Yang-Gē. — bostezo, tapando su boca. Xue Yang controló las palabrotas que estaban atoradas en su boca ante la presencia de su padre. — ¿Han visto a Lan Zhan? — miró a ambos lados.
— Capaz se cansó de ti y quiso irse de nuevo, me alegro por él. — dijo burlonamente. Wei Wuxian le sacó la lengua.
— ¿Hablan del joven que dormía con ustedes? — ambos asistieron. — Está ayudando con el desayuno. — avanzó el primero. — Si fuera mi hijo ya lo tendría en un pedestal, es muy servicial. —
A Xue Yang le apareció un tic en la frente.
— ¡Estoy aquí, maldito viejo! —
— Si, si, sería el hijo perfecto. — su amado padre lo ignoró.
— ¿No ve? Lan Zhan es único. — agregó contento el ex patriarca. — Sabe hacer muchas cosas. ¡Lo amaras aún más cuando te las cuente, Yéye! — abrazo al viejo mayor mientras caminaban.
Dejaron a Xue Yang atrás.
— Malditos cabrones. — gruñó. — ¡Y no lo llames abuelo con tanta confianza, jodido Patriarca! ¡Y tú di algo, maldito viejo! —
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