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--¿Llamas a eso un puñetazo?

No esperó demasiado para darle una patada que lo arrojó de nuevo hacia la pared.

--Ni siquiera es un masaje. Tu habilidad en las artes marciales no llega ni al promedio de la Port Mafia. Seré sincero: sí es un fastidio que anules los poderes, pero  cualquiera con dos dedos de frente se daría cuenta que no los necesita para golpearte.

Miró al detective.

--De pie. Levántate. ¿O estoy en lo correcto?

--Bueno... Por algo eres el mejor artista marcial de la Port Mafia

Se incorporó, aún sin levantarse por completo.

--Creí que me arrancarías el brazo.

--No seas modesto, predijiste el golpe. 

--Nos conocemos desde hace mucho. Conozco tus movimientos, ritmos y hábitos más que nadie. De lo contrario... No habría sido un buen compañero... ¿Verdad?

--Que así sea.. 

La rapidez del contrario lo tomó por sorpresa, recibiendo un golpe en la cara.

--Así se da un puñetazo.

Un golpe en el estómago que lo hizo toser por la falta de aire en ese momento. De nuevo se golpeó contra la pared y era sujetado por el cuello.

--¿Pensaste que podrías ganarme prediciendo mis movimientos?

El filo del cuchillo estaba a tan solo milímetros de su cuello.

--Ren, te daré una oportunidad, ¿Por qué te dejaste atrapar? ¿Qué estás esperando que pase?

El detective incluso cerró los ojos.

--¿No hablarás? Odiaría tener que torturarte. 

--La principal razón... Es Narumi.

--¿Narumi?

--El chico tigre que tanto los obsesiona. Quería averiguar quién ofrece 7,000 millones por su cabeza.

--¿Pusiste tu vida en riesgo solo por eso? Conmovedor... Pero mira cómo acabaste. Te atrapé en el mismo día que regresé de Occidente tras controlar unas revueltas. ¿Estás perdiendo tu suerte?

Sonrió un poco.

--¿De qué te ríes?

--Te diré algo, ¿sí? Mañana habrá una reunión entre los cinco líderes.

--No... Imposible. 

Retiró el cuchillo del cuello del detective. 

--Esas reuniones sólo se hacen cada ciertos años para determinar el rumbo de la organización. Si una estuviera por llevarse a cabo, me habría enterado.

--Ocurrirá por una carta que le envié a los altos mandos de la organización. Ahora, ¿me permitirías hacerte una predicción?

Bajó un poco la mirada hacia el ejecutivo de la Mafia, aún sonriendo.

--No me matarás. Además, antes de dejar esta sala, me darás información sobre el responsable de la recompensa por el hombre tigre. Y por último, actuarás cómo una jovencita rica cuando salgas de aquí.

--... ¿Qué?

--Mis predicciones siempre se cumplen. Deberías saberlo.

--En esta situación, ¿Qué podrías...? La carta. Ren, ¿Qué demonios había en esa carta?

--La carta decía: Si Ren Akasawa llegase a morir, todos sus secretos saldrán a la luz.

--¿No habrás...?

--Es cierto que tienes al ex-líder que traicionó a la organización, pero recuerda que todos los líderes saben que todos sus secretos se revelarán si muero. Si la fiscalía se entera de dichos secretos, sus muertes serán peores que las mías. Es razón de sobra para convocar una reunión.

--No deberíamos echarnos atrás por una amenaza como esa... - miró nuevamente al detective con molestia antes de suspirar. --¿Qué remedio tiene? Aunque podría matarte...

--Tal vez. Pero eso lo decidirá el Consejo. Si me ejecutas antes de que se tome una decisión, será considerado como un acto de traición. En el peor de los casos, te ejecutarán.

--Y si ignoro todo lo que dijiste y te mato de una vez, te alegrará haber muerto.

--Dicho esto, puedes hacerlo si quieres. Vamos, apúrate. Todavía no~

Furioso, clavó el cuchillo al lado de la cabeza de Ren. Soltó su cuello, rendido.

--¿Te arrepentiste? "Rui fue expulsado de la organización por mi culpa" también suena bien, ¿no? Aun tenemos espacio en-

--No me digas que la segunda razón fue para obligarme a tomar esa decisión imposible fue para molestarme. 

--Llevábamos tiempo sin vernos. No quería aparecer sin una sorpresa preparada.

--Tsk...

El ejecutivo le dio la espalda.

--Te mataré. Juro que algún día lo haré.

--Por cierto... Cortaste mis cadenas y me liberaste. Si me voy ahora, pensarán que me ayudaste a escapar~

--...

--Si haces lo que te digo, puedo hacer que parezca que me salvó alguien de la Agencia.

--¿Por qué confiaría en ti ahora? 

--No miento en mis negociaciones, deberías saberlo.

--¡Maldita sea, Ren! -  volvió a acercarse. Ya ni siquiera parecía querer esforzarse demasiado en esa "negociación" y su mirada de molestia ahora era más bien desganada. -- ¿Qué quieres?

--Ya te dije.

--Si se trata del chico tigre, es Hideki quien lidera la operación. Debe tener los registros en la bodega del segundo piso.

--Ya veo, parece que supuse bien ¡Perfecto!

--Acaba con tus asuntos y lárgate, imbécil.

Empezó a caminar hacia las escaleras por donde había venido.

--Ahora sueño de cometer suicidio doble con una bella chica será posible. Que me mates a patadas no me alegraría en lo más mínimo. En verdad te lo agradezco. 

--¿Ah, sí? Bien, trataré de conseguirte una linda chica suicida la próxima vez que venga.

--... ¡Rui-! ¡N-No sabía que fueras tan bueno!

--Es mi manera de mandarte al infierno, imbécil. 

--Eres un ángel en nuestra tierra de pecadores. Nadie te merece.

Ignorando las palabras del detective, el mafioso se encaminaba hacia la salida escaleras arriba. 

--Te diré algo, Ren: Esto no ha terminado. No tendrás otra oportunidad.

Hubo un momento de silencio antes de que el detective le mirara con mala cara. 

--¡No, no, así no es! ¿No se te olvida algo?

Rui apretó los puños y suspiró antes de darse la vuelta. Dobló ligeramente sus rodillas hacia adentro, tratando de mostrar una expresión tímida en su rostro que, a decir verdad, no se había vuelto del todo fingida. Definitivamente estaba apenado por lo que iba a hacer. Aclaró un poco su garganta antes de levantar la mirada y apuntarle a su gemelo con el dedo y hablar con la voz más femenina posible:

--¡N-No habrá una segunda oportunidad! ... ¡Maldito, si vas a reírte hazlo, no te cubras la cara!

--Perdón, perdón, perdón...

Murmuró en voz baja mientras seguía cubriendo su cara para reírse de su gemelo.

.              .              .


Abrió con dificultad los ojos. Aún sentía la sangre caliente bajo su pecho, caía sobre un suelo frío metálico. Todo estaba a oscuras.

Entonces aquellos pequeños rayos de luz... ¿Una puerta? Pudo ver la delgada sombra de la chica del kimono frente a él.

--¿E-Eh...? ¿V-Viniste a ayudarme...?

Algo jalo su tobillo, arrastrándolo y luego levantándolo del suelo por completo hasta arrojarlo contra las numerosas cajas ahí. El rubio puso un pie cerca de su cabeza.

--Fue un ataque mortal. Pero parece que te sanas aunque no estés transformado. ¿Podías ser más molesto?

--Cajas... El olor... ¿Estamos en el mar...?

--Estás en un buque de contrabando. Disfruta tu último viaje hasta que te entreguemos en unas cuantas horas.

Presionó con su pie el hombro del menor.

--Los débiles mueren. Muere y ábrele el paso al resto.

Pisó con más fuerza.

El muchacho menor estaba paralizado. Debía encontrar una forma de salir, pero... ¿Por qué Hideki lo odiaba tanto? Si alzaba un poco la vista, esos ojos verdes afilados permanecían clavados en él a través de un semblante tenso y oscurecido. ¿Por qué tanto odio?

El pequeño "click" que hizo el arma al retirarle el seguro fue suficiente para que el rubio se girara hacia Haruka, quien le apuntaba con una pistola.

--¿Te conmovió conocer el mundo exterior, Haruka?

--Suéltalo.

La habilidad del rubio cortó el arma. Él la levantó, sujetándola por el cuello.

--¿Sabes lo que es tocar fondo? Es un lodazal apestoso lleno de autocompasión y miseria. Es lo que te espera, Haruka. Yasha Shirayuki es el asesinato en carne. ¿Crees que puedes tener una vida normal fuera de la Port Mafia? Jinko, enséñale lo que es no serle de ayuda a nadie, que nadie cuente contigo y vivir escondido retorciéndote como un gusano.

Su vista empezaba a nublar se con lágrimas. El rubio simplemente lo miró con desprecio antes de volver a dirigirse hacia la chica.

--Sigue matando, Haruka. Si no, dejarás de respirar. Los humanos inútiles como él no tienen derecho a respirar.

--P-Puede que tengas razón... Pero... Las crepas... Estaban deliciosas.

Narumi alcanzaba a escuchar el ruido inconfundible de un motor de algún vehículo acuático. A lo lejos, le pareció ver el pequeño bote a motor conducido por el detective de cabello negro.

--¿Dónde estás, chaval?

--¿S-Shirogane-san?

--¿Qué dices? ¿Ya nos encontró la Agencia?

Bajó a la chica al suelo. Ella miró a Narumi.

--Huye mientras puedas. Está nave no irá al punto de encuentro.

--¿No? ¿A dónde más irá?

Por primera vez, la mirada de la chica se veía completamente diferente a la habitual. Mostró el control en sus manos.

--Quiero ver que sobrevivas al mar, Hideki. 

La explosión no tardó en suceder después de presionar el botón.

El chico se tambaleó un poco.

--¡O-Oye!

--¡Huye!

--¡Jinko!

Otra explosión, esta vez frente a ellos, separándolos por el fuego y el humo. Hideki miró a Haruka.

--Pusiste explosivos en el depósito y esperabas morir... ¿Crees que vale la pena dar tu vida para salvar la de ese chico?

Narumi se arrastró con dificultad. Ahora mismo podía ver el mar y... El vehículo en el que el detective estaba.

--¡Chaval, salta! No me puedo acercar por las explosiones.

--¿Y ella...? Ella... Dijo que le había gustado la crepa que le compré... Le dijeron que los inútiles no tenían derecho a respirar y estuvo de acuerdo. P-Pero yo pienso lo contrario... Porque Akasawa-san y usted... ¡Porque la Agencia no me abandonó a mi muerte! ¡Shirogane-san, iré por ella!

El hombre observó como el chico se daba la vuelta. Asintió brevemente.

--¡Corre! 


.               .               .



Formas filosas como dagas en las que la bestia del abrigo del rubio se había transformado y le apuntaban a ella. No podía levantarse, no podía mantenerse en pie todavía. Ni siquiera se atrevió a intentarlo, convencida de lo que esperaba. 

--Haruka, me has decepcionado. Supongo que es momento de agradecer tus servicios. 

La chica ya no estaba en el suelo. Miró al chico que había regresado, quien la sostenía en brazos.

--Voy a enfrentarte, Hideki.

Dejó a la chica a un lado por su seguridad. Sus extremidades superiores volvían a ser como las garras de un tigre.

--¿Sabes?  Presentía que acabaríamos así.

--No podrás cobrar la recompensa.

--Descuida, nunca tuve intención de entregarte con vida.

--No te lo perdonaré.

--Eso digo yo.

Saltó hacia el rubio al momento que sucedía otra explosión.

--¡Rashoumon!

Usando sus extremidades de tigre, Narumi rompe furiosamente la masa negra de Rashoumon que Hideki liberó sobre él. Instantáneamente, Rashoumon se convierte en lazas que son disparadas una tras otra, que el menor esquiva saltando. Usando la monstruosa fuerza del tigre, arranca una sección de uno de los contenedores y la lanza hacia Hideki.

Rashoumon atraviesa la plataforma solo para revelar que Narumi estaba ahora justo al lado de Hideki. El proyectil fue una distracción. Con todo lo que puede, Narumi está por golpear el rostro de Hideki... Entonces aquella barrera se interpone.

Pensó en las balas, en cómo la bestia del abrigo había consumido el espacio, la distorsión espacial. No sería capaz de alcanzarlo así.

--Es inútil.

Innumerables zarcillos de Rashoumon agarran los brazos y las piernas de Narumi, levantando su cuerpo en el aire.

--¡Ah!

--¿Eso es todo de lo que eres capaz, Jinko? Entonces no tengo interés en jugar contigo.

Otro gran filo de la habilidad del rubio se arrastra de a poco hacia él, casi pareciera que tiene frente a él una guillotina.

--Odias tu propia habilidad, elegiste una organización armada que no es más que una Agencia de Detectives, eres un debilucho que se engaña a sí mismo haciéndose creer que tiene poder... ¿Fuiste salvado? Vaya... Eso sí que es optimismo. No fue más que suerte que te encontraran. 

--H-Hablas mucho hoy...

--No recuerdo haber dicho que era tímido. ¿Qué hay de ti? Ya no tartamudeaste tanto.

--Tienes razón... Soy un debilucho... Pero tengo una característica mejor.

--¿Ah sí?

--¡Puedo derrotarte!

--¡¿Deshaces tu transformación?!

Intentó atacarlo nuevamente, pero el menor saltó con una agilidad inhumana. Transforma ahora sus piernas para saltar hacia Hideki mientras vuelve a transformar sus brazos, ataca con varios golpes. Hideki hace que Rashoumon devore nuevamente el espacio para crear la barrera y detener los golpes, pero la expresión desesperada en su rostro es notable.

Sin embargo, Narumi no tarda en darse cuenta de algo. La forma en la que la bestia erguía su barrera para proteger al rubio tomaba tiempo. Si conseguía mantener un ritmo rápido durante sus siguientes ataques... Para el momento de su descubrimiento, el rubio empieza su ataque desde el aire, usando a Rashoumon para elevarse mientras crear un espiral que se abalanzaba directamente sobre Narumi.

--No jugaré tus juegos de niños. Lo lamento por ti, pero veré tus esfuerzos desde aquí arriba.

Rashoumon se transformó en un par de bestias con cabeza que descendieron para empezar a perseguirlo. Mantenía la distancia desde el principio, estaba manteniéndose lejos. La distancia le daba la seguridad de tener una ventaja para reaccionar en contra suya. 

Recibe entonces un poderoso golpe por parte de Rashoumon, siendo violentamente arrojado contra las estructuras. Escucha como el gas empieza a salir de las tuberías.

--Maldición...

El gas causa que se aviven las llamas y una explosión más, consumiendo allí a Narumi. Hideki observa, muestra una sonrisa de a poco.

--La nave se hundirá en menos de cinco minutos.

El ligero ruido de algo en el aire. Giró la cabeza, sus ojos se abrieron al ver allí al chico que sostenía un pedazo de la estructura del barco bajó sus pies.

--¡¿Usó la explosión para impulsarse?!

No le dio tiempo a reaccionar, recibiendo directamente en la cara el golpe que Narumi le lanzó. Fue arrojado al suelo.

Comenzó a toser. El sonido de su cuerpo al caer al suelo... ¿Hace cuánto tiempo no lo había escuchado? Con dificultad veía a través del humo causado por la explosión y casi le pareció ver la silueta conocida de su mentor... Casi pudo sentir nuevamente el golpe que lo había derribado. El eco de unas palabras...

"--Tu poder tarda en activarse. El enemigo no esperará a que lo hagas. Vamos, de pie. Contraataca con tu poder. ¿Realmente esperas sobrevivir así en la Port Mafia? ¡Acabarán desechándote de nuevo a los barrios bajos! ¿Qué esperas? ¡Levántate!"

Recordando esto, ni siquiera le importó el hecho de que acababa de toser sangre.

Narumi cayó frente a él, sujetando su brazo lastimado. Miró a Haruka, quien seguía inconsciente.

--Debo llevarla con Shirogane-san antes de que el barco se hunda...

En cuanto se dio la vuelta para empezar a caminar, Rashoumon lo empaló por el pecho de nuevo. Gritó.

--¿Por qué...? ¡¿Por qué él te eligió a ti?!

Hideki había enfurecido. Rashoumon había tomado la forma de un puño, arrojó a Narumi nuevamente contra las estructuras del barco.

--Es un poder que aprendiste recién, no es más que una adición vulgar. ¡Está lleno de fallas y lo usas sin pensar! Y aún así... ¡¿Por qué tú!? ¡Eres un incompetente de lo peor!

--Comenzó de nuevo... - murmuró Narumi. --¿De dónde proviene tanto odio?

--No lo permitiré... ¡No permitiré que vuelva a decirme algo así!

Otro golpe fue lanzado, llevándose a Narumi arriba.

--¡Rashoumon! ¡Higanzakura!

Salieron múltiples púas. Narumi escupió más sangre antes de ser dejado caer por Hideki. A pesar de ser un ataque directo, parecía seguir agonizando. No estaba muerto. 

--Si te derroto...

--E-Espera... ¿Por qué... Por qué me odias tanto? - miró a Haruka. --Considerando lo fuerte que eres... ¿Por qué tuviste que utilizarla?

--No la utilicé. Yasha Shirayuki es un poder para matar. Matar le da sentido a la existencia de Haruka. Si no mata, es indigna. Simplemente se le otorgó la dignidad de vivir. 

--Eso es... ¡No eres quien para decidir si otros merecen vivir!

Rashoumon lo apuñaló una vez más, pero esta vez él sujetó con su mano aquella cuchilla.

--¿Por qué no le pudiste decir otra cosa? Necesitamos... Que nos digan que merecemos vivir para seguir adelante. ¡¿Cómo no puedes entender algo tan sencillo?!

Tiró con fuerza de Rashoumon, atrayendo un poco a Hideki hacia él antes de saltar de nuevo y aunque fue golpeado en el aire, apartó a Rashoumon sin ningún problema. La regeneración de sus heridas era impresionante.

Hideki se elevó de nuevo, pensando en acabar con él desde lejos.

--¡Rashoumon! ¡Sawarabi!

El suelo se llenó de pequeñas púas que no tardaron en crecer hacia su dirección, empalando a Narumi. Sin embargo, éste pareció indiferente al apartarlas para luego arrojarse contra el rubio, quien sonrió emocionado.

--¡Hideki!

El siguiente ataque lo detuvo en seco. Narumi empezaba a caer... Y él caía también.

--¿La cola del tigre...?

El menor se impulsó con ese agarre para lanzar otro puñetazo. Hideki creó nuevamente la barrera de vacío.

Narumi no se detenía.

Entonces esa barrera que lo protegía de los golpes del contrario acabó por romperse. El quedarse inmóvil lo hizo recibir el puñetazo de forma directa, siendo lanzado con fuerza hacia abajo. Cayó al mar.

La transformación de sus extremidades se revirtió mientras caía, exhausto. Narumi quedó inconsciente. Haruka caminó hasta donde él estaba, sosteniéndolo sobre sus hombros. Estaba dispuesta a sacarlo de ahí.

Caminó con el chico a cuestas a pesar de que la plataforma del barco se movía de forma irregular, agresiva. Más explosiones. Ahogó un grito cuando una de estas los arrojó a ambos fuera del barco.

Shirogane ya los esperaba, encendiendo nuevamente la lancha para atraparlos. Suspiró aliviado, mostró una pequeña sonrisa.

--Buen trabajo, chaval.



.                .               .



Ren Akasawa continuaba observando los archivos, buscando en cada equipo las respuestas que necesitaba. 

--Veamos... ¿Quién querría pagar 7,000 millones por un tigre?

Observó la pantalla un momento, sin creer lo que veía. Un montón de nombres de posibles compradores en números relativamente normales, nada fuera de lo común en un principio. De ahí que hubiese sido tan llamativa la brillante cifra en la punta de aquella aparentemente interminable lista. 

Bastó con presionar el archivo para darse cuenta que había divulgado su recompensa por captura no solo en el mercado negro de Japón. ¿Se arriesgó a algo tan ambicioso como poder poner en conflicto a diferentes mercados negros u organizaciones de mercenarios alrededor del globo?

Le resultaba imposible pensarlo así. Sus manos se tensaron mientras él apretaba los dientes inconscientemente. 

--Realmente lo quiere... Realmente quiere una guerra. 




.               .               .



La mujer en aquella lujosa embarcación regresó del camarote. Observó desde adentro la vista marítima.

--Llegó la hora acordada y no están aquí. No entiendo.

Jugó un poco con el anillo en su mano derecha, aún sin dejar de mirar hacia el mar.

--Bueno. Era la Mafia, después de todo. Sea como sea... La Tierra Prometida nos pertenecerá a nosotros. 

Se dio la vuelta hacia sus acompañantes

--The Guild emprenderá su primera misión oficial. Tengo fuertes expectativas sobre ustedes y no deseo tener inconvenientes con ello. Espero que estén preparados. 


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