10
Jeon ingresaba por la puerta principal de aquella casa, necesitaba un baño con urgencia. Había entrenado por horas y necesitaba relajarse.
Acomodo mejor las hombreras de su mochila y se adentro para ir directo a la cocina por algo para cenar, además de cansado, tenía hambre. Podría mínimo comer un búfalo entero, pero al entrar pudo visualizar el como un chico estaba de puntillas, además de que intentaba subirse a la encimera, intentando alcanzar unas galletas de los anaqueles altos.
—Un poco más, solo un poco más—se animaba así mismo.
JungKook aguantó la risa ante la situación, era gracioso el ver los saltitos y ánimos mutuos por alcanzar esas galletas, y es que eran sus favoritas.
Más toda burla se fue de su ser al ver el cómo el chico portaba una camiseta grande, quizás 2 tallas más grande, unos cortos shorts que, sino fuera porque alzaba las manos el contrario, pensaría que no tenía nada más que esa camisa.
Delineó el cuerpo con su mirada, sus cuevas eran fascinantes, sus caderas anchas y cintura pequeña, piernas largas y torneadas, podía apreciar aquel cuello canela, que hizo relamer sus labios, era sumamente hermoso, apetitoso.
Más por culpa de su alfa soltó un gruñido, asustando al Omega quién se había subido por fin a la encimera con las galletas en las manos.
Aquel gruñido hizo que se asustara, brincando en su lugar y resbalando en el acto. Sintió el tiempo lento y como pudo llevó sus manos a la cabeza, como su madre siempre le enseño, y cerrando los ojos esperaba el golpe en seco, más el que recibió fue amortiguador.
No quería abrir los ojos, por alguna razón.
—Hey ¿Estás bien? Mierda, deberías—y se interrumpió así mismo.
Jungkook inmediatamente pudo sentir un olor, primero que nada el olor a vainilla lo conocía perfectamente, desde que llegó él llegó no había rincón de la casa que no tuviera ese olor tan... Exquisito. Más aquel toque de coco fue el que dio por hecha su perdición.
Se acercó lentamente al chico quien aún se mantenía con los ojos cerrados. Así que lo levanto un poco más y se acercó a su cuello, del lado donde el olor se percibía más, maldita sea era tremendamente atrayente.
TaeHyung tuvo que abrir los ojos y ahogar un gemido al sentir como algo húmedo y áspero recorría su cuello, solo pudo visualizar un poco la cabellera azabache del contrario. Temblaba por aquella sensación.
Jungkook se retiró del cuello ajeno, apreciando ahora la mirada brillante y mejillas sonrojadas del más bajo, luchaba ahora mismo contra su alfa, y es que a pesar de sentir algo respecto a este Omega, tenía que respetarlo... Era su cuñado.
—Ten más cuidado, corderito—sonrió con burla para irse del lugar dejando totalmente en shock al Omega.
No fue hasta que el alfa desapareció de su vista que soltó un chillido al igual que las galletas.
—Mi celular, mi celular, necesito decirle a JiMin—busco desesperadamente hasta correr a su habitación para tomar su teléfono y contactar con su mejor amigo.
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