[Pᴀʀᴛᴇ ₁₁﹕ Tᴏᴅᴏ ᴘᴏʀ ᴍɪ ᴀᴍᴏʀ; ᴛᴜ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ ʀᴏᴛᴏ]
¿Por qué a todos les parecía una mala idea?
Antes había podido ignorar todas las dudas de los demás, pero después de su charla con Mark el dilema no desaparecía de su mente.
El tema relacionado a Jungkook estaba un poco más tranquilo, seguía doliendo, y hasta cierto punto llegaba a ser incómodo. Después de tres años manteniéndose al márgen con sus emociones, esto era como una hecatombe que no podía parar.
Estaba asustado, intrigado, nervioso y vanamente contento, algo sumamente notorio a la opinión de todos.
¿Y qué?
No podía evitarlo ni aunque lo intentara. Estar cerca de Youngsoo fue la palanca que desató todo este problema.
La necesidad de cuidarlo y verlo sonreír floreció de entre sus poros como margaritas, tenían una conexión, podía sentirlo.
Era ese brillo que inundaba sus ojos verdes cuando lo veía, porque podía diferenciarlo a cuando veía a su papá, el niño amaba con toda su alma a Jungkook, pero por alguna razón él se sentía... Especial.
El niño reaccionaba a su voz, parecía transformarse en un pequeño zombie que solamente lloraba para que lo tocara, clamaba atención y Jimin se sentía incapaz de negársela.
Era una situación confusa, lo aceptaba.
Su mente gritaba detén esto y al mismo tiempo sigue con esto.
No sabía a que lado seguir, porque muy dentro suyo sabía que quizá se precipitó al aceptar. Sabía que después de todo, Mark no estaba tan equivocado.
No era una situación normal, pero ya era muy tarde para arrepentirse, el mes ya había pasado, ya se había encariñado de esos dos seres tan magnificos que lo único que hacían era llenarlo de una felicidad tan grande.
Antes de ellos, era un muerto en vida que se pasaba la mayor parte de sus días llorando y odiando a todo el mundo, sin recordar que ahí había personas esperando por él.
No había disfrutado una salida junto a sus amigos hasta que Jungkook estuvo ahí, y aunque casi lo echa a perder, él supo calmarlo.
Quizá, esta era una señal del destino, para recordarle que aún había una oportunidad, que las cosas no estaban perdidas del todo y se podía superar.
Pero al ver el lado negativo, era una situación deprimente.
¿Qué sucedería si no podía soportarlo?
El sentimiento de abandono, la tristeza, la soledad, el arrepentimiento.
Dios, esa era la peor parte.
Había pasado noches enteras preguntándose qué pudo haber hecho mejor, si esto o aquello.
Fueron los peores momentos desde el accidente. Culparse continuamente se había convertido en algo habitual, los espejos del departamento eran destrozados con mucha frecuencia hasta que Taehyung dejó de comprarlos.
Fue entonces que tuvo que tomar terapia para su salud, todos estaban de acuerdo con la idea y rápidamente buscaron algun psicólogo.
Según Jimin, fue una pérdida de tiempo y dinero.
Él seguía triste, con deseos de soltar la mano de todos y rendirse, nadie comprendía su dolor, el sentimiento de asfixia en su pecho, el cansancio de no poder sacárselo de la cabeza como un reloj de arena girando sin parar, repitiendo todo de inicio a final.
¿Podría superarlo esta vez?
Dió un suspiro pesado.
Podía estar de esta forma hora tras hora, debatiéndose en qué demonios hacer.
Una lucha constante consigo mismo, tan agotadora que no estaba seguro si seguía importandole que sucedería después.
Solo quería fundirse entre los brazos del policía hasta que el día de su partida llegara, sentir la colonia costosa contra su nariz y escuchar los tiernos balbuceos del bebé, solo hasta que se sintiera mejor y con fuerzas de ponerse de pie por cuenta propia.
Observó la luna rogando una respuesta, porque estaba seguro que lanzarse por el barranco que estaba frente a sus ojos en esos momentos no podía ser la única opción.
Lo pensó, él en serio estaba pensando en hacerlo.
Terminar con toda la opresión y el estrés siempre había sonado como una opción tan tentadora, cerrar los ojos y descansar, respirar tranquilo por fin, era lo que más deseaba.
Pero sabía que había más que solo una muerte accidentalmente a propósito.
Solo que aún no sabía exactamente que era.
Regresando a la cordura, retrocedió lentamente alejándose de la orilla. Rascando ansiosamente la cicatriz de su cuello con culpa por siquiera tomarlo como una opción.
Solamente necesitaba respirar, nada era tan grave en esos momentos y aún así seguía sintiéndose miserable.
Pero lo entendía, era lo único que conoció; cuando algo se sentía fuera de lugar, entraba en colapso porque no estaba familiarizado y no sabía cómo llevar la situación.
El viento sopló erizandole los bellos, dió una última mirada al cielo y regresó al pequeño campamento donde todos estaban dormidos.
Entró en la tienda con cuidado de no despertar a nadie, pero se llevó una gran sorpresa al encontrar al niño sentado y con los ojos llorosos.
— ¿Qué haces despierto Soo?— Tomó lugar entre las mantas para acomodarlo entre sus piernas.
Jungkook seguía dormido.
Esperó por una respuesta pero lo único que él niño hizo fue gimotear, la expresión en su rostro era tan dolorosa que Jimin quizo echarse a llorar con él.
Despacio lo recostó en sus brazos para comenzar a arrullarlo. Con el pulgar limpió cada lágrima, besando su frente con cariño.
Ambos conectaron sus ojos, verde contra verde, creando una burbuja a su alrededor, llena de paz, especial.
El niño lo observaba quieto, inspeccionando su rostro soltando soniditos bajos y quejumbrosos.
— ¿Soo? — Susurró preocupado.
Youngsoo reparó en sus ojos nuevamente, pero sin lograr calmarlo. La situación comenzó a preocuparle asi que movió a Jungkook nervioso.
— ¿Jimin? ¿qué pasa?– Su voz cansada, pero al mirar al niño se sentó rapidamente — ¿Le sucedió algo?
— Yo... Salí un momento a tomar aire y cuando regresé estaba despierto, llorando – Evitó la mirada interrogativa del policía — Le hablo pero no me responde.
El rubio observó al niño que seguía mirándole y arrugó aún más las cejas.
— Realmente no sé lo que es, los doctores dijeron que podía ser sonámbulo pero no están seguros – Jungkook se arrastró más cerca, acariciando los rizos castaños de su hijo— Había dejado de hacerlo, es como... Si buscara algo y tengo miedo, de que sea algo malo.
Jimin reprimió una mueca sin saber que decir realmente.
No supo porqué, pero de pronto comenzó a hablar con el niño.
— Para de llorar bebé, todo está bíen – El niño le sujetó el pulgar y parpadeó — A tu papá no le gusta verte triste o él también se pondrá triste. Anda algodón, sonríele a papá.
Usó el mote que escuchó a Jungkook decirle para ver si eso hacía algún efecto, y así fue. El niño sonrió en grande y poso su manita en su mejilla.
— Papi.
Luego de poder calmar al niño los tres volvieron a dormir, Jungkook no preguntó nada más pero le miró curioso, casi escupiendo las palabras de su boca más por costumbre que otra cosa.
Era demasiado entrometido, Jimin no sabía si era debido a que, como oficial, debía inspeccionar todo, y encontrarle alguna respuesta.
Pero debía admitir que era un poco gracioso ver como disimuladamente, haciendo énfasis en el sarcasmo, intentaba sacarle información.
— Jimin cariño, ¿podrías ayudarme con las sillas?— Dijo Jennie a su lado.
Asintió poniéndose de pie.
Era pasado el medio día y la familia se encontraba guardando todo en los autos, habían ido a caminar por el bosque en la mañana y jugado baseball en un prado libre no muy lejos de donde acamparon.
Jimin no era fan del deporte, lo veía una o dos veces cuando su padre lo ponía en el televisor los domingos, él tampoco era fan, pero prefería eso a las novelas dramáticas y mal actuadas de su madre.
Subió con cuidado las sillas en la pick up del señor Jun y volvió a sentarse en el tronco.
Hoy no tenía muchas ganas de conversar y sinceramente se sentía apenado por la forma tan grosera en que trató a Mark.
Su amigo no le había dirigido ni siquiera una mirada, y era comprensible, después de todo solo quería cuidarlo.
Reprimió una mueca.
Desde hacía mucho tiempo que todos intentaban cuidarlo.
Y a pesar de que se los agradecía, era un poco agobiante tener que escuchar a todos constantemente sobre lo que debería estár haciendo en vez de lamentarse día y noche.
No tenía nada contra Mark, simplemente estaba cansado de ser regañado y tratado diferente.
Las personas normalmente evitaban ciertos comentarios para no molestarlo y ciertamente no importaba porque todo, absolutamente todo, le hacía enojar en aquellos tiempos, incluso hasta el mes pasado.
— ¿Todo bien? — Jisoo se sentó a su lado.
Le miró curiosa, formando una delicada sonrisa que lo único que le transmitió fue tranquilidad.
Era una mujer muy bella, apenas y se notaban unas cuantas arrugas al final de sus ojos y alrededor de la boca, sus ojos negros era idénticos a los de Jungkook, hermosos e inquietantes hasta cierto punto.
— Si.— Respondió monótono.
— ¿Seguro? Has estado muy callado... Bueno, siempre estás callado solo que ahora es literal –. Acarició su mano — ¿Alguien fue grosero contigo?
Negó rápidamente.— No no, todos fueron muy amables.
— ¿Entonces?
— No dormí bien, es todo.
La mujer entre cerró los ojos no muy convencida pero no volvió a insistir. Dando un ligero apretón a su mano se puso de pie para ir junto a su esposo.
El hombre la abrazó mientras seguía hablando con el señor Jun, hacían linda pareja.
Luego observó a Jungkook, estaba ayudando con las cosas más pesadas junto a Mark.
Como si lo sintiera, volteó a verlo sonriendo de inmediato.
Sin embargo Jimin estaba demasiado ido para responder, asi que solo se cubrió el rostro dando un suspiro pesado.
Ya quería volver a casa.
Estár tanto tiempo con personas desconocidas aun era incómodo, solía pasar sus ratos solo junto a Taehyung, a veces con Mark y los demás, cerrando el circuló social en ese punto.
La familia Jeon podía ser amable y muy, muy agradable, pero seguían siendo desconocidos, necesitaba el ambiente familiar al que estaba acostumbrado.
Se masajeó las cien algo desesperado, poniéndose de pie buscó por el lugar a su amigo, Mark estaba bebiendo agua cerca de una camioneta roja, asi que con cautela se acercó.
Demasiado cerca, Mark lo observó unos segundos para luego girarse a guardar la botella en sus manos.
Jimin jugó con sus manos nervioso, realmente avergonzado por su actitud. Se detuvo a unos pasos y le tocó el hombro.
— Markie.– Tironeo de su camisa como niño pequeño — Oye, Markie.
— ¿Qué sucede? — Volteó serio.
— P-Perdón ¿okay? Todo el mundo se la ha pasado diciéndome que esto fue una mala idea, pero nadie me ha dicho que de todas formas me apoya – Recargó la frente en su hombro — Se que no es normal, y probablemente me duela mucho, pero este mes fue suficiente para aclarar un poco mi mente y darme cuenta que no puedo seguir estancado. Solo... Solo no quiero que sigan viéndome c-como si estuviera arruin-nando todo.
Se le quiebra la voz y tiene que detenerse antes de ponerse a llorar.
— Oh Minnie, ven acá.— Mark lo atrajo a su pecho apretandolo cariñosamente.
— Lo siento.
Rodeó la cintura del más alto y sorbió la nariz.
— Está bien, ya pasó, no llenes mi camisa de mocos.
— Mark.
— Deja de llorar entonces. Perdóname por no preguntar primero cómo te sentías, la próxima vez trataré de confiar en ti ¿okay cachetes?
Jimin asintió más calmado y limpió su rostro.
— Ahora aléjate porque siento que tu novio está pensando en muchas maneras de torturarme.
Mark lo alejó despacio y Jimin se sonrojó. Mirando a su costado se encontró con Jungkook observándolos fijamente.
Sin perder tiempo, avanzó hasta ellos, con un caminar seguro e intimidante que hizo a Jimin retroceder. Sin embargo su amigo solo se mofó de la mueca molesta en su rostro.
— ¿Todo bien?— Preguntó Jimin con voz baja y bastante tierna cuando se detuvo a su lado.
— ¿Por qué no lo estaría?— Respondió Jungkook tosco.
Encogió los hombros sin alguna respuesta, el ambiente comenzaba a ser tenso e incómodo.
— Bien, iré donde Jinyoung, mi novio.— Dijo Mark, haciendo énfasis en las últimas palabras.
Antes de irse, Mark lo abrazó melosamente. Jimin se obligó a no reír cuando Jungkook tensó la mandíbula.
Su amigo sonrió satisfecho y se marchó dejándolo con el molesto policía. Jimin le sonrió dulce, desviando la mirada sonrojado, un poco emocionado por verlo celoso.
— ¿De qué hablaban?
Jungkook dio un paso más cerca.
— N-Nada importante.
— Tienes la nariz roja, estabas llorando.
Sorprendido se cubrió el rostro y soltó una risita. De repente sintió las manos ajenas envolviendose en su cintura con confianza.
Jungkook lo apretó contra su cuerpo y su pecho vibró en un gruñido animal.
— Dime.— Insistió.
— Es... Algo muy personal, pero nada grave.
Envolvió los brazos en su cuello y acarició su nariz en un beso esquimal.
Se abrazaron por un rato hasta que los llamaron para comer antes de irse, así que se acercaron de la mano hasta los demás.
Jungkook se puso ansioso después de ahí, su madre le dijo algo sobre las maletas que debían arreglar pero no le prestó atención, ni siquiera le miró cuando le preguntó sobre la hora de su partida.
Pasaron unos momentos en tensión y prefirió mantenerse callado, la expresión en el rostro del policía lo tenía inquieto, cómo si no estuviera viendo algo importante.
Pero no podía entrometerse en sus problemas personales, el tenía una vida en Busán y asuntos totalmente separados a lo que estaba sucediendo aquí en Seúl, era normal que a veces se comportara así.
Cuando llegó el momento de irse, la mueca que había mantenido la mayor parte de la tarde ya no estaba presente, se notaba más relajado mientras jugaba con Soo.
— Bueno, Jungkook dijo que no irían a cenar con nosotros porque debía dejarte en tu casa, pero es mentira porque acordamos que dormirías con nosotros – Llegó Jisoo a su lado sonriendo — Yo creo que solo quiere estar a solas contigo unos momentos ya que Soo ha estado como chicle pegado a ti.
No supo que decir, se sonrojó totalmente y apenas pudo ser consciente cuando la mujer se despidió riéndose de él.
Caminó hasta Jungkook para tomar al niño en brazos, dándole una última mirada antes de subir al auto con su esposo.
El resto se despidió agradablemente, marchándose en sus propios autos. Jungkook llegó a su lado, y las palabras de la señora Jisoo regresaron a su mente.
— ¿Pasa algo?— Arrugó sus tupidas cejas.
Jimin lo observó, su raíz había crecido bastante en los dos días, trataba de imaginárselo con el color de cabello natural pero era imposible, tenía algo con el rubio teñido que contrastaba rudamente con sus oscuras cejas y las facciones marcadas de su rostro.
— No, ¿por qué?
— Estás sonrojado.
Caminaron al auto en silencio olvidando el asunto y subieron.
Jimin volvió a observarle mientras poco a poco dejaban el bosque atrás y regresaban a la carretera.
Era curioso, durante todo el tiempo que pasaron juntos jamás le había pasado por la mente preguntar por la madre del niño, porque, por más que intentara buscarles un parecido, no era posible.
Youngsoo era algo completamente diferente a Jungkook; ojos verdes, piel blanca y rasgos demasiado finos, ni siquiera había parecido con sus abuelos o primos.
Eso solo le dejaba en mente que quizá era idéntico a su madre.
— ¿Cómo es la madre de Soo?— Preguntó Jimin de repente.
De pronto Jungkook frenó el auto toscamente, haciéndolo dar un grito del susto. Jimin lo observó confundido, totalmente desconcertado cuando el hombre carraspeó y puso el auto de nuevo en marcha.
Jungkook apretó el volante hasta tornar sus nudillos blancos y su rostro perdió todo el color.
— ¿Por qué me preguntas eso?— El tono duro sorprendió a Jimin.
— Uhm... Solo tenía curiosidad, Youngsoo no se parece a ti y pensé que quizá se parece a su madre – Se mordió el labio apenado — Lo siento si fuí entrometido, no era mi intención.
— Está bien – Suspiró pesadamente y entrelazó sus manos — Solo me tomó desprevenido. Soonie es... En definitiva la viva imágen de su madre, lo tiene todo de ella, pero murió cuando dió a luz.
— Oh... Perdón por preguntar.
— No pasa nada – Su rostro cayó en tristeza y sus ojos se enrojecieron— Hemos salido adelante juntos, es mi razón de vivir, solo espero estar dándole un ejemplo a seguir correcto.
— Lo haces, créeme, eres un hombre increíble Jungkook, debes estar orgulloso de quien eres y del niño que estas criando.— Dijo al notar la duda en sus palabras.
—No se si pueda estár orgulloso de mi.
— Es normal, nadie nos enseña a ser padres, aún cuando hay mil personas opinando a nuestro alrededor.
Jungkook no respondió, en su lugar dió un ligero apretón a su mano.
Durante el trayecto se mantuvieron en un silencio cómodo con la música baja de la radio. El cielo ya comenzaba a tonarse oscuro en el horizonte, el viento calido poco a poco fresco le hizo estremecer.
Parpadeó repetidas veces confirmando que estaba despierto, últimamente nada se sentía real, era como estár en un mundo paralelo, hacía tanto que no llegaba a casa a llorar, su pecho ya no se oprimía tan seguido y era extraño, pero prefería eso a la tristeza que comúnmente le acompañaba.
Al llegar a la casa de los tíos de Jungkook, bajaron las maletas dándose cuenta que la casa estaba vacía.
Lo cual, significaba que ellos estaban solos.
Se alteró completamente, su corazón latiendo frenéticamente contra su pecho, exaltado a la espectativa de la idea sobre Jungkook queriendo tenerlo solo para él aunque sea unas horas antes de su partida.
— Debiste ir a cenar con tu familia.— Dijo Jimin sin aire.
Jungkook llegó por su espalda, envolviéndolo entre sus brazos.
— He cenado millones de veces con ellos, prefiero estar contigo, aún si solo nos recostamos.
Jimin suspiró tembloroso al sentir las manos ajenas ajustarse en sus costillas. El hombre parecía cómodo mientras se acurrucaba en el hueco de su cuello.
Fue imposible controlar los temblores cuando Jungkook decidió enfocarse en la zona con pequeños besos húmedos.
— No parece que quieras recostarte.
Jungkook hizo un sonido bajo en su garganta antes de girar su cuerpo, buscando su boca con desespero. Jimin se aferró al cuello del hombre como soporte, sintiendo que se derretía.
Jungkook era como una droga, no estaba seguro si las bocas tenían un sabor, pero él tenía uno, tan delicioso que lograba hipnotizarlo.
Era sofocante, la manera en que se sentía aprisionado no era normal. Tampoco que lo estuviera disfrutando tanto, literalmente estaba sin aliento dejando que el hombre se llevara todo en un solo beso.
El camino hacia la habitación fue un borroso recuerdo para cuando cayeron sobre la cama. La manera en que Jungkook lo estaba observando fue suficiente para hervirle la sangre, fue increíble sentirse deseado y ver el brillo de excitación en los ojos oscuros del hombre.
Jimin jadeó cuando le acarició el rostro, bajando por su mentón y ajustándose en su garganta. Se le aceleró el corazón al sentir el agarre firme, una oleada de cosquilleos corriendo por su espina dorsal.
Jungkook se inclinó sobre su rostro, a solo centímetros de su boca.
— ¿Cómo puedes ser tan bonito?— Murmuró Jungkook despacio, apretando ligeramente los dedos en su cuello.
Los labios finos se presionaron contra su mejilla, dejando tiernos besos, acariciando su piel lentamente robándole el aliento.
Permitiendose confiar, cerró los ojos dejándose llevar, suspirando cuando Jungkook se arrastró hasta su cuello. Cuando la punta de su naríz acarició su cicatriz, intentó alejarse, de pronto avergonzado.
— Esto no te hace menos perfecto.
Jungkook se encargó de relajarlo con su voz baja, tocándolo con seguridad mientras se deshacía de la ropa. Jimin se estremeció, demasiado sensible para ocultar su agitada respiración.
La calma de Jungkook solo lo desesperó, parecía ir a su ritmo besando cada rincón de piel que encontraba, mientras que Jimin se retorcía con quejidos audibles. La forma en que lo acariciaba alcanzaba un borde de rudeza que nunca habría podido imaginar en Jungkook.
Había pasado algún- mucho - tiempo desde que dejó a alguien tocarlo tan intimamente.
Así que era casi imposible contener la emoción. Ser aplastado por un cuerpo grande era mucho mejor de lo que recordaba, que fuera Jungkook quien lo retenía fue aún más satisfactorio. Era como un sueño hecho realidad.
Sentirlo tan cerca, tan íntimo, solo ellos dos, sin importar el mundo haya afuera.
Estar desnudo frente a alguien fue vergonzoso, pero Jungkook ni siquiera le permitió sobre pensarlo cuando se le lanzó encima diciendo un sinfín de cosas que le derritieron el corazón, estaba siendo adulado.
Regalándole una sonrisa depredadora, Jungkook se deslizó entre sus piernas, comenzado un camino húmedo desde sus tobillos deteniéndose en sus rodillas.
Unos segundos en suspenso y perdió el aliento cuando el paquete del condón fue rasgado.
Jimin gimió abrumado tratando de ser consciente por donde el hombre lamía y mordía, gritando de placer cuando fue demasiado profundo. Pasando el borde a su interior Jungkook lo besó duramente, llevándose todo de Jimin.
Fue atento mientras lo preparaba, yendo a cada rincón y acelerándole la respiración. Después de años su resistencia al juego previo había cambiado, estaba más sensible, arqueándose conforme el placer aumentaba.
Se sentía como fuego e ir quemándose poco a poco. Cada toque, cada beso, cada suspiro compartido.
El empuje fue doloroso pero Jimin lo aceptó todo, demasiado apresurado por unirse al hombre. Jimin se aferró a Jungkook mientras el vaivén tomaba ritmo, golpeando contra sus caderas profundamente.
— Dios, me encantas.— Ronroneó el policía contra su mejilla.
La inmensidad del hombre consumía su alrededor, era gigante sobre su cuerpo mientras los arrastraba sobre las sábanas.
A pesar de no haber tenido acción durante tres años, le sorprendió cuan receptivo era su cuerpo a las manos del rubio. Un solo toque firme de Jungkook hizo a Jimin estremecerse, casi correrse.
Jungkook era una locura apasionada; sudado, desnudo, con tanto anhelo de poseerlo. Era imposible que todo quedara bien con él, pero de nuevo, estaba hablando de Jungkook, quien con solo un par de días lo tenía atado al meñique.
Jungkook entrelazó sus manos y las acomodo a los costados de su cabeza para detenerse. Tenerlo frente a frente avergonzó a Jimin, pero Jungkook lo obligó a mirarlo sujetándolo por la mandíbula con una mano.
Fue intenso e invasivo sentir su respiración tan cerca, pero la cercanía por alguna razón creó un cosquilleo en su vientre bajo. No imaginó todo el poder que se crearía con solo el roce apretado de sus cuerpos piel con piel.
Lo sentía en cada partícula de su cuerpo, en cada exhalación y gruñido. Estaba completamente lleno de él, no sólo en el ámbito sexual, sentía a Jungkook en cada poro de su piel, en cada pieza de su corazón y rincón de su alma.
El policía encontró rapidamente su próstata nuevamente y se encargó de empujarlo al borde, convirtiéndolo en suspiros agudos y rotos.
Acercándose cada vez más al orgasmo, Jimin sintió una necesidad creciendo en su pecho, de pronto queriendo decirle esa verdad que quiso callar durante días.
Sin embargo, apenas su boca abrió se mordió la lengua, consciente -hasta cierto punto- que solo arruinaría las cosas.
Asi pues, se aferró fuertemente al enorme cuerpo, dejándose ir entre sus cuerpos. Jungkook no tardó en llegar mucho después, gimiendo sobre su boca.
Ya está.
Lo habían hecho, eso era todo.
No dicen nada luego de eso, Jungkook amarró el condón y lo tiró en el cesto del baño.
Recostandose a su lado, cubrió sus cuerpos con una simple sábana.
— Debemos cambiarnos, tu familia puede llegar en cualquier momento.— Susurró Jimin acomodándose en su pecho.
— No te preocupes por eso, tú descansa – Jungkook se inclinó para besar su frente — Nadie te molestará.
Jimin sonrió por el dulce gesto mientras se abrazaba a su torso, suspirando satisfecho.
—Timin – Arrugó la naríz al sentir picazón — Timin despierta.
Al abrir los ojos, se encontró con unos ojitos verdes mirándolo.
Jimin sonrió viendo a Youngsoo parado a su lado, regalandole una tierna sonrisa. En silencio, recargó su rostro en la mano extendida de Jimin, pidiendo mimos.
Y bueno, Jimin jamás ha sido bueno negándole algo. Apachurró sus esponjosas mejillas unos segundos, antes de recordar lo que había hecho la noche anterior.
Miró su cuerpo rápidamente, preocupado de que el niño viera algo indebido, sin embargo llevaba ropa puesta.
— Abba Jisoo hizo comida.— Tiró de la camisa negra insistente.
— Ya voy pequeño, anda sin mi.
El niño asintió, corriendo fuera del cuarto con pacitos tiernos.
En soledad, Jimin suspiró con una sonrisa de enamorado. El espacio a su lado mantenía la tibieza del cuerpo que estuvo allí y que ahora estaba bajo la lluvia de la regadera en el baño.
Quería esperar por Jungkook pero realmente tenía hambre. Asi que se pusó de pie de un salto, provocandose un mareo corto, debido al repentino movimiento.
Tambaleante se golpeó contra el mueble junto a la cama, tirando algunas cosas al suelo.
Maldijo en voz baja su torpesa agachándose para recoger todo. Sin embargo, su atención se centró en algo en especial.
Un sobre, pero no era el sobre lo que confundió a Jimin, sinó ver su nombre escrito en la hoja que salía de este.
Observó la puerta del baño verificando que Jungkook no saliera, tomó el documento sintiéndose algo entrometido y comenzó a leer.
De pronto, parecía que todo a su alrededor se sacudía, el corazón le latió frenético conforme llegaba al final del documento.
Prueba de paternidad
«No excluido»
«Positivo; 99.99 %»
— ¿Jimin?
→LYLM. ♡
Gracias a jiminssi-jk por su hermoso apoyo (eres un ser maravilloso).
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