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Abrió los ojos de a poco, empezó a estirarse en su lugar, iba a levantarse. Pero entonces se vio en aquella situación: todo su alrededor parecía mucho más grande ahora. Tampoco podía levantarse. El pequeño tigre abrió los ojos por completo para luego esfumarse y dar paso al chico ahora sobresaltado ante lo que acababa de suceder.

--¿D-Dónde estoy...?

Encontró en el piso una libreta de notas, la misma que había visto usar a Akasawa. La tomó y abrió las primeras páginas.

"Querido Narumi Maihara:

Escucha, tal vez sigas confundido, pero en caso de que recuerdes nuestra conversación, sí, eres poseedor de una habilidad sobrenatural. No eras consciente en ese momento, pero ahora que ya lo sabes, seguro serás capaz de controlarla."

--¿M-Me transformo inconscientemente?

El chico seguía tratando de procesar todo aquello. Miró a su alrededor, el departamento parecía estar demasiado bien.

"Hace mucho que no dormía bajo techo..."

Un teléfono empezó a sonar. Él buscó el aparato por la sala, estaba sobre algunas prendas dobladas; lo tomó y se apresuró a contestar.

--¿H-Hola?

--¡Buenos días, Narumi! ¿Te gusta tu nueva habitación, estás cómodo, has visto tu cocina? ¿Ya te has probado tu ropa nueva? Es de parte de todos en la Agencia.

--A-Akasawa-san, más despacio... Gracias por todo...

--Me alegro. Oye, no quería ser tan directo, pero hay una emergencia. Necesito que llegues al lugar que te indicaré, ¿Está bien? Eres el único que puede hacerlo.

--¿E-Eh? E-Está bien...

Después de que el de cabellos oscuros se cambiara de ropa, la llamada continuó.

--¿Listo? Empecemos.

--Sí.

--Dirígete a la puerta... Sal...Procura cerrar cuando salgas, con cuidado... Ahora... ¡Mira detrás de ti!

Se quedó callado un momento. El castaño le sonreía mientras se hundía un poco más dentro de un contenedor, con los pies amarrados.

--Buenos días, Narumi. 

--A-Akasawa-san...

El pequeño chico se acercó un poco. Agachó la mirada, al parecer ocultando una pequeña sonrisa que había en su rostro, luego cubrió su boca para no reír. 

--¿O-Otra vez intentas suicidarte?

--Sí, oí que podías suicidarte si quedabas atorado en un barril.

--T-Te mueres d-de hambre a-al no poder salir...

--Exacto. Esto no es un método de suicidio, ¡Es un método de tortura! ¿Me sacas?

El castaño extendió sus manos. El más pequeño volvió a cubrir su boca un momento.

Se acercó, empezó a jalar las manos del contrario. Al no obtener resultados, empujó el contenedor para tirarlo.

El castaño se levantó.

--Te debo una, Narumi.

--¿Y-Y Shirogane...? ¿N-No le pediste ayuda a él? ¿O está molesto contigo?

--No está molesto en realidad. Se resignó, luego me preguntó si iba a morir, le dije que sí... Y luego me felicitó. Todos mis compañeros me felicitaron del otro lado de la línea en cuanto les dije que estaba al borde de la muerte. Me pareció escuchar hasta música en el fondo...

--E-Eh... vaya...

--Bueno, es lo normal en la Agencia. 

--Akasawa-san... Dime una cosa. Tú q-quieres reclutarme p-para la Agencia... ¿Cierto?

--¡Correcto!

El castaño se levantó del suelo mientras hacía tronar sus huesos un poco.

--S-Sé que puedo transformarme e-en un tigre, pe-pero no lo controlo... N-No es algo que desee, a-así q-que no creo s-serles de utilidad aunque m-me una... A-Aunque aprecio tu oferta, lo lamento.

--¿Qué piensas hacer ahora?

--S-Supongo que buscaré trabajo, a-aunque no creo que sea sencillo.

--Oh, puedo ayudarte con eso. Se me ocurre un trabajo que podrías hacer. 

--¿E-En serio? Gracias

Habían caminado ya algunos minutos hacia el centro de la ciudad. El menor seguía pensando en el trabajo, mientras descartaba algunas posibilidades en su cabeza. Mantenía una pequeña sonrisa recordando el "pequeño accidente" de la mañana.

--Iremos a ver a la persona, seguro le caerás bien.

--¿E-Es como una entrevista?

--Umm... Tal vez te hagan algunas pruebas, ¿sabes leer?

--S-Sé leer y escribir. 

--Perfecto.

--¿Y q-qué es el trabajo exactamente...?

--No te quiero arruinar la sorpresa. Pero... te garantizo que todo irá bien, confía en mí. Después de todo, soy el más confiable dentro de la agencia y el favorito del público.

--O-Oh... ¿E-En serio...-

--Lol, ¿Quién dijo eso?

El de cabellos castaño oscuro empezó a reír mientras se acercaba a ellos.

--¡Ryuuji-san, no arruines mis sueños!

El castaño cubrió su cara, simulando tristeza. 

--Okey, ya, tranquilo. Pero no puedo seguir pasando por alto las quejas.

El más alto le dio algunas palmadas en la cabeza.

"¿F-Fue buena idea en realidad?"

El pequeño chico cubrió su boca para ocultar su risa de nuevo, pero aún le preocupaba el acuerdo del trabajo que habían hecho.

--Por cierto... Hay una emergencia.

--¿De qué hablas?

--Un terrorista tomó una rehén en las oficinas de la Agencia.

--Entiendo...

--U-un terrorista...

El de ojos celestes no tuvo mucho tiempo de procesar la información, pues ya estaba siendo arrastrado por ambos.

--¡¿E-Eh?! ¿P-Por qué tengo que acompañarlos?

--Sólo vas a acompañarnos.

--Exacto, no tendrás que hacer nada

--A-Akasawa-san... ¿Y-Y mi entrevista...?

--Tranquilo, te prometo que tendrás tiempo suficiente para tu entrevista.

--N-No confío e-en eso...

--... Shirogane, dile

Su compañero suspiró antes de mirar al más joven con una pequeña sonrisa.

--Sí, puedes confiar en él por esta vez.

--G-Gracias...

Se resignó a dejar que lo llevaran.

.    .    .

Habían entrado a un café, subieron por las escaleras de emergencia. Según le había explicado el más alto, la agencia se encontraba en el cuarto piso.

Vio aquella puerta con la insignia dorada

"Agencia de Detectives Armados"

Estaba realmente nervioso. ¿Qué se supone que haría? ¿Por qué lo habían llevado con ellos?

Estas y más preguntas se arremolinaban en su cabeza mientras observaba la escena frente a él y sus otros dos acompañantes. 

Ese sonido, como una alarma, se escuchaba. La luz roja del explosivo, esperando la señal para detonar. Un control era sostenido por la mano de la persona sobre el escritorio, una mano temblorosa.

Vestía lo que parecía un uniforme militar de color rojo, demasiado holgado al parecer, además de una capa negra sobre sus hombros, que cubría la mitad superior de su cuerpo y que complementaba una capucha; esta última cosa cubría casi toda la parte superior de su rostro, y el ancho cuello del uniforme tampoco ayudaba mucho a reconocerle, además de que se veía ensombrecido.

--Ya no lo soporto... Todo es su culpa... Por culpa de su agencia... 

Sonaba como alguien dolido. Había cierto tono en su voz, era una voz algo extraña, pero también expresaba su dolor. Sus dedos tamborileaban sobre la mesa, en específico, sobre algunos papeles en los que parecía haber fotografías. 

--¿Dónde está..? ¡¿Dónde está el presidente?!

Gritó, dirigiéndose a los empleados que se encontraban escondidos no muy lejos de ellos. Al momento, dio una patada al escritorio y tomó por la nuca a una chica que estaba en el suelo, amordazada.

--De lo contrario, llegaremos más allá con una explosión.

Volvió a arrojar a la chica al suelo con violencia.

--¿Es por rencor entonces?

--Vaya problema...

El menor escuchaba murmurar a los dos detectives desde el lugar donde estaban escondidos. Le impresionaba el hecho de lo calmados que se veían en ese momento incluso.

"Ya deben estar pensando algo para solucionar todo... Es increíble..."

Miró nuevamente hacia ambas personas.

--¿L-Lo habían visto antes...?

--Busca que su cara no se le reconozca, así que probablemente sí. ¿Akasawa?

--Esa voz es extraña, definitivamente. Tal vez ni siquiera sea su voz real, de verdad no quiere que lo reconozcan.

"¿Debí involucrarme...? De todas formas, no serviré de nada..."

--Un detonante de alto régimen... Volaría todo el piso, tal vez hasta el piso de abajo.

--La fuerza de la explosión se reduciría si encontramos algo con qué cubrir la bomba.

--Será difícil con la rehén...

--¿Q-Quién es e-ellla...?

--Kirako... Es una asistente de medio tiempo.

Se fijó nuevamente en aquella chica de ojos verdes que casi pasaban a turquesas. Aunque llevaba el cabello suelto y con un flequillo que ensombrecían su rostro, pudo notar algunos moretones. Sus ojos se veían llorosos, estaba aterrada y seguía temblando. 

--N-No puede ser... E-Ella no hizo nada...

--No podemos dejar que vea al presidente, intentará matarlo. No podemos exponerlo...

--Entonces... No queda de otra. Shirogane. 

El castaño extendió su mano. Su compañero asintió.

"Usarán sus poderes..."

Extendieron su mano uno frente al otro, ambos formando "tijera" con sus dedos. Cambiaron nuevamente. "Piedra", "papel".

--Está bien, iré.

--Gracias, Shirogane.

El de cabellos castaño oscuro se levantó para acercarse.

--Ey, tranquilo.

La persona levantó la mirada hacia Ryuuji apenas lo escuchó, levantó el control del explosivo.

--¡No te me acerques!

Su dedo amenazó con presionar el botón.

Se podía ver un poco más de su rostro en cuanto los miró fijamente a ellos, el cuello del uniforme había bajado un poco. Sus ojos eran de un color verde oscuro, una mirada amenazadora, casi desquiciada, podía verlo. 

--¿Narumi?

Sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver esos ojos. Tenía la ligera sensación de haber visto esa mirada antes, una mirada que le aterraba profundamente. Por alguna razón, sus manos dolieron un poco, una breve punzada.

--N-No es nada...

--¡Si te atreves a intentar algo, presionaré el botón! No quieres eso, ¿verdad?

--Entiendo...

Shirogane alzó un poco sus manos. 

--Te conozco, Shirogane Ryuuji. He visto tu poder en acción, sé cómo funciona... 

El atacante tomó con su mano libre los documentos a su lado, apretando un poco. Le extendió, mostrando una fotografía del joven.

--También lo he presenciado... No sucederá... ¡Te quiero a gatas sobre el escritorio, con las manos a la vista!

--Si no queda de otra...

Empezó a caminar hacia el escritorio indicado.

--Estamos en problemas... ¿Notaste que esos documentos tienen información de los miembros de la Agencia, Narumi?

--C-Creo...

--Nos investigó por completo. Si yo voy... No haré más que provocarlo.

--... Akasawa-san, no-

--No dije nada.

--S-Sé lo que ibas a decir...

--¿Qué iba a decir?

--T-Tú... M-Me enviarías a mí, ¿v-verdad?

--"Enviaré" en realidad.

--¿P-Por qué-

--Eres el único que el terrorista desconoce. Un instante. Necesitaremos sólo un instante para que lo distraigas, por favor, podremos encargarnos del resto.

Se acercó con cuidado hacia algunos periódicos mientras sacaba una cuerda de su bolsillo para amarrarlos. Regresó y se los entregó al otro.

--Mira... Desconciértalo un poco, ¿De acuerdo? He aquí tu utilería.

Sonrió, intentando tranquilizarlo. Pero el chico no lograba entender todo eso.

--E-Está bien...

Suspiró antes de levantarse.

¿Qué se supone que haría? ¿Decirle que se detenga? ¿Y qué ganaría con eso? Seguro lo haría enfadar, pero también podría desconcertarlo. Viéndolo de esta forma, ¿Por qué un repartidor de periódicos se involucraría en algo así?

Tomó aire.

--¡D-De-Deténgase!

La persona lo miró fijamente.

--¿Q-Qué busca c-con todo esto...?

--¡¿Quién eres tú?!

Retrocedió algunos pasos. 

--Huh, no eres de la Agencia por lo que veo... ¿Qué haces aquí entonces?

--Y-Yo... S-Sólo soy un repartidor, ¿Ve...?

Le mostró los periódicos.

--Entonces no te involucres.

La voz cambió. Sonaba completamente diferente, dijo esto como si no quisiera que el resto de los presentes escucharan. La persona bajó del escritorio, aún jalando a la chica, esta vez la tomó por el cabello. 

Se trataba de alguien un poco más alto que él. Podría incluso tener su edad, su rostro ya un poco más visible y los ojos le delataba un poco. Esos ojos verdes parecían cambiar a momentos, como si hiciera un esfuerzo para mantenerse firme, un intento de afilar su mirada y parecer amenazante mientras sus manos temblaban.

--P-Por mucho q-que los odie... U-Usted no puede hacer esto... No debería...

--¿Por qué?

"¿Por qué...? ¿Por qué no debería...?"

--D-Debe... ¡Debe tener razones para vivir!

--¿Cómo cuáles? Dime qué razones hay.

--T-T-Tu...

--¿Mi qué?

--S-Su... S-su comida favorita, por ejemplo! ¡Poder dormir bajo techo! D-Dormir y despertar al día siguiente... ¡Vivir un nuevo día! S-Si estallas eso... N-Ni usted ni yo podremos ver otro amanecer... E-Estaremos muertos...

--¡Lo sé!

Dio un golpe con su pie al piso. El chico retrocedió un poco más.

--N-No lo hagas... S-Si morimos, a-acabaremos muertos...

--¿Por qué arrepentirme de morir si estuve dispuesto a aceptar mi muerte desde el principio?

--Ha-hay que vivir aunque sea difícil... Y-Yo... Soy despreciable, un ser que seguramente a nadie le importe si muere... M-Me desearon la muerte... P-Pero sigo viviendo. T-Tal vez mi presencia desagrade, p-pero seguiré viviendo... Me decidí a vivir, q-quería demostrar que se equivocaban sobre mí. P-Por eso buscaba un empleo.

--Pero...

--¡D-Deja esa bomba, por favor! P-Puedes acompañarme a buscar un empleo...

Dejó los periódicos a un lado mientras se acercaba de a poco, extendió un poco su mano. La mirada contraria cambió repentinamente. Entonces vio una expresión también diferente, confundida y asustada. La mano que sostenía el control temblaba más, trataba de ocultarla detrás de su cuerpo.

--Y-Yo... N-no...

Retrocedió algunos pasos. 

--P-Por favor... Puedo ayudarle...

Se acercó un poco más hacia ella. La mano libre del terrorista también temblaba, había soltado el cabello de la asistente. Sus dedos se movían con nerviosismo.

--¡Ryuuji!

--Lo tengo... ¡Doppo Ginkaku!

El más alto había anotado algo en su libreta mientras arrancaba la hoja.

--¡Lanzacables!

Otra vez aquella aura se formó. Se arremolinaban lo que parecían ser palabras entre aquella luz que rodeaba la hoja de la libreta, que tenía escrita la palabra "Lanzacables".

De un momento a otro, esa hoja se transformó en lo indicado. 

--¡No!

Él disparó el cable hacia la mano del atacante, atrayendo el control de la bomba. Él apartó un poco al de menor estatura con la intención de recuperarlo, pero el detective de inmediato le tomó por la muñeca antes de empujar un poco su espalda hacia adelante.

Fácilmente, podía romperle el brazo por la forma en la que lo sostenía.

El castaño se acercó.

--Oye, Ryuuji, ¿No es este chico que estuvo como parte de los clientes la última vez?

--Sí... ¿Cuál era tu nombre niño? ¿No era que apenas estabas en el colegio?

--Idiotas... ¡Ustedes nos dejaron sin nada! ¡E-Estábamos felices hasta que se llevaron a mi padre!

--Oh... Eras Misora, ¿verdad? Escucha, lo que hacía tu padre era ilegal. Pudiste haber ido por un mejor camino, chico.

Ryuuji empezó a caminar, aún sosteniéndolo. Su compañero se acercó a la chica que había sido la rehén para desatarla, la tranquilizaba mientras la ayudaba a levantarse.

Él sonrió mientras miraba al pequeño chico, quien seguía tratando de procesar lo sucedido.

--Oh, es verdad. Hiciste un gran trabajo de distracción, Narumi.

--A-Ah... Claro...

El resto del personal presente se acercó un poco, parecían felices.

--¿T-Todo era planeado...?

El chico miró a Narumi. 

--Y-Yo...

--Todo lo que dijiste... ¿Era mentira? ¿Nunca fueron tus intenciones reales...?

Se quedó estático. Esas palabras le dolían profundamente.

--Mentiste...

--Ryuuji... Hay que escoltarla. 

--Sí.

Después de dejar a la otra chica junto a los demás, ambos empezaron a caminar. Aún sostenían al chico, quien caminaba con la cabeza hacia el suelo. Podía verlo temblar aún.

--¡N-No!

Ellos giraron un poco la cabeza hacia el menor.

--¿Qué pasa?

--N-No merece esto... C-Cometió un error. S-Shirogane-san, A-Akasawa-san... Quiero... ¡Quiero ayudar a este chico!

--¿Ayudarlo?

--N-Necesita empleo... P-Probablemente tampoco tiene dónde dormir...

Entonces los empujaron. 

El chico había arrebatado el control de las manos de Ryuuji, corriendo de nuevo hacia donde estaba el explosivo. Narumi lo miró atónito. En el rostro del chivo habían lágrimas.

--Tal vez haya razones para vivir... Pero yo no tengo esperanzas. Ya no. Lo siento.

Presionó el botón, iniciando el cronómetro de la bomba.

Diez segundos.

--¡Mocoso-

--¡No irás!

El chico forcejeaba por detener al más alto, mientras que Narumi miraba el explosivo. Miró desesperado a su alrededor, pero el tiempo era nulo.

"Algo con qué cubrirlo... No hay de otra."

En los últimos segundos, él se arrojó al suelo, cubriendo el explosivo con su propio cuerpo. Cerró los ojos antes de escuchar el cronómetro indicando su fin.

-Narumi!

.     .     .

Sus ojos querían abrirse.

"¿Estoy muerto...?"

Al abrir sus ojos, el explosivo seguía en sus manos, no había detonado.

--Por Dios... 

--Míralo, todo un maniático suicida... ¿Qué opinan ustedes?

Detrás de ambos se asomaron ambas chicas. El "terrorista" ya no llevaba la capucha, y el traje en general. Incluso parecía poco más bajo que antes, con facciones bastante femeninas en su rostro y, lo más notable, se parecía demasiado a la asistente que había sido tomada como rehén.

Mostraba una expresión mucho más amable además, al igual que la otra. 

--Lo siento, de verdad... ¿Estás bien?

Le extendió su mano para levantarse.

--... ¿Qué-?

Estaba aún más confundido, pero aún así aceptó la ayuda contraria.

--¿No te hiciste daño? ¿Algún golpe, seguro que no?

La otra tomó uno de sus brazos, revisando en busca de algún signo de que se hubiera lastimado.

--N-No, e-estoy bien.

Miró el rostro amoratado de la chica, pero de inmediato apartó la mirada. Ella rio un poco mientras le tomaba de las mejillas para que volviera a mirarla a la cara.

--Oh, esto... Descuida, es maquillaje. Nada de qué preocuparse. ¿Ves?

Le mostró como el polvo que se había puesto para simular moretones se quedaba en su mano. Shirogane se acercó a él.

--En verdad, felicidades. Ahora sabes que no puedes confiar en Akasawa ni para conseguir un empleo.

--¿S-Siempre fue esta la idea...?

--Sí. Pero si te decía, no vendrías. Hubiera tenido que usar otros métodos para convencerte.

--¿Otros métod-

--Pasaste la prueba.

Los actores de terrorista y rehén lo miraron sonriendo.

--¿U-Un examen de admición...?

--Exacto. Aunque el presidente no pudo presentarse... Tuviste suerte de que ya lo hubiera discutido antes con él. 

--Contratarte lo dejó a nuestra decisión.

--E-Entonces...

--Estás dentro. Bienvenido a la Agencia de Detectives Armados, Narumi Maihara.

--Bienvenido, chaval.

Le alborotó un poco el cabello. 

--N-No, esperen... N-No podría trabajar e-en un lugar como este...

--Bueno, no podemos obligarte, pero me preocupa tu futuro. Tendrías que dejar el apartamento de la Agencia, aún necesitas conseguir empleo. ¿Conoces a alguien que pueda ayudarte con eso? Narumi, las autoridades te buscan, buscan al tigre. Si te descubren, tal vez te despidan, en el mejor de los casos... En otros, tal vez lleguen a matarte.

--Maihara-san, queremos protegerte aquí.

--N-No se refiera a mí con tanto respeto...

--Sería increíble trabajar contigo.

El castaño y sus otros nuevos compañeros lo miraban, emocionados.

"¿Están relacionados de alguna manera que no sea sólo por el trabajo? Actúan muy similar..."

--Estarás bien, chaval. Sólo necesitas seguir las reglas, hacer algunos papeleos y asunto arreglado. Estarás bien aquí.

"No puede ser..."

Supiró rendido.

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