Capítulo 41: El mensaje oculto Parte 1

Al día siguiente, en el Departamento de Policía...
Todos iban y venían, los teléfonos no dejaban de sonar y había papeleo tirado por todos lados. Esa mañana era un desastre, y apenas estaba comenzando el día. El Detective Gordon pasó junto a los operadores —de las llamadas de emergencia— y se detuvo a centímetros de un hombre que tenía la cabeza gacha sobre el escritorio y el rostro cubierto con el dorso de su mano; al instante en que sonó un teléfono por alguna parte, el hombre tomó el suyo y empezó a hablar, aunque no había nadie del otro lado de la línea. El pánico se redujo cuando se dio cuenta de que el detective sólo estaba hablando con otro colega policía:

¿Aún nada? —preguntó él.

De hecho sí, detective.

Se paralizó.

—El señor Fox encontró algunas pistas en la grabación de Pepper de hace tres días, cuando el culto empezó a atacar. Dice que es posible que esté en el Teatro Quagmire, el abandonado.

«Oh, no», pasó por su cabeza.

Colgó su llamada falsa y empezó a marcar un número de celular con rápidez, luego escuchó los tres timbres, pero nadie contestaba y empezó a golpear su zapato contra el piso de manera frenética para ocultar su desesperación.

—Tiene sentido, ella es fanática de ese tipo de cosas —hubo una pausa—. Bien, avísale a las unidades que estén cerca de la zona que me vean ahí.

Entonces, contestaron:

Más vale que sea bueno.

Sí, señor —contestó el oficial a Gordon, y se fue.

—Jefa, tenemos un problema... —murmuró al teléfono.

¿Qué? —contestó desinteresada, aunque si la hubiera tenido en frente hubiera visto cómo se levantó de su cama y se golpeó el brazo con la pared por accidente.

—Algunas unidades van hacia allá, tiene que irse. Ahora... —dijo, con la voz baja y temblorosa.

—¡¿Oye, con quién estás hablando?!

«Gordon», pensó.

—Salga de ahí, ahora... —murmuró otra vez, y Jim lo tomó por los hombros para separarlo del teléfono—. ¡Ahora!

Dio su último grito de advertencia a Pepper y ella inmediatamente colgó para levantarse y vestirse; Jim le arrebató el teléfono para lanzarlo a un lado, luego lo ahorcó con un brazo y el sujeto rió en señal de nerviosismo, otros oficiales cerca prepararon sus armas por si acaso; y Harvey encaminó hacia Gordon para ver qué pasaba.

—¿Y ahora qué alboroto quieres hacer? —le espetó.

—Necesitamos saber quién era el receptor de esa llamada —dijo Jim, mirando el teléfono descolgado. Y después volvió su mirada al hombre que reía y fruncía el ceño—. Y tú... —lo arrastró—... tendrás una linda charla conmigo después.

El sujeto fue arrojado dentro de la pequeña celda de retención y siguió riendo en el suelo, Jim lo miró con desprecio mientras repasaba en su mente la conversación del sujeto por teléfono para tratar de llegar a algo; los demás oficiales guardaron sus armas y siguieron con lo suyo. Luego, Harvey llegó hasta él:

—¿Quieres que traiga a Lucius para que rastreé el receptor? —le preguntó.

Y justamente ahí fue cuando Jim obtuvo la respuesta.

—No es necesario, ya sé a quién llamaba —ahora miró a Harvey—. Vamos al Teatro Quagmire.

(...)

Después de la llamada, casi salté de la cama para dirigirme a mi baúl y tomar un traje, fui a ponerle cerrojo a la puerta, me quité todo —excepto mi ropa interior, obviamente—, y comencé a vestirme como si la ropa que traía antes estuviera llena de insectos. Hacía frío afuera, por lo que me habían dicho los seguidores que venían a avisarme sobre lo que hacían en la ciudad, pero, por desgracia, no encontré el saco negro que venía con el traje gris que me había puesto y tuve que ponerme un suéter blanco que encontré por ahí, le limpié el polvo y me lo puse. Luego busqué mis zapatos negros debajo de la cama y descubrí que Lou tenía uno en la boca, así que me adentré un poco y traté de arrebatárselo.

—Dámelo... —gruñí—. Lou, no quieres que te patee el hocico, ¡dámelo!

Tiré del zapato de nuevo, pero el perro me gruñó e hizo lo mismo en sentido contrario, justo cuando empecé a aplicar más fuerza para arrebatárselo, Jonathan tocó la puerta y aflojé mi agarre por un segundo, provocando que cayera de espaldas al suelo y Lou se quedara con mi zapato, que luego lo soltó y lo puso debajo de su pata.

—Perro infeliz —lo miré molesta.

—Pepper... —llamó Jonathan, con cierto tono de fastidio.

—Ya voy, ya voy, ya voy... —me levanté y abrí la puerta—. ¿Qué?

—Ya me puse en contacto con él, ahora sólo tenemos que ir a recogerlo —se puso su máscara.

—¿Tenemos, perdón? —arqueé una ceja—. Iremos por él después, ahora necesitamos huir.

Entonces, dejé la puerta entreabierta y me agaché de nuevo a un lado de la cama para tomar mi zapato lleno de saliva, hice una mueca cuando mi dedo tocó la parte bizcosa del zapato, pero finalmente me lo puse e hice lo mismo con el otro.

—¿De qué? —entró.

—Policías vienen hacia acá —me levanté—. Adelantaremos el tiempo un poco, iremos a la Mansión Wayne directamente y los desviarémos con esto...

Al mostrarle la carta que había escrito la noche anterior, sólo me miró confundido; pensé que esa parte del plan, mi as bajo la manga, ya se la había contado. Al parecer nunca lo hice.

—¿En qué la usarás? —la señaló.

—Son detectives, ¿cierto? —la guardé en un sobre—. Si me ven huir, al primer lugar en el que piensan que iré es a la mansión del mocoso porque, seguramente, saben que yo sé que Jerome está ahí. Pero la carta es nuestro as, los hará tomar otro camino.

—Te felicito —dijo sarcástico, rodando los ojos—. Por cierto, ya que vamos hacia allá, también sería bueno pasar por mi compañero, él puede ayudarnos más de lo que crees.

—Insistes mucho con ese amigo tuyo —guardé el sobre de la carta en mi bolsillo—. ¿Dónde está?

—Cerca de nuestro destino, en las Millas de Atracciones.

—Eso es cerca de la mansión del muchacho... —murmuré para mí—. Bien, lo recogeremos en el camino —dije, mientras seguía buscando el saco del traje.

¿De dónde sacaste esta foto? —preguntó Jonathan, y me giré para ver de qué hablaba.

Entonces, me di cuenta que traía en sus manos enguantadas la fotografía de Bruce Wayne que había pintado la noche anterior con la tinta de la pluma, después de haber acabado la carta.

—¿Y por qué tiene el rostro pintado de color negro? —arqueó una ceja.

—La saqué de un periódico —se la arrebaté, pero me detuve a mirarla—. ¿Sabes? Este mocoso me da mala espina, tiene algo —torcí los labios—. De hecho, me da miedo —arrojé la fotografía al suelo.

—¿Entonces, por qué...?

De pronto, se escuchó cómo la puerta del teatro era derrumbada y los seguidores entraban en pánico.

—Shh, shh, shh, shh, shh... —advertí a Jonathan.

Inmediatamente después, me dirigí hacia la puerta para mirar a través de un agujero que tenía y vi justamente a la persona que nunca me daba gusto ver.

—Demasiado tarde para huir... —gruñí, y me di la vuelta—. Saldremos por no de los conductos, sea el que sea —apagué la luz—. Sólo espero que a esos idiotas no se les ocurra...

¡Abran fuego! —gritó alguien.

—... Traérlos hacia mí —fruncí el ceño.

Luego, suspiré cansada y me dirigí hacia una esquina del cuarto para tomar la escopeta que estaba recargada ahí, le coloqué unas cuantas balas y salí, sin mostrar alguna expresión en mi rostro para no alarmar a los demás. Los disparos en ambos lados cesaron cuando puse un pie fuera, Jonathan miró desde la puerta del taller todo lo que sucedía, sólo para esperar su turno para entrar.

—Hola, Jimbo... —canturreé y sonreí.

—Tenías razón... —le susurró Harvey a su compañero.

—No me da gusto verlos, nunca lo hago —dije, haciendo una mueca y frunciendo el ceño.

—A nosotros tampoco, y mira de qué sabandija siempre estamos detrás —habló Harvey.

—Oh, ¿en serio? —volví a sonreír.

Entonces, disparé hacia la cuerda que colgaba de uno de los asientos de la parte de arriba del teatro, ese tipo de asientos en que la gente rica y arrogante se sienta, y una bomba de humo enorme cayó frente a ellos. Me hice a un lado mucho antes de que la bomba cayera, pero eso no evitó que unos cuantos policías me siguieran.

—¡Disparen contra ellos, ahora! —ordené a mis seguidores, y ellos inmediatamente obedecieron.

Los restantes, mi grupo "especial", me rodearon y eliminaron a los policías que me seguían en segundos, luego me giré en su dirección y disparé hacia arriba de nuevo para liberar otra bomba de humo, pero ahora del techo.

—¡Ustedes, llévense a los prisioneros restantes a la cárcel! ¡Pidan a los que se encuentren que los ayuden! —grité por encima del ruido—. ¡Y tú, Doe, sube a Lou a la furgoneta y espérame en la siguiente cuadra de aquí! ¡Ya, ya, ya!

El grupo se esparció y me quedé un poco vulnerable de nuevo, pero todo empeoró cuando vi que Jim y Bullock se acercaban por los lados. Comenzó una masacre dentro del teatro, como siempre. Y antes de que me diera cuenta, ya estaba rodeada por el frente por los dos idiotas; por instinto o intuición, deslicé la mirada hacia la puerta de mi taller y vi que Doe, la persona experta en bombas que no distingo si es hombre o mujer, se llevaba a Lou para ponerlo a salvo, algo en mí se tranquilizó por un momento, pero luego me alarmé al darme cuenta de que no había rastro de Jonathan.

—De ésta ya no sales, Crewell —dijo Bullock, apuntándome, y elevé ambas manos a la defensiva, pero nunca dejé a un lado la escopeta.

Entonces, una figura encapuchada apareció detrás de ellos. Debo admitir que el humo alrededor lo hizo ver más escalofriante de lo que ya era.

—Yo creo que sí —sonreí.

De pronto, Crane rocío gas del miedo sobre ellos, pero lograron cubrirse a tiempo; Jim lo golpeó en el estómago y rostro para hacerlo caer, pero como no lo logró, lo empujó hacia a mí justo cuando había disparado hacia arriba de nuevo para liberar un viejo piano que estaba guardando para una broma que haría. A todo esto, mi espalda chocó contra la pared y el costado de Jonathan contra mi estómago, las cuerdas que sostenían el piano se escucharon romperse y miré hacia arriba de inmediato para ver el objeto siendo sostenido por un par de cuerdas; Gordon y Bullock se hicieron a un lado al darse cuenta, aunque más bien uno obligó al otro porque no quería dejarnos morir, sólo atraparnos.

Jonathan aún no se levantaba por alguna razón y tuve que actuar rápido, así que lo moví un poco para liberar mis piernas, las doblé y luego lo pateé lejos, el piano cayó y yo rodé hacia atrás, abriendo una pequeña puerta secreta que más bien era el conducto donde la basura era arrojada. Me sostuve en el conducto y luego me estiré de nuevo para buscar a Crane y arrastrarlo adentro también. Él me vio y mientras ambos detectives estaban ocupado tosiendo, saltó por encima del piano, rechazó mi mano y pateó mi cabeza para que el conducto me llevara, él se deslizó después.

Finalmente, caímos en bolsas de basura que contenían restos de personas o simplemente latas de bebidas alcohólicas o basura de fiesta. Me levanté de inmediato y corrí hacia donde se suponía que Doe nos estaba esperando, Jonathan sólo corrió detrás de mí.

(...)

Mansión Wayne. 9:10 a.m.
Me desperté por el olor a comida sobre mi nariz, incluso era extraño porque la cocina estaba un poco alejada de la sala de estar —lugar en el que estaba durmiendo—, entonces abrí los ojos y el plato de huevos revueltos y pan tostado junto a mí llamó mi atención. Lentamente me levanté y pasé una mano por mi rostro, de verdad estaba cansado, pero había cosas qué hacer. Luego, volví a mirar el plato y sonreí de lado, hace tanto no había comido así de bien, y mucho menos si contamos que el día anterior sólo había tenido una galleta de avena en el estómago que me había ofrecido el chico que me trajo a la ciudad, Joshua.

De pronto, escuché pasos acercarse y me incorporé en el sofá, tomando la manta de nuevo y colocándola sobre mis piernas para doblarla.

—Buenos días, señor Valeska —saludó el mayordomo, y dejó una pequeña bandeja con un vaso y una jarra de jugo a un lado del plato.

—Buenos días, Alfred —sonreí un poco—. No te hubieras tomado la molestia, pude ir al comedor yo solo con una vez que me llamaran.

—No creo eso, el amo Bruce dijo que no durmió muy bien —dijo Alfred, y colocó ambos brazos detrás de su espalda—. Pero si usted prefiere desayunar en la mesa, llevaré los platos.

—Necesito ver las noticias.

—Por supuesto.

Y con eso, aparté la manta —ahora doblada— y tomé mi plato, Alfred se encargó de la bandeja con el jugo y ambos nos dirigimos al comedor, después de que me puse los zapatos. Al entrar, puse mi desayuno del lado contrario al de Bruce y sólo me senté sin decir nada, el mayordomo sirvió jugo en mi vaso y agradecí por eso. Al parecer, el chico no se dio cuenta de que había entrado, pues sólo hasta que escuchó mi voz fue cuando volteó; estaba tan atento de las noticias del televisor.

—Oh, ah... buenos días, Jerome —sonrió.

—Buenos días, Bruce —sonreí también, pero no por ser amable, sino por resistir la risa. Estaba muy distraído.

—¿Si pudiste dormir bien, después de todo? —preguntó, y undió el tenedor en su plato.

—Sí, gracias por preguntar —respondí, y tomé mi vaso para beber algo de jugo antes de empezar a desayunar, sino parecería un salvaje comiendo por el hambre que tenía—. Y... ¿qué hay en las noticias? ¿han hablado de Pepper?

—Eso es lo que he estado esperando desde que encendí televisor, pero no han dicho...

De pronto, una reportera comenzó a hablar; estaba frente a un teatro abandonado, había bastantes unidades alrededor y un montón de policías arrestando a seguidores del culto, y si ese no era el caso, estaban llevando heridos a las ambulancias, fueran policías o personas del culto.

Estoy frente al viejo Teatro Quagmire, lugar donde la criminal, Pepper Crewell, se escondía del mundo que envolvió en caos. Se rumorea que adentro, llevaba a cabo otro de sus horribles actos que ella ve como un deporte, los cuales nos enseñan los monstruos que puede crear este mundo; ejemplo de esto, son los ciudadanos prisioneros que su culto torturaba, y que sus cuerpos luego eran utilizados para formar una especie de trono. No podemos dar imágenes, pero tal vez puedan ver en los periódicos.

Para la mala suerte de la ciudad, Pepper logró escapar. Y no está sola...

—¿A qué se refiere con eso? —pregunté.

—¿No lo sabías? —habló Bruce—. Pepper logró salir de Arkham gracias a una toxina que puso en la ventilación de las instalaciones, pero ella no fue quien la hizo.

—¿Hablas de... una especie de compañero? —arqueé una ceja, y metí un bocado del desayuno a mi boca.

—Exactamente, Jonathan Crane. Ya había aparecido antes y también tentó contra la vida de Jim Gordon en una ocasión, en Arkham, pero volvió a ser atrapado. Y tal parece que Pepper lo convenció de que hiciera la toxina —explicó Bruce, y luego volvió a su plato.

—¿Y qué efecto tiene? —bebí de mi jugo.

—Vuelve dementes a las personas, tuerce su boca en una sonrisa antes de morir. Además de un extraño efecto cosmético, que los hace ver como si fueran payasos.

—Escalofriante —fruncí el ceño.

Bruce abrió la boca para decir algo, pero la televisión volvió a llamar nuestra atención, incluso la de Alfred:

Gracias, Karen. En otras noticias, el puente del Río de Gotham fue derribado el día de ayer, cerca de las 19hrs...

Escupí mi jugo.

... Momento en que también el culto comenzó a lanzar bombas sobre la ciudad, en especial en edificios como la Torre Wayne y la antigua Torre Galavan, de las cuales sólo la segunda pudo ser derribada. No hay rastro de que la criminal, Pepper Crewell, haya estado en el lugar, pero los restos humanos encontrados en el agua horas después, levantan sospechas. El Detective Gordon habló al respecto...

Alfred se acercó a limpiar mi desastre y yo me levanté para hacerle espacio, después me recargué en la barra junto al televisor y colocaron una grabación de la llamada telefónica que tuvieron con Jim Gordon; mi cuerpo se tensó al oír su voz, temía que hablara de mí, revelaría cosas a Bruce.

"No es la primera vez que Pepper aparece, pero sí la última en que lo hará. Sabemos cómo actúa, seguramente estuvo involucrada en un enfrentamiento en el puente y no quiso dejar testigos...". Las imágenes son espantosas, todo lo que se podía ver en el río, eran restos humanos y sangre corriendo, aunque, cabe destacar, que uno de los cuerpos llamó la atención de las autoridades mucho más que el resto. El sujeto tenía la piel pálida, los labios rojos y...

—Suficiente violencia por hoy —habló Alfred, apagando la televisión.

—Pero, ¿y si decían algo más? —se quejó Bruce, levantándose e intentando encender el aparato de nuevo, pero el mayordomo le golpeó las manos con el trapo con el que estaba limpiando.

—Termine su desayuno, amo Bruce —se quedó ahí.

—Piel pálida... —murmuré para mí—. Pepper usó la toxina con una de esas personas, ¿cierto? —miré a Bruce.

—Tal parece, Alfred apagó la televisión antes de que mostraran el cuerpo —volvió a sentarse.

—Que Pepper tenga esa cosa al alcance y a alguien que le suministre más, es alarmante —tragué saliva. Esta vez no estaba fingiendo temor—. Seguramente ya la usó en...

—De eso iba a avisarte —interrumpió Bruce—. Pepper usó la toxina por primera vez en Arkham para matar a los guardias y liberar a los reos, dicen que iba a hacer lo mismo en la alcaldía y el DPGC, pero fue controlada antes de que se extendiera fuera del asilo, los reos están siendo ingresados a otros hospitales psiquiátricos fuera de la ciudad mientras desalojan el gas. No te preocupes, Jerome, estamos seguros aquí —me miró, mostrando un semblante serio y nada más.

—Quisiera creerte, de verdad. Pero dícelo a las personas que publican en los periódicos las veces en que te han secuestrado estando aquí.

(...)

—¡Jim, tengo algo! —gritó Bullock.

Se podría presumir que la cuarta parte del Departamento de Policía estaba ahí, además de varias ambulancias que ocupaban más espacio que las patrullas. Se podía decir que todo estaba controlado, excepto por la parte en que Pepper había escapado. Harvey estaba corriendo hacia Jim lo mejor que podía, pero él no le prestó atención hasta que estuvo a un lado suyo, ya que estaba mirando el sobre y la carta que encontró poco después de que Pepper y Jonathan Crane habían escapado.

—Espera, tengo que darme un respiro —dijo Harvey, recargándose sobre el capó de una de las patrullas—, no estoy en buena condición física...

—Sigue diciendo que es hora del almuerzo cuando no lo es y pronto ni siquiera podrás caminar —dijo Jim, y le sonrió—. Bien, ¿qué conseguiste?

—Le saqué información a un tipo... —se incorporó—... me dijo que Pepper ha estado llevando personas a una especie de prisión a las afueras de la ciudad, pero que no son personas cualquiera. Tiene asuntos con ellos.

—¿Quiénes? —frunció el ceño.

—No dijo nombres. Sólo pude sacarle que ella les dice "invitados de honor" —Harvey hizo comillas con las manos—, eso y un diente.

—Pueden ser sólo enemigos, o tal vez aliados —pensó Jim—. ¿Qué planea con eso? ¿Darles una muerte peor? ¿Salvarlos?

—Bueno, ambos sabemos que, cada vez que aparece para hacer drama, tiene sus protegidos. ¿Por qué sería diferente esta vez?

—No se sabe, incluso pueden ser traidores del culto, eso le daría sentido a que ella tenga asuntos personales con ellos —argumentó Jim—. ¿Alguna idea de cuál es la prisión? ¿O sobre a dónde huyó? Tal vez tiene más refugios como el teatro.

—Te fallé en eso, Jim —contestó Harvey.

Ambos suspiraron decepcionados; por primera vez, no tenían nada que les sirviera de ayuda, y tampoco podían pensar en una solución por el incesante dolor de cabeza en cada uno. El hecho de que Pepper estuviera libre y que no hubiera perdido nada más que algunos de sus seguidores, era estresante; no fue herida, ni despojada de algo importante para ella, ni estaba sufriendo alguna pérdida específica y lo más estresante, no fue atrapada.

Pero entonces, al cabeza de kiwi con sombrero se le ocurrió una idea.

—La carta —la señaló—. Lee la carta, tal vez encontremos algo.

Ambos se acercaron para leer la carta en su mente, no podían hacerlo en voz alta por cualquier cosa que pudieran encontrar, ya que ellos pensaban que aún podrían haber personas del culto con máscaras de policías a su alrededor; pero hubo cosas en ese pedazo de papel que los confundió.

—Vaya, qué mala ortografía tiene —opinó Bullock—. Parece que lo escribió estando ebria —rió.

—Ella no bebe —afirmó Jim—. Esto no tiene sentido, nada en esta carta lo tiene —negó con la cabeza.

—Tal vez el apuro —dijo Bullock, encogiéndose de hombros, y siguió leyendo.

Gordon también la leyó de nuevo, y otra vez y otra vez, pero no encontraba nada, eso mientras Bullock seguía burlándose de la forma en que estaba escrita la carta. Luego de haberla leído cinco veces seguidas y de analizar cada letra, Jim se dio cuenta de algo, así que buscó una pluma en el bolsillo de su saco y colocó la carta sobre el capó de la patrulla frente a él.

—No, no fue ninguna de esas cosas —afirmó—. Mira, aquí...

Gordon acercó la pluma al papel y encerró en un círculo de tinta azul la letra "R" mayúscula en la tercera palabra, luego deslizó su mano para encerrar la "o" restante en la palabra que debía decir "la".

—Y luego... —deslizó su mano y leyó—. Aquí —encerró—. Ahm... también aquí —encerró de nuevo—. En ésta también...

—¿Adónde quieres llegar con eso? —le preguntó Harvey a su compañero, mientras seguía marcando palabras en la carta.

Cuando terminó, se hizo a un lado para que Bullock pudiera mirar.

—Si tomamos las letras que no van en su lugar en todas las palabras que están mal escritas, nos da...

Jim comenzó a escribir en la parte de abajo de la hoja lo más rápido y legible que podía cada una de las letras que había encerrado en círculos, luego su compañero de acercó a mirar:

—"Robbinsville" —completó Harvey—. ¿Ése que no es el lugar donde Pepper vivía con sus padres?

—Sí —respondió.

—Entonces, hay que irnos.

~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·

Heeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeey :)

Espero que hayan disfrutado del capítulo, no se olviden de comentar si tienen algo que opinar, voten si quieren y no olviden que lxs quiero ;)

Ah, y otra cosa antes de que se me vAYAN...

Me gustaría saber si ustedes tienen alguna duda con la trama o la historia en general, cualquiera. Si la tienen, escríbanla justo en ese círculo:

❍️

Después, la contestaré en un pequeño especial que haré (después del capítulo 42), donde también habrá datos curiosos y lo que se me ocurra 

Y nada más ;)
¡Bye, bye!























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