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Xiao Xingchen pidió permiso para retirarse comenzando su marcha a cierto lugar, debla buscar a su amigo para darle fin a este anunto, ya no podia poner falsas esperanzas a Zichen, él no merecia eso.

Está bien, tal vez pensó que aceptarlo compensaria la culpabilidad que llevo todos estos años, pero lo fue asi, estaba equivocado, no quería permanecer al lado de una persona que no ama fingiendo ser feliz.

A lo lejos vio a su amigo taoísta ejercitando con su espalda, nunca interrumpió su entrenamiento pero está vez era urgente. El Daozhang blanco cada vez estaba más cerca y su amigo notó su presencia, dejó de practicar y camino hacia él también, sonriendo levemente.

— "¿Quieres entrenar conmigo?" — preguntó su mayor amigo.

— En realidad, hay algo que necesito hablarte. — relamio sus labios, necesitaba tomar mucho valor para lo que se aproximaba. — No he sigo sincero contigo y quiero comenzar hacerlo ahora. —

Song Lan Daozhang frunció el ceño, invitó a su compañero a sentarse en el asiento de mármol bajo la sombra de un gigante y hermoso árbol, Xiao Xingchen al hacerlo, coge las manos de su amigo y las aprieta suavemente.

— Zichen, me temo que... escucha no sé cómo decirtelo, a mí me duele mucho pero, necesito ser franco con mis sentimientos y contigo.  — el hermoso Daozhang bajó su cabeza pero la mano de su amigo de posó en su mejilla haciendo que volviera a levantar su mirada.

— "Xiao Xingchen, ¿Será que no me amas? Tal vez si me siguieras dando la oportunidad-" — soltó su amigo sin rodeos. Xiao Xingchen abrió su boca pero no sabía cómo responderle así que la cerró pero su silencio fue suficiente para el Daozhang de túnica negra. Entonces con delicadeza le negó el menor.

— Te tengo un cariño enorme, Zichen, hemos vivido incontables aventuras juntos y nos entendemos perfectamente, pero no te amo y no podré hacerlo. — coloca su misma mano en su mismo pecho. — Mi corazón y mi cuerpo se estremece por alguien más, alguien que me amó por ser yo y no por un título. Lo cierto es que jamás amaré a nadie como lo amo a él. Lo siento, Zichen. —

— ... "Yo... ¿Yo tuve oportunidad alguna vez?" — atrevió a preguntar.

— En su principio, si. — dijo Xiao Xingchen.

Song Lan mantuvo un largo silencio, ¿Mucho antes Xiao Xingchen estaba enamorado de él? ¿Como no pudo darse cuenta?. Entendía que era un hombre serio y fijo en su labor, no había más que solo deshacerse de los cadáveres feroces y construir una secta junto a su compañero, brindando sabiduría, conocimientos y habilidades a los demás.

Nunca pasó por su mente temas románticos como besos o abrazos.

Sí, consideraba a Xiao Xingchen como familia, no tenían el mismo lazo de sangre pero compartían el mismo ideal y eso fue lo único que le importó a Song Lan.

Pero nunca pensó...

— "No hice caso a tus sentimientos. Que tonto fui." — Zichen. Xiao Xingchen suelta un risita y se levantó del asiento, solo que su amigo lo agarró de la muñeca. — "Al menos necesito saber ¿Quién es esa persona?" —

La cara del taoísta blanco mostraba intranquilidad.

— ¡Xiao Xingchen Daozhang! — el grito de ex patriarca asombró a los taoístas.

El nombrado deshizo el agarre y contestó que estaban aquí, Song Lan estaba algo confundido y deseoso de saber quién era el afortunado que atrapó el corazón de menor.

Xiao Xingchen no revelaría su identidad.

Wei Wuxian se acerca a ellos a informar a su tío de cultivo sobre partir mañana por la mañana, entre más temprano partan más rápido llegarían a su destino y que el viaje duraría unos tres o cuatro días

No hacía falta decir que Xiao Xingchen sentía la mirada fija de su amigo sobre aquel viaje que no le platicó.

En ex patriarca sintió la horrible y sofocada tensión, entonces dió la excusa de ir a preparar un par de cosas para su viaje, y de ahí se fue corriendo. Xiao Xingchen por primera vez quiso matar, lo dejó solo.

— "¿A dónde irán?" — la voz de Zichen fue sería.

— Es un pequeño viaje, acompañaré a Wei Wuxian. — Xiao Xingchen.

— "Entonces eso quiere decir que HánGuāng-Jūn irá con ustedes." — lo poco tiempo que está viviendo en Gusu, sabe que el segundo líder va siempre con el ex patriarca a todas partes.

— No exactamente. — antes de que su amigo le reclame intervino, pero está vez fue el Daozhang blanco quien devolvió la mirada. — No soy una persona inútil, Song Lan, sé defenderme. Entiendo tu preocupación pero tienes que aceptar que ya es momento que me maneje solo como lo he hecho antes. —

— "Aún anda suelto ese criminal, si te ve te hará daño nuevamente. Déjame ir a ese viaje contigo." — insistió, pero Xiao Xingchen no accedió, aquello enfureció al mayor y se marchó.

Xiao Xingchen cerró los ojos y dejó salir un largo suspiro, sabía que él solo trata de protegerlo, de cuidarlo, pero toda esa protección lo sofocaba y necesitaba un respiro.

Sin mas nada de hacer ahí, va a su habitación.

Al entrar, cierra la puerta y busca su hebao pequeño que estaba hecho en tejido de seda blanca con bordado de pequeñas flores a ambas caras, ahí estaban unas cuantas monedas, lo suficiente para el viaje.

Luego en otro hebao más pequeño pone lo más importante; el collar con dije rubí perteneciente a su antigüo dueño. Ambos bolsos las coloca debajo de su almohada, estarían más seguros ahí hasta mañana.

Con pensar en el viaje, sus latidos aceleraban.

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El hermoso ciego sugirió a Xue Yang que vaya con Lou Qingyang y la pequeña MiamMiam a un pequeño paseo por los alrededores y que pasando por el bosque encontrarán un bello rio de agua bien cristalina para refrescarse, era una manera de regalarles un tiempo de descanso después de tan duro trabajo.

Los dos jóvenes se miraron entre sí y la niña que se encontraba en medio tomo las manos de cada uno mientras brincaba emocionada por la idea, nunca pasó más allá de la casa, entonces ahora estaba desesperada por salir.

La madre al ver la felicidad de su hija tuvo que acertar forzosamente para no matar las ilusiones de su pequeña, Xue Yang se rió por eso y le ordenó que preparará algo de comer para llevar pero que algunos bocadillos sean dulces solo para él, ella fulminante le dió un golpe en su costilla y se metió a la cocina a preparar lo necesario.

La pequeña MiamMiam viendo esto, frotó la parte golpeada del hombre mientras esté fingía llorar para hacerla preocupar más.

Más tarde y ya listos, se despiden de la pareja de casados, Xue Yang cargada la canasta y Luo Qingyang sostenía la mano de su hija. Luego de un corto viaje, llegaron al río que el ciego describió. La niña, inmediatamente corrió a la orilla del río para coger un poco de agua y beberla.

— ¡Māma, tienes que probar! — volvió a beber un poco más, la mujer sacó los bocadillos de la canasta pero en ratos miraba y advertía a su hija que no vaya lejos. — ¡Está bien! — respondió alegremente.

— Eres tan aburrida~. Déjala divertirse. — Xue Yang estaba acostado de un lado con la mejilla apoyada en su mano mientras miraba a la joven adulta. Ella gruño sin mirarlo.

— Si no le pongo reglas ella no aprenderá. Mis reglas son fundamentales para establecer su conducta, ella tiene que saber cuáles son sus límites por su propia seguridad, para enfrentarse al mundo que la rodea. ¿Que tus padres no te enseñaron? — Lou Qingyang. En eso Xue Yang se acostó boca arriba con los brazos detrás de su cabeza.

— No, no me enseñaron porque jamás los conocí. —  respondió neutral. Lou Qingyang quiso que la tragara la tierra, ella varias veces hablaba sin pensar, y antes de que se disculpara el hombre volvió a hablar. — No me importaría conocerlos, si de niño no quise ¿Por que comenzaría ahora? Ya tengo algo mejor que esas escorias que me tiraron. —

La mujer tenía algunas dificultades para responder, ¿Qué diría en una situación así?. Xue Yang no era de las personas que necesite de palabras alentadoras, tampoco se ve que él quisiera recordarlos.

La mano de Lou Qingyang apareció en la cabeza del ex delincuente, ambos se sorprendieron por la repentina clase de afecto, ni ella sabía cómo su mano llego hacia allí. Las miradas no se apartaron de los dos, fue extraño pero cálido a la vez. Entonces ella comenzó a acariciarlo y Xue Yang lentamente cerró sus ojos.

La niña a lo lejos, ve a los mayores algo juntos, ¿Acaso a su amigo le dolía la cabeza y por eso su māma lo acariciaba?. Dejó de jugar con el agua y con pasos apresurados se dirige a ellos, su madre al ver la cercanía de su hija pone un dedo en sus mismos labios indicando que haga silencio, que él estaba descansando, ella asintió levemente y se sentó junto a su madre tomando de la canasta un bollo de carne dulce dándole pequeñas mordidas.

Momentos después, Xue Yang despertó, ya no sentía la mano en su cabeza, volteó en dirección a las muchachas escuchando sus pláticas sobre la comida o sobre meterse al río a bañarse, hizo sacar una suave risa llamando la atención de las presentes.

— ¿Dormiste bien? — habló la mujer mayor.

— No dormí, solo descanse los ojos. — se sentó y busco en el canasto algo de comida, Lou Qingyang le pasó cuatro bollos de carne dulce que le guardo para él. — Gracias. —

— ¿Podemos meternos a nadar? — preguntó MianMian. Su madre suspiró y dedicó una mirada a Xue Yang explicando que su hija quiere meterse al agua pero ella no accede a esa idea porque comenzaba a refrescar.

— Pues māma tiene razón, hasta yo mismo estoy sintiendo frío. — Xue Yang. La pequeña bajo su cabeza entristecida. — Pero déjame decirte algo, prometo que vendremos más temprano la próxima vez, traeremos ropa extra para nadar. ¿Que dices? —  en eso la niña lo volvió a mirar pero está vez contenta a la idea de su amigo.

La mamá negó con un suspiro, no había forma de ganarles.

Alistaron todo nuevamente, pero está vez Lou Qingyang llevaba la canasta y Xue Yang cargaba a MianMian en su brazo. En todo el camino de regreso, la pequeña ganada por el cansancio apoyó su cabeza en el hombro izquierdo del mayor durmiendo tranquilamente.

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Bien que el sol comenzaba a salir, los dos cultivadores tenían ya listo para partir.

El segundo líder los acompañó hasta la entrada de la secta, insistió nuevamente en ir con ellos pero Wei Wuxian lo tranquilizó una vez más diciendo que no era necesario. Xiao Xingchen no tuvo con quien despedirse pero veía a lo lejos la silueta firme de su mejor amigo mirándolo fijamente.

En momentos como este se preguntaba si fue justo en terminar el compromiso con Song Lan. Solo logró en herirlo aún más.

A medida que se alejaban, el Daozhang blanco dió una inhalación profunda al salir del territorio Lan, no es que se quejaba de la atención o de los niños que estaban bajo su tutela, solo es que algunas veces necesitaba tener su espacio, nada más.

Ya lejos de allí.

— Entonces~... Con que Xiao Xingchen Daozhang puede concebir bebés. — habló Wei Wuxian quién estaba cabalgando sobre su burro mascota mientras limpiaba su Chén Qíng cuidadosamente.

Xiao Xingchen, quien caminaba a un lado de él paro en seco, ¿Cuándo habló ese asunto con su amigo?

Por más que lo intentara no lograba recordar.

— Cuando bebes hablas demás. — volvió a hablar. Eso contestó la pregunta del taoísta.

— Pido disculpas por mi comportamiento. — adelantó los pasos para estar nuevamente a su lado. — Y con lo que acabas de decir, pues si, si puedo tener bebés. —

— ¿Y cómo funciona eso? — sabía que Wei Wuxian no tenía vergüenza en sus preguntas, parecía un niño, tan curioso.

— Me apena hablar de esto, pero bueno, sé que seguirás insistiendo, joven Wei Wei Wuxian. — el menor se rió juguetonamente y Xiao Xingchen suspiro para darle una cálida sonrisa, pensó muy bien en como redactarle su historia ya que no era tan bueno.

Nunca hemos hablado con nadie sobre nuestro cuerpo y su función más que con nuestra maestra, ni siquiera con los otros compañeros que no eran como nosotros. Cómo sabrás, ella cogía niños huérfanos en las calles para llevarlos a la montaña celestial pero su prioridad era enfocsrse en niños como yo "Las flores hermafroditas", es una manera delicada y melodiosa para definirnos.

— Que tierno. — lo dijo un enternecido ex patriarca. — Pero no contestaste mi pregunta. —  mostró un puchero.

— Dejame explicarte primero, pronto llegaré a ese tema. — Xiao Xingchen vió como el menor se cruzaba los brazos pero no habló.

Cuando teníamos una edad aceptable, mi maestra Baoshan Sanren separaba a Las flores hermafroditas de los niños comunes por seguridad.

Wei Wuxian preguntó el por qué.

— Una vez que nos separaban de ellos, nos metía a todos en una habitación grande con dos habitaciones, uno para dormir y el otro para meditar o tener enseñanzas. Ella nos reunió a todos y nos explicó la razón por la cual nos separó del otro grupo se debe a los cambios hormonales, nuestros cuerpos comenzaban a tener cambios físicos; teníamos aumento de la estatura y del volumen muscular, nos ensanchaban las caderas. —

— ¿Y~? — Wei Wuxian alargó la letra, intrigado.

— Creo que ahora me estoy arrepiento de contarte. — desvió la mirada.

Entonces, Wei Wuxian bajo de su burro, se fue en dirección al taoísta y lo rodeó con los brazos aún caminando.

— ¡Por favor! — restriega su mejilla con la contraria. El historiador de rindió.

— Y aparte de tener un... — con la mano hace gestos extrañamente graciosos para describir una polla, entonces Wei Wuxian lo dijo en voz alta sin vergüenza alguna.

— Oh Dioses. — las mejillas de Xiao Xingchen se acaloraron. — Bu-bueno, a parte de tener "eso", nosotros tenemos algo adicional. —

— Y si, las pelotas. — el ex patriarca encogió sus hombros como lo más obvio. — No te aflijas, yo también tengo ¿Lo quieres ver? —

— ¡Wei Wuxian! — gritó Xiao Xingchen.

La gente que se los cruzaba los miraba con gestos de asco o confundidos por el libertinaje de su conversaciones. El Daozhang blanco agachó la cabeza y susurró al oído ajeno.

— Lo adicional es... es que tenemos una...—

Los ojos de su acompañante se abrieron enormemente.

De pronto solo pudo recordar que la voz de Xiao Xingchen llamándole haciéndose más lejos hasta que toda su visión de volvió negra.

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Sentía todo su cuerpo moverse, escuchaba unos trotes como pisadas de caballo y lo extraño es que unas palmaditas chocaron contra su mejilla izquierda.

Joder. Su cabeza dolía horrores.

Lentamente abre los ojos, lo primero que miró fue el cielo, luego los árboles que se movían al parecer.

Intentó levantarse pero se dió cuenta que la cabeza no era el único dolor que tenía.

— Aiya~ necesito unos buenos masajes. —  en eso, unas manitas pequeñas continuaban palmeando su mejilla. Wei Wuxian volteó un poco y vió a un niño nomás de 3 o 4 años, riendo por lo que hacía. — ¿Quién eres tu? — 

— No te levantes aún, tuviste una caída dura. — una mujer cogía a su bebé y lo colocaba en su regazo. — te vimos caer y nos asustaste, estás acostado en una carreta, tu amigo nos pidió llevarte, justo está detrás de nosotros montando un burro. — rio cálidamente.

Wei Wuxian giro su cabeza hacia el otro costado y justamente ve a Xiao Xingchen montando a Manzanita, por su expresión en su rostro, diría que mostraba alegría y diversión.

Y al parecer Manzanita le gustaba.

— Burro traidor... —

El acompañante de piel blanca notó los leves movimientos del menor, acercó el burro a la carrera.

— ¿Te diviertes? — preguntó Wei Wuxian.

— ¡Si! — afirmó con alegría el taoísta. — En mi vida he montando un animal, además este increíble amiguito fue muy amable en aceptarme. — acarició la cabeza de Manzanita y este subió la cabeza orgulloso. —Deben divertirse mucho juntos. —

— No tienes idea. — contestó con ironía.

En eso, el Daozhang blanco dejó de sonreír, la culpa de que Wei Wuxian esté en ese estado fue suya. Prometió a HánGuāng-Jūn cuidarlo e hizo todo lo contrario.

Wei Ying adivinó lo que pensaba Xiao Xingchen y alegó que no sienta culpa de nada, que la noticia lo tomó de sorpresa y que exageradamente actuó.

Anocheciendo, la familia quienes le daban un aventón se detuvieron en la primera ciudad. Afortunadamente el ex patriarca se sintió mejor y bajo de la carreta con ayuda de su amigo. Todos se despidieron felizmente y tomaron caminos diferentes.

Xiao Xingchen sugirió en irse a una posada y que él pagaría la estadía, era lo menos que podía hacer para compensar el accidente de la tarde, Wei Wuxian aceptó al instante y con carita dulce preguntó si podría comprarle también licor.

— E-Es que- —

— ¡Por favor! ¡Es mi elixir medicinal!— se inclinó hacia delante y juntó sus manos hacia arriba. Xiao Xingchen, derrotado y no de acuerdo con la idea, sacó dentro de su manga su hebao y agarró unas cuantas piedras de plata. Se las entregó y este se fué rápidamente.

— ¡Pero no corras! ¡Wei Wuxian, estaré en la posada del frente! — esperó en que el muchacho lo haya oído.

Después de pagar al dueño y que para le guiará a su habitación, Xiao Xingchen deslizó las puertas para cerrarlas, y fue a abrir la ventana para luego apoyar suavemente la cabeza en el marco de esta admirando la gran y resplandeciente luna.

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— Describeme como está la luna hoy, por favor.— Pidió en voz suave y encantadora a su amigo sin nombre. Ambos estaban arriba en el tejado acostados, con Xiao Xingchen sobre el pecho del hombre.

Esa noche dejaron a la pequeña A-Qing dormir en la única habitación de la casa.

— Cada noche es lo mismo contigo, Daozhang. — se quejó burlonamente su acompañante, y como Xiao Xingchen no podía verle, frunció el ceño tristemente. — Ah, ah. Era broma. Mm~ pues hoy tenemos luna llena; es enorme y pareciera que está muy cerca de nosotros, resplandeciente y hermosa... ¿Y te digo algo? —

— ¿Qué? — intrigado

— Resplandece tanto que cuando choca con tu piel, te hace brillar aún más. —

Xiao Xingchen, asombrado, sus mejillas tomaron un tono rosado, sus labios carnosos se separaron y sintió un hormigueo reconfortante en su cuerpo.

Nadie le habló de manera tan dulce, y su amigo sin nombre no lo decía tan seguido, únicamente lo demostraba con acciones; besos desesperados y hambrientos, al punto de dejarlo sin aire.

— Basta... — escondió su rostro en el pecho ajeno.

— Callame entonces, Daozhang, callame con tus labios sobre los míos. —

La respiración del taoísta se aceleraba, luchando por detener esos impulsos de lanzarse y dejar que su amigo lo posea a su antojo.

— Xiao Xingchen. —

— ¿S-Si? —

— Xiao Xingchen. —

— "¿Eh?" —

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— ¡Aiya, Xiao Xingchen Daozhang! — la voz de Wei Wuxian lo trajo a la realidad, parpadeó unas cuantas veces y miró toda la habitación, se da cuenta que todo era un recuerdo.

— Disculpame, ¿Qué decías? — sonrió el mayor.

El ex patriarca dejó las jarras de licor en la mesa junto a un plato de maní y nueces. Se acercó hasta él y con una sonrisa pícara le dijo...

— Déjame ver tu vagina. — soltó descaradamente y de manera divertida.

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