ꜰᴀʟʟ ɪɴᴛᴏ ʀᴇᴀʟɪᴛʏ.

¡SEOKJIN!

Fue el grito que los padres del omega emitieron cuando vieron a su hijo transformarse y salir corriendo lo más rápido que podía en dirección al clan de los Dragones.

Sin embargo, TaeHyung corría tras él, también en su forma animal.

Jin estaba enloquecido, su omega tomó control de él y ahora corría despavorido hacia un lugar donde no era bienvenido por considerarlo un ser "inferior". Pero eso no le importaba, no podía ser que JungKook, SU JungKook se casara en menos de dos días, después de terminar su relación.

Aunque su razón se lo reprochaba, el alfa le había rogado pero él decidió por ambos, decidió dejarlo todo y que Kook se hiciera cargo de lo que debía.

No podía venir ahora y reclamarle al alfa por casarse tan rápido.

Aún así, su terco omega le decía que debía ir y detener aquello. ¿Aunque sería capaz de hacerlo?

Siguió corriendo con su corazón dolorido, no quería un final para ellos, no estaba bien que su alfa se casara, no lo estaba.

Pero cuando llegó a los límites, cuando vio que la entrada estaba rodeada por inmensos y horribles Dragones negros, dio todo por perdido.

¿Cómo se enfrentaría a ellos? Era imposible.

Oculto detrás de unos árboles, escuchó y sintió aquel retumbo que ahora distinguía, era el sonido de tambores.

Para ser una boda, el sonido era muy lúgubre.

Cuando se giró para volver, chocó contra un suave pelaje, TaeHyung yacía junto a él, lo miraba hacia abajo con sus ojos ámbar serenos, comprendiendo su arrebato.

Jin quería llorar.

Pero no lo hizo y sólo dirigió su mirada azul hacia aquel muro que no lo dejaba ver hacia el interior.

Entonces rugió, con todas sus fuerzas, rugió el nombre de su amado en una clara despedida. Sólo anhelando que su dolor haya llegado a oídos del Dragón.

SeokJin lo sabía, aquellas promesas en la aldea de los Jeon eran promesas vacías.

JungKook no volvería a él.

Es por eso que el alfa le había rogado y retenido en ese tiempo, porque su gente, su padre, todos, no permitirían que él volviera a su pareja.

Ahora lo entendía.

Ahora comprendía aquella mirada vacía que tenía el alfa cuando se despidieron.

Agachó sus orejas y sin mirar atrás empezó a caminar.

Ya no esperaría por él. De todas formas, no volvería.

























Jinnie, debes comer. –Dijo el rubio al ver al omega acurrucado entre las sábanas.

Pero Jin no escuchaba, sumergido en su dolor. Había perdido a su alfa para siempre y su omega se había ido a arrinconar lejos de él, pues ni su Tigre quería saber nada.

Si hubiese sabido que todo eso pasaría, hubiera pensado dos veces antes de mirar al niño pelinegro, solo y lejano a los demás.

Antes de llegar a sentarse en la misma mesa que el Dragón.

Antes de sonreírle por primera vez y recibir un gruñido como respuesta.

Antes de hablarle por primera vez en una de sus horas de estudio y ser ignorado.

Pero a la vez, estaba agradecido, pues él había logrado sacar al alfa gruñón de esa burbuja de soledad.

Lo había visto reír, disfrutar de un día soleado.

Nadie jamás le quitará el mérito por mostrarle al alfa lo bonita que es la vida.

«Lo bonita que es la vida.» Repitió en su mente.

Entonces se giró y observó al alfa Tigre que lo miraba con una minúscula sonrisa mientras le acariciaba el cabello.

TaeHyung había llegado como un regalo en el momento que más necesitó de alguien.

En ese momento comprendió que la presencia de TaeHyung no era una simple casualidad.

Sin pensarlo, se lanzó a sus fuertes brazos y volvió a sentirse seguro, esa seguridad que sólo sintió con su padre y luego con Kook.

Tú no me dejes, Tae. Por favor. –Rogó llorando en su hombro.

El mencionado no respondió. Hacerlo sería dar por sentado algo de lo que no estaba seguro aún.

¿Qué te parece si nos vamos mañana? –Respondió en cambio.

El omega suspiró, soportaría el hecho de no haber recibido respuesta.

Se limitó a asentir. Aferrado al alfa como si fuese su salvavidas.

Lo único que le quedaba ahora era olvidar.

Aunque estaba seguro que nunca podría olvidar al amor de su vida y muy egoístamente, esperaba que JungKook tampoco lo olvidara.

Pero debes comer, SeokJin. Ya es tarde y tu pancita no soportará más sin que la llenes de grasa. –Bromeó el rubio mayor acariciando la espalda del contrario.

¿Me darás de comer en la boca? –Preguntó con un tierno puchero y sus ojos brillando aún por las lágrimas.

Ya no eres un bebé. –Se burló.

¡Pero estoy chiquito! –Pataleó con su puchero más pronunciado y el ceño fruncido.

Tae sonrió genuinamente al ver esa faceta berrinchuda.

Sólo escúchate. –Se rió al ver que Jin inflaba las mejillas. —Ok sí, eres un bebé.

Jin entonces sonrió satisfecho y se volvió a acurrucar en el cálido pecho del alfa.

Antes de irme, quiero ver a Hobi y JiMinnie. –Dijo con voz amortiguada por tener el rostro pegado a la garganta del rubio.

¿Y ellos son...?

Mis mejores amigos. –Respondió con una pequeña sonrisa.

Bien, contáctalos porque mañana nos vamos, iré por la cena.

Al terminar la comida, los amigos del omega llegaron a visitarlo ansiosos, ellos también se habían enterado de lo sucedido con el Dragón y no podían imaginar cómo se sentiría el omega en esos momentos.

¡¿Cómo que te vas?! –Cuestionaron beta y omega al unísono mientras abrazaban al omega rubio con fuerza.

Sólo será durante lo que quede de vacaciones. –Respondió abrazándolos también.

¿Es por lo de Kook? –Preguntó JiMin suavemente.

El semblante de Jin se volvió triste en segundos, pero respiró profundo y volvió a sonreír.

Es por muchas cosas, realmente necesito un cambio de ambiente. –Contestó tranquilo.

Iremos contigo. –Dijo HoSeok seriamente. —Estás pasando un mal momento, como tus mejores amigos debemos apoyarte.

Pero... ¿Qué sucede con los planes que ya tenían con sus alfas? –Cuestionó dudoso.

Antes de nuestros alfas estabas tú. –Contestó el segundo omega con cariño. —Ellos pueden esperar, pero no tú Jinnie, nos necesitas y estaremos aquí para ti.

Los ojitos marrones de Jin se llenaron de lágrimas y abrazó con fuerza a sus amigos siendo correspondido de inmediato. Era cierto, necesitaba de sus mimos para soportar su vida de ese momento en adelante. Necesitaba a sus mejores amigos.

Muchas gracias chicos... -Murmuró.

Sus mejillas se llenaron de besos por parte de sus amigos y eso lo hizo reír contento.

Mientras tanto, el alfa Tigre estaba tranquilo de saber que SeokJin tenía un apoyo sincero por parte de sus amigos.

Lo malo de esto era que su plan de pasar tiempo con el omega a solas se fue a la basura, pues esos chicos tal parecía que no se iban a despegar del omega en toda su instancia en la aldea.

¡Demonios! –Murmuró con una media sonrisa pasando su mano por el rostro con exasperación.

El destino no podía ser más injusto.

¿O sí?































¿Quiénes aman el TaeJin? \ (•◡•) /

Sólo les digo que van a terminar pensando dos veces con quien quieren que se quede realmente el Jin :v

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