vol 4. 🎸Una chica🎸
El camino de regreso al edificio fue un poco más complicado. La lluvia había atrapado a Max a mitad del camino por lo que al llegar ya estaba completamente empapado, además de hambriento y con frío.
— Tranquilo Max, solo fue un mal día, no es una mala vida — se dijo a si mismo
Justo cuando se estaba dando ánimos los gritos del encargado del edificio se hicieron saber.
— ¡Señor Goof! No es adecuado que entre con sus zapatos enlodados al edificio.
— Mucho menos adecuado sería quedarme afuera con la lluvia — respondió un poco de mal humor
— Eso debió pensar antes de salir con esta lluvia — respondió el hombre gruñón
— Váyase al carajo — respondió en un murmullos y subió las escaleras hasta su departamento. Si, el elevador no funcionaba.
Apunto de llegar a su piso se topo con una chica que iba hacia abajo de camino a la lavandería con una canasta de ropa en las manos chocando ambos en el proceso.
— ¡Ou! Lo siento tanto, con esto en las manos casi no veo lo que tengo en frente.
— No te preocupes — respondió Max sonriente de ver a la linda chica
No parecía ser más mayor que él, tenía un cuerpo delgado, un corto cabello castaño y una piel muy clara.
— Creo que no te había visto antes — comento ella mirándolo con detenimiento
— S soy nuevo de hecho... Llegué apenas ayer.
— Ou, bueno eso lo explica — dijo sonriendole — ¿Cómo te llamas?
— Mi ¿Mi nombre?... Ammm yo, me llamo Max Goof — respondió con un poco de nerviosismo
— Un gusto Max Goof, mi nombre es Mona
— ¿Mona? Vaya... Que nombre tan mono — comento con una sonrisa
— Ese es lo peor que pudiste haber dicho Max — pensó el muchacho para si mismo
Aunque, para su sorpresa, la chica comenzó a reír risueña, tal parece que no le había desagradado su comentario.
— ¿Quieres que te ayude? — Preguntó el moreno alzando los brazos hacia la canasta
— Gracias pero creo que lo mejor es que vayas a cambiarte y darte un baño. Podrías enfermarte — respondió la castaña con amabilidad — pero si quieres podemos vernos al rato.
Max estaba apunto de negarse apenado por la situación cuando su estómago respondió por él rugiendo un poco, el chico no había probado bocado en todo el día.
— Bueno — ríe un poco — Te invito a cenar a mi casa, está en el 115, en el piso arriba de este.
— B bueno, creo que si te tomaré la palabra, me caería bien comer algo — respondió con una risa apenada
— Bien, ve a las 08:00 — guiñandole un ojo la chica siguió su camino bajando hacia la lavandería.
Max suspiro de alegría y se apresuró a darse un baño y ponerse mejor ropa.
Luego de prepararse el chico escucho como si teléfono comenzó a sonar. Tomando de una pequeña mesa que estaba junto a su cama respondió viendo en la pantalla que se trataba de Bobby.
— Hola Bobby ¿Qué tal todo?
— Todo bien ami i go ¿Qué tal tu entrevista?
Suspirando con pesadez y llevando su mano al cuello con estrés respondió con desgana.
— Terrible, me dijeron que no querían a un novato.
— Hablando de novato ¿A qué no sabes que paso?
— ¿Qué? — preguntó recostando se en su cama
— Bradley se cambió de universidad.
— ¿Qué? — preguntó confundido — ¿Y eso por qué?
— Nadie sabe, fuimos a inscribirnos para los juegos extremos y nos dimos cuenta de que los gammas no entraron. Fuimos a preguntarles y nos dijeron que en la mañana su habitación estaba vacía y que solo había dejado una nota diciendo que tenía que seguir sus estudios en otro lado.
— Eso es muy extraño, Bradley no abandonaría los juegos extremos. Quién sabe que habrá pasado. Pero bueno, yo te tengo una noticia mejor.
— ¿A si? ¿Y cuál es?
Max se levantó de la cama y camino hasta la ventana recargandose en ella para mirar la ciudad iluminada por sus luces al llegar la noche.
— ¿Esta Pj contigo?
— No, se fue a una clase de culturismo con su novia.
— Mmmm, bueno entonces tendrás que decirle tu. Conocí a una chica.
— ¿Una chica? WOW hermano, esas si son buenas noti cias ¿Y es linda?
— Mucho, es castaña, con el cabello corta, un cuerpo muy delgado y tiene una piel muy blanca.
Bobby se quedó pensando unos segundos. ¿Cabello castaño? ¿Cuerpo muy delgado y piel muy blanca?
— Hermano ¿No te habrás encontrado con el Cremanata?
Max por un segundo se imagino la escena. Luego sacudió su cabeza volviendo a la realidad.
— ¡No! Es una chica, se llama mona.
— Vaya, lindo no om bre.
— Si y al rato iré a su departamento, me invitó a cenar.
— amigo tu si que eres veloz — dijo Bobby entre risas imaginando un escenario algo travieso
— ¡¿Qué?! ¡No! No se trata de eso, solo vamos a cenar. Y la verdad si lo necesito, me muero de hambre. No comí nada en todo el día.
— ¿Y eso?
— Pues no he tenido suerte Bobby, aunque de hecho llame la atención de otra banda. Pero no se ve que sea muy buena.
— Te voy a decir algo y creo que va a sonar muy a Pj. No quieras acelerar cuando vas en bici, vas empezando y lo mejor para ti es que tomes cualquier oportunidad. Por más pequeña que se e ea.
Max suspiro y saco la tarjeta del bolsillo de su pantalón mojado. Afortunadamente seguía intacta, lo que le servía como señal para saber que Bobby tenía razón.
— Si es cierto, gracias Bobby. Hablar con ustedes siempre me hace ver las cosas más claras ¿Hablamos mañana?
— Claro y suerte con la nena — respondió entre risas burlonas
Max rodo los ojos y riendo un poco colgó la llamada.
Minutos después fue al departamento de la chica. Luego de dudar unos segundos tocó la puerta y al poco tiempo ella le abrió.
— ¡Ou! Hola, creí que no vendrías, pasa.
La chica se hizo aún lado y el pelinegro entró con las manos ocultas en su chaqueta. La decoración el de cualquier joven con gusto urbano independiente. No había muchos muebles pero a juzgar por los cuadros con retratos de algunas estrellas de rock, un tocadiscos en la sala con sillones de cuero negro y la poca iluminación daba aquella imagen. Claro que si fuera de un chico ese tipo de departamento también habría basura tirada por todos lados y algo de desastre más.
— Wow, tu departamento está increíble.
La chica no dijo nada pero si le sonrió. Cerrando la puerta camino a la cocina.
— Espero que te guste la lasaña — dijo en voz alta desde ahí
— Me encanta — respondió quitándose la chaqueta y dejándola aún lado.
Cuando Max dirigió su mirada hacia la cocina donde estaba ella, noto justo el momento el que se agachó para tomar la lasaña del horno teniendo una buena vista de aquel acto. Mordiéndose un poco los labios decidió desviar la mirada hacia otro lado para no terminar pensando en cosas que no debía.
— ¿Y por qué decidiste mudarte aquí? — Preguntó mona mientras comenzaba a servir los platos
— Bueno...
Max se tomó su tiempo para responder, volviendo a dirigir su mirada a ella presto atención a su vestimenta. Una blusa de tirantes más pequeña de lo que se debía y unos shorts de mezclilla de un azul oscuro. Esto dejaba ver muy bien sus delgadas piernas y un poco la parte del busto. Max al instante supo que no era correcto que su mente estuviera pensando de esa manera por lo que sus nervios crecieron y sus ojos se fueron al suelo, a la mesa, a la pared y a cualquier otro lado que no fuera a ella.
— Vine aquí por qué... Quiero dedicarme a la música y bueno... Ya era hora de que me independizara creo... ¿Hace calor aquí? Tengo mucho calor — Levantándose camino hacia las ventanas con intención de abrir una
— Lo siento, las ventanas no sirven.
Tratando de abrirla se dio cuenta de que, en efecto, tenía razón.
— Este edificio es horrible, lástima que no hay muchas opciones alrededor.
— Si...
Max volvió al sofá y al poco tiempo mona se sentó a su lado sirviendo los dos platos en la mesa de café que estaba en frente.
— Lamento que comamos aquí pero como vez no hay presupuesto para un comedor — comento riendo un poco apenada.
— No te preocupes.
Ambos comenzaron a comer y mona siguió la conversación.
— Así que quieres dedicarte a la música ¿Tocas algún instrumento? — preguntó la castaña con curiosidad
— La guitarra — respondió Max aún con la boca llena y el rostro un tanto sucio de salsa de tomate
— vaya — dijo riendo de forma suave — si que tenías hambre
Avergonzado por el comentario solo puede tomar una servilleta y limpiarse
— Lo siento... — dijo apenado
— No te preocupes — notando que aún le quedaba una pequeña mancha tomo otra servilleta y se acercó a él
— Creo que te faltó una parte
Estando muy cerca de él Max sintió enloquecerse. No sabía que hacer ni cómo actuar. Sus manos temblorosas se aferraron al sillón para evitar evidenciar su sentir.
Cuando la chica termino su acción se reincorporo y noto al chico nervioso y bastante sonrojado.
— ¿Estás bien? — preguntó preocupada
— S si — tartamudeo jugando un poco con el cuello de su camisa
— Lamento si te incomode, creo que si me tomé mucha libertad — dijo apenada
— ¡No! No, perdoname. Creo que soy yo el que actúa como un tonto.
— ¿Un tonto?
— Si, no se que está pasándome. Digo, nos acabamos de conocer hace apenas unas horas, tu solo tratas de ser amable y yo...
Antes de que el chico pudiera seguir hablando fue interrumpido por un beso. Un beso sin mucho movimiento, pero si uno largo e intenso. Max al principio se quedó congelado pero conforme pasaba los segundos dejo que las cosas continuarán como quisieran continuar, sus manos fueron a la espalda de la chica y el beso entonces comenzó a ser correspondido.
Cada vez se hacía más y más intenso, no sabía porque pero sus instintos mismos hablaban por si solos. Su cuerpo actuaba solo y tal parecía que ella pasaba por lo mismo.
Apenas sus manos comenzaban a moverse escucho su teléfono sonar. Ambos se separaron y miraron la chaqueta, está tenía el dispositivo en el bolsillo y se alcanzaba a notar su brillo y vibración desde allí.
— Lo lamento en serio — dijo Max apenado alcanzando el dispositivo extendiendo su mano
— No perdón yo... Iré a llevar los platos sucios a la cocina — apenada tomo ambos platos y se fue
Max suspiro con pesadez y tomando su teléfono y saliendo del departamento respondió.
— Bobby te dije que hablábamos mañana — se quejo de mala gana
— Max... ¿Tienes un minuto? Necesito hablar contigo.
— ¿Bradley...?
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