Sekstende: Unas verdades a la luz
Disclaimer: La mayoría de personajes que se veían en esta historia no me pertenecen.
<Capítulo 16>
-Detecto irregularidades en el clima.
–Deben ser Tony y los demás —dijo Bruce rápidamente y todos salieron al balcón.
Primero sonrisas y luego confusión, para después sonrisas de nuevo.
–Brunhilde.
–Hola Bruce —ambos se abrazaron amistosamente. Luego la chica le dio un golpe en el brazo—. Te veo bien.
–Ajá... Recuerda que no me sientan bien tus puñetazos amistosos estando en esta forma.
–Ups, lo siento —se sonrieron.
–Entonces... ¿Cómo les fue? —preguntó Wanda dando un paso al frente.
–Excelente, ya no habrá problemas. Aunque tenemos trabajo qué hacer. Tuve que vender mis trajes.
–¿Eso por qué? —preguntó Bruce exhaltado.
–Una palabra: deudas.
–¿Quién es la pequeña? —preguntó Visión señalando a Elin escondiéndose detrás de Loki.
–Elin, era una de las artesanas de Björn —respondió el pelinegro.
–¿Contratan niñas?
–Es una tradición. Hijos de artesanos son artesanos —explicó Thor con calma.
Wanda, Visión y Bruce quedaron perplejos.
–Sí, lo sé. Yo también pienso que todo es muy jodido allá. Pero en fin. Todo está bien, Loki está bien, unimos a Asgard con la Tierra y juré eterna lealtad con ellos, ya saben, lo típico —allí estaba el Tony que todos acostumbraban—. Y si me disculpan, quiero mí café.
–¿Qué es café?
–Te encantará. Ven —ofreció su mano y la niña la tomó. Ambos entraron a la torre.
–¿Ésta es tú fortaleza, Lord Anthony? —el grupo, que los siguió de cerca y con curiosidad, quedaron atontados por cómo lo llamaba. Claro, todos excepto Brunhilde, Thor y Loki.
–Sí... —Tony movió la cabeza no muy convencido—. Es la torre de los Vengadores... Y no me llames Lord Anthony, sólo dime Tony, o señor Stark, como refieras.
–Está bien, señor Stark —el mayor le sonrió ampliamente.
–Viernes, nena. ¿Hay alguna habitación disponible cerca de mí dormitorio?
-Está la habitación donde a veces el joven Parker duerme.
–Tendrás esa habitación. Total Peter no va a vivir aquí y es mejor que estés cerca.
–Tú techo es mágico.
–¿Qué? No.
–¿Es una sirviente invisible?
–Menos. Es una ayudante. La cree yo.
–¿Cómo la creaste tú?
–Muchas preguntas. Debes tener hambre, necesitas comer algo —la guió para que se sentara en el comedor mientras él inspeccionaba el refrigerador.
–Se ve feliz —dijo Bruce mirando la escena de lejos junto al resto.
–Está feliz. Creo que sería bueno que vaya a Asgard más seguido —acotó Wanda con una sonrisa. Cuando Loki se quiso rascar el cuello, notó el accesorio de su dedo—. ¿Me dejas ver el anillo?
–¿Ah?, oh... Claro —se sacó la joya y se la entregó. Ella la observó fascinada.
–Es hermoso. ¿Lo hicieron en Asgard?
–Lo crearon los mejores herreros de Asgard, pequeña Wanda.
Ella sonrió mirando el anillo y luego se le borró el semblante alegre. Pensó en cuando Steve se enterara, porque lo hará, habría problemas, sumado a que ahora están planeando algo con Bucky.
–¿Puedo ver más de tus inventos?
–Quizás más tarde. Necesitas ropa nueva.
–¿Por qué necesito ropa nueva? Siempre uso esta —Tony sintió lástima por aquella niña. Seguro era mayor que él en años humanos, pero seguía siendo una niña pequeña.
–Ya no más. Tendrás ropa nueva luego de bañarte.
–¿Bañarme?
–No puede ser —el castaño se rascó la nuca ya muy nervioso. Sentía rabia imaginando cómo Björn o quien sea en Vanaheim la trataba, además que el golpe en su mejilla no lo dejaba menos tranquilo.
–Tony, yo puedo encargarme mientras le consigues ropa.
–Gracias Wanda, te debo una.
–Si vamos así, yo te debo muchas más, Tony —el mencionado se sorprendió por esto, más que por lo que dijo fue por cómo lo llamó.
–Elin, ve con Wanda. Ella te mostrará dónde está el baño —la niña miró a la joven con menos desconfianza y tomó su mano una vez ella se la ofreció.
–Creo que siente gran apego a esa niña, señor Stark —dijo Visión acercándose un poco mientras veía a amnas chicas alejarse.
–¿Quién, yo? ¿De qué hablas?
–Usted tiende a tener una costumbre de cuidar a personas menores que usted de forma paternal. Tales como el joven Peter y Wanda. Ahora que esa niña no tiene padres ni tutores, sería una gran oportunidad para usted y Loki de tener una familia.
Tony se atragantó con el café. Lo miró con desconcierto y luego miró a Loki, quien hablaba con Thor, Bruce y Brunhilde en la lejanía.
–Sí... Supongo que tienes razón. Pero no creo estar listo. Tenerla aquí sólo será temporal, hasta que encuentre a alguien adecuado que la cuide, o que Thor la lleve a Asgard, allí de seguro habrá alguien para ser su familia definitiva.
–Decida lo que decida, todos aquí lo apoyaremos, tenga siempre eso presente —le sonrió cálidamente y se alejó nuevamente.
Tony quedó pensativo. ¿Formar una familia con Loki? No estaba seguro. No sabía si él se merecía una familia después de todo, tendría que meditarlo demasiado.
~•×•~
–¿Eres una de las sirvientes del señor Stark? —preguntó Elin de pronto mientras estaba dentro se la bañera.
–¿Qué? No... Sólo somos compañeros —respondió—. ¿Por qué piensas eso? —empezó a lavarle su largo cabello ondulado con cuidado.
–En Vanaheim él es un Lord. Un príncipe guerrero que fue capaz de derrotar a los malos Chitauri hace unos años aquí en Midgard. Dicen que por su valentía debería tener un castillo con muchos sirvientes y plebellos, al igual que mucho poder y riquezas.
Wanda rió nerviosamente.
–Pues... No es tan así.
–Lo sé. Él es muy misericordioso para ser alguien con tanto poder, él es distinto.
–Sí... Lo es.
–Eres muy bonita, ¿eres una especie de diosa?
–¿Q-Qué? No, claro que no, sólo soy una Midgardiana.
–Siento una energía distinta en ti.
–¿Cómo lo sabes?
–En Vanaheim todos sabemos un poco de magia. Eso me permite sentir ciertas auras. La tuya es poderosa, pero con buenas intenciones, a veces guiadas de mala manera.
–Mh, sabes mucho, ¿eh? —la niña rió al ver la sonrisa de la contraria.
~•×•~
–¿Estás seguro de esto Steve?
–Sí... Tenemos que arreglar las cosas con Tony.... Con el señor Stark —el castaño lo miró con lástima y puso una mano en su hombro.
–Lamento que por mí culpa-
–No es tú culpa, Bucky —enfatizó el rubio dentro de los susurros.
–Hey, ya llegamos —dijo Barton una vez se abrieron las puertas del ascensor.
–¡Hola mis amigos! —saludó Thor animado sentado en el sillón junto a Bruce y Valquiria—. Ella es mí amiga Brunhilde, es de Asgard y es amiga de Banner también —la chica hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo. Algunos de los del grupo levantaron la mano incómodamente—. ¿Quién es ese amigo que traes, Steve?
–Él es Bucky.
–Oh, es el amigo que nos hablaste hace tiempo —Thor se levantó y ofreció su mano para saludar—. Es un gusto.
Bucky correspondió un poco más calmado.
–¿Thor, dónde está Tony? —preguntó Steve.
–Está justo entrando —y señaló la puerta. Tony tenía a la niña en brazos y Loki caminando a su lado.
–Aprendes demasiado rápido, Elin. Me sorprendes.
–¿Me gané mí dona? No sé lo que es, pero suena delicioso.
–Por supuesto que... —todo quedó en silencio cuando Tony se percató de la presencia del grupo. Wanda y Visión llegaron justo y ella se maldijo a sí misma por no haber estado justo allí antes de que llegaran. Tony se aclaró la garganta—. Por supuesto que sí. Creo que quedan algunas en el refrigerador —intentó con todas sus fuerzas no mirar de nuevo al grupo y pasó de largo hacia la cocina de la otra sala aún con la niña en brazos. Le pasó una dona al mismo tiempo que Loki llegaba a su lado—. Cuídala, yo me tengo que hacer cargo de esto. Llévatela de aquí.
–Sólo debes avisarme sin necesitas ayuda —asintió Loki y el castaño sonrió un segundo. Elin ya estaba puesta en el suelo, con una mano sostenida por Loki y la otra sosteniendo la dona que ya había mordido.
Ambos se fueron a la otra habitación.
Tony suspiró pesadamente y fue de nuevo a donde estaba el grupo, sintiendo el pánico inundarle y recordando a pedazos la batalla del aeropuerto y luego la de Siberia.
–Señor Stark, debemos hablar.
–Claro, ¿quieren un café o un té?
–Vamos, Stark, no es momento para juegos –dijo Clint molesto medio sentándose en el respaldo del sillón. Los únicos realmente cercanos a Tony eran Bucky y Steve.
–Ahora supongo que ofrecer cosas es de juegos —dijo poniendo a funcionar la cafetera—. ¿De qué me quieren hablar?
–Sobre lo que pasó... Lo lamentamos.
–Yo lo lamento, señor Stark. Puedes odiarme todo lo que quieras, pero quiero que sepas que en verdad lo lamento —dijo Bucky dando un paso al frente.
–No quiero tus disculpas, no son necesarias y no las acepto. Yo-
–¡Vamos Tony! ¿Puedes dejar de ser tan egoísta? —exclamó Clint.
–Acepta sus disculpas hombre, no fue para tanto —le siguió Sam.
A Tony le temblaron tanto las manos que se le cayó la taza con café caliente encima de la mesa, quemándose con el líquido hirviente. El sonido de la taza rompiéndose en el suelo hizo que todo quedara en absoluto silencio.
El castaño se miró las manos, rojas por la herida, con el ceño fruncido. Temblaban por la tensión del asunto y apenas podía sentir los dedos. Las apoyó en la mesa y agachó la cabeza mientras unas lágrimas cayeron por sus mejillas, a simple vista no sabrías si eran por la quemadura o el dolor en su alma.
–Tony... —dijo Natasha quien estaba al lado de Barton.
–Sí... Tienen razón, soy un egoísta sin corazón —dijo con rabia contenida empezando a apretar los puños—. Soy el monstruo que ustedes creen que soy, soy una horrible persona —una carcajada triste salió de su garganta.
–Tony, no eres-
–¡Cállate Rogers! —todo se quedó de nuevo en silecio, nadie nunca había escuchado a Tony gritar con tanta rabia contenida—. ¡Siempre intenté ser amable con ustedes! ¿Por qué creen que los ayudé a ser legales de nuevo? Yo podría perfectamente ir donde Ross y decir que ustedes siguen dando problemas, ¡¿por qué putas creen que no lo hago?!
–Cálmate Tony —intentó hablar Natasha.
–Claro, siempre soy yo, ¿verdad? Siempre soy el del conflicto.
–No te hagas la víctima —murmuró Sam.
–¿Que no me haga la víctima? —exhaló. Apretó los dientes y se acercó—. Tu crees... ¡¿Tú crees que es fácil que el amor de tú vida en su momento te haya ocultado la verdadera razón de la muerte de tus padres?!. ¿Y ahora que tenga que aceptarlos luego de todo? —todo en silencio y ojos bien abiertos hacia los del grupo del capitán—. ¡Oh wow! Al precer no saben. ¡Punto para el mentiroso!
–¿De qué hablas, Stark? —preguntó Clint.
–Stark, esto no es-
–Resulta... Que fui a Siberia como un amigo, sí, aunque no lo crean. Pero Zemo, ese hijo de su puta madre, nos mostró el video de seguridad. Mis padres no murieron por el accidente, ¡este señorito los mató! —señaló a Bucky sin dejar de mirar a los otros.
–Stark, sabes que él estaba siendo controlado por Hydra —siguió Natasha intentando detener su avance, pareciera que iba a iniciar una pelea, y el rastro de sangre que dejaba en el suelo no era menos reconfortante.
–En ese momento no me dolió eso... Más me dolió más que éste maldito me lo haya ocultado.
–Sabes que sólo quería protegerte —recibió un puñetazo en su rostro que lo obligó a retroceder.
–¡¿Mintiendo con algo así?! ¿Enserio? —gritó, ya a punto de desfallecer. Wanda lo sostuvo del brazo.
–Ya es suficiente, Tony... -le dijo ella suvemente.
El castaño miró a los otros, parecían aún estar de lado del capitán—. Ya terminé, luego limpio eso.
Y se fue, seguido de Wanda, Visión y Bruce.
–¿Enserio le mentiste con algo así? —preguntó Thor. Él era ignorante en todo ese tema, nadie se había atrevido a contárselo, ni siquiera Bruce. Valquiria estaba a su lado y miraba con desaprobación a todo el grupo.
–Era para protegerlo.
–Nunca puedes proteger con mentiras, acabas haciendo más daño cuando sale a la luz —exclamó el más alto mirándolo con desaprobación, y salió del lugar junto a su amiga.
~•×•~
Los cuatro estaban en el baño. Wanda intentaba aliviar el dolor de las manos de Tony con un paño con agua helada, y luego ponía un poco de crema. Bruce se encargaba de examinarlas y vendarlas. Todo en silencio.
Tony ni siquiera hacía gestos de dolor, simplemente miraba el suelo como si no tuviera alma en ese momento.
–Lo lamento... Te juro que si hubiera sabido-
–No —respondió Tony con la voz apagada y Wanda calló.
Ahora se estaba mostrando como en verdad era por dentro, roto, más roto que la taza que se le cayó de las manos.
–Estarás bien ahora —dijo Bruce una vez terminó de vendarlo—. En unas dos semanas podrás moverlas con facilidad.
Tony miró sus manos y movió los dedos con dificultad.
–Gracias... —exclamó en un hilo de voz—. Iré al taller —tomó su anillo que estaba encima de la mesa y se fue.
Nadie se atrevió a decirle algo al respecto.
Se sentó en uno de los escritorios de este y se quedó allí, hasta que las lágrimas empezaron a caer y sollozar. Tomó su rostro con las dos manos ahogando los gritos, ignorando cualquier otro ruido.
Sintió unas pequeñas manos abrazando su torso sentado y unos brazos rodearle por la parte de la cabeza y pecho, atrayéndolo.
Eran Elin y Loki quienes lo abrazaban fuertemente y dejaron que se desahogara.
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