ₜᵣₑₛ.
Harry Potter y la cámara de los secretos.
Una vez más, aquel misterioso hombre, volvió a aparecer dentro de holy coffe.
Ese día llegó y sólo se dignó a sentarse en una mesa cerca del mostrador, sin embargo, no pidió nada ni trajo ni un periódico. Sólo dentro de sus manos tenía una pañoleta que, cuando Genevieve se volvió a aproximarse a él para saber sí ya quería ordenar algo, el hombre procedió a sacar del contenido que ocultaba entre esas telas, dejando ver un hermoso collar.
El collar tenía una piedra de color turquesa, en forma de un pequeño corazón. La cadena que lo rodeaba era delgada y de color dorado. Parecía una pequeña joya elegante y bonita que Genevieve no sabía porque tenía entre sus manos aquel hombre esa joya, hasta que sutilmente el hombre se la ofreció a la mujer.
En un comienzo, erróneamente Genevieve creyó que se la estaba vendiendo y la mujer comenzó a contarle un poco de su situación económica, pero cuando el hombre se ofreció a dársela, la pelinegra se quedó helada e instantemente se negó a tomarla ante la extrañeza que le daba que un hombre que muy apenas sabía su nombre y que vestía tan... humilde, le otorgara algo de tanto valor.
Él admitió que era de su madre y que creía que era buena idea que una mujer como Genevieve, tuviera una joya tan preciada para Remus. La mujer se negó rápidamente, y antes de que él pudiera dársela de nuevo, ella se alejó para brindarle una taza de chocolate y unas galletitas, se las colocó en su mesa y le dijo que era gratis.
Remus se miró inconforme, pero aun así acepto comer de lo que le había ofrecido. Y, aprovechando que no había clientes en ese momento, que el hombre había desaparecido por mucho tiempo y que había regresado con una joya de tanto valor, provocó que Genevieve decidiera una vez más indagar sobre su vida, sin embargo, él una vez más se negó a hablar de él. Así que, para no hacer incómodo el momento, la mujer comenzó a contarle lo que había sucedido en los meses que no se vieron.
Genevieve le contó de sus nuevos clientes, de la salud de sus padres, sobre que tenía una casa nueva y las nuevas recetas que tenía para los pastelillos de su restaurante. El hombre la escuchaba atentamente y soltaba de vez en cuando comentarios a lo que decía la mujer, pero, de nuevo, la incomodidad invadía a la pelinegra y el saber que un hombre que muy apenas sabía de él supiera tanto de ella, la hizo sentir una mujer tan tonta en confiar tan fácil en las personas.
Así que, nuevamente Genevieve le pidió a Remus que él contará algo sobre su vida. Y después de muchas veces en pedírselo, el hombre aceptó y comenzó a contarle sobre él: fue entonces que Genevieve descubrió la edad del hombre, que él estaba desempleado y que le era muy difícil conseguir empleo por una condición que padecía y que prefería no contarle, pues temía que ella también se alejara de él. Y aunque la mujer le aseguró que no lo haría, el hombre, aun así, no quiso hablarle sobre su condición.
Remus también le habló que, al parecer pronto tendría un nuevo empleo y que estaba ansioso de ello. Le comentó también que él venía de un lugar diferente a esta ciudad, y que le gustaría llevarla con él. También le confesó que, desde que la conoció, le recordó mucho a sus amigos del instituto, que fueron muy amables con él a pesar de saber su oscuro secreto.
Eso intrigó a la mujer, pero ante no querer incomodarlo, sólo le agradeció por hablar más sobre él. Después de eso, Remus se retiró, dejándole a la mujer un gran sabor en la boca al saber y conocer más a aquel hombre, que, cada vez más le aseguraba que era una persona interesante y brillante que sólo le gustaba ocultarse en las sombras.
En Hogwarts, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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