Pᴀʀᴛᴇ ₁₄﹕ Mᴀᴅᴜʀᴀʀ﹐ ᴀᴠᴀɴᴢᴀʀ ʏ ᴠᴏʟᴀʀ ᴘᴏʀ ᴄᴜᴇɴᴛᴀ ᴘʀᴏᴘɪᴀ.]
Dᴏs ᴅɪ́ᴀs ᴅᴇsᴘᴜᴇ́s.
No había recibido llamadas por parte de Jungkook.
Tampoco habían llegado oficiales a su casa con una orden de arresto por secuestro. Tal parece que no quería hacer más grande el problema.
Y quizá Jimin tampoco.
Los dos últimos días habían sido pura felicidad. Era como vivir los sueños que una vez tuvo, donde su hijo nunca se perdió.
La felicidad parecía reinar en su familia, era como volver el tiempo atrás, donde nada podía perturbarlos. Estaban contentos, llenando al niño de atención, por todo el tiempo perdido.
"Mira lo que la tía Sunmi te compró ¿a que soy tu favorita"
Le había dicho su hermana luego de llegar al departamento con bolsas llenas de juguetes.
"No le hagas caso, está loquita, mejor mira lo que yo te traje"
Jungwoo no se quedaba atrás, era una competencia por ver cuál de los dos lograba ser el tío favorito.
Habían pasado solo un par de horas juntos y el niño se adaptó bastante bien a todos, especialmente a la presencia de su padre.
En cada segundo que el señor Park estuvo ahi, Youngsoo estuvo tras de él, mirando el periódico, viendo un partido de fútbol y comiendo esas costillas raras en salsa BBQ que su padre amaba, y que ahora el niño también.
"Este niño si sabe de buena comida, no como ustedes"
Les había dicho a los tres, viendo con orgullo como Youngsoo engullía una costilla, manchándose el rostro.
Por otro lado, su madre no podía mantener las manos lejos de él, abrazándolo y besándolo por todo el rostro.
Le había cocinado pastelillos de chocolates y salido a comprar banana milk sólo para él, Jimin estaba sorprendido y quizá algo celoso por tanta atención, a él ni siquiera le dieron mesada cuando era jóven.
Más sin embargo, se sentía feliz.
Ducharlo, jugar con las burbujas, vestirlo, contarle cuentos para dormir, sentir su calor por la noche.
Era algo único, un sentimiento hermoso que le llenó de felicidad el corazón.
— Por aquí... y listo.
Apuntó sus agujetas revueltas en un intento de moño.
Youngsoo tenía casi media hora mostrándole a Taehyung cómo amarrarse los tennis.
"Te, no, ven conmigo"
Le había dicho al verlo salir del baño con los cordones sueltos, lo jaló del pans hasta la sala y de ahí no se habían movido para nada.
— ¿Así?— Taehyung lo miró.
Asintió emocionado y fue por Jimin para enseñarle su logro.
— ¡Wow! Que buen maestro eres Soonie. — Pellizcó con dulzura su mejilla.
— Bueno, vuelvo en un rato. Jimin, recuerda guardarme comida.
Dicho aquello, Taehyung salió del departamento.
Jimin terminó de lavar los trastes y los acomodó mientras escuchaba al niño imitar los diálogos de Buscando a Nemo.
Cuando por fin acabó se secó las manos con un trapo y llegó hasta la sala, donde el niño estaba. Al notar su presencia, estiró los bracitos, pidiendo ser alzado.
— Adivina qué.
— Qué.— ladeó su cabecita curioso.
— Mi mamá te trajo unos libros para colorear, ¿quieres verlos?
— ¡Si! ¡vamos! ¡vamos!
Jimin camino hacia su habitación mientras Youngsoo lo seguía de cerca. Del buró junto a su cama sacó un libro de colorear y un cuaderno en blanco que tenía un set de colores, después volvió hacia la estancia.
Con ayuda del niño despejó la mesa ratona para acomodar los libros allí. Luego se sentaron en el suelo. Youngsoo eligió el cuaderno en blanco y comenzó a garabatear al instante, tarareando la música de intro de un programa de Micky Mouse que pasaban en la televisión.
Jimin lo observó detalladamente.
Podía notar un atisbo de Jaehyun en sus facciones, pero lucía completamente como él. Pequeño y lindo, con un humor exuberante.
Fue increíble como a pesar de los años mantuvieron esa conexión que se creó desde el primer día que lo conoció. Tres años después, según Jungkook, parecía que Youngsoo lo tenía en su memoria incluso cuando no sabía quién era.
Tenían una conexión única, un lazo íntimo que los unía sin importar la distancia.
— Mira – Youngsoo empujo la hoja hacia él — Timin, papi y yo.
Se le oprimió el corazón. El niño había hecho un dibujo de tres líneas que simulaban sus cuerpos y círculos que debían sus cabezas.
— Es muy lindo, bebé.
El niño le dió un rápido abrazo, luego volvió a sentarse para volver a pintar.
— Timin.
— ¿Qué sucede?
— ¿Cuando viene mi papi?
Jimin se atascó con su propio oxígeno, carraspeó incómodamente.
Realmente ya se esperaba ésta pregunta, de hecho, pensó que la primer noche el niño pediría por Jungkook, un día más no era mucha diferencia pero bueno, seguía siendo... Duro.
— ¿Quieres que ya venga?
El niño asintió con la cabeza mientras sonreía. Jimin no supo que más decir así que siguió coloreando, observando de vez en vez los bonitos dibujitos.
Eran apenas palitos y garabatos de colores pero aun así quería pegarlo en su refrigerador para que todos vieran el talento de su bebé.
Sorbió la nariz sintiendo los ojos arder, con un ligero dolor en el pecho, por alguna razón presentía que esto no duraría por mucho tiempo.
Con el ánimo algo decaído, tomó una hoja en blanco y la estiró en dirección al niño. Soo lo observó curioso, esperando alguna indicación mientras sujetaba con sus deditos la hoja.
— Bebé, ¿me haces un dibujo? Cualquier cosa que tu quieras, algo que te guste mucho.
— Si.
Aplaudiendo dejó a un lado el dibujo de ellos tres y tomó una crayola, comenzando a trazar sobre la hoja.
Mientras lo observaba, el razocinio volvió poco a poco a su mente. Sabía lo que debía hacer, sabía lo que pasaría, y aún así no tuvo el valor para decirlo en voz alta.
Youngsoo volteó a verlo sonriente, agitando el dibujo frente al rostro de Jimin con entusiasmo. Fue difícil descifrar los garabatos pero aún así se mostró sorprendido para animar al niño, quien se escabulló entre sus piernas.
— Tus ojos Timin. Tu sonrisa Timin – Youngsoo iba explicando su dibujo señalando con su dedo — Me gusta, a mi papi también le gusta Timin.
Jimin desvió la mirada sintiendo las lágrimas acumularse otra vez. El dolor en su pecho no había disminuido ni un poco, recordar a Jungkook le hacía querer llorar.
— Es precioso.
— ¿Si?
— Claro que si mi amor, es el dibujo más bonito del mundo.
— ¡A mi, Timin!
Jimin estiró los brazos atrapando al niño que saltó desde la casita de juegos.
Habían salido junto a Taehyung y su familia a pasear. Youngsoo parecía demasiado feliz, corriendo con esas piernitas gorditas alrededor de la caja de arena, ensuciando sus ropas.
— Es como un pequeño osito.— Escuchó a su hermana decir.
Ella y su madre estaban sentadas en una banca tomando limonada, su padre se había marchado hace menos de media hora al trabajo luego de jugar con el niño.
Su corazón había latido tan fuerte de alegría, ver a su padre e hijo juntos, Dios, quería echarse a llorar justo ahí, últimamente estaba muy sentimental.
— ¡Rápido!— Estiró los brazos y piernas mientras Jimin le daba vueltas en el aire.
— ¡Auxilio! ¡una bruja quiere matarme!
— ¡Mamá! ¡Jungwoo está tirándome hojas en el cabello!
—¡La bruja sabe mi nombre!
—¡Jungwoo basta!
Ante el alboroto que estaban haciendo sus hermanos, Youngsoo se revolvió en sus brazos hasta que lo dejó sobre el suelo para correr tras Sunmi que estaba tratando de golpear a Jungwoo.
—¡No! Bruja.— Gritó colgándose de la pierna de su hermana.
Sin mucha fuerza, mordió la pantorrilla de Sunmi, quien dió un grito falso dejándose caer en el pasto.
Al verse ganador, Soo pasó por sobre el estómago de Sunmi directo a los brazos de su tío Jungwoo para un abrazo.
Jimin observó todo desde la casita de juegos, estaba sonriendo, con una sensación extraña en el pecho que le revolvió el estómago, se sentía emocionado y asustado.
— Es muy bello, ¿verdad? – Su madre llegó a su lado — Una versión pequeña de ti.
— Aún no puedo creerlo. Siento que despertaré y no estará aquí.
— ¿Cómo lo ha tomado? – La miró —Ya sabes, estár sin... Jungkook.
— Solo han pasado dos días, todavía no lo reciente pero hoy en la mañana me dijo que ya quería verlo.— Miró sus pies incómodo.
— ¿Esperabas que fuera diferente? Jungkook ha sido su padre durante toda su vida, no puedes simplemente borrarlo de su memoria.
Jimin se sintió culpable. Pero no era justo, fue Jungkook quien lo engañó ¿por qué debía ser comprensivo con él?
Observó como Taehyung llegó con paletas heladas para todos. El niño dio un par de saltitos contento al verlo, corriendo en su dirección rápidamente.
— No es justo.
— Jimin... Debemos hablar de esto.
La repentina órden le puso alerta.
— ¿Sobre qué?
— Sabes exactamente sobre qué.
Desvió la mirada cuando se sintió juzgado, aunque su madre no hubiera dicho nada aún, sabía exactamente lo que posiblemente saldría de su boca, cada palabra.
Ya sentía el corazón por los suelos, desgarrando su alma, era como ser de nuevo el chiquillo de diecinueve años asustado y nervioso por enterarse que estaba esperando un bebé.
— Quisiera no sentirme culpable. Estuve esperando ésto por tanto tiempo.— Se pasó la mano por el cabello frustrado.
— Eso es porque dentro tuyo sabes que lo que hiciste no estuvo bien.— El tono de su madre fue cauteloso.
— Pero, es mi hijo.
— Cariño – Sujetó sus manos — Se que esto será duro, pero debes entenderlo.
— Sólo di lo que tengas que decir, mamá.
— Jimin, tu y yo sabemos que es un milagro que en estos dos días no te hayan denunciado por secuestro, te llevaste al niño por la fuerza.
— Tenía todo el derecho.— Se defendió, respirando agitado.
— No es así.
— C-Claro que si.— No pudo guardarse las lágrimas por más tiempo.
— Escúchame, entiendo que te sientas traicionado por Jungkook, no lo apoyo pero tampoco te apoyo a ti. Sea como sea, él encontró al niño, lo crió y aunque he visto poco, se cuanto lo ama, cuanto lo adora, y Soo lo adora a él, es su papá, y eso, aunque nos duela, jamás va a cambiar. – Sorbió la nariz, no le gustaban para nada sus palabras. Su pecho dolía, pero no podía negarlo, todo este tema lo había dejado tan inestable – Mi amor, por favor, no dejes que el rencor te ciegue, no podrás hacer que Youngsoo se olvide de él, y creo que después de todo lo que pasaron juntos, no es justo que las cosas terminen así.
—No es justo, es mío.
Su madre hizo una mueca.
— Piénsalo bien, no decidas algo ahorita que estás molesto. Ponte en su lugar, ¿qué habrías hecho tu? – Su madre le limpió el rostro con cariño y observó a lo lejos a sus hijos jugando con el niño — Si hubieras encontrado a un niño tan maravilloso para criarlo, darle todo tu amor, crear una vida juntos después de estar tanto tiempo solo.
Jimin respiro profundo. Sabía que no merecía perder a su hijo, como fueran las cosas, Jungkook lo había encontrado. Debía pensar en el bienestar del niño, no podía perjudicarlo solo porque Jimin quería ser egoísta.
Las cosas ya no se trataban de él, sino de la felicidad de Youngsoo. Aunque fuera difícil de aceptar, Jungkook había hecho un excelente trabajo como papá, Soo era un niño increíble, tierno, alegre, con tanto cariño para dar a los demás, y lo amaba.
Soo amaba a Jungkook con todo su pequeño y luminoso ser, no podía ser tan egoista y separarlos simplemente porque a él se lo hicieron.
— Se que te duele, pero no estás sólo en esto Jimin.
— Quiero que acabe.— Susurró cansado.
— A veces, hacer lo correcto es doloroso, porque se lleva todo nuestro coraje, todas nuestras esperanzas y nos deja varados, pero núnca, núnca perdidos.
— ¿Me lo prometes?
— Te lo prometo.
— ¿Todo está bien? Desde que volvimos del parque has estado muy callado.
— Hablé con mamá.
— ¿Sobre qué?— Acomodó al niño en su regazo. Se había quedado dormido luego de tanto jugar.
Jimin abrió la puerta del departamento dejándolos entrar primero.
— Sobre Youngsoo.
Tomó al bebé en brazos con cuidado, apretandolo contra su pecho mientras sentía sus ojos arder nuevamente.
Grabandose cada facción de su rechoncho rostro, su frente, nariz pequeñita, su boca gruesa, sus mejillas rojitas, su barbilla fina, su tez suave y blanca, adornada con preciosos rulos dorados.
— ¿Qué hay con él? ¿le pasa algo?— Le miró preocupado.
— Él está bien.
— ¿Entonces? Oye, ¿por qué lloras?
— ¿Nunca has querido algo con tanta insistencia y crees que es lo mejor para ti pero termina haciéndote daño?
— Min, ¿qué sucede?
—Me dejé llevar por la desesperación, me cubrí los ojos con una venda para ignorar el dolor, el estrés. Porque no quería sentirme sólo, me entregué en corazón y alma, me aferré como un testarudo a algo que ya no me pertenecía. – Sorbió la nariz y recargó la mejilla contra la de Soo — Voy a hacer lo correcto.
— No entiendo nada y no me gusta verte llorar.— Taehyung se arrastró sobre la cama hasta su lado, abrazándolo.
— Yo tampoco entiendo, estoy esforzándome en comprender porqué ésto tuvo que ser así.– Miró el techo — Pero quiero un comienzo nuevo para mi, y sólo lo tendré cuando todo esto acabe, y él único que puede ponerle fin soy yo.
Jimin besó con ternura las mejillas rosadas de su hijo, acariciando sus manitas grabandose el tamaño, su calor. Por último peinó sus rulos dorados, un hermoso regalo por parte de Jaehyun que Jimin adoraba.
Quizá, todo esto debía suceder para hacerlo entrar en razón.
→LYLM ♡
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