Capítulo 1

De regreso al presente, donde nuestros chicos ahora tienen cuatro, cinco, ocho y dos con once, yendo de menor a mayor, Azahar, el chico sin nombre, Mistletoe, Canvas y Cassidy, dos de ellos ya algo grandes, pero apesar de su edad, no se sentían como niños, pero tampoco como adolescentes, solo como seres vivos con libre albedrío, pues a Cassidy le arrebataron la infancia, y Canvas, con el, aunque no haya pasado demasiado desde que se perdió de su hogar, a temprana edad vio lo que era él mundo exterior, viviendo una de las peores caras de la guerra, el hambre.

El y Mistletoe no tuvieron opción más que robar comida, y a veces, ni siquiera las cuidades tenían, de lo que solían alimentarse todos los días, era de frutas y de muy vez en cuando de pura agua.
Pero no fue hasta que encontraron una cuidad con más comida, ahí decidieron robarla, aunque solo alcanzaba para que uno comiera, y Canvas, siendo el mayor le dejaba todo a Mistletoe, el quería verlo crecer sano y sin tener que sufrir las consecuencias de la guerra, lo veía comer muy feliz todos los días, pero el también tenía que ingerir algo, así que buscaría una alternativa.

Un día vagando por la cuidad, un extraño olor le llamo la atención, lo siguió hasta llegar a un callejón, donde se encontraba el cadáver de alguien, eso ya estaba descompuesto, las moscas y el olor lo delataban pero no parecía darle asco, las ventajas de ser un cuervo, es que era una especie carroñera.

Y con el paso de los días, con eso se alimentaba, todo ser con carne que estuviera muerto, se lo comia, nunca se enfermo por aquello o le daba asco, pero eso sí, NUNCA lo compartió con Mistletoe, no le dejaría probar eso, para el, la carne humana está a más infectada que un deshecho de una fábrica y además, no quería dejarlo con malos recuerdos si llegaba a descubrir lo que comia.

Mientras con Cassidy, el solo vagaba de cuidad a cuidad, viendo si podía conseguir algo de dinero con pequeños trabajos, pero lo máximo que conseguía a la semana, eran solo cinco G, era muy suertudo si lograba conseguir más de eso, pero al menos podía ahorrarlo y comprarse algo de comer.
Todas las semanas comia lo mismo, pan con queso, y si encontraba alguna fruta, también era bienvenida, la comida no le importaba mucho, pero el agua si, así que cada que tenia la oportunidad llenaba una botella o dos con agua de los ríos, por suerte, el ambiente no se había contaminado demasido, la gran cantidad de fallecido favorecieron eso.

Una de las veces que estaba buscando algo de dinero, por accidente se encontró con un grupo de gente que estaba por abusar de una chica, pero como el sabía que no podía hacer nada para detenerlos, no intento nada, ni la policía actuaría, en estos momentos, solo importaban los gobernadores y políticos.

Pero de manera indirecta la salvo, pues ese grupo empezó a seguirle, se habían interesado más por el, pues tenía un cuerpo aún más llamativo que el de una joven, algo asqueroso.
Le seguían de muy cerca, incluso podía sentir sus respiraciones en su espalda, eso le asustó, pero actuaría normal, no le gustaría parecer débil.

Hasta que uno de ellos le tomó del brazo con fuerza, para tirarlo al piso, Cassidy con su fuerza, sacó su cuchillo de una bolsa, para apuñarlalo, por suerte el filo del cuchillo le dio en el ojo, provocando que se le quitara de encima, pero eso no impidió que otro actuará, poniéndose sobre el, tomando una navaja y haciéndole una marca en su mejilla izquierda, pero por el movimiento de Cassidy para safarse del agarre, la navaja siguió su camino hasta su ojo, clavándose en el.

Eso le espanto demasido, la situación y las heridas, le hicieron llenarse de miedo, miedo que le serviría para despertar el odio que guardaba muy adentro.
Este tomo control de su alma, dándole órdenes de atacar, otorgándole además, un poco más fuerza, con ello, pudo quitarse a quien tenía encima con una simple patada en el estomago, los demás, listos para atacarle no corrieron con mucha suerte.

El cuchillo estaba goteando sangre, había perdido su característico color rojo para tornarse de un negro penetrante.
Sus víctimas posiblemente estaban muertas, pero si no, ahora tenían una cirugía de cambio de sexo totalmente gratis, aunque solo estuviera hecha a medias.

Con un pedazo de su camisa vieja, se limpiaba la mejilla y el labio, pues también se había cortado ahí, espero un poco a recuperar la conciencia al completo para irse caminando, escucho que había una cuidad cerca de ahí, pero que nadie se atrevía a cruzar por los temibles climas, de seguro solo se encontraban en la superficie, así que se iría volando, haber que econtraba, y parecía que no era el único con la misma idea, solo que, este no se iría volando, pues no sabía cómo.

El viaje fue pesado, ya fuera tierra o aire, una tormenta eléctrica, tan fuerte como una bestia, no les permitia seguir en paz, el aire, los temblores por los rayos y los agresivos golpes de las gotas les obligaron a parar, Cassidy se refugio en un conjunto de árboles, mientras que los otros dos se escondían en una trinchera que había sido abandonada hace un año, si habían minas alrededor ya habrían explotado gracias a los climas, por suerte, así fue.

A la mañana siguiente, continuaron su viaje hacia esa cuidad, esperaban que el viaje valiera la pena.

En las afueras de la cuidad, un enorme campo de flores protegía una gran cantidad de AUs, como si ellas lo hubieran decidido, estas habían crecidos hace dos años atrás, y ahí se quedaron, desde ese entonces no se ha visto que marchiten.
En este campo se la pasaba una hora diaria una pequeña niña, la cual siempre recogía unas cuántas para dejarlas en casa, que eso siempre subía los ánimos, y esto era todos los días ya que por alguna razón al día siguiente ya no estaban, pero al ser solo una niña, pensaba que un hada se las llevaba para cuidarlas, así como un diente.

Mientras las recogía, a lo lejos, un fuerte sonido le llamó la atención, algo de tierra se levantó, parecía que ahí había caído un meteorito, así que por la curiosidad se acercó a ver, ahí se encontraba Cassidy, el cual estaba enterrado en la tierra, cubierto por varios pétalos.

- ¡Un ángel, acaba de caer un ángel! ¡Es el ángel más bello que he visto! - Se le quedó viendo con brillos en sus ojos, pequeñas estrellas en ellos se podían notar.

Lo movió un poco para verlo bien, pero al notar sus heridas que ya tenia por la pelea anterior y los raspones ocasionados por la caída, se decidió a llevarlo a su casa, ahí le curaria las heridas, pero antes de llevárselo, otro ruido le llamó la atención, muy cerca de ahí vio un bulto en el suelo, al acercase, vio a otro chico, el cual estaba aplastando a otro

- ¡Genial, otro ángel con alas divinas! - Lo movió para sacar al otro, no quería que se lastimara - Y parece que el ángel trajo a un amigo

La pequeña seguía con su mirada de emoción, lo cual convenció al otro de no decirle que no era un ángel.

- ¿Me ayudarías a curarlo?

- Claro, pero ayúdame a llevarlo a mi casa, que yo ya debo llevar otro - Con pequeños saltitos se acercó a Cassidy, para después empezar a arrastrarlo a casa, pero como era de esperarse, una pequeña de dos años no podía con un niño de nueve años, aunque ella sentía que lo movía, realmente ni siquiera se inmutaba.

Entonces, un fuerte aire golpeó a los cuatro, el cual provocó que los dos que se mantenían inconscientes se cubrieran, mientras que los otros dos, eran arrastrados por el mismo campo, parecía que las flores actuaban por su cuenta para ayudarles, también parecía tener otras intenciones, parecidas claro.

Los pequeños al notarlo, siguieron a las flores hasta la casa de la pequeña, donde topaban, ahí, les agradecieron, ellas, encantadas, les respondieron con otro golpe de aire, la naturaleza se había tornado más increíble con el evento de hace unos años atrás, como si intentará regresar a lo que antes era.

Ambos niños entraron a casa, mientras arrastraban a los 'angeles'.
La pequeña al notar que no había nadie en casa, como de costumbre, suspiro para después cerrar la puerta con llave e ir a buscar el botiquín de primero auxilios.

Al encontrarlo, le paso un poco de algodón mojado en agua oxigenada al joven para que le ayudara a desinfectar las heridas y después poner gasas y vendaje.
Mientras hacían eso, hablaron un poco para conocerse, como por ejemplo, se contaron sus nombres y como les había ido en la vida.
Mistletoe parecía sentir un poco de envidia por el estilo de vida de Azahar, y esta, sentía envidia por que el tenía a alguien con quien compartir momentos importantes, ella siempre estaba sola.

Así siguieron hasta que terminaron de tratar las heridas, la pequeña le ofreció algo para comer, y aunque al principio se nego a ello, acepto por la insistencia.

Al abrir sus ojos, lo primero que noto fue el sucio techo de la casa, después a otro chico recostado en el sillón que tenia enfrente, este le estaba dando la espalda, estaba confundido, así que se levantó para después acercarse a una pared y recargarse en ella, vio a su alrededor y noto a una pequeña niña sentada sobre varios libros que estaban en una silla - Para alcanzar la mesa -, delante suya había un chico de su misma especie, un esqueleto, que la escuchaba atentamente mientras comia algo de comida que sobrava.

Suspiró algo molesto, para después caminar hacia la puerta y largarse de ahí, hasta que algo lo detuvo.
Cuando ya esta por marcharse, chocó contra alguien que justo estaba por entrar a la casa, eso le detuvo y ta,bien lo tumbó al piso.

- Veo que ya despertó uno, genial, me ayudaras a hacer la cena - Le ayudó a levantarse para después llevárselo a la fuerza a la cocina - Tenía planeado hacerlo solo, pero creo que aprovecharé esta oportunidad.

La mirada de Cassidy expresaba enojo, lo único que quería hacer era salir de ahí para buscar que hacer, aunque tuviera la oportunidad de comer y descansar en un lugar dignó.
Sin otra opción, siguió las órdenes que le daban para terminar lo más rápido posible.

Tuvo la suerte de que ese día la comida no sería de larga espera, solo sería un caldo simple de verduras y con algo de pollo, eso último le hacía tener escalofríos.

Cuando la comida ya estaba lista, el otro muchachito ya había despertado, así que también cenaria con ellos.
Esperarían un rato para que alguien más llegara, pero nadie abrió la puerta.

- Hay veces que papá se tarda en llegar, algunas veces solo lo veo unos minutos en la mañana y se va, esta muy ocupado en su trabajo. - No parecía molestarle mucho, ella dijo que esa era una excusa para ir a visitar a su padre el cual se encontraba en la ciudad justo a un lado.

- Bien, entonces empezamos a comer, que ustedes tres se ven hambrientos y cansados, pero tampoco coman con prisa, les aseguro que dormirán bien.

Y sin más, todos empezaron a comer, cuando tenían la oportunidad hablaban un poco, a excepción de Mistletoe, el seguía siendo reservado, solo escuchaba y veía.

Después de acabar la cena, la pequeña guió a los otros tres a su cuarto, ahí se quedarían a dormir y también les prestaría ropa que a ella le quedaba muy grande o tuviera guardada.

- Hay varia ropa aquí, son para mi conejito, el cual es muy grande, pero siento que ustedes la necesitan más, para que se vayan a bañar eeeh - Caminó en dirección a un closet lleno de ropa, sacando de ahí una camisa turquesa con rayas moradas, una sudadera gris y una camisa negra sin mangas - Siento que estas les quedará muy bien, eso sí, no tengo pantalones, así que tendrán que usar los mismos.

Después de dejarle la ropa a los tres, cada uno decidió la suya, el pelirrojo tomó la de rayas, el del plumaje la camisa negra, y el último la sudadera.
Les quedaba demasido grande, se notaba que era para adulto, pero al menos tenían algo nuevo, además de los trapos viejos y rotos que llamaban 'ropa'

Así fueron uno en uno hasta terminar en la pequeña, ahora que ya estaban limpios, pero antes de irse a dormir, ella les contaría un cuento, uno que ya hasta se sabía de memoria, el de los tres cerditos y el lobo.
Al acabar de leerlo, podía ver como los tres ya habían caído rendidos ante el sueño.

- Buenas noches - Sonrió, y apago la lámpara

En la mañana siguiente, el sonido de la puerta despertó a la pequeña niña, la cual, emocionada bajo a ver quien era, por sorpresa era su papá, pero se le veía agotado.

- Hola hija, ya llegue - Su voz estaba más vacía de lo normal y llena de cansancio. - Desearía haber llegado más temprano, pero hubo un pequeño problema.

- ¿Qué clase d problema?

- Bueno, como te lo explico, el aire no dejaba de lanzarme algo.

No entendía a que se refería, eso lo noto el mayor, soltando un suspiro y sacando algo de su mochila.
De ahí salió un pequeño bulto morado, parecía un peluche, hasta que vio que se movió por su cuenta, eso no era un peluche o un objeto, era un ser vivo, y no cualquiera, si no, un fantasma, aunque no sería vivo en este caso...

El pequeño ser se retorcía por el agarre brusco del joven, el cual lo acomodo bien para que dejara de moverse.
Parecía que el no sabía por qué estaba ahí, se le veía una mirada de miedo, pero al notar a la pequeña niña, su único ojo visible se iluminó un poco

- Su nombre es Mattian, me lo encontré en un árbol, estaba atrapado así que subí para bajarlo, pero después de eso, los aires de la cuidad no dejaban de arrástralo hacia mi, como si la naturaleza pidiera a gritos que lo trágica, así que lo hice.

- ¡Qué lindo nombre! Y mira, tiene una flor ¡Se parece a mi papi! - Mattian le sonrió de manera timida, jugando con su cabello por el cumplido.

- Si quieres puedes llevarlo a tu habitación con los demás, te dejare que los cuides mientras las tormentas paran, aunque ellos tendrán que hacer algo para ganarse un lugar en esta casa. - Le entregó al pequeño, para después recostarse en un sillón y descansar un rato más.

Con un brillo enorme en su ojos, subió corriendo a su habitación para despertar a los demás y mostrarles al nuevo integrante del grupo.

- ¡Niños, niños! Despierten, les tengo buenas noticias. - Por sus gritos hiperactivos, los tres niños despertaron del profundo sueño que estaban disfrutando. - Tenemos un nuevo amigo.

Alzo al pequeño fantasma para que lo vieran, eso le provocó un poco de miedo y aún más timidez.

-...¿Mattian? - Cassidy aclaro su vista, pensó que estaba viendo un fantasma

- ¿Lo conoces?

- Si, el viajo conmigo durante un año, lo encontré durmiendo en un basurero, así que me lo llevé para que no pasara hambre y frío, pero un día nos separamos en un tren por accidente - Le pidió a Azahar que le pasar al fantasmita, cosa que acepto.

Mattian miraba atento a Cassidy, con un leve rubor en su mejilla, ocasionado por el sentimiento de timidez.

Cassidy retiro el cabello que posaba sobre el ojo derecho de Mattianl descubriendo lo que se temía.

- Lo supuse, algo me decía que tenias una herida en tu ojo. - Debajo de ese mechón de cabello, se hayaba un hueco vacío y una herida cicatrizada. -

- Ay no, pobrecito, a tan corta edad y con esas heridas.

- Bueno, al menos ya no eres el único con un ojo herido - interrumpio Cassidy señalando su ojo vendado, era más que obvio que eso había sucedido, la navaja le lastimo demasido.

- No creo que eso sea algo para semtir orgullo - Respondió Mistletoe, siendo las primeras palabras que le dirijia al humano.

- Yaa, no peleen, que tengo otra buena noticia para ustedes - Gracias a ello, llamo la atención de los otros cuatro - Mi papá, es decir, el dueño de la casa, les permitirá vivir aquí durante la época de tormentas, pero con una condición, que ayudarán a las labores del hogar.

Era tan repentino, ni siquiera se conocían, y ya les dejaban vivir en esa casa.
No tenían palabras para agradecer, así que solo se limitaron a asentir.

- No se preocupen, después de esto me encargaré de encontrarles un hogar cerca, se los prometo - Hizo un movimiento sobre su pecho, en señal de juramento.

Durante esos meses que estuvieron conviviendo, pudieron conocerse mucho mejor, notar sus similitudes y sus diferencias, sentir que conectaban como las piezas de un rompecabezas, sentían que debian seguir juntos, algo dentro de ellos se los pedía a gritos, pedía que fueran amigos por siempre, hasta que la muerte los separe.

Y así sería, pues la pequeña, una semana antes de que acabarán las tormentas logro encontrar una cabaña abandonada en el bosque wue estaba a un lado de su casa, ahí los dejo para que vivieran como desearan, también les llevaba comida y cosas que la gente no necesitara pero aún sirvieran.

Así es como empezaría una grandiosa amistad entres cinco niños de distintas edades y especies, pero también la amistad más importante de todas.
Aunque aun no estaba completa, aun faltaban varios años para aquello, pero ese es un tema para el futuro

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