ʀᴇᴀʟɪᴛʏ

Parte II: JungKook.

No.

Verlo así no me causaba el placer que había estado esperando.

Era frustrante. Siempre desee verlo humillado, así como lo hizo conmigo.

Pero ver que su padre lo golpeaba sin piedad en mis narices, lo único que me provocó fue un insano deseo de matar al maldito viejo.

SeokJin suplicaba, con su rostro manchado en sangre, que los matones de su padre se detuvieran. Pero nadie lo escuchaba.

Yo solo podía mirar, pero tal acto salvaje no me causaba más que repudio hacia aquel que no se tienta el corazón mientras destruye la vida de su hijo.

¡Te dije que no me avergonzaras! –Gritó el viejo Kim furioso, el látigo que escurría sangre en sus manos era arremetido contra un indefenso Jin. — ¡Estarías mejor muerto!

¡Entonces mátame! –Jin gritó con todas sus fuerzas. JungKook pudo ver que el castaño ni siquiera podía respirar bien, sus costillas debían estar rotas. —Mátame y haznos un favor a todos.

Pero SeokJun se detuvo, petrificado por las palabras de SeokJin.

¿Matarte? No, hijo. Tú aún me sirves.

Extraño, el viejo se había marchado sin más, seguido de sus hombres.

SeokJin quedó tirado en el suelo. Ensangrentado y destruido.

Fue una imagen desgarradora que sabía no me abandonaría en mucho tiempo.

Pero verlo así, sinceramente solo me causó repudio hacia mí mismo por no haberlo protegido.

Me acerqué y noté que respiraba pausado, su hermoso rostro estaba desfigurado, los cortes en su espalda dejando ver la viva carne, era traumatizante.

Pensé seriamente en dejarlo ahí, para que su anhelo de morir se hiciera realidad.

Pero no pude.

Rápidamente llamé a un amigo y pronto una ambulancia se hizo presente.

Sabía que si no lo salvaba, Kim me mataría, literalmente.

Pero tampoco era conveniente que los medios se enteraran de tal acontecimiento, por lo que le pedí a NamJoon, mucha cautela.

Eres mi amigo, así que no te preocupes, lo trataremos y haremos lo posible por salvarlo. Jeon, el chico casi está muerto. ¿Qué diablos le hicieron?

NamJoon sabía que Kook no respondería, por lo que se limitó a observar detalladamente el maltratado cuerpo del castaño que yacía inconsciente en la camilla.

Pasaron muchas horas hasta que el médico salió de la sala de operaciones.

En ese tiempo, Kook había hecho varias llamadas a algunos de sus compañeros, encomendándoles las tareas de limpieza y borrado de cualquier indicio de lo que sucedió en aquel almacén.

Está hecho. Tuvo varias fracturas en las costillas, por lo que cuando despierte, le dolerá como la mierda al respirar, también las heridas de la espalda han sido tratadas, deberá mantenerse en absoluto reposo pues son heridas incisas profundas, por lo que su trato es más delicado y especial. En cuanto a los golpes del rostro, hubo pequeñas cortaduras que también han sido tratadas, así que cuando despierte, querrá morir. Está muy lastimado, demasiado, y necesita de absoluta paz para poder recuperarse por completo. –Le entregó un conjunto de recetas. —Ve a retirarlas a farmacia, las necesitará cuando vaya a casa. Por el momento se quedará en observación. Pero cuando le demos de alta, ¿quién se hará cargo de él?

JungKook sabía la respuesta a eso, y tal cosa no le hizo muy feliz.

Yo. Lo llevaré a mi apartamento.

Pero ahí está YoonGi. No creo que quiera que lleves a un extraño a su casa.

Jeon había olvidado a su supuesto novio. —Pues deberá aceptarlo, es mi protegido. Mi deber es velar por su bienestar.

NamJoon lo miró con ironía. Kook se sintió un imbécil.

Algún día te lo contaré. Por el momento, me basta con que lo cuides. Estaré aquí cerca vigilando el lugar.

Kook salió casi despavorido del hospital, se sentía avergonzado, culpable por algo que él no pudo evitar.

¿YoonGi? –Llamó por teléfono.

Oh, cariño, qué sorpresa. –El mayor se escuchaba agitado.

¿Estás bien?

Claro que sí. –Respondió el mayor entre risas nerviosas.

JungKook lo dejó pasar, realmente no le importaba. —Prepara la habitación de huéspedes.

Oh... Tenemos un invitado. –Afirmó en tono malhumorado.

Llegaremos en un tiempo.

Kook cortó la llamada y miró hacia el hospital frente a él.

Su relación con YoonGi siempre había sido así, él nunca lo cuestionaba, su comunicación era casi siempre con monosílabos y prácticamente su relación estaba basada en el sexo.

Jeon no podía afirmar que lo amaba, a pesar que llevaban juntos varios años.

No se emocionaba al escuchar su voz y tampoco sentía su corazón latir con premura al verlo.

Simplemente se había acostumbrado a que el hombre estuviera ahí.

Era monótono. Tanto, que no le veía futuro.

Su celular sonó y vio en el identificador un número privado.

Suspiró.

Señor.

¿Sigue vivo?

Semejante pregunta hecha con indiferencia le hizo hervir la sangre. —.

Bien, tienes que desaparecerlo del ojo público hasta que esté como nuevo. Durante ese tiempo estaré fuera del país, queda en tus manos.

Y así, la llamada finalizó.

¿Hasta que esté como nuevo? ¿Era un juguete que podía ser reparado acaso?

Creo que haz tenido suficiente castigo con un padre como este, Kim SeokJin. –Murmuró en la soledad de la noche.

JungKook sintió empatía por primera vez con el chico que le hizo la vida imposible en su juventud, pero sabía que nada de lo que hizo, podía ser comparado con la situación actual.

Había sido testigo de una brutal golpiza que casi lo mata, por mucho que lo odiara, JungKook nunca hubiera llegado a tal extremo.

Ahora se quedaría con él, en su hogar, invadiendo su vida nuevamente.


2 meses después...

Jeon conducía tranquilamente a las afueras de la ciudad, con rumbo a un pueblo pequeño donde se instaló para vivir como una persona normal.

En el asiento trasero, SeokJin iba recostado sobre la ventana, su mirada cansada y perdida en la nada, en su rostro aún podían verse los vestigios de lo acontecido hacía unos meses. Sin embargo, su cuerpo era el que estaba más devastado.

Desde que despertó, Jin no había dicho una palabra, literalmente parecía haber muerto aquella noche.

Se movía como un robot, comandado por los deseos de su cuerpo, parecía no estar consciente de su alrededor y eso preocupó a Kook. Pensó que el chico había quedado trastornado.

"Puede ser un efecto secundario del shock que sufrió debido a la golpiza." NamJoon explicó, "También puede tomarse como principios de depresión, debes estar atento Jeon, las personas depresivas son propensas a cometer suicidio."

JungKook tragó y lo miró de nuevo por el espejo retrovisor, SeokJin lucía demacrado, a punto de romperse.

Nunca imaginó que se preocuparía por él, pero estaba temiendo que cometiera una locura.

Llegamos. –Informó después de unas horas.

Como lo esperaba, no recibió respuesta, pero eso no lo detuvo, sacó al mayor de la camioneta con cuidado, pues sus heridas aún no sanaban.

Sin mencionar más palabras, Kook sacó las dos maletas que cargaban y lo instó a entrar a la casa que sería su refugio temporal.

Jin miraba hacia el piso, siguiéndolo como un perrito a su dueño.

Pero Kook estaba incómodo, casi extrañaba al arrogante Jin que había sido en la escuela.

Esta será tu habitación. –Comentó dejando una pequeña maleta sobre la cama. —Tienes todo lo necesario, tengo el horario de tus medicinas y curaciones, vendré cuando sea la hora.

Sin más, Jeon salió y dejó que Jin merodeara por su nuevo entorno, esperaba que fuera cuestión de tiempo para que le ganara la curiosidad y decidiera salir.

Por su parte, Kook caminó a su habitación con su maleta y la dejó en el piso, creyó que YoonGi estaría ahí, pero el pálido no se había comunicado con él desde que le dijo de su llegada, eso hacía unos dos días.

Sorprendentemente tampoco le importó, estarían mejor así, Jin se sentiría menos presionado si solo yacían ellos dos en la casa.

Se duchó y luego salió a la cocina, prepararía la cena y luego curaría las heridas de Kim.

Ya era entrada la noche cuando sirvió la mesa y salió en busca del mayor, pero este no se encontraba en la habitación.

Jeon lo buscó por toda la casa y después salió, no estaba en el jardín principal por lo que lo buscó en el trasero.

SeokJin estaba sentado sobre el verde pasto, con él, un conejito blanco yacía acurrucado en sus piernas mientras era acariciado.

Jeon no hizo ruido y lo observó, Kim tenía una pequeña sonrisa dibujada en sus pálidos labios mientras daba suaves masajes al esponjoso cuerpo del conejo que parecía dormido.

Hacía mucho viento frío, y tal cosa no parecía importarle al mayor, ¿quería pescar un resfriado?

Se quitó la chaqueta y con suaves pasos se acercó al hombre, dejó caer la prenda sobre los hombros del mayor y notó el pequeño brincó que hizo despertar al conejo.

Hace mucho frío, deberías entrar, la cena está lista.

Jin lo miró sin emoción, pero rápidamente observó al conejo que abrazaba contra su pecho y se mordió el labio inferior.

Kook ya lo sabía.

Es uno de los conejos que criamos en mi pequeña granja, puedes quedarte con él si quieres.

Jin lo miró con sorpresa, y con una imperceptible sonrisa asintió y se levantó, cargando con él al pequeño conejo que volvió a acurrucarse en sus brazos.

Jeon no sabía por qué, pero se sentía satisfecho al haber logrado que el mayor se sintiera bien con dejarle tener a su conejo.

Entraron y cenaron, Jeon le explicó los cuidados que debía tener con su nueva mascota y Jin lo escuchó atento.

Era tan pequeño, blanco y esponjoso, que había comprendido la necesidad de SeokJin por conservarlo.

Solo esperaba que sirviera como una especie de terapia para el roto corazón del mayor.

Bien, vamos a curarte.

Jin se dejó hacer, Kook retiró las vendas y notó las heridas que yacían cocidas, aun se veían rojas y dolorosas.

La piel de Jin se veía suave y tersa, pero aquellas heridas habían estropeado su belleza. Aun así, Kook fue muy cuidadoso al aplicar el ungüento que servía para desinfectar, en algún tiempo deberían volver al hospital para que lo volvieran a cocer y así, las heridas cicatrizaran con más efectividad.

Se tomó su tiempo, admirando aquella piel blanca y sin imperfecciones.

Jin sostenía al conejito, tranquilo pero cansado.

Está listo, ya sabes la posición en la que debes dormir.

Jin asintió, Kook le puso de nuevo la camisa y además, un suéter para el frío.

Vio como el mayor se acostaba de lado y sostenía a la pelusa contra su pecho.

Kook lo arropó y sin decir más, salió de la habitación.

Al bajar a la sala, casi brinca del susto al ver a YoonGi sentado en el sofá principal.

No esperaba que vinieras. –Le dijo en modo de saludo.

La mirada de YoonGi, tan inexpresiva como su rostro, se posó en él. — ¿Tengo la entrada prohibida?

Sabes que no. –Kook se sentó al lado del mayor, a una distancia prudente.

¿Quién es el chico?

Mi protegido. –Kook se molestó por el inminente cuestionamiento.

Umm. ¿Alguna razón especial para haberlo traído?

Asuntos de trabajo.

YoonGi asintió. No volvieron a hablar, pues rápidamente el mayor se sentó a horcajadas en las piernas del menor y lo besó.

Eso era justo lo que Kook esperaba, follarían y luego el pálido se iría.

Siempre había sido así.

Estaba empezando a excitarse cuando un golpe en la segunda planta se escuchó.

Kook apartó a YoonGi sin miramientos y corrió hacia la habitación de SeokJin.

Entró como huracán y lo encontró en el piso del baño.

¿Qué ocurrió?

Kook rápidamente lo sostuvo en sus brazos, levantándolo con facilidad pues el mayor había bajado de peso en poco tiempo.

Responde, SeokJin. –Exigió preocupado. Pues el hombre no lo miraba y solo lloraba en silencio.

Tu-tuve un mareo y me caí. –Contestó, su voz rasposa y emitida como un susurro.

Kook lo llevó de regreso a la cama y comprobó el golpe, era pequeño en el brazo del mayor, pero sabía que le dolía.

Eso es porque estás recuperándote. Bajaste mucho de peso y tus defensas se encuentran débiles. Si quieres volver a ser el de antes, tienes que comer bien. –Kook frotó el ungüento sobre el golpe con suavidad.

No quiero volver. –Dijo SeokJin desesperado. —Nunca más, no quiero regresar.

JungKook sintió su corazón estrujarse al ver los ojos tristes del mayor.

Era obvio que Jin no quisiera volver, ¿quién querría? Él formó parte de las personas que pensaron que al ser el hijo de un famoso político, Jin lo tendría todo fácil. Pero que tonto había sido, tras la faceta de bravucón, se encontraba una persona abusada.

Suspiró, lamentaba que Jin haya tenido que sufrir tanto. Y lo peor de todo, es que ha sido a manos de su padre, la persona que supuestamente lo protegería y cuidaría con amor.

Estaba loco, pero no podía soportar seguir mirando a una persona ser destruida tan vilmente y sin poder denunciar, pues nadie le creería.

¿Seguro que no deseas volver a tu vida llena de lujos? –Cuestionó mirándolo seriamente a los ojos.

Jin negó.

Necesito escucharlo, SeokJin. Dímelo con tus propias palabras.

Jin tragó, pero con seguridad dijo: —No quiero volver a esa vida, no quiero seguir siendo el saco de boxeo de mi padre, ya no quiero seguir viviendo en este infierno. Ha sido así desde que recuerdo, siempre siendo castigado a golpes, sin oportunidad de ser quién soy, de hacer lo que deseo, porque para él, para ese monstruo, todo lo que yo pienso es repudiable. ¿Quién desearía vivir así? Ni con todo el dinero del mundo, no puedo comprar mi libertad.

JungKook se sintió tocado por esas palabras.

La venda en sus ojos cayó, por primera vez pudo ver más allá de las apariencias.

Vio el crudo y cruel sufrimiento que una persona condenada había vivido.

¿Seguía odiándolo?

No.

Porque se vio a sí mismo un par de años atrás, y a diferencia de la pobre alma frente a él, sí había tenido gente que lo ayudó a escapar.

Era hora de devolver el favor.

Bien, entonces te ayudaré.

Jin lo miró sorprendido. — ¿Cómo?

Tengo mis métodos. Pero te aseguro que serás libre. –Kook acarició la fría mejilla del mayor debido a las lágrimas. —No permitiré que siga abusando de ti.

Los ojos de Jin se llenaron de lágrimas, él lloró sentidamente, entonces JungKook lo abrazó y permitió que se desahogara sobre su pecho.

Todos merecíamos una segunda oportunidad, todos merecíamos ser ayudados con nuestras cargas.

¿Quién lo diría? Había jurado destruirlo, pero la vida misma ya lo había hecho suficiente. Era momento de descansar.

Su fuerte y tatuada mano acarició con suavidad los cabellos castaños, Jin hipaba mientras se aferraba a él.

Por favor... –Susurró él mayor. —Por favor sálvame, ya no puedo más.

JungKook lo abrazó un poco más fuerte. Debía transmitirle seguridad.

Confía en mí, SeokJin. –Le dijo al oído. —Te haré desaparecer para que obtengas una nueva vida lejos de aquí.

Y SeokJin le creyó. Se dejó caer en los brazos que lo sostenían, su guardaespaldas, aquel despiadado hombre que no daba un quinto por él, sería su salvador.

A SeokJin ya no le importaba, con tal de vivir en paz, por él podía irse a un pueblo perdido en el lugar más lejano del mundo con tal de no temer por cada paso que daba.

Vamos a dormir. –Dijo el grandulón.

SeokJin fue levantado y acostado, el conejito que había estado pendiente en todo momento de su humano, se acercó a él y se metió entre sus brazos, buscando su lugar en el pecho del castaño.

Éste sonrió, se limpió las lágrimas y abrazó al conejito.

Por su parte, Kook se quedó acostado en la misma posición frente al mayor, mirándolo acariciar a la bola de pelos.

Extendió su mano y acarició suavemente la mejilla del otro, eso logró que Jin lo mirara con sus ojos irritados y su nariz de botón pintada de color rojo.

Su corazón se estremeció, no podía negarlo, se veía adorable, pero las circunstancias no lo eran.

Descansa, mañana empieza a ejecutarse el plan.

¿Me lo dirás? –Susurró.

Kook asintió. —Cuando las personas adecuadas estén enteradas.

Jin comprendió y también asintió. —Gracias... JungKook.

Escuchar su nombre proveniente de una voz dulce y vulnerable, le hizo estragos a su corazón, le hizo sentir importante. Como una especie de héroe. Que por supuesto no era.

Ya duérmete.

Jin cerró sus ojos y confió su sueño al desconocido que yacía con él en la cama.

JungKook suspiró, desde que conocía a Jin lo hacía con frecuencia, pero era inevitable.

Su vida se volvería una locura desde el día de mañana, no volvería a aparecerse por Seúl nunca más, no hasta que sus enemigos estén muertos.

Y por enemigos, se refería a Kim SeokJun y su séquito.

«Te protegeré como es debido, SeokJin. No volverán a ponerte una mano encima

Con ese pensamiento y notando que el mayor dormía profundamente, salió de la habitación.

Bajó de nuevo y se sorprendió al ver que YoonGi seguía ahí, pero esta vez, se notaba molesto.

Pensé que te habías ido.

¿Acaso ese chico es más de lo que pienso?

¿Qué piensas?

No es solo tu protegido, ¿verdad? Hay algo más ahí.

JungKook lo pensó, ¿algo más? SeokJin había despertado el genuino deseo de protección que habitaba en él, pero eso era todo. Quería ayudarlo. Todas aquellas extrañas sensaciones no eran nada.

Escucha, hay un trabajo para ti y los chicos. No tengo tiempo para perder.

YoonGi lo miró con sospecha pero ya no dijo más.

¿Cuál es el trabajo?

Cazar a Kim SeokJun. Destruirlo pieza por pieza.

YoonGi lo miró con interés. — ¿Kim SeokJun? ¿El político que hasta hace unos meses era el más influyente del país?

Kook simplemente asintió.

¿Por qué?

Porque yo lo digo, les pagaré muy bien, sabes que tengo una gran fortuna.

El problema no es el dinero, me intriga la razón. Tiene que ver con ese protegido tuyo, ¿no es así?

Lo único que tienes que saber, es que soy yo quién lo quiere muerto, a él y a todos sus seguidores. ¿Aceptas o no?

YoonGi lo observó por un rato, Kook se molestó pero no dijo nada hasta que lo vio asentir.

Llama a los demás.

En cuestión de minutos, habían tres chicos más en su casa, y uno que estaba conectado por vídeo llamada.

Muy bien, escuchen. –Kook habló fuerte y claro. —Este trabajo no será sencillo, pero tenemos un objetivo principal. Kim SeokJun, el Senador, debe morir.

Los demás lo miraron intrigados, querían saber las razones.

Matar a un político es fácil, pero hablamos de uno muy reconocido, debe haber un trasfondo enorme para que esta tarea se nos haya asignado. –JiMin dijo mientras bebía una cerveza.

JungKook se cruzó de brazos y los miró con frialdad.

Soy yo quién lo quiere muerto.

El lugar se quedó en un profundo silencio. Los presentes lo miraban sorprendidos.

¿Por qué? –TaeHyung preguntó. —Se supone que trabajas para él.

JungKook no quiso exponer al chico que yacía dormido en el piso de arriba.

Tiene asuntos pendientes conmigo que no quiere pagarme.

¿Y no sería más fácil matar a su hijo? Así se le da una advertencia. –HoSeok opinó.

JungKook inmediatamente se puso a la defensiva. —Tienen prohibido acercarse así sea a un metro de Kim SeokJin. ¿Entienden? Prohibido.

YoonGi resopló.

Hablando de él, Kook. ¿Haz seguido mis indicaciones? –NamJoon preguntó a través de la pantalla.

Al pie de la letra. –Contestó él pelinegro.

Los demás estaban más que confundidos.

No me importa cómo. Pero quiero que lo maten, que lo desaparezcan a él y a todos aquellos que pueden ser una amenaza en el futuro. No se preocupen por el pago, será justo y jugoso, siempre y cuando sea un trabajo que no deje ningún cabo suelto. De paso, yo me encargaré de fingir la muerte de SeokJin.

Los demás asintieron, extrañados por el comportamiento del menor de aquel grupo, pero a la vez acostumbrados a sus mandatos sin justificación.

La operación empieza mañana con la planeación y necesito que la ejecución sea pronto, deben destruirlo durante su viaje, Kim se va la próxima semana. Les compraré los boletos y la estancia en el mismo hotel, sean sigilosos, rápidos y sobre todo, profesionales. Confío en ustedes.

Los presentes asintieron y pronto abandonaron el lugar, pero YoonGi se quedó en la puerta y lo miró aburrido.

Si ese chico no significara nada, no estarías haciendo esto. Espero que te des cuenta.

Luego se fue y Kook se quedó parado en medio de la sala, con los sentimientos revueltos.

¿Qué podía sentir por el chico?

Solamente empatía por la clase de vida que ha tenido. Es todo, no puede haber más.

Sus pies se movieron solos y lo dirigieron a la habitación del castaño. Abrió la puerta y lo observó acurrucado, con su conejo a su lado.

Era una imagen dulce, pues el mayor tenía un puchero formado y sus mejillas estaban pintadas se carmín, producto del frío y el sueño.

Parecía un ángel. Tan vulnerable y encantador.

Viéndolo así, nadie creería que había sufrido tanto.

Pero ya no más... –Susurró.

Sus dedos trazaron la suave curva de su mandíbula.

JungKook se encargaría, Jin no tenía nada que perder con él de su lado, pues además de liberarlo por fin de las ataduras que lo venían arrastrando desde niño, lo ayudaría a rehacer su vida lejos de todo y todos.

Y me quedaré a tu lado...

No sabía por qué, pero estaría junto a él hasta que la vida regresara a sus ojos, hasta que tuviera una razón tan grande que lo hiciera sonreír genuino.

JungKook lo haría feliz de verdad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #bts#kookjin