²⁸: ᶜᵘᵃᵈʳᵒˢ.

En aquel castillo en ruinas, que permanecía habitado por una sola persona desde hace varios años, se acercaban Rachel y Jake con un paso seguro, pero a la vez dudoso porque no sabían cuál sería la reacción que daría el hombre de manos de tijeras cuando estos llegaran allá.

El corazón de la pareja latía con rapidez, ya que la criatura la cual iban a visitar, nunca antes le habían dirigido la palabra, pues nunca se habían atrevido a hacerlo, pero, ahora que Lilith ya no se encontraba con vida, ambos creían que Edward necesitaba nuevos amigos, y que mejor que aquella pareja que fueron cercanos alguna vez a las personas más queridas por la criatura, pues ellos eran: la bisnieta de Kim y el amigo de Lilith. Y cuando ambos llegaron al lugar y encontraron al joven sentado frente a su castillo con la mirada perdida, caminaron hacia él con duda, mientras observaban el lugar con curiosidad y sorpresa, al darse cuenta que este permanecía tan descuidado y sin vida. Y, al momento en que Edward levantó la mirada para observarlos, ellos dejaron de caminar hacia él, temiendo de su reacción, pero aquel hombre de tijeras sólo se levantó y caminó hacia ellos, acortando la distancia que había y los miró sin pestañar con la preocupación reflejada en su rostro.

—¿Dónde está Lilith?

Sus palabras habían sonado como un susurro que fue muy difícil de procesar para la pareja; ya que, ellos ante una pelea en el auto, accidentalmente habían arrollado a Lilith, lo cual, para no meterse en líos, huyeron del lugar.

Por eso, ambos estaban en aquel lugar, arrepentidos del trágico suceso. Y más cuando descubrieron que la persona que le habían quitado la vida, era una persona la cual, había regresado al pueblo por buenos motivos, solamente estuvo en el momento inadecuado. Por eso estaban aquí, sin embargo, no era capaz ninguno de los dos de decir sobre lo que le había sucedido a aquella mujer. Nadie se atrevía a decir ni una sola palabra, sin embargo, debían de hablar, pues por algo vinieron al lugar.

Ante eso, con todo el dolor en su corazón, Rachel relamió sus labios con miedo tratando de resistir sus lágrimas para hablarle a la criatura, y contarle la verdad.

—Lilith... no vendrá hoy.

Jake bajo la mirada tratando de que no vieran sus lágrimas caer, porque, aunque nunca lo haya dicho en voz alta, aquella mujer le había llamado la atención; por su forma de ser, su forma de expresarse y actuar, como ella era sin importar los rechazos de los demás, por su andar torpe y su sonrisa despistada, que, aunque muchos la consideraban horrible porque era un tanto rara, toda una bruja, a él le resultaba dulce la forma de ser de Lilith. Porque, aunque él se lo negara, él se había enamorado de Lilith Anne, la bruja del pueblo, pero tuvo que disimularlo para no atraer las risas de sus amigos y no dejar a aquella mujer que estaba loco por él.

Y por eso le dolía su muerte.

Porque nunca fue capaz de decirle que la amaba, nunca fue capaz de abrazarla, agarrar su mano y besarla, y todo por miedo.

Él nunca fue capaz de defenderla y cuidarla de todo aquel que quisiera hacerle daño, y por eso le dolía. Y para empeorar más su dolor, él fue el que le quitó la vida. Mientras, por otra parte, la castaña, aunque se sentía mal que Lilith no estuviera viva, ella sólo estaba aquí por Edward, para hacer lo que antes Kim hacía por él y lo que Lilith hizo antes de morir; quería ser el reemplazo de esas mujeres.

—¿Son sus amigos? —preguntó Edward mirando las reacciones de la pareja sin entender porque tenían una mirada dolida.

Edward aun no comprendía la situación que se reflejaba frente a él.

—Yo no —aclaró Rachel con una sonrisa—. Pero él sí.

Jake levantó la mirada, dándose cuenta que su prometida lo apuntaba, pero cuando él quiso hablar, la castaña tomo la palabra, sin embargo, a él no le importaba. Él no quería hablar por el momento.

—Nosotros te cuidaremos —dijo Rachel tratando de sonar dulce mientras sonreía alegre—. Ya no estarás solo.

—Ustedes no son Lilith.

Las palabras de Edward provocaron que la pareja compartiera miradas confundidas por la forma tan cortante y fría con la cual había hablado la criatura sin entender porque lo había hecho. Sin creer que esa fuera la forma de expresarse de la criatura.

—Yo me parezco a Kim —mencionó la castaña soltando una risa nerviosa mientras miraba a la criatura a los ojos—. ¿Recuerdas a Kim?

—Sí... —dijo Edward juntando sus cejas confundido, recordando los momentos que paso con ella, dándose cuenta que todos aquellos recuerdos no eran nada con los que había compartido con Lilith.

Porque, aunque ambas habían sido un interés amoroso para él, y ambas las había besado y les había interesado, la forma en la cual lo trato Lilith, la forma en la cual ella hablaba con él, lo hacía sentir... vivo, y eso, era algo que nunca nadie más lo haría sentir y por esa razón, Lilith Anne era única para Edward.

—Tú no eres Lilith.

Nuevamente las palabras de Edward salieron muy crueles, provocando que Rachel se enfureciera un poco, aun así, trato de actuar normal. Trato de mantener la situación de buena forma.

—Yo sé que no lo soy...

—No eres Lilith.

Rachel miró a su novio pidiéndole ayuda con la mirada a él, esperando que la ayudara a que Edward cambiara su actitud, y su prometido asintió dando unos pasos hacia Edward para estar más cerca de él.

—Hey... amigo —dijo Jake con duda mirando las cuchillas de Edward—. Ella... no volverá.

—¿Qué?

—¿Sabes lo que es la muerte? —preguntó Jake provocando que Edward lo mirara asustado mientras asentía lentamente.

Edward si sabía que era la muerte, lo entendía después de tanto tiempo, pero no creía que su Lilith estuviera muerta. Eso era imposible, ya que ella no era alguien grande como para morir, aún era joven para tener una larga vida. Apenas ella estaba comenzando a vivir como para que su vida se terminara de esa manera.

—No lo trates como si fuera un retrasado —soltó enojada la fémina empujando a su pareja a un lado, sosteniendo las mejillas de Edward para que la viera solamente a ella—. No le hagas caso, no sabe lo que dice.

La voz de la mujer comenzaba a molestar Edward mientras que Jake parecía frustrado de estar en esta situación, y deseaba estar cerca de Lilith antes de que la incineraran.

Él prefería estar allá que estar aquí.

—¿Me podrían pintar un cuadro? —preguntó Edward atrayendo la atención de ambos que lo miraron sorprendidos.

—Por supuesto... yo sé pintar.

Rachel lo miró con orgullo, pero nadie dijo nada, entonces, la mujer miró a su novio con intensidad provocando que este la viera al instante y entendiera que Rachel necesitaba que la halagaran.

—Es la mejor que conozco —mintió el pelinegro soltando un suspiro y dando una leve sonrisa, porque, aunque no le gustaba decirlo en voz alta, cuando chocaba con Lilith a propósito en la escuela y recogía sus cosas, observaba sus dibujos y pinturas, dándose cuenta que ella tenía un don. Que ella pintaba mejor que su pareja y que cualquier otra persona, incluso, le hubiera gustado tener una pintura hecha por ella.

—Gracias, amor —agradeció la castaña sonriéndole a su pareja, para después, mirar hacia Edward—. ¿Qué te gustaría que te hiciera?

—Quiero... a Lilith —dijo Edward dando una enorme sonrisa.

—¿Lilith? —preguntó extrañada la castaña haciendo una cara de fastidio, por otra parte, Jake lo vio extrañado, entendiendo la mirada y sonrisa de la criatura: él sentía algo por ella.

Edward, de verdad, sentía algo por Lilith.

Y eso fue como un balde de agua fría para el hombre. Ya que, todo este tiempo, Lilith debió de sentir algo por Edward y eso era tan extraño y difícil de procesar para el hombre, sin embargo, aquel pensamiento permaneció en la mente de Jake, mientras se iba acompañando a su pareja hacia el pueblo, sin decirle ni una sola palabra al hombre manos de tijeras. Lo dejaron solo por horas, hasta que, cuando ya estaba anocheciendo, la pareja volvió con un cuadro para Edward con la imagen que había pedido este.

Se dirigieron al hombre de forma seria, y con fastidio Rachel se paró frente al hombre dándole una sonrisa cansada, aunque Edward no miró malas intenciones con ello, inclusive a Edward le agrado la mujer porque le había traído lo que él quería.

—Es para ti —dijo la mujer con fastidio mostrándole a Edward el cuadro—. ¿Dónde lo ponemos?

Edward miró el cuadro que permanecía en las manos de la mujer con una sonrisa, esperando pronto ver a Lilith para entregárselo, porque el rostro de la mujer se repartía en partes. Era un cuadro que dentro había otros tres cuadros más con la imagen de la mujer cuando la conoció. Su rostro estaba en blanco y negro, y el único color que relucía en ella, era el color de su cabello; verde, azul y rosa, sus colores representativos.

—Ponlo adentro del castillo, por favor —pidió el hombre, manteniendo su buen humor.

Y la mujer asintió a las palabras del hombre manos de tijeras y se encamino al castillo, con su novio detrás de ella, dejando solo a Edward con una sonrisa, ansioso de entregarle el cuadro a Lilith, para que está mirara lo linda que salía en cuadros.

Fin.

Nota: Sigan leyendo;)  Por cierto, la imagen de multimedia es una referencia al cuadro que Rachel hizo de Lilith.

Entre cuchillas, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

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