ᴀʟᴏɴᴇ.























SeokJin caminaba con varios libros en sus brazos, tenía mucho que estudiar así que se dirigía a su templo: la Biblioteca.

Al llegar, estaba tan vacía como era costumbre, agradeció internamente porque podría estudiar sin distracciones.

Buscó su asiento favorito, aquel que estaba al final de la Biblioteca, al lado de la ventana.

Caminó hasta ahí pero se detuvo abruptamente al encontrar el lugar ocupado.

Sus ojos marrones se abrieron con sorpresa, JungKook estaba ahí leyendo un libro.

Su corazón latió con prisa, desde hacía dos semanas que Kook lo había estado evitando deliberadamente, y esto era lo más cerca que estaba de él.

Vaciló. No sabía si sería buena idea sentarse con él o mejor buscar otro asiento, total, tenía toda la Biblioteca para escoger.

¿Piensas quedarte ahí todo el día? –La voz tranquila del Dragón le hizo dar un brinquito en su lugar.

Jin se mordió el labio inferior y caminó hacia la mesa, dejó los libros sobre ella y se sentó en el otro extremo, así como la primera vez que se sentó junto al alfa, lo más lejos posible para no incomodarlo.

Podía sentir la pesada mirada del pelinegro sobre él, eso sólo hacía que Jin se sintiera intimidado.

¿Por qué estás tan lejos? –Volvió a preguntar en un murmullo.

Jin se sonrojó y lo miró. Era la primera vez en ese tiempo alejados, que conectaban sus miradas.

 —Porque no me quieres cerca. –Contestó con notoria tristeza.

JungKook dejó de respirar unos segundos. Era inaudito que su Jin pensara en semejante aberración. —No es así, Jinnie.

Entonces, ¿por qué me haz estado evitando? –Preguntó con irritación.

Bien, Kook sabía que le debía una explicación a su Omega, pero las cosas con sus padres estaban colgando de un hilo.

















~Flashback~

¡No puede ser! –Gritó el azabache en la intimidad de su habitación. — ¡Mi Omega debía ser un Dragón!

"Claro que no." –Respondió su alfa.

¡Claro que sí! –Volvió a gritar. —Tú sabes que mis padres no me dejarán estar al lado de Jin por no ser un Dragón, si se enteran que es mi destinado... ¡Lo matarán! –Gimió con lágrimas en sus ojos.

Su alfa podía sentir la angustia y el temor del humano, por más fuerte que él sea, no podía irse contra todo un clan de Dragones, él defendería a su Omega, por supuesto, pero siendo realista, ellos no tenían futuro si seguían bajo el régimen de su clan, e irse del mismo, era prácticamente suicidio.

Estaban en un callejón sin salida.

JungKook. –Llamó su madre tras la puerta.

El mencionado respiró profundo varias veces antes de ir y abrir la puerta, su progenitora lo miraba fríamente.

Arréglate. Hoy conocerás a la Omega con quien te casarás. –Ordenó.

Yo no me casaré con ninguna Omega, madre.

La Dragona volvió su mirada rojiza. —No me importa si quieres o no. Ahora eres nuestro único hijo y heredero del clan, te casarás y dejarás crías. No podemos perder nuestro linaje.

La mujer se fue y Kook quería gritar. Así había sido toda su vida, ya estaba cansado de tanta mierda.

Esa noche conoció a una hermosa Omega Dragón llamada Lee JiEun, de linaje puro como él. JungKook veía que la chica estaba incómoda, no quería estar cerca de él, se notaba.

¿Te sientes mal? –Le había preguntado cuando por fin estaban solos.

Alfa. Sinceramente, yo no puedo y ni quiero casarme con usted. –Confesó con su mirada atemorizada.

Entonces, Kook se enteró que Lee ya había encontrado a su pareja destinada también, y para su sorpresa, el chico no era un Dragón.

Lee le pidió guardar el secreto y él por supuesto que lo haría, pero los dejaba a ambos en el mismo problema.

¿Cómo librarse de la ira de su padre si huían, cada uno con su pareja? El hombre los buscaría hasta los confines de la tierra hasta matarlos. Eso era seguro.

Aún así debemos hacerlo. –Se resignó.

Lo sé. –Concedió la chica con lágrimas en sus orbes oscuros.

Esa noche los comprometieron. Y JungKook había llorado por no poder hacer algo con Jin, por no poder hacerlo feliz. Por no poder escapar de las garras de su maldito clan.

~Fin flashback~



















La verdad, SeokJin... -Suspiró cansado. —Es que debo decirte algo.

JungKook le tendió su mano y el rubio la aceptó, sentándose junto a él.

El Dragón besó sus labios con amor, mucho amor, y a SeokJin se le detuvo el pulso, correspondió al beso, pero este también tenía un sabor amargo.

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