Introducción

HISTORIA CORTA

Pareja principal:
ItaHina

Parejas secundarias :
NaruHina/ Narusaku

Aclaración: Este Fic no está ligado algún tiempo específico dentro del anime o manga.

Disclaime­r: Ningún personaje usado en esta Historia me pertenece, todos son propiedad de Masashi Kishimoto, sin embargo la historia aquí plasmada es de mi propiedad.

Mundo alterno/ Japón antiguo

"Ten calma y respira"

Los días malos también terminan.

"Atrapada en el Japón Antiguo, Hinata Hyuga simplemente calla y acepta al hombre que su Padre y Familia consideran apropiado para convertirse en su Presente"

Resguardada en su habitación nupcial, los observa con cautela desde el rabillo de la puerta. Al primero en identificar es a su Padre quien estrecha su mano amigablemente con su Futuro consuegro, Minato Namikaze.

Atrás luciendo bastante ansiosa por levantarse y comenzar a saltar cual mono en su hábitat, su adorada hermanita menor Hanabi y por ultimo su protector Neji quien ha olvidado dejar atrás su desagrado por aquel arreglo matrimonial.

— Hinata-sama, debe mantenerse quieta arruinara su vestido — con horror Natsu se arrodillo a su lado, para levantar a su joven ama.

— De acuerdo — sostuvo su mano y con un leve impulso nuevamente volvió a estar de pie —Pero Natsu-san ¿Cómo es el? — su cuestionamiento era sensato, era su primera vez observando a esas personas.

— El joven Namikaze, es de facciones apropiadas... — para Hinata era claro que su Nana al igual que ella, no había tendió la oportunidad de conocerlo — Sus sirvientes no han dejado de alardear — Natsu agudizo su voz — Naruto-Kun, es un Guerrero formidable, amable, elegante y elocuente —

— ¿Con que ese es su nombre? Naruto....Naruto Namikaze — el gong anuncio la llegada de un nuevo invitado.

Impaciente la joven Dama volvió a espiar por la puerta.

— Hinata-sama, no debería... Esta manchando todo su... ¡Por kamisama! — sus intentos por detenerla fueron en vano.

— No es, el — sonó decepcionada, y no era para menos pues deseaba tener la oportunidad de mirarlo antes de estar frente al Sacerdote.

Y con los minutos que le quedaran antes de iniciar con la sagrada ceremonia, deseaba imaginarse toda una novela romántica pues de ese modo, sentiría menos culpabilidad al casarse con un completo desconocido.

— Supongo que aún debe estar preparándose — Hinata asintió. Natsu comenzó a sacudir su hermoso vestido — ¿Y cómo es que esta tan segura de que no se trata de su prometido? —

— Aunque no lo conozca, he de suponer que al igual que yo vestiría un traje tradicional... color rojo — Natsu sonrojo.

Como se acostumbraba Hinata fue cubierta con un delicado velo a juego con su vestimenta, mientras que las demás doncellas del Clan Namikaze esparcían arroz y pétalos de rosas rojas en su camino para simbolizar la abundancia y la fertilidad en su matrimonio.

Cuando finalmente estuvo a unos pasos de su Prometido, su Padre la dirigió advirtiéndole que no abriese la boca o de lo contrario su Futuro, la consideraría una molestia y antes de si quiera formalizar algo terminaría por abandonarla.

Sus palabras habían sido crueles, demasiado para una mujer que entregaría su vida a un completo desconocido, pero hasta cierto punto entendió a su Padre, pues una vez que una mujer era rechazada ningún hombre la tomaba de nuevo por considerarla ¨mala cosecha¨

Finalmente con el corazón en las manos, Hinata tomo su lugar al lado del Primogénito Namikaze quien en ningún momento se dignó a mirarla. Aquello le entrego un poco paz, no se creía capaz de soportar que la mirase como mercancía, debatiéndose si era buena idea adquirirla.

De un momento a otro sus manos fueron atacas con el Hilo rojo del destino. Si acaso, alguien tuviese el valor de preguntarle a Hinata sobre su opinión ante aquel ancestral ritual su respuesta seria la misma que su Protector:

¨Un invento patético para someter a dos personas con la promesa de haber sido elegidos por el tan misterioso Destino¨.

Pero claramente como nadie se atrevería y no era correcto que una Dama hablara tan libremente. Ese pensamiento seguiría atrapado en lo más profundo de su alma.

[...]

Aun estando el mismo lugar y supuestamente celebrando su próspero y feliz matrimonio el rostro de Naruto su ahora Esposo distaba mucho de sentir felicidad, alegría o cualquier sentimiento positivo ante aquel suceso.

— One-san... — la vocecita dulce de su hermanita, lleno su corazón.

— Hanabi-sama, debe comportarse — Neji quien ahora pasaba a convertirse en su proyector, la tomo del brazo impidiéndole que se lanzara contra a su hermana.

— Neji-san, por favor permítale a dos hermanas despedirse adecuadamente — sus palabras aunque dolorosas eran ciertas, a partir de ese momento Hinata ya no sería reconocida como una Hyuga, pasaría a pertenecer por completo a los Namikaze .

Incluso solo se le permitiría visitar a sus familiares dos vez al año o en caso de ser de necesaria su presencia, claramente si su esposo lo permitía — ¿Puede? — El castaño asintió fastidiado dándose la vuelta.

— One-san, vendrás a visitarme — la tomo de la mano, su tacto era tan cálido.

— Mi esposo tendrá que decidirlo, Hanabi-chan —

— Entonces, puedo ser yo quien te visite — había anhelo en sus palabras —Prometo no ser una molestia —

Pero su respuesta fue la misma.

— Estoy segura que serás la niña más dulce y educada del mundo. Pero aun así Hanabi, antes tendré que hablarlo con mi Esposo —

Y claro que era doloroso ver como su pequeño rostro se llenaba de amargura, pero Hanabi debía de entender que en su mundo, los deseos de dos simples mujeres no contaban.

— Pero te escribiré cada semana — no había regla alguna que les impidiera hacer eso, aunque Hanabi aún no dominara tal talento, sería buena práctica.

— De acuerdo — resignada, termino por sonreír— Por cierto, One-san luces increíblemente hermosa — le susurro antes de ser llamada por su padre.

Y por primera vez en su vida, Hinata sintió la pena de perder a su familia, aquel sentimiento que solo una mujer conocía.

[...]

El, no parecía querer estar en aquella habitación y claramente Hinata no estaba educada, ni tenía la mínima idea de lo que debía hacer para que su Marido no la despreciara en esa tan esperada noche de Bodas.

— ¿Tienes idea de lo que mis Padres y tu Padre, esperan de nosotros? — Su áspera voz logro asustarla un poco, automáticamente Hinata negó repetitivamente — Ambos estamos atrapados en este matrimonio, en este absurdo acuerdo —

— ¿Absurdo? — repitió con dolor y es que no había nada peor que sentir el total desprecio de aquel que se suponía sería su acompañante eterno.

— Mi padre amenazo con despojarme de mis títulos, si no accedía a esto — con un suspiro tan grande, el joven Namikaze se dejó caer en el suelo. Hinata no supo que hacer, por eso solo se limitó a observar como los pétalos esparcidos en el suelo volaron a su alrededor.

— Yo lamento — se disculpo. Aunque, era a ella quien la habían entregado cuál mercancía, sin darla la opción de si quiera negarse u opinar. Pues cuando fue consciente, ya se encontraba en camino al territorio Namikaze a 7 días de distancia de su hogar.

— Hmmmp — su mirada era fría, sus facciones eran duras y siendo totalmente sincera a Hinata ese color rubio en su cabellera le parecía que le restaba hombría a su apariencia — Como hijo, uno debe de cumplir con los deseos de sus Padres ¿ No es así...? —

— Tiene... Usted.... tiene razón — su Esposo la observaba detenidamente y aun cuando se encontraba cubierta con una delgada tela, Hinata pudo ver el cielo impregnado en sus ojos.

— Vaya, pensé que serias igual de molesta que Sakura-chan —

— ¿Sakura-chan? — ante aquella manera tan cariñosa de nombrarla, Hinata supuso que se trataba de algun familiar.

— Si, Sakura-chan... Cabello rosado y lindo rostro —

— Me parece no haberla visto, en la ceremonia.... ¿Prima suya? —

— No la viste por que no estuvo invitada. Sakura-chan, es mi concubina — aquello era tan natural entre los hombres, que a Hinata ni siquiera le molesto que la mencionara en su noche especial.

— Debe ser muy hermosa — proveniente de una buena familia, Hinata estaba acostumbrada a ver desfilar a diferentes mujeres en su hogar. Todas pertenecientes a un solo hombre (su Padre). Pero al final no compartiendo nada en común, únicamente un inmenso amor. Las amantes eran el reflejo del amor verdadero e imposible y las Esposas eran quien portaban el título, tierras y daban herederos raramente obteniendo amor a cambio.

— Lo es — sonrió de manera única — Cuando sonríe, sus hermosos ojos Jade se llenan de pequeñas arrugas a su alrededor. Aunque jamás he sido capaz de tocarlas pues estoy seguro que me golpearía— y ahí se encontraba otra enorme diferencia, pues mientras a Hinata fue educada para brindar honor a su familia y siempre actuar conforme lo esperado. Una amante, como lo era Sakura le era permitido cualquier comportamiento siempre y cuando tuviera el favor del hombre.

— Entiendo — agacho la mirada, envidiando la suerte de Sakura por haber sido elegida.

— Pero que hago— se golpeó la frente —Estoy actuando como un completo imbécil, eres mi Esposa ahora y no he parado de mostrarte lo peor de mi.... —

— Una esposa que jamás deseaste — musito.

— ¿Dijiste algo? —

— No, mi señor —

— Puedes parar con eso — Hinata levanto su vista, recordando las palabras de su Padre. Estaba comenzando a hablar de más — Que me llames mi señor, es demasiado —

— Pero es lo apropiado — se excusó.

— Pero no lo deseo y si planeas permanecer a mi lado tendrás que obedecer — sonó como una total amenaza. Finalmente no pudo soportarlo más y una lagrima rodo por su mejilla — Carajo, acaso estas llorando... Mi intención no era asustarte por favor para...Puedes gritarme, si eso te hace sentir feliz... — con un solo parpadeo el rubio ya se encontraba a su lado, levantándole el velo para secar sus lágrimas —Tus ojos, tus oj... son como dos hermosas perlas — sus sollozos se detuvieron al tenerlo tan cerca, intentando de una manera casi inexplicable ver a través de su cuenca — Son un tanto extraños — todo estaba resultando un total fracaso, al parecer su Marido la creía un ser extraño —Hina...ta — le costó nombrarla — Me he comportado como un completo imbécil, lamento que tuvieras que viajar desde tan lejos solo para recibir este trato mediocre — la soltó suavemente y se colocó a un lado, la cama se hundió — Pero tampoco es sencillo para mí —a los 18 cualquier varón de su edad estaría pensando en formar parte del ejercito del Rey o al menos disfrutar al máximo su juventud. Pero ahora estaba con ella, unido hasta el día de su muerte, aun si ninguno de los dos lo deseaba, las cosas eran así — Le prometí a Sakura-chan que no iba a tocarte... — Naruto dejaba en claro en qué lugar se encontraría Hinata, detrás de los deseos caprichosos de su amante — Pero es completamente absurda su petición mis Padres esperaran ansiosos un nieto a quien llenar de regalos y amor, eso jamás sucederá con los hijos que Sakura pueda darme —

— Los hijos ilegítimos también tienen derechos — siempre y cuando sean varones y la esposa legítima sea incapaz de brindarlos. En ese caso, pasan a formar parte de la familia principal, como era el caso de Neji hijo ilegitimo de su Tío.

— Aun siendo el caso, no pretendo poner a mi descendencia a pelear —

— Lord Namikaze — aquel nombramiento pareció agradarle al rubio, quien asintió en respuesta — Puede quitarme el velo, comienza a irritarme el rostro — una sonrisa divertida lleno todo el lugar.

— Bien, pero lo admito no soy bueno haciendo este tipo de cosas — con un movimiento limpio el velo voló hacia la cabecera de la cama — Debiste soportar mucho — apenada Hinata lo confirmo, estaba segura que cargaba con 5 kilos extra de pura tela, restándole la enorme incomodidad de la ropa interior y el velo — ¿Puedo? —

— Hai — sus manos viajaron hasta su pecho donde el primer nudo término por deslizarse liberando así la primera parte de su tortuosa vestimenta, sin decir una sola palabra las demás prendas comenzaron a caer y aunque aquel acto carecía de amor verdadero, Hinata se sentía complacida. Pues el éxito o el fracaso de la primera noche siempre era adjudicada a la mujer, y de ser un rotundo fracaso sería entregada a su Padre como un desecho.

Continuara.... 

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