ᴀᴘᴘᴇᴀʀᴀɴᴄᴇs

Parte I: SeokJin.



SeokJin sonreía victorioso, a sus pies, el insignificante insecto llamado Jeon JungKook lloraba desconsolado por la humillación que le había causado hacía un par de minutos.

Deja de llorar, te ves más ridículo... –Dijo entre risas.

Las demás personas alrededor también rieron, gozando de la desgracia ajena.

Y es que Jeon yacía en el piso, manchado en su totalidad de pintura azul, logrando así que sus gafas de montura quedaran  totalmente inservibles, y él que padecía de miopía, no lograba ver bien, cosa que le aterró, pues ya casi era entrada la noche y temía que algo peor le pasara.

Alguien ayude al Pitufo a llegar a su cueva, el pobre podría caerse en un acantilado. –Siendo burlón, lo miró con desagrado.

Pasó justo encima del cuerpo del menor y salió de la escuela, seguido de su séquito de admiradores.

Pronto, el menor que sollozaba había quedado solo, se levantó siendo más consciente de lo patético que lucía, tomó sus cosas y se encaminó a su hogar.

En sus adentros, JungKook no comprendía por qué SeokJin lo odiaba tanto.

Desde que llegó a esa escuela había sido el receptor de su crueldad.

Él ya no lo soportaba, y no ayudaba que el mayor fuera el hijo de uno de los Senadores más influyentes del país.

Prácticamente nadie se metía con él por el poder de su padre.

Sin embargo, Kim sí que podía humillar a quien quisiera y nadie lo detenía.

¿Injusticia? Era el eufemismo del año.

Muy en su interior, JungKook planeaba su venganza, él no era un ser rencoroso, pero Kim SeokJin se había ganado su odio con creces.

No había día en que no fuera la burla de la escuela. De una u otra manera, SeokJin había hecho de su vida un infierno.

Pero eso acabaría...

Se juró, a la edad de diecisiete años, que la próxima vez que viera a Kim SeokJin, lo destruiría... De la peor manera posible.



10 años después...


¡Vete a la mierda!

SeokJin había cerrado la puerta de su apartamento en la cara de quien había sido su amante.

¿Cómo se atrevía a engañarlo? ¿Es que acaso era ciego? El muy infeliz no pudo apreciar su belleza y perfección.

Kim SeokJin era el hombre más deseado de la época, exitoso y hermoso. Todos deseaban llegar a su cama, pero muy pocos lo lograban. Por supuesto, cuando creían que tenían al chico millonario alrededor de su dedo meñique, cometían algún error que lograba alejarlos de él.

SeokJin era muy consciente que solo lo querían por su dinero y posición en la sociedad.

¿Es que acaso no encontraría nunca a esa persona que lo ame por ser simplemente él y no por los números de sus cuentas bancarias?

Tenía treinta años, la juventud poco a poco se le escapaba y no quería quedarse solo.

Pero claro, Kim SeokJin no se conformaría con poco.

Estaba divagando su mediocridad cuando el teléfono sonó.

Kim. –Respondió tajante.

A mi oficina en una hora. –Dijo la otra persona en la llamada que rápidamente fue cortada.

Jin suspiró frustrado. Su padre era insufrible, siempre controlando cada uno de sus movimientos, "educándolo" a golpes cada vez que se equivocaba, no tenía voz ni voto en cuanto a las decisiones que solo le concernían a él por tratarse de su propia vida.

Odiaba a su padre y en lo que lo había convertido.

Se odiaba a sí mismo por ser tan débil y no poder ir contra él.

Tomó su chaqueta y salió en dirección a la oficina de su padre que se ubicaba en uno de los edificios más exclusivos de Seúl.

Él no necesitaba de permisos para entrar, por lo que con su porte elegante y arrogante, llegó a su destino.

Padre. –Se anunció cuando entró a la oficina, nunca vio venir el golpe directo a su rostro.

Jin casi se cae, solo pudiendo sentir la sangre caliente salir de su labio roto.

¡No entiendo cómo es que eres mi hijo si solo sirves para hacer mierdas que arruinan mi carrera! –Le gritó furioso el hombre mayor.

Jin apretó su mano en un puño con fuerza, respiró profundo pero no levantó la mirada.

A sus pies, cayó una revista que mostraba unas fotos comprometedoras de SeokJin junto a otros dos chicos. En el título se leía: "El único hijo del afamado Senador Kim, no puede controlar sus pantalones".

Soy la maldita burla del Congreso en estos momentos, muchos no me toman en serio gracias a que mi estúpido hijo se dedica a crear escándalos en lugar de aprender el manejo de la empresa que le ha dado todo desde que nació. –El veneno que escupía su progenitor era frustrante. —Me tienes harto, SeokJin. Así que a partir de ahora, tendrás a alguien contigo veinticuatro siete, evitando que hagas de tu vida lo que se te venga en gana.

Eso provocó en Jin un escalofrío y con cautela miró a su padre. — ¿A qué te refieres?

El hombre mayor se sentó en la silla tras su escritorio y con petulancia ladró al teléfono: —Hazlo pasar.

Pronto, la puerta fue abierta y un hombre enorme y con una impactante belleza masculina, entró en aquella oficina, vestía un traje hecho a medida que reflejaba su maravilloso cuerpo.

Era imponente, oscuro y con una mirada tan peligrosa que lo asustó.

El hombre se ubicó a un metro de distancia suyo, sin si quiera dirigirle una mirada. Él solo observó a su padre.

Jin, te presento a Jeon JungKook, tu guardaespaldas. –Su padre sonrió satisfecho. —Tiene órdenes explícitas de acción en cuanto a tu comportamiento. Si él lo cree conveniente, incluso puede usar la fuerza para detenerte.

SeokJin estaba indignado, era prácticamente un preso, un esclavo que ya no podría hacer nada sin que el hombre a su lado se lo permitiera o no.

¡Pero, padre! No soy un niño, yo puedo-

No puedes hacer ni una mierda bien, SeokJin. –Gruñó el mayor fastidiado. —He tolerado demasiado tu comportamiento infantil, como dije antes, me tienes harto y a partir de este momento, aprenderás a vivir como un verdadero Kim. No como el imbécil que siempre fuiste. Tomarás las riendas de esta empresa y dedicarás tu vida a ella. Te guste o no. –Los ojos del mayor brillaron de manera aterradora. —De lo contrario, JungKook te dará una lección y créeme, no lo deseas.

SeokJin sintió que su alma fue arrancada. Desde niño había vivido bajo el régimen de su padre, él había deseado escapar tantas veces, pero el hombre siempre lo encontraba, propinándole golpizas que lo dejaban inconsciente por semanas.

Vio que su deseo de libertad había sido destruido por completo y solo le quedaba vivir como un muñeco que aceptaba su destino sin más.

Había sido golpeado lo suficiente como para que un hombre como el tal JungKook, lo terminara matando a patadas.

Se resignó.

El brillo que alguna vez existió en sus ojos caramelo, fue apagado por la angustia y desesperación.

Por no poder tener ninguna opción de escape.

El golpe en su rostro palpitó, recordándole que no importaba que fuera su hijo, su padre iría en su contra si fallaba de nuevo.

Lo aceptó, nunca podría escapar de su progenitor.

Estaba solo.

Será como tú quieras, padre. –Dijo de manera sumisa.

No era necesario verlo, SeokJin sabía que su padre lo miraba con su sonrisa victoriosa.

Vete y espero que la próxima vez que nos veamos, seas por fin alguien que valga la pena por tantos millones.

SeokJin salió de aquella habitación casi corriendo y con la mirada gacha.

Podía escuchar pasos seguirlo pero no podía importarle menos.

Había firmado su contrato con el mismo diablo. Se había despojado de su alma.

Al encerrarse en su auto, sus ojos se llenaron de lágrimas. Temía sinceramente por su bienestar.

Era mejor que acabara con todo...

Arrancó su auto y entró en la autopista, su mente estaba nublada por el miedo, aceleró, aceleró tanto que pronto se había desviado y chocado contra otro auto.

El auto se había incendiado en la parte frontal pero Jin solo quería morir. Anhelaba que las llamas pronto lo alcanzaran.

Pero su deseo por desaparecer fue interrumpido cuando unas manos fuertes prácticamente lo arrancaron del asiento y lo sacaron justo antes que las llamas consumieran su auto.

No supo en qué momento, él estaba siendo conducido en otro automóvil que se alejaba del lugar.

Estaba atónito... Casi lo había logrado.

Acabas de hablar con tu padre y lo primero que haces, es intentar suicidarte... Con tales actos solo le das la razón. –Escuchó una voz profunda a su costado.

SeokJin, sin embargo. No podía mirarle a los ojos, porque lloraba en silencio de la manera más sentida.

¿Por qué? Se cuestionaba.

La vida le estaba cobrando el daño que le había causado a tantas personas... En especial a alguien.

Aquel niño que usaba gafas y era el más inteligente de la escuela.

Se arrepentía de todo, pero ya era demasiado tarde.

S-si vas a golpearme... Ha-hazlo rápido. –Dijo entre sollozos miserables.

El guardaespaldas no respondió, simplemente siguió conduciendo con rumbo desconocido.

A Jin ya no le importaba si lo llevaba a un predio baldío y lo mataba a golpes.

Eso estaría bien para él, siempre y cuando, con ello lograra desaparecer.

Manejaron por más tiempo hasta que llegaron a las afueras de la ciudad.

Ahí se encontraban varios moteles baratos, JungKook se estacionó frente a uno de ellos y salió, para después sacar al mayor que no opuso resistencia.

Lo llevó hasta una habitación y ya estando ahí, Jin esperaba lo peor.

Pero no sucedió.

JungKook se había quedado de pie frente a la puerta, con las manos en los bolsillos de su pantalón. Simplemente mirándolo.

SeokJin se sintió incómodo, no podía descifrar esa mirada. Sabía que se veía patético, con la ropa sucia, su cara demacrada y su porte, antes elegante, en esos momentos era desventurado.

Imaginó que lo estaría juzgando en su mente.

Duerme, mañana será otro día. –Le dijo el hombre grande mientras se quitaba el costoso saco. —Pero antes deberías limpiarte, ese golpe se ve fatal en tu cara.

SeokJin se quedó de piedra. ¿No lo castigaría?

Sospechando del hombre que se arremangaba la camisa hasta los codos y aflojaba su corbata, caminó hacia el pequeño baño. Ahí por fin vio el desastre que en efecto era su rostro. Tenía los ojos irritados, el golpe en su mejilla se había vuelto de color violeta y tenía el labio inferior partido e inflamado.

Simplemente se veía terrible. Con la ropa casi hecha añicos y el cabello alborotado.

Así como su vida.

Ahora que lo pensaba fríamente. La locura que provocó ya debería haber llegado a conocimiento de su padre... Y no dudaba que pronto recibiría su castigo, ya que nunca pudo salvarse de él.

Triste y derrotado, después de medio limpiarse, salió del baño y observó a Jeon, el hombre lucía impecable mientras miraba por la ventana, con su estoico y atractivo rostro.

Jin no sabía hacia donde moverse, el lugar era tan pequeño para dos hombres altos como ellos, pero sin duda, Jeon le ganaba en complexión.

Se quedó de pie, dudoso y asustado.

Te dije que durmieras. –Murmuró el de cabello negro, provocando así un brinquito en el castaño. —Si queremos enfrentar las consecuencias de tu estupidez, descansa.

El guardaespaldas en ningún momento lo miró mientras hablaba, simplemente le daba la espalda.

No confío en ti. –Le dijo cauteloso.

Jeon giró su rostro y por fin lo miró, su perfecto perfil siendo iluminado por la luz de la Luna. Se veía imperturbable aunque malhumorado.

Me importa una mierda si confías en mí o no. He dicho que duermas, porque mañana sin duda será una pesadilla para ti. Tu padre está furioso y me exigió llevarte con él. No lo repetiré. –Jeon se acercó lo suficiente como para que Jin pudiera sentir el agradable aroma de su colonia. Pero todo lo atractivo se fue a la basura cuando le sonrió con superioridad. —Tengo órdenes de velar por tu bienestar, Kim SeokJin. Pero si tu padre decide castigarte, no puedo meterme. ¿Entiendes eso? Estás solo y mientras sigas comportándote como un niño mimado, nunca podrás sobresalir. Seguirás siendo la burla de la sociedad. ¿Quieres eso? No te aprecias ni un poco, ¿verdad?

Jin tembló, sus ojos llorosos de nuevo. — ¡Tú qué sabes de mi vida!

Sé lo suficiente. Y tus actos confirman las habladurías. –Contestó indiferente.

SeokJin se sintió impotente. Totalmente abandonado y aterrado. ¿De qué le servía tener un "guardaespaldas" si realmente no lo protegería de su peor enemigo que era su padre?

¿Cuándo será el día en que tenga a alguien que realmente lo cuide? Estaba cansado de hacerlo por sí mismo, de vivir siempre a la defensiva.

Decidió no luchar y simplemente se acercó a la pequeña cama, donde se acostó en posición fetal, estaba agotado.

Lloró hasta que se quedó dormido, deseando nunca más despertar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #bts#kookjin