²²: ᴿᵒᵗᵒ ʸ ᵉˣᵗʳᵃᵛᵃᵍᵃⁿᵗᵉ.

"Love of my life, you've hurt me

You've broken my heart, and now you leave me

Love of my life, can't you see?

Bring it back, bring it back

Don't take it away from me

Because you don't know

What it means to me

Love of my life, don't leave me

You've taken my love, and now desert me"

"When I grow older

I will be there at your side to remind you

How I still love you (I still love you)

Back, hurry back"

Love of my life de Queen.

Tantos años vividos y grandes experiencias sumándose, tantos sueños cumplidos y alegrías albergando a Lilith. Tantos amores apareciendo dejando una marca en su vida, pero ninguno de esos amores se comparaba a el amor que sentía Lilith por Edward manos de tijeras.

El pasar este día junto a él le hizo darse cuenta de varias cosas que no pensará negar. Lilith tenía claro que amaba a aquella criatura, la cual, desconocía por mucho en cómo había sido creada y con cual propósito. Pero, a pesar de eso, sabía que su presencia y su vida no era para nada mala. Si su creador nunca lo hubiera inventado, Lilith estaba segura que nunca sería feliz en este lugar y en esta vida.

Desde que se fue su madre, su vida torno un blanco y negro tan desagradable que odiaba vivir, y por ello, intentó quitarse la vida por varias ocasiones. Aunque ahora, gracias a el hombre que estaba frente a ella, Lilith no quería morir. Quería vivir. Quería estar presente por varios años más, por todos los años que se le permitan vivir, con tal de acompañar a Edward todos los años que sean posibles. Porque con esta tarde a su lado, Lilith terminó de confirmar, que, aunque extraño que parezca, se había enamorado de él. Lilith se había enamorado de un invento que parecía tener vida.

Era extraño, una total locura, pero era feliz de tenerlo con ella y de haber permanecido este día con él. Por desgracia, todo el tiempo Lilith tuvo la sensación de querer hablar y decirle todo. Decirle sobre que se irá y nunca volverá, pero no podía. Las palabras simplemente no salían de su boca, probablemente por lo felices que eran. Tal vez era eso. Aun así, el día había sido bello y productivo, lleno de muchas cosas que les servirán a ambos. Lilith cuido y ayudo a Edward en sus cuidados personales, e hizo todo aquello que le prometió hacer antes.

La noche había llegado y con eso, ambos se habían acostado en el suelo para presenciar las estrellas, ya que ninguno de los dos había hecho aquello y era perfecto para hacerlo y más por este día. Ambos permanecieron así, en silencio, por varios minutos, sólo contemplando el cielo.

Por un momento, aquella situación había sido perfecta, más que nada porque habían durado mucho tiempo juntos, pero aquel momento desapareció cuando aquella incógnita nuevamente invadió a Lilith.

¿Ahora que hacía?

Con frecuencia, Lilith solía desaparecer por días y después volvía a los brazos de Edward, pero todas aquellas veces ella no sabía que no podría asistir por días, además que, no era intencional, y ahora, si sabía que desaparecía y que nunca volvería.

Este era el momento, pero, ¿cómo lo haría? Sería difícil explicar aquello y más a alguien tan solitario como lo era Edward. Lilith no podía simplemente desaparecer o explicar su situación, pues sería imposible o un poco tardado que él entendiera todo aquel proceso que nunca antes había vivido. Eso era claro.

—No es por querer que te vayas, pero ya es muy tarde.

La voz de Edward hizo que Lilith volviera en sí, y dejó de ver el cielo para fijar su vista a su lado izquierdo y observar cómo Edward permanecía acostado en el suelo como una estatua, con su mirada fija al cielo y sus cuchillas intactas arriba de su pecho, con miedo de moverlas un poco y lastimar. Edward así vivía... con miedo.

—Lo sé.

Dijo Lilith deprimida, soportando las ansías de querer llorar.

—No quiero que tengas dificultades en el camino...

Cuando dijo eso, Lilith colocó su mano derecha en su boca, tratando de evitar soltar un sollozo de sus labios. Se levantó al instante, dándole la espalda al hombre de tijeras, que, con dificultad, se paró del suelo tratando de acercarse a ella y mirarla en el rostro, pero Lilith no se lo permitiría, porque las lágrimas seguían bajando.

Hasta que, ella dejó de evitar ocultarse y él alcanzo a verla en el rostro y la observó con curiosidad sin entender porque lloraba su amiga, así que con duda y curiosidad permaneció Edward, hasta que observó la cicatriz de la mejilla de su amiga y retrocedió un poco, manteniéndose cabizbajo, logrando que el ambiente se transformara a uno de tristeza.

—¿Qué pasa? —cuestionó Lilith tratando de calmar sus lágrimas, pero estas no dejaban de fluir.

—Te quiero quitar esas lágrimas. —su voz se oía tímida y con un leve temblor.

—Hazlo —dijo ella con firmeza.

—No puedo —contestó triste, manteniéndose cabizbajo, mientras ella tenía aun lágrimas en sus mejillas.

Edward no se atrevía, y por eso, como Lilith pudo, sostuvo de sus cuchillas sin tratar de lastimarse y las recorrió por su rostro con el propósito de limpiar sus lágrimas con ellas. Aunque, este acto logró cortarla levemente sus mejillas, no le importó. Por otra parte, Edward no parecía cómodo con esta situación y apartó sus cuchillas del rostro de su amiga logrando que más lagrimas inundaran los ojos de Lilith junto con varios sollozos que trataba de ocultar. Y, ahí fue cuando él comprendió que algo no andaba bien con la mujer, como si él ya hubiera vivido algo similar, pero no lo quería admitir.

—Vas a volver, ¿verdad?

Su voz sonaba tan extraña como si hubiera una pizca de tristeza en ella, aunque eso era un tanto extraño. Y en sus ojos se marcaba la soledad y el dolor como si era consciente de que algo malo sucedería. Tan extraño y tan magnifico; así era Edward. 

Él seguía con su mirada puesta en Lilith y ella decidió decir una verdad a medias.

—Cuando menos lo pienses.

Un enorme dolor en el pecho la invadió mientras él le sonrió con su inocencia de creer que en verdad ella volvería. Con desesperación, Lilith se quitó el collar que portaba en ese día junto con la pulsera, amarrándolas en las muñecas de su amigo con tristeza, para después abalanzarse en él colocando sus brazos en su cuello apegándolo con fuerza a ella.

Durante por varios segundos, él no la abrazo, pero poco a poco colocó sus brazos alrededor de ella, alejando sus cuchillas de su cuerpo con delicadeza para corresponderle en el trato afectivo. Y mientras Lilith estaba en sus brazos, sonrió dejando de llorar, porque su corazón dejo de sentirse vacío. Por eso lo beso.

Pero no un beso común, lo beso con todo el amor que tenía que dar en su mejilla. Sólo pegó sus labios ahí, demostrándole todo lo que sentía con aquel acto, porque no era capaz de besarlo en los labios. Y cuando se apartó de él, lo observó mientras este le sonreía feliz, como si estuviera completo al fin.

—Me tengo que ir.

Edward le sonrió asintiendo a sus palabras, y ambos salieron de su pequeña burbuja con las estrellas, mientras ella colocaba su mochila en sus hombros, acomodando de está para poder irse en paz a su casa.

—Cuando vuelvas, podrías enseñarme a pintar.

Cuando Edward dijo eso, congelo a Lilith un segundo, haciéndola sentir como la peor persona de todas. Por eso tragó duro y volvió a mentir.

—Lo haremos.

Lilith no era capaz de decir adiós, por ende, sólo comenzó a caminar hacia la salida para dejar solo a Edward, pero con cada paso que daba, la consciencia de Lilith no la dejaba en paz, haciendo que detuviera sus pasos y regresara a ver a Edward de nuevo, dispuesta a darle un beso como el que ella tanto había anhelado en este tiempo. Pero cuando ella regresó a él, el hombre estaba tan extrañado, que decidió hablar:

—¿Qué pasa?

Edward parecía confundido, y eso era claro, no era para nada usual que una persona actuará como Lilith estaba actuando. No era para nada común. Y por eso ella no sabía que decirle a Edward, no sabía cómo justificarse, no sabía que decir.

—Edward...

Susurró para después quedarse sin palabras, contemplándolo fijamente, observando a su gran amigo y observando como este parecía preocupado y curioso por las actitudes de ella, sin entender que estaba haciendo, ni ella entendía lo que hacía, pero teniéndolo ahora allí, enfrente...

Edward era la persona más extravagante que Lilith conocía, por cómo era físicamente, pero a la vez, la más rota por la historia que había detrás de él. Edward era... igual a Lilith. Ambos tenían un aspecto extravagante, y ambos estaban rotos, de una forma diferente, pero ambos eran iguales, y por eso, cuando el hombre susurró su nombre, ella pegó sus labios a los de él.

Lilith nunca creyó que haría algo así, pero no se arrepentía. 

Al principio fue extraño, pero después de unos segundos esa extrañeza desapareció y Lilith colocó sus brazos en los hombros de él, pegándolo más a ella, mientras Edward se mantenía quieto.

No era un gran beso, pero fue especial.

El hombre se mantenía inmóvil, pero tampoco estaba incómodo. Pues él ya conocía esa situación, pero aún era tan nueva para él, que no sabía qué hacer, sin embargo, aun así, él la quería y mantenía sus labios quietos y sus ojos cerrados, mientras Lilith apretaba con fuerza sus labios con los de Edward mientras sus lágrimas provocaban un sabor amargo a la situación. 

Y cuando se separó de él, no lo quería ver a los ojos, sin embargo, tenía que hacerlo. Y cuando lo hizo, Lilith se sorprendió que él le estuviera sonriendo.

Las mejillas de Lilith se tornaron rojas y bajó la mirada al suelo tratando de calmar aquel nerviosismo que la invadía, hasta que sintió unos labios fríos pegarse en su cabeza. 

Lilith levantó la mirada y lo miró, dándose cuenta que él no se sentía incómodo, se miraba igual a cuando le dio el beso en la mejilla... se miraba feliz. Por eso, Lilith volvió a pegar sus labios a los de él, pero ahora en un rápido beso, como un pequeño rocé, aun así, él logró capturar levemente el labio inferior de la mujer, provocándole un escalofrío que hizo que de inmediato Lilith envolviera el cuerpo de Edward en sus brazos, cosa que él también imito dándole un abrazo, recargando su cabeza en la de ella con dulzura.

—Vas a volver, ¿verdad? —soltó él, mirándola con sus cejas levemente unidas, mostrándose curioso de la respuesta. Mientras que Lilith sólo cerró los ojos y volvió a acercarse a él, para volver a estar abrazándolo, disfrutando de su compañía—. ¿No me dejaras solo?

—Te prometo que no te dejaré solo.

Y mintió una vez más, pero ya no quería ser más mentirosa y con un rápido movimiento se apartó de Edward y se alejó del lugar, se alejó de su roto y extravagante amor. Mientras que Edward sabía que, una vez más, lo abandonarían.

Nota: La canción en multimedia es importante para la historia, desde hace tiempo he querido subir este capítulo por la canción y por todo en general. Ya que está me animaba mucho en escribir la historia, sentía que quedaba muy bien para la historia c:

Entre cuchillas, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

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