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La gente quedó asombrada al ver el espectáculo que tenían en frente, una mujer le pegaba con un ramo de apio en la cabeza su acompañante gritandole cualquier barbaridad.
Lou Qingyang estaba roja hasta las orejas, le gritaba a Xue Yang sobre cómo se atrevía a usar un truco tan barato para poder llevarla a un burdel y hacerles cosas vergonzosas ahí, Xue Yang se cubría con sus brazos diciéndo que se detenga y que todo lo malinterpretó mal.
Una pareja de ancianas pasaban frente a ellos y se cubrían la boca sonriendo al ver a unos jóvenes tan divertidos.
— Nadie dijo que la vida de casados sería fácil. — habló la primera anciana.
— Pero hay que admitir que son el uno para el otro. — dijo la segunda. — Me acuerdo que así nos llevabamos con mi difunto esposo. Bonitos tiempos aquellos. —
Las mayores se fueron dejando a los jóvenes con la boca abierta y gritando...
— ¡No estamos casados! ¡Ni siquiera estamos saliendo! — dijeron al mismo tiempo.
Se miraron y apartaron sus rostros, cada uno por su lado.
Después de que vio a Lou Qingyang calmarse, Xue Yang fue el primero en hablar y explicarle que sus intenciones jamás fueron esas, solo que escuchó a unos campesinos decir que los cultivadores fueron al barrio rojo. Como lo dijo en su principio.
La mujer apretó sus labios y desvío su mirada no sabiendo como disculparse por atacarle de la manera en que lo hizo.
— Cuando tengas el valor y el tiempo, me pedirás perdón. — era como Xue Yang leyera su mente. — ¿Podemos ir ahora o voy solo? —
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Dentro del burdel, en la primera sala y en los cómodos asientos de color rojo, Wei Ying se encontraba acostado con la cabeza apoyada en el regazo en una de las cortesanas del lugar, ella le daba de comer unas dulces y ricas uvas.
Por otro lado, Xiao Xingchen me mantenía sentado firmemente dirigiendo su mirada al ex patriarca, estaba tan molesto con él, ahora podrían haber estado a la mitad del camino hacia su destino.
La mujer del abanico tocaba su cabello dulcemente.
— Joven hermano, ¿Por qué no se relaja como su compañero y disfrutas de los masajes que mis hermanas están dispuestas a darle? — habló coquetamente delineando con su dedo el cuello nivea del Daozhang, este de estremeció pero no lo demostró.
— No intento ser descortés con usted o las señoritas, — las mujeres quedaron cautivadas por la etiqueta que le dió el cultivador. — pero yo no vine a relajarme, aún tenemos que seguir nuestro viaje a la cuidad vecina. —
— Pero se está haciendo tarde, es mejor que se queden. Tenemos los mejores y cómodos aposentos para héroes como ustedes. — se levantó elegantemente y de arrodilló en la mesa que tenía en frente sin separarse tanto del hombre.
La mujer calentaba el vino de arroz y lo servía en pequeñas copas de porcelana de color blanco con detalles floreados, tomó una de ellas y la pasó al Daozhang.
— Pruébelo, es el mejor vino de la cuidad. — ofreció al cultivador.
Xiao Xingchen arrugó su nariz e hizo una leve mueca, aún así acepto la copa pero no la bebió. Se limitó a escuchar las conversaciones de las damas al ser elogiado por salvarlas esta tarde.
Le explicaron que hace mucho tiempo vivían bajo las órdenes del un hombre desalmado, las obligaban a hacer cosas sucias ante la mirada de los clientes y si no lo complacía obedeciendo sus órdenes, las castigaban dándoles unos azotes en sus espaldas. Pero eso cambió cuando un hombre bastante guapo vino y las salvó.
Ahora la mujer del abanico era la nueva dueña.
— ¿Y siguen haciendo su trabajo? — preguntó el taoísta.
— Debes en cuando. La mayoría de las veces solo ofrecemos nuestros servicios para escuchar los problemas de los clientes y regalarles unos mimos para sentirlos cómodos. Nos denominamos "Sān péi xiǎojiě" (Damas de compañía) — ella bebió su copa de un solo trago. — Pero sí el cliente quiere más que solo charla, no nos contenemos. — tocó un mechón del Daozhang y la colocó detrás de su oreja. — Como usted.~ —
Las chicas rieron sonoramente viendo que las mejillas regordetas de Xiao Xingchen sé acoloraba por el elogio.
Entonces por sentirse tan sofocado por ellas, acercó la copa a sus carnosos labios y tomó el líquido de un trago para luego cerrar los ojos por el sabor fuerte y dulce.
Ellas aplaudieron y sirvieron otra copa más.
En cuanto Wei Wuxian, observó los movimientos del mayor y en como la copa que había tomado dejó que hiciera su efecto.
Xiao Xingchen sé encuentra en un estado de trance, aún sentado se tambaleaba de un lado para el otro con sus mejillas sonrojadas y ojos y boca entreabiertos. Las bellas doncellas insistían en que tomara más del licor.
— "Parece que metí la pata." — pensó Wei Wuxian.
Afuera del burdel, el atardecer comenzaba a dar su aparición, mostrando una finalidad de colores vivos; azules, rojizos, anaranjados y amarillos, las lámparas de papel ya daban una satisfactoria iluminación al barrio rojo aportando un toque diferente y único a cualquier espacio donde se encontraban.
Y bajo de ese cielo, dos jóvenes escondidos detrás de un arbusto veían que en la entrada de aquel burdel no había absolutamente nadie, ni siquiera guardias.
Ha de ser que posiblemente han de estar divirtiéndose ahí dentro.
— Me adelantaré primero. — habló Xue Yang.
— Pero- —
— ¡Escucha! Iré primero solo para investigar de qué secta son. — Lou Qingyang aflojó sus hombros y accedió a la idea sin estar muy convencida. — Si son de la secta Jin, tenemos que irnos rápido para casa y poner a salvo mis padres. ¿Lo entiendes verdad? —
— ¿Por quién me tomas, idiota? Solo date prisa, tu madre ya debe estar preocupado. — lo empujó fuera del arbusto ganándose un gruñido del sujeto.
Xue Yang se acerca sigilosamente hasta el lugar, apoyándose en la pared justo al lado de una gran ventana.
Cuando asoma su cabeza para ver el interior del lugar, esa gente estaban de espaldas, solo veía a una mujer que se pegaban más al sujeto obsequiando unos ligeros besos en su cuello, las otras cortesanas le halagaban con palabras dulces y se reían por la forma de actuar de ese cultivador.
— "Lo sabía. Cultivadores que se creen rectos y justos solo por creen que ayudan a la gente y solo son más que sinvergüenzas lujuriosos e inmorales." — pensó con tal desagrado, pero por otro lado se tranquilizó de que ellos no pertenecían a esa maldita secta.
Solo eran cultivadores errantes.
Resuelto el problema, este ex delincuente decide irse, la chica que lo esperaba se dejó aparecer del escondite y al ver la sonrisa del hombre la relajó, pero al dar el primer paso, una voz particularmente familia lo detiene bruscamente.
— Ah. Ah. Ah. Creo que ya bebió mucho por hoy. —
— "¡Esa voz!" — Xue Yang giró nuevamente su cabeza para volver a ver por la ventana. Su boca se sentía seca y su cuerpo de tensó.
No era más ni menos que Wei Wuxian, este les decía a las chicas que ya tenían que descansar y que su amigo no toleraba el alcohol como él. Las chicas estaban decepcionadas e insistían que el cultivador se quedará con ellas ya que les parecía tierno sus reacciones.
¿Quién rayos era su acompañante?
Xue Yang apretó con su mano el marco de la ventana y su respiración se aceleraba por el suspenso.
Vió que el ex patriarca ayudaba al sujeto a pararse correctamente, pero cuando lo hizo, el hombre fue jalado por las mujeres.
Ese cultivador se dió la vuelta dejando ver su blanco y sonrojado rostro ante Xue Yang.
El ex delincuente quedó completamente anonadado.
Esto debe ser una completa mentira.
Xiao Xingchen.
¿Por qué Xiao Xingchen?
¿Qué hacía Xiao Xingchen por estos lados?
¿¡Y justamente en un maldito burdel!?
Ese estúpido Daozhang tendría que estar con su estúpido prometido en su estúpida secta o lo que sea que hayan planeado.
Pero entonces notó algo diferente, entrecerró sus ojos para fijarse bien de que es lo que andaba mal. Vió que el taoista blanco tenía toda la cara roja y que su respiración andaba algo agitada, sumando que no lograba sostenerse estando de pie si no era por la ayuda de Wei Wuxian, quién lo sostenía fuertemente por sus brazos y diciéndoles a las damiselas que paren con las jaladas al pobre cultivador.
¿¡Acaso estaba ebrio!?
Y eso no es todo, observó que en su cuello nivea había unas marcas de labiales por todas partes, incluso cerca de la comisura de sus labios.
Eso hizo hervir la sangre de Xue Yang del enojo.
— "¡Una vez te dije que no tomarás con nadie excepto conmigo, Daozhang! ¿¡Cómo te haces ver así!?" — pensó Xue Yang, encabronado.
De pronto ve a una cortesana rodeandole el cuello al atontado mayor con la intención de darle un beso en sus labios.
Xue Yang reaccionó.
La navaja que tenía a un costado de su cintura fue clavada en la pared en medio de esos individuos, dejando a la mujer helada del susto.
Cuando todos voltearon para ver quién fue el responsable de tal atrocidad, Xue Yang ya estaba parado con los brazos cruzados viendo a todo el público.
Mostró una sonrisa torcida y arrogante.
— Pero miren a quien tenemos aquí, el Daozhang que se dijo ser justo y demás porquerías, resultó ser un degenerado. ¿Te lo tenías bien escondido? Al final de cuentas todos los cultivadores son iguales. — escupió con enfado.
Xiao Xingchen al oír esa voz que tango anhelaba escuchar, hace subir su mirada mostrando lentamente una tonta y grande sonrisa de enamorado. Se separó de Wei Wuxian, y tambaleante se dirigió hacia el recién llegado.
Xue Yang pensado que Xiao Xingchen lo iba a atacar dió un par de pasos hacia atrás decidido a defenderse, pero lo que no vio venir, es que ese taoísta lo abrazó por el cuello con tanta fuerza, como temiendo que desapareciera una vez más.
Al de túnicas negras no se le salían las palabras, no correspondió el abrazo ya que aún se encontraba perplejo, pero no pudo evitar un ligero sonrojo en sus mejillas.
— A-Yang... — habló pesadamente Xiao Xingchen. — ¿Compraste las verduras? —
¿Qué?
¿Pensaba que estaban en la cuidad Yi?
El de ropajes blancos se separó un poco de él soltando un hipo de su boca. Avergonzado toca sus propios labios con las yemas de sus dedos.
— Lo... Lo siento A-Yang, bebí sin tu permiso. — sonrió apenado, agachando su cabeza. — Prometo no... no hacerlo más. —
Esa vocecita lo hizo estremecer de la ternura, no sabía qué hacer ahora más que mirarlo fijamente mientras éste no podía pararse correctamente al mismo tiempo en que sus ojos se cerraban del cansancio.
Se disculpó una vez más antes de que su cuerpo por poco cayera al suelo si no era por la rápida reacción de Xue Yang, quien con su brazo rodeó su cintura y con el otro lo sujetó por la espalda. Lo pegó a su cuerpo dejando que su cabeza se apoyará en su hombro.
Sin mirar a nadie solo a Xiao Xingchen, preguntó.
— Están muy lejos de casa, ¿No lo crees? — se atrevió a ver a Wei Wuxian. — ¿Qué hacen por estos lados, y justamente aquí? —
— Aiya~ solo le enseñaba la buena vida. — respondió el ex patriarca, tomando a una cortesana de la cintura. — Que lastima que Daozhang se quedará dormido, la estaba pasando genial, ¿No es así? — le sonrió a la chica.
— ¡Cierto! — la mujer le apuntó con su abanico — ¡Devuelvanos a Daozhang! — seguidos de sus muchachas.
— ¡Tú te callas, maldita zorra! ¿¡Quien mierda te crees para que tú y tus prostitutas se atrevan llamarlo así!? — los celos cegaron su sano juicio y las mujeres se asustaron.
Wei Wuxian alejó a la cortesana y marchó hacia ellos. La intención del ex patriarca era tomar al Daozhang pero cierta persona no se lo permitió.
Wei Wuxian le explicó que estaban aquí de paso, que querían divertirse con las bellas damas de aqui.
— Eso ni tú te lo crees. — volvió a mirar al taoísta. — Él nunca pasaría por este lugar. —
Wei Ying sonrió de lado.
— ¿Mmm~? Hace rato lo estabas denigrando — vio que el contrario tragó saliva nerviosamente — ¿Eh? Acaso... ¿Acaso los celos hablaron por ti, Yang-Gē? — levantó la ceja sin borrar su altanera sonrisa.
Furioso por el nombre dado, gira hacia el hombre y le toma de sus ropajes con las dos manos acercándolo a su rostro.
— ¡Tú-! —
Entonces unos gritos agudos sonaron por toda la sala, los dos chicos las vieron extrañados, se fijaron lentamente a la dirección que miraban las mujeres.
Quedaron boquiabiertos por la sorpresa.
Xiao Xingchen estaba tirado en el suelo boca abajo.
— Joder... — Xue Yang.
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De nuevo en la carreta, Lou Qingyang era la que manejaba ahora. Aún confundida por el acontecimiento reciente en el burdel y por los gritos que se escuchó adentro, primeramente pensó que Xue Yang se había sobrepasado con esas mujeres y cuando corrió hacia ese sitio y estando en la entrada principal, lo que vio fue algo sumamente raro.
Xue Yang estaba sosteniendo la cabeza de un cultivador de traje blanco gritando un nombre de Xiao Xingchen, mientras las mujeres que trabajaban ahí golpeaban al ex delincuente diciéndole unas fuertes palabrotas, y una de ellas era sostenida por la espalda por otro sujeto con el objetivo de que la mujer no le tirará un jarrón de porcelana a Xue Yang.
Lo que sí, antes de que esto se fuera más allá, Lou Qingyang puso a todos en su lugar, les gritó a las mujeres parando su violencia innecesaria, explicando que hacían una ridícula escena llamando la atención de las personas que pasaban por ahí, luego vio que Xue Yang aprovechó en cargar a Xiao Xingchen por la espalda ayudado por el otro hombre.
Para ella tampoco se los dejaría fácil, también fue culpa de ellos por no poner orden.
Colocándose en medio de ellos y aún roja de la cólera, agarra las orejas de cada uno y los saca del burdel oyendo las quejas de dolor de los pobres hombres.
Volviendo a la realidad. Lou Qingyang soltó un largo suspiro del cansancio, para ella hoy fue un día inolvidable.
Ahora, ¿Que les explicaría a los padres de Xue Yang por llegar tan de noche?
Escuchó que alguien se sentaba a su lado del asiento, ella no lo miró, se dedicó en manejar al cabello hacia su hogar.
— Oye... — era la voz de Xue Yang. — ¿Sigues molesta? —
— ... — no le respondió e hizo una mueca.
— Lamento lo de hace rato, se nos pasó de las manos, Lou Qingyang. — le tomó de la mano con mucha confianza y eso no fue desapercibido por Wei Wuxian, quien levantó la ceja confundido.
El ex patriarca sostenía un pequeño trapo en la frente de Xiao Xingchen, la caída fue dura, se le formará una hinchazón a su acompañante.
— Disculpen. — los llamó haciendo que la pareja volteara. — ¿Tardaremos en llegar? —
— No falta mucho. — respondió la mujer - ¿Cómo se encuentra tu amigo? —
La conversación quedó alejándose por los odios de Xue Yang, este sólo vé la figura de la persona acostada, llevaba una expresión tan pacífica al dormir y su respiración era lenta pero segura.
Lo que no llegó a entender es que qué hacían aquí, ¿También Song Lan estaría merodeando por esta zona? Después de todo era su prometido ¿No?.
No permitiría dejar a Xiao Xingchen irse por su cuenta.
Pero en lo más profundo de su corazón y con un poco de esperanza se preguntó si Daozhang lo buscaba especialmente a él.
Desafortunadamente la voz de Wei Wuxian llamándolo lo saco de sus pensamientos.
— ¿Qué? — le preguntó de mala gana.
— Aiya~ muéstrame cariño, Yang-Gē. — lo dijo en tu tono meloso y juguetón.
— ¡Ya estás maldito hijo de puta! — se lanzó de su lugar hacia él.
La mujer asustada de los movimientos bruscos que hacían ese par, apenas controlaba la carreta.
— ¡Oigan! ¡Oigan! ¡Ya comportense los dos! ¡Parecen niños! ¡OIGAN! — el grito de Lou Qingyang se escuchó por todo el bosque.
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En la entrada de la casa de los padres de Xue Yang, los mayores se encontraban algo extrañados, al menos el padre, quien vio a dos jóvenes de túnicas negras arrodillados con sogas atadas a su cuerpo y unas buenas marcas de mano en sus mejillas.
— Esto... ¿Todo bien? — se animó a preguntar el padre.
— ¡Por supuesto! ¿Por qué no lo estaría? — Lou Qingyang bajaba las canastas de compras y las dejaba en la entrada una tras otra. — ¿Cómo están ustedes? ¿Esperaron mucho? —
— Aaah... Pues más bien nos preocupamos, pero nos alivia que llegaron bien. ¿Por qué están atados? — preguntó extrañado el mayor.
— ... Esa es una buena pregunta. — señaló la mujer. Pateó suavemente a Xue Yang. — Responde a tu padre. — demandó.
— Casi hicimos chocar la carreta porque estabamos peleando con este al que tengo a mi lado, ella se enojo y... ya ven como estamos ahora. — habló en voz baja ante los presentes.
Su Mǔqīn se acercó a su hijo, palmeó la soga para buscar la atadura principal y la desató.
Acaricia su mejilla, sintió un lado caliente.
— Mi pobre A-Yang. — sonrió levemente.
— ¿Pobre? ¿Lo has escuchado? Merecen que les peguen aún más, casi ponen en peligro a Lou Qingyang por sus idioteces. — los varones desviaron la mirada. — ¡Discúlpense los dos ahora mismo! — exigió el padre.
La chica había desatado a Wei Wuxian.
Los dos jóvenes la miraron y se disculparon al mismo tiempo, ella se cruzó los brazos y suspiró, pero aceptó aquellas disculpas. Pidió ahora ayudarla con el bello durmiente.
Lou Qingyang fue la primera en acercarse a la parte trasera de la carreta y lo que vio la dejó helada, Wei Wuxian fue el segundo y quedó en las mismas condiciones que la mujer, es más, se subió al transporte desordenando todo.
— ¿Qué sucede? — Xue Yang preguntó, frunciendo el ceño.
— Xiao Xingchen... No está. — Wei Ying, mirándolo.
El ex delincuente abrió los ojos.
— ¿Qué? —
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