Segundo puesto.
Historia corta
NaruHina/ ItaHina/ NaruSaku
Esta Fic no está ligado a un tiempo específico dentro del anime o manga.
Disclaimer: Ningún personaje usado en esta Historia me pertenece, todos son propiedad de Masashi Kishimoto, sin embargo la historia aquí plasmada es de mi propiedad.
Mundo alterno/ Japón antiguo
— ¿Quieres detenerte? — Naruto cuestiono, Hinata quien ya se encontraba en ropa interior, solo deseo que no fuera el quien se arrepintiera.
— No — entonces el prosiguió. Ajena a todo, Hinata finalmente se sintió temerosa de lo que sucedería después, aunque sus besos fueron fugases y repartidos por todo su cuerpo no pudo evitar sentir una mezcla de desagrado al verlo tocar sus senos.
— Eres...eres realmente hermosa — no lo tomo como un halago, pues sabia por su nana que los hombres eran capaces de decir o prometer un sinfín de cosas cuando se encontraban calientes.
Su cálido tacto continúo hasta llegar a sus piernas. Ambos seguían sentados, Hinata solo se limitó a actuar como una simple muñeca de adorno, evitando a toda costa emitir algún desagradable sonido que pudiese cortar la inspiración de su Esposo, a Él, claramente aquello no le afectaba, era natural que un hombre solo se preocupara por su satisfacción. De un momento a otro, ambos terminaron recostados en la cama, Hinata mirando hacia el techo, Naruto encima, masajeando con completa desesperación su cuerpo.
— Puedes liberarlo, no lo reprimas — Hinata observo horrorizada como sacaba su pene erecto — Me gusta escuchar, las sensaciones que invaden a tu cuerpo —
— Ahhh... — gimió. Lo admitía ese quejido era una simple imitación de lo que algún día escucho en la alcoba de Neji — Mmmmhhh— volvió a intentarlo, suavizando sus cuerdas vocales. En el pasado cuándo niña había escuchado a unas cuantas prostitutas decir que esa era la menara de enloquecer a un hombre y en cuanto Naruto la miro con aquellos ojos perdidos los mismos que vio en Neji aquel día, comprobó que tenían razón, así que continuo — Mhhhhhhh—
— Oh, mierda — Naruto cubrió sus dedos con saliva y de un momento a otro ya la había penetrado causándole un dolor atroz — Tócalo — y todo lo que saliera de sus labios, a partir de este momento serian órdenes. Temerosa acerco su mano hacia su miembro palpitante y una vez lo toco este se volvió incluso más duro — Apriétalo— hasta ese momento Hinata no entendía más haya, pero invadida por el dolor de haber sido ultrajada lo apretó tal como lo ordeno, solo que hizo uso de su fuerza total. — Mierda, Mierda, Mierda.... — maldijo sin descanso, Hinata no se detuvo, Supuso que al menos para el todo aquello estaba siendo agradable.
Su semilla fue expulsada. El rubio termino rendido sobre su pecho y Hinata soltó su miembro delicadamente, aquello era extraño no se parecía en lo más mínimo en lo que alguna vez por fisgona había visto.
— Bien, por ahora es suficiente — sofocado y cubierto en sudor. El rubio se levantó, sacando los dedos de su interior, procediendo a limpiar la sangre sobre las sabanas, al menos estaba siendo considerado de esa forma nadie pondría en duda que el matrimonio había sido consumado, su sangre lo verificaba.
— Se lo agradezco. Lord Namikaze — seco las pocas lagrimas que aun, persistían.
— Iré a lavarme — comenzó a acomodar sus pantalones. Hinata quiso pedirle que regresara pues al menos esa noche esperaban que permaneciera en su alcoba. Pero no lo hizo su estúpida educación se lo impidió.
— Hai — usando la sabana cubrió la desnudes de su cuerpo.
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Cuando Hinata despertó, Natsu su fiel nana ya se encontraba alistando todo lo necesario para compartir el primer desayuno siendo la esposa del primogénito Namikaze.
— ¿Natsu? — la sabana que cubría su desnudes callo dejando sus pechos al aire, cosa que no afecto a la peliazul, pues su acompañante la había visto crecer.
— Lady Namikaze — la mujer esbozó una hermosa sonrisa, al notar la sangre en las sábanas blancas.
— Natsu... no me mires así — avergonzada intento cubrirlo.
— Su suegra viene en camino — era un gran honor recibir una visita de su ahora madre, pero Hinata sintió un poco de miedo, al carecer de una figura materna era natural el que se sintiera de ese modo — Debe bañarse ahora mismo, si quiere recibirla adecuadamente —
— Pero qué cosas dices Natsu, deberíamos comenzar con limpiar este lugar. Pídele al servicio que cambie la ropa de la cama y.... —
— Mi querida niña — intento calmarla — Es evidente que su suegra, viene con la intención de comprobar que su matrimonio haya sido consumado, no hay necesidad de hacer todo eso... Ahora descúbrase que comenzare a tallarle el cuerpo —
Tal como había solicitado Natsu, Hinata se puso de pie dejando de lado todo su pudor. Sorprendida comenzó a palmear su cuerpo, pues nunca había visto lo pálida que era su piel al estar repleta de esas graves marcas, que oportunamente solo se encontraban sobre su pecho.
— Puedo notar que su esposo descubrió sus enormes cualidades — bromeo.
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Kushina Namikaze, matriarca del clan ingreso a sus aposentos acompañada de su personal. Inmediatamente Hinata realizo una reverencia la adecuada para recibir a su Suegra.
— Detente niña — manoteo, realmente parecía despreocupada. Con una mano le indico a su sirviente que revisara o al menos eso fue lo que Hinata interpreto, la mujer se acercó manteniendo una postura adecuada.
-— Esta hecho, Oficialmente es Hinata Namikaze — anuncio y la pelirroja le salto encima, abrazándola con fuerza.
— Oh, mi querida Hija — el grito que libero aquella mujer fue tal que algunos tuvieron que cubrir sus oídos — Finalmente el imbécil de mi Hijo, me hace caso y ha tomado a una mujer digna. Pero vamos, dejemos a los sirvientes encargarse de limpiar todo, debes estar agotada iremos directo a celebrar con un gran festín, he ordenado que preparen un sinfín de platillos —
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Después de esperar por bastante tiempo a que su Esposo llegase para comenzar a comer, Kushina dio la orden de comenzar aunque el faltase. Para Hinata el que su suegra manejara el hogar aun cuando su suegro vivía le era extraño, tomando en cuenta que en su familia nadie parecía interesado en lo que una mujer tuviera que decir.
— Lo lamento querida... Ese imbécil está dándote una mala impresión... deberías de estar aburrida de ver estos rostros arrugados — bromeo, pero a ella no le pareció correcto corresponder al juego.
— Para nada, Son ahora mi Familia. Padre y Madre — respondió con elegancia, sirviendo el Té.
— Por Kamisama.... Minato... Puedes creer lo tan bien educada que es nuestra Hija, de haberte tenido a ti en lugar del cabeza hueca de....me hubiese ahorrado tantos malestares.... —
— Querida detente, no es el momento — Minato sonrió aunque parecía un tanto asustado — Acabo de recordar... que debo irme — tambaleante el hombre desapareció.
— Sangre Namikaze — le tomo las manos - Dan la impresión de ser los dominantes, pero les gusta ser dominados - quizás esa era la razón por la cual, su esposo parecía estar perdidamente enamorado de Sakura.
— Ya veo... —
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A unas cuantas semanas de su matrimonio Hinata apenas podía coincidir con su Marido, además era consciente de que la mayoría de esos encuentros eran orquestados por su suegra. Pero un día, cuando menos lo esperaba descubrió que su marido compartía sus noches, tardes y desayunos con su amante.
Y aunque era normal aquel comportamiento le molestaba en demasía que la mayoría de sus sirvientes intentaran ocultárselo a toda costa, evitando que paseara por los jardines en que ellos se encontraban o fuera consciente de los detalles que tenía para con ella. Siendo que el mismo Naruto había sido capaz de confesárselo.
El que la creyeran estúpida e intolerante era lo que la tenía tan fastidiada.
— Hinata-sama, Hinata-sama.... — Natsu ingreso completamente agitada, interrumpiendo su lectura.
— Natsu... trata de tranquilizarte — dejando la carta de Hanabi a un lado, ayudo a su nana a sentarse y procedió a servirle un vaso de agua — Vamos bébelo todo y después dime que te sucede... —
— Su, esposo... se trata de su Esposo — Hinata sintió una punzada severa en su pecho, siempre que escuchaba de él, solo era para recibir malas noticias o al menos así lo sentía.
— Dilo — el tener a Natsu a su lado se había convertido en su mayor bendición.
— Su amante, esa mujerzuela está preñada — era natural que su Nana la despreciara, pero aun así la corrigió de ser descubierta podría ser castigada y echada de su lado para siempre.
— Natsu — bajo la mirada apenada — ¿cómo es que lo sabes? —
— Se ha convocado a todo el personal. Se realizara un gran festín, todo familiar cercano será invitado, incluso se dice que los jóvenes Uchiha estarán aquí después de cumplir su servicio con el Rey — si bien los Uchiha, eran una familia incluso más prestigiosa que los Namikaze. A Hinata solo se le pudo venir a la mente el millón de insultos que su Padre enviaría cuando la noticia de que la amante era incluso más capaz de dar hijos llegara a su puerta — Soy una tonta, por favor Hinata-sama castígueme dije algo inapropiado — se puso de rodillas, abrazando sus piernas.
— Solo fuiste sincera, te lo agradezco tanto — desanimada camino hasta su rincón especial, donde estaba segura su Dios escucharía sus plegarias, deseando que al menos fuera digna de dar a luz a un hijo saludable.
— Hinata-sama... — aun sobre sus rodillas Natsu la siguió — Su Suegra dejo dicho que Usted debe estar presente, para darle la bienvenida a la segunda esposa.... — nuevamente Naruto se estaba adelantado, pues se le nombraba segunda esposa a la amante cuando esta daba a luz a un hijo completamente sano, no cuando aún se encontraba en su vientre — Pero no tiene de que preocuparse, me asegurare de dejarla tan encantadora que su Esposo no será capaz de quitarle los ojos encima, es más cualquier hombre estará deseoso de tener a su lado a una increíble —
— Natsu, para — definitivamente, ya no existía una posibilidad entre ambos.
— Lo siento —
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Cuando finalmente la conoció, Hinata no se encontraba preparada para ver tan delicada y extravagante belleza, envuelta en un costoso Kimono color carmín que de una manera extraña hacia resaltar su cabellera color cerezo y bueno que decir de sus hermosos ojos color Jade, que a diferencia de los suyos tenían vida propia, tan expresivos.
— Hermana — de esa manera se presentó, mostrando sus respetos y reverenciándola tan cual dictaba el protocolo — Por favor, cuide de mí y de este niño que ahora habita en mi vientre, cuídelo como si fuese suyo —
— Lo hare, Sakura-san — enternecida Hinata le tomo del brazo y la ayudo a levantarse. Fue inevitable no escuchar los halagos ante su comportamiento, pocas Esposas terminaban por aceptar a las demás, pues claramente reflejaban un peligro para su estabilidad y el futuro de sus hijos.
No obstante, Hinata era consciente que en el corazón no se mandaba y de no ser porque Sakura pertenecía a un clan menor, ella ahora sería la Primera esposa y Naruto no hubiera tenido que conseguirse a otra mujer, para complacer a sus Padres. Pese a saberlo, Hinata no podía evitar sentirse triste al verlos derrochar ese amor que evidentemente se tenían mutuamente.
— Ven querida, debes estar agotada — como un completo caballero Naruto la tomo de la mano y la guio a su lado.
Ambos se colocaron al frente, ante el sacerdote que oficiaría la ceremonia de Matrimonio. Sosteniéndose fuertemente de las manos, entregándose miradas de complicidad y dejando en claro quién habitaba el corazón del rubio.
Sin prestar atención a lo que el Sacerdote tenía que decir, dirigió sus perlas al cielo nocturno, imaginándose observando las estrellas al aire libre, recostada a un costado del hombre que se suponía debía amarla, tal cual las novelas lo dictaban. Pero su fantasía fue cortada de tajo cuando la sonrisa divertida de la amante de Naruto volvía a inundar el recinto.
— Te amo... te amo... Naruto-kun — no dejo de repetirlo, sonriendo con el alma.
— Te amare de vuelta, mi dulce Sakura-chan — aunque aquellos honoríficos eran inapropiados, para la seriedad del momento nadie parecía querer corregirlos.
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