XV. "Estoy aquí, perra."



[ ¡recomiendo que el video lo vean después de leer el capítulo ya que contiene spoilers! ]


( y espero que comenten mucho por la cantidad de lágrimas que derramé escribiéndolo )



























Maya y Stiles se encontraban sentados en la cama de Scott, mientras Melissa revisaba sus signos vitales para tener una garantía de que eran ellos realmente. Y para su suerte, todo parecía estar normal.

— Bueno, clínicamente parecen estar bien— les dijo—. Definitivamente, son personas reales.

— Está bien, somos reales— contestó Stiles al ver que Maya no dejaba de ver hacia el vacío—. Pero, ¿somos realmente nosotros?

Melissa no respondió mientras Scott entraba a la habitación para avisarles que la madre de Kira se encontraba abajo para hacerles la prueba final. El morocho trató de sujetar el brazo de Maya para ayudarla a levantarse, pero ésta se asustó por su toque, sorprendiéndolos a todos. Al caer en cuenta de su reacción, se achicó en su lugar.

— P-Perdón, yo...— trató de disculparse por su repentina acción sin tener éxito, los gritos de todas las personas a las que habían asesinado se reproducían en su cabeza una y otra vez.

— Está bien— intentó calmarla su mejor amigo volviendo a acercar su mano, la cual finalmente logró enredarse en su pequeño brazo—. Está bien, te tengo.

Scott la ayudó a levantarse, al igual que Stiles, y juntos bajaron a su encuentro con la madre de Kira.

— ¿Me reconocen? — preguntó ésta al verlos llegar.

Ambos asintieron preparándose para lo que estaba por venir. Los Oni comenzaron a aparecerse, provocando un temblor en Maya. Stiles sujetó su mano dispuesto a enfrentar esto juntos.

Los Oni los sujetaron haciendo que aquel frío los recorriera por todo el cuerpo, terminando con sus cuerpos en el suelo y un cinco inverso detrás de sus orejas.

— Funcionó— dijo Scott.

— Así que, ¿somos realmente nosotros? — preguntó Stiles mientras trataba de levantarse, a diferencia de Maya, la cual aún seguía en el suelo.

— Más ustedes que los Nogitsunes.

— ¿Pueden los Onis encontrarlos?

— Mañana por la noche, amanecerá pronto.

— ¿Pueden matarlos?

— Depende de lo fuerte que sean.

— ¿Y Lydia? ¿Por qué se la llevarían? — siguió Scott.

— Solo se la llevarían como una ventaja.

— ¿Quieres decir por poder?

— El poder de una Banshee.

La madre de Kira se fue dejando a Maya congelada y con ganas de vomitar mientras un profundo dolor corría por todo su cuerpo, no solo el que el Nogitsune le había dejado, sino también el inmenso dolor de haber lastimado a sus amigos, a su familia. Aquellas memorias no dejarían la mente de Maya por un largo rato y lo que necesitaba ahora era acabar con su tormento, y tal vez lo que necesitaba era a su padre para que le dijera que todo estaría bien.

Melissa la ayudó a levantarse para guiarla al sofá para que durmiera, de ese modo podría recomponerse, mientras Stiles y Scott iban a ver al padre del primero. Necesitaban encontrar a Lydia cuanto antes.






[...]

Maya despertó completamente asustada, su vista se encontraba nublada recordándole a sus ataques de presión baja antes de transformarse. Intentó levantarse, pero unos brazos la sujetaron antes de caer, volviéndola a sentar en el sofá. Cuando su vista comenzó a recuperarse pudo notar unos rulos castaños y unos ojos verdes que la miraban preocupados.

— Tranquila, Maya. Estoy aquí.

— ¿Aspen? — preguntó ésta confundida, aún más cuando notó que el largo cabello de su Guardián ahora se encontraba corto— ¿Qué haces aquí?

— Te cuido, es lo que debo hacer, ¿recuerdas? — se burló tratando de darle una pequeña sonrisa tranquilizadora.

— ¿Qué pasó con tu cabello?

— Me lo cortaron.

— ¿Quienes?

— Un Aquelarre de Argentina.

Maya no podía estar más confundida.

— ¿Argentina? P-Pero...— tartamudeó—. ¿Cuándo...?

Aspen suspiró.

— Deaton me envió cuando Stiles y tú se encontraban bajo el poder de los Nogitsunes, allá me ayudaron a controlar mis poderes— comenzó a explicarle—. ¡Prácticamente ya puedo controlar casi todos los elementos!

Ante la emoción de Aspen, Maya sonrió falsamente no queriendo que este se sintiera mal, pero la realidad era que Maya aún se sentía fatal.

— ¿Casi?

— Oh sí— se rió—. El agua no es un elemento fácil de dominar.

— Entonces, si no terminaste de controlarlos... ¿Qué haces aquí, Aspen?

— Pude sentir que estabas en peligro— contestó, pero luego de ver que Maya levantaba sus cejas refiriéndose a cuando ella no lo estaba, continuó—. Mucho más que de costumbre, querida. Vine tan rápido como pude.

— Me alegra que estés aquí, pero cada vez todo se está volviendo más difícil.

— Lo sé, pero es mi deber protegerte.

La castaña no podía dejar de pensar que todo era su culpa, era su culpa ser tan débil y que todo esto estuviera sucediendo. Era su culpa por no poder proteger a Stiles cuando tuvo la oportunidad, lo que desencadenó todo.

Ella sabía que Aspen no podría aceptarlo, que fallaría como Guardián, pero si ella debía morir para que todo terminara.

Estaba dispuesta a hacerlo.






[...]

Scott entró a su casa junto a Stiles y Meredith a quien finalmente habían encontrado en la escuela, encontrándose con su padre junto a Maya, Aspen e Isaac quién había aparecido segundos antes de que el padre de Scott entrara a la casa.

— ¿Qué haces aquí? — le preguntó.

— Podría preguntarte lo mismo— contestó al ver la cantidad de adolescentes en la habitación.

— Tiempo libre, estamos haciendo estudio en grupo— habló Stiles rápidamente.

— ¿Quién es ella? — continuó refiriéndose a Meredith.

— Es mi novia— respondió sin pensar provocando que Maya abriera los ojos a más no poder.

— Creí que estabas con Maya.

— Yo también lo creía, Señor McCall— gruñó la castaña, enojada de que Stiles hubiera creado tal pretexto.

— Es mi nueva novia.

— No eres mi tipo— le respondió Meredith antes de mirar a Maya—. Ella es mi tipo.

— Espera ¿qué? — los detuvo la castaña—. ¿Qué quieres decir con nueva novia?

— Él también lo es— continuó la extraña chica esta vez mirando a Isaac, haciendo que Aspen también abriera sus ojos como Maya había hecho anteriormente.

— Aparentemente tenemos mucho de qué hablar, deberíamos hacerlo arriba— terminó Stiles indicándoles con la mirada al resto que lo siguieran dejando a Scott y su padre solos.

El grupo fue a la habitación de Scott, entre golpes hacia Stiles por parte de la chica. Quien acabó por girarse hacia ella desesperado cuando todos ya se encontraban dentro.

— Para, ahora eso sí duele— dijo luego del último golpe que, en vez de ser como los anteriores con las palmas abiertas, fue con su puño cerrado.

— No te quejes, tienes suerte de que no tenga mi fuerza de lobo ahora.

Stiles suspiró para luego asentir aceptando el enojo de su verdadera novia, para tener su total atención en Meredith. Pasaron varios minutos tratando de que la extraña muchacha supiera de quién hablaban.

— ¿Lydia, la chica pelirroja? — les preguntó.

— ¡Sí, sí! — festejó Stiles—. Progreso, ahora, solo debes decirnos dónde está.

— Esta bien, si ella me lo dice.

— ¿Si ella te lo dice? — le preguntó Maya.

— ¿Puedes preguntarle? — siguió Aspen.

— Ya lo hice.

— Perfecto, ¿qué dijo?

— Dijo que no quieren que la encuentren.

El grupo se miró sabiendo que sería más difícil de lo que creían, Isaac los apartó a todos para poder hablar sin que Meredith los escuchara mientras trataba de convencerlos de, prácticamente, torturarla para obtener la información.

— Sólo decía...

— No vamos a torturarla— lo detuvo Stiles.

— Creo que Isaac se refería a asustarla— habló Aspen.

— ¡Eso es tortura psicológica, lechuza! — estalló el castaño aun manteniendo la voz baja.

Maya bufó antes de hablar.

— Ella escucha cosas como Lydia, ¿creen que pueda ser una Banshee?

— Podemos intentarlo— aceptó antes de acercarse nuevamente—. Bien, necesitamos que te concentres en los sonidos de tu alrededor, sólo concéntrate en el silencio.

— Escucha el silencio— siguió Isaac mientras Meredith asentía.

— Concéntrate en el silencio.

— Escucha el...

— ¿Puedes dejar de hacer eco, Isaac? — lo interrumpió Maya—. Se está volviendo molesto.

— Gracias, amor— le agradeció Stiles—. Tengo más experiencia con las Banshees.

— Sí, y con pacientes psiquiátricos— el rubio se defendió molesto luego de escuchar la palabra "amor".

— ¿Nadie va a atender?

— ¿Atender qué? — le preguntó Maya.

— El teléfono.

— ¿Qué teléfono?

Al comprender, Maya le sacó el celular de las manos de Stiles para luego simular una conversación para pasárselo a Meredith. La muchacha lo tomó ubicándolo en su oreja para segundos después devolverlo.

— Dicen Coup de foudre.

— ¿Qué idioma es ese? — preguntó Stiles.

— Es francés— interrumpió Scott.






[...]

Los cinco se encontraban en el Jeep de Stiles dirigiéndose a rescatar a Lydia, Maya se encontraba en el asiento delantero mientras jugaba con sus manos sin poder detenerse, tenía un mal presentimiento.

— Bueno, lo diré— dijo Isaac rompiendo el silencio y ganándose malas miradas de Scott y Aspen—. Parece que están muriendo. Están pálidos, delgados y parece que se están poniendo peor. Y cuando encontremos a sus versiones malvadas, ¿estarán fortaleciéndose?

— ¿Qué pasa si salen heridos? — siguió Scott.

— ¿Quieres decir que, si él muere, yo muero? — sugirió Stiles no queriendo pensar en que lo mismo podría ocurrirle a Maya y martirizándose por lo que el Nogitsune le hizo hacer en Eichen House, aquella traición que nunca se perdonaría por no poder detener—. No me importa, con tal de que nadie muera por mi culpa. Recuerdo todo lo que hice, recuerdo clavarte la espada, recuerdo retorcerla.

— No eras tú, no eran ustedes.

— Sí, pero lo recuerdo— suspiró—. Deben prometerme, que no dejen que nadie salga herido por mi culpa. Que, si deben elegir entre Maya y yo, salven a Maya.

El auto quedó en silencio esperando la reacción de la chica, quien no había dejado salir ni una palabra de su boca. Pero interiormente ella pensaba lo mismo que Stiles, si debían elegir entre ellos dos. Ellos debían salvar a Stiles y Isaac quien no apartaba la mirada de ella, lo sabía perfectamente.

Finalmente, arribaron encontrándose con Kira y Allison, ésta última corrió hacia Maya para abrazarla con miedo de perderla nuevamente. Al separarse miraron a Scott en busca de la orden del Alfa.

— Hemos hecho esto antes— habló tratando de tranquilizar a su manada—. Hace un par de semanas estábamos así y salvamos a Malia, ¿recuerdan?

Todos asintieron.

» Una completa desconocida. Esta vez es Lydia. «

— Vine a salvar a mis mejores amigas— dijo Allison sosteniendo la mano de su prima.

— Y yo a los míos.

— Yo no tenía ganas de hacer la tarea— dijo Isaac tratando de aligerar el ambiente, pero la verdad era que venía a salvar a aquella chica que no podía sacarse de la cabeza, aunque lo intentara.

Mientras Scott y Stiles se dirigían a buscar a Lydia, el resto fue a enfrentarse a su enemigo.

— Kira, da la vuelta y vete a casa— dijo su madre al verlos llegar—. Llévate a tus amigos contigo.

Ignorándola, Allison preparó su arco, al igual que Maya su ballesta, la cual su prima le había entregado segundos atrás.

— No puedo— le contestó Kira—. Cuando miré el juego, me di cuenta contra quién estaba jugando realmente. Tú.

— Haz que se retiren— le ordenó Aspen preparado para lanzar una bola de fuego, si era necesario.

— ¿Creen que pueden llevárselos vivos? ¿Creen que pueden salvarlos?

— ¿Y si podemos?

— Intenté algo así hace setenta años, sus amigos se fueron.

— ¿Estás segura? — preguntó Maya—. Estoy aquí, perra.

Kira ignoró el último comentario antes de continuar.

— Tal vez ninguno de ellos tenga que morir.

— Ahora veo que ya no soy el zorro, Kira. Tú lo eres— los Oni se pusieron en posición de lucha antes de desaparecer—. Pero los Nogitsunes aún son mis demonios para enterrar.

Todos se encontraban atentos, preparados para atacar si la situación lo ameritaba. Pero de repente la mirada de la madre de Kira pasó de confiada a sorprendida, antes de abrir su mano donde la luciérnaga había muerto y desaparecido.

— ¿Qué significa? — preguntó Isaac algo asustado.

— Significa que ha habido un cambio de dueño— la voz de Stiles habló detrás de ellos haciéndolos girar, pero ese no era Stiles—. Ahora nos pertenecen a nosotros.






[...]

Garras, colmillos, flechas, fuego, katana. Sus únicas armas para la batalla que acababa de comenzar, tratando de no morir en manos de los Onis, mientras los Nogitsunes miraban todo con felicidad pura.

Maya peleaba codo a codo con Aspen, quien intentaba lo más posible en que no se acercaran demasiado a ella, pero cada flecha que disparaba eran partidas en dos. A pesar de sus intentos por seguir luchando, Maya se sentía cada vez más débil como si su vida fuera absorbida poco a poco, y al mirar la enorme sonrisa de su "gemela malvada" lo comprendió.

— ¿Cómo los detenemos? — preguntó Isaac luego de salvar a Maya de ser cortada por una de sus espadas, aunque había llegado a cortarle uno de sus pómulos.

— ¡No pueden! — gritó la mamá de Kira justo cuando el rubio fue cortado en el estómago

— ¡ISAAC! — exclamaron las Argent, sin embargo, el Oni seguía cortándolo sin piedad.

Maya cayó a un lado de Isaac, no solo por ayudarlo, sino también porque sus piernas ya no respondían.

Con la última flecha que le quedaba, Allison disparó y para sorpresa de todos el Oni se desvaneció luego de irradiar una intensa luz amarilla verdosa. Los Nogitsunes se pusieron serios antes de dar la orden y ahí fue cuando el mundo de Maya cayó.

La espada atravesó el cuerpo de Allison haciendo el sonido más horripilante que alguna vez haya escuchado, su sangre se esparcía por las paredes mientras que su vida iba desapareciendo.

¡ALLISON!

Su cuerpo comenzó a caer al vació, pero fue sostenido por Scott antes de que tocara el suelo. Sin poder contener las lágrimas, y sin intención de retenerlas, Maya no pudo evitar pensar en todos sus momentos juntas, como habían sido completas desconocidas para terminar siendo familia y alguien con quien la otra podía contar siempre.

"Está bien, estoy en los brazos de mi primer amor."

Y con esa frase, Maya terminó de romperse. Allison no lo merecía, no merecía morir por su culpa, no después de todo lo que había hecho por ella. No iba a quedarse de brazos cruzados, esto terminaría ahora.

Y sin que la mano de Isaac pudiera sujetarla, sin escuchar las negaciones de Aspen y sin escuchar el grito de su nombre por parte de Scott. Corrió.

Corrió sin importarle su debilidad, corrió por todo el sufrimiento que les había causado a sus amigos, corrió por su familia. Corrió por Allison.

Saltó sobre los Nogitsunes dispuesta a pelear, pero el mismo Oni que se había llevado la vida de Allison, se plantó frente a ella.

Scott no pudo hacer nada, Isaac no pudo hacer nada, Aspen no pudo hacer nada. Pero ellos lo vieron todo.

Vieron como la espada la atravesaba de la misma forma.

Vieron las sonrisas triunfantes de los Nogitsunes.

Vieron cómo su sangre corría por su boca.

Y vieron cómo caía.

Rompiendo sus corazones y llevándoselos junto a ella.

Con suerte, hacia el cielo.

https://youtu.be/6AYjvBNupd4

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