Esposo y amante
Primeras horas de la mañana y el departamento de policía estaba preparandose para otro interrogatorio, más exactos, para el que sería el segundo sospechoso en el caso Di'Rose.
—Hans Westergard, ahora viudo. Él y Di'Rose llevaban casados tres años —Wilde le entregó el informe.
—Se veían bastante felices... —musita Hopps mirando las fotos de la carpeta.
—Aparentemente, hablé con algunos amigos cercanos de ambos, más de uno mencionó que parecían tener problemas. Las amistades de Aurora comentaron que ella les mencionó que Westergard se había vuelto muy celoso y controlador, eso ya había comenzado a molestarle.
—¿Averiguaste algo sobre el supuesto amante de Aurora?
—Nada, aparentemente nadje creía que Aurora pudiera ser capaz de ser infiel, bueno, nadie exepto Westergard. —comenta. Wilde le mostró otro informe a Hopps.
—¿A qué te refieres, Nick? —cuestiona, por fin abrió el documento.
—Gracias a mi encanto descubrí que Westergard contrató un detective privado una semana antes del asesinato. —responde orgulloso. Hopps frunce el ceño.
—Eso no nos dice nada, pudo haber tenido problemas con terceros, la familia de Di'Rose era bastante codiciada, en especial Aurora.
—Lo mismo pensé, no tenía ningún fundamento hasta que me topé con el nombre del detective entre la lista de los sospechosos, él también estaba en el perímetro ese día. ¿Por qué otra razón lo estaría si no era para vigilar a Di'Rose? —inquiere con una ceja alzada, Hopps lo pensó por un momento.
—¿Está ya aquí?— Wilde asiente. La peligris se levanto del escritorio tomando la carpeta y el blog de notas que usaba para el caso; se dirigió a la sala de interrogaciones.
—Señor Westergard —habla para después cerrar la puerta tras de ella, el hombre levanta la vista. Se miraba bastante mal; tenía ojeras y el rostro demacrado, se notaba bastante más pálido y podrías apostar a qué no había dormido en días. Al igual que Honey Lemon, él estaba vuelto un desastre.
—Detective Hopps —responde, la susodicha se sento en la silla frente a él, sin duda se mostraba que la estaba pasando bastante mal. No había que ser un genio para ello.
—Sé que esto es difícil para usted pero es procedimiento, debo hacerle unas preguntas. ¿Tiene algún inconveniente con ello? —pregunta con tacto a lo que el hombre asintió.
—Está bien... Solo apresúrese, por favor... —pide apretando sus manos la una con la otra, algo que llamó la atención d ella detective. Estaba ansioso y se notaba por el constante movimiento de sus manos, sus zapatos golpeteaban rápido pero silenciosamente el suelo, se podría decir que estar en la comisaría lo ponía nervioso. Aunque si bien, también podría deberse a que estaba algo paranoico, algo de esperarse, pues si la persona que mató a su esposa estaba tras la familia, nada le aseguraba que estaba a salvo, incluso en la comisaría.
—Señor Westergard, ¿Qué le pasó en la mano? —pregunta señalando el vendaje. Hans cerró el puño y bajo la mirada.
—Fue un accidente, no es nada importante. —Hopps no sabía si creerle, pero decidió cambiar el tema a las preguntas que realmente eran de interés.
—De acuerdo —procedio a abrir el expediente —¿Dónde estaba entre de las once PM y las doce AM del diecisiete? —pregunta con bolígrafo en mano.
—Salí del hotel a eso de las once treinta, no lo recuerdo muy bien, pero no fue mucho tiempo, volví al menos treinta minutos después. —responde sin mirarle a los ojos. La detective entre cerro la mirada.
—¿Cómo era su relación con su esposa los días previos al incidente? —pregunta monótona.
—Estaba bien... —susurra —Estábamos bien, todo era normal, al menos eso parecía.—musita.
—Hay testigos que dicen que su relación no iba tan bien como creía. Peleó con Di'Rose esa noche, ¿o no? —cuestiona con seguridad. El cuerpo del pelirrojo se tensó, sacando una sonrisa triunfante en Hopps.
—Yo... como... ¿Por qué piensa eso?— pregunta aún con la mirada baja.
—Es malo mintiendo, señor Westergard, pese a que su aspecto demacrado demuestra que la ha pasado mal, no me ha mirado a los ojos desde que comenzamos. Sus manos y pies no han parado de moverse, el vaso está vacío desde antes que yo entrara a la sala. Algo me dice que me dice que padece de ansiedad y estar en esta situación lo pone nervioso, si bien, podría tratarse solo se su falta de sueño y posible paranoia por el trauma, también podría ser que hay algo que usted no quiere que yo sepa. ¿Qué es lo que trata de ocultar, Señor Westergard? ¿Qué podría ser tan malo como para ponerlo en ese estado? —le mira entornando la mirada. El pelinaranja se tensó una vez más, en su frente se distinguían las gotas brillosas de sudor a causa de los nervios. Tragó duro. Hopps lo miraba atenta, esperando cualquier titubeo, una contradicción o algo que revelara algo de interés.
El ambiente era tenso, aunque Hopps demostraba mucha seguridad la verdad era que tampoco podía afirmar nada. En la mayoría de los asesinatos el culpable principal es la pareja de la víctima, y eso lo sabían bien tanto Hopps como Westergard.
El hombre podía pasar fácil como una gelatina en esos momentos, sentía demasiado calor y de pronto el cuello de la camiseta le apretaba, pasó saliva con dificultad y abrió un poco sus labios, estaba apunto de hablar y Juddy esperaba ansiosa lo que tenia para decir.
—Yo... —Hopps le mira fijamente en espera de escuchar lo que tenía que decir.
—Hopps —interrumpe. Tenía una mirada algo preocupante, no quería entrar e Interrumpir pero la situación lo ameritaba —. Tenemos un problema. —la detective maldijo internamente y apretó el agarre de su bolígrafo como señal de molestia.
—¿Es importante? —inquiere sin dejar de mirar a Westergard.
—Te necesitamos —insiste.
—De a cuerdo —farfulla para después cerrar el folio y levantarse de su silla —. Usted y yo no hemos terminado, Señor Westergard. Puede irse —el nombrado anteriormente se levanta y camina a la puerta, para un segundo antes de salir al escuchar a Hopps caminar hacia él —Descubriré qué es lo que me esconde —susurra cerca de él a lo que Westergard se tensa, de igual manera siguió su camino, ésta vez, con la mirada baja y el corazón en la mano.
Hopps siguió con la mirada al pelirrojo hasta que inevitablemente lo perdió al él salir del edificio. Se quedó en silencio un par de segundos hasta que su compañero le habló.
—Juddy, hay que irnos —llama su atención, la mujer asintió para después caminar junto a él.
—¿Cuál es la situación? —pregunta algo irritada.
—Te explico en el camino, lo entenderás cuando lleguemos. —responde Wilde sin mirarla y sin detener su andar. Hopps cambió su semblante, sabía que de nada bueno se trataba.
Al llegar al lugar al que Nick la llevó, no se sorprendió al ver de qué se trataba y a qué se refería Wild con decir que lo entendería cuando lo viera. Una vez más, las calles se encontraban cerradas con varías patrullas y policías cordonando el área. Ésta vez era a plena luz del día.
—Demonios —maldice por lo bajo al ver la escena.
—GoGo Tomago, asistente personal de Di'Rose, y dicho sea de paso, una de las sospechosas. —responde Nick entregándole un nuevo folder con información de la ahora víctima. —¿Por qué le harían esto? ¿Por qué a ella? —murmura con el celo fruncido. Lo poco que había interactuando con la ahora víctima, le había parecido que no era una mala persona, solo alguien que estaba en los daños colaterales de la siniestra primera víctima. Aunque nunca se sabe quién es realmente inocente.
—Algo me dice que Tomago sabía algo. —comenta Hopps despues de observae un rato la escena.
—¿Por qué? —cuestiona su compañero.
—No hay bolso y aparentemente tampoco celular, una asistente nunca sale sin su teléfono. Está cerca a la entrada pero no murió aquí, la arrastraron hasta acá, muy cerca de la puerta. Arriesgándome a estar equivocada puedo decir que es una metáfora; muy cerca de la verdad. —murmura lo último.
—¿Estás segura, Hopps? —inquiere Wilde.
—¿Por qué otra razón se convertiría en un blanco? Era la asistente de Di'Rose, junto a ella 24/7. Nada pasaba en la vida de Aurora sin que Tomago lo supiera. La asistente de cualquiera es como su diario en carne y hueso... Ella sabía algo que comprometía la identidad del asesino —responde segura —. Necesito cámaras de vigilancia de todo el perímetro, un nuevo listado de sospechosos y una comparativa con ambas listas. El asesino debe ser alguien que esté en ambos asesinatos —ordena —Hay que apresurarse, las primeras 24 horas serán usadas para plantear coartadas y borrar evidencia. Si fue el mismo sujeto, no hay mucha evidencia a rescatar.
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