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Y ahí se encontraban, en la entrada de la casa de su hijo, la cuál era bastante amplia y desde afuera se podía notar la agradable decoración, un jardín de pasto verde claro lleno de plantas y flores, para el colorido eso era muy detallista de parte de su hijo mayor, para el español, era simpático.
--- ¿Seguro que aquí es? --- Preguntó extrañado, ya habían tocado una vez y seguían esperando, mientras tanto miraba fijamente la puerta de color perlado, quedaba bien con los tonos amarillos cálidos y celestes suaves de la casa y el techo. Pero no estamos aquí para hablar de arquitectura.
El multicolor asintió, estaba un poco nervioso, era la primera vez que su pequeño peruano los invitaba a una cena, no estaba de acuerdo con la relación que tenía con el Imperio Español, pero no le imponía nada, después de todo era desición de su querido padre.
Tahuantinsuyo giró la vista curioso hacia el objeto que traía su pareja en su cuello, era como una especie de gargantilla de tela negra, le gustaba, se acercó a él, inclinándose levemente por la falta de estatura del europeo, y le plantó un beso en un lado de su cuello, alertando al de aspa de borgoña, quién lo miró sorprendido por ese inoportuno beso.
--- ¿Qué demonios haces? ¡Ah! --- le cuestionó al Inca quién lo veía sonriente, sintió un pequeño dolor en la zona antes besada, se tocó con las yemas de sus dedos ese lugar, dando con una marca de dientes que no dejaban herida ni nada, pero seguramente su piel siendo blanca quedaría hinchada.
En ese momento tan solo quería gritarle al más alto, éste se había reincorporado en su lugar con una sonrisa muy amplia y socarrona, el otro imperio habría de replicarle que no debía volver a hacer eso, pero un sonido de puerta abriéndose calló lo que planeaba parlar.
--- ¡Awki! (Padre). --- recibió su blanquirrojo lanzándose hacia su padre con toda confianza, sabiendo que correspondería su abrazo, lo había extrañado tanto, estaba muy lejos de la serranía y por lo tanto era difícil visitarlo seguido, más que sus mundanos problemas no ayudaban.
El imperio lo abrazó gustoso, con toda la felicidad de reencontrarse con su hijo acariciando su cabeza mientras se mantenían juntos. Un sonriente estadounidense se encontraba en la entrada viendo la escena, saludó respetuoso al único europeo, acercándose para darle la mano y ser correspondido.
--- América, un gusto. --- saludó mirando a los ojos al contrario, había escuchado por su pareja, quién era Perú, historias de su abuelo bastante perturbadoras, pero trataría de juzgar por sí mismo.
--- Imperio Español. --- asintió sin dejar pasar la cortesía de esa potencia, sonrió al darse cuenta del parecido que tenía con su padre, Gran Bretaña, igual de dominante y firme con las palabras, a excepción de que el americano era más extravagante.
--- Adelante, pasen. --- dijo el, aunque no quiera, incómodo joven de chullo y Poncho, sonriendo como podía.
[...]
En todo ese tiempo el blanquirrojo trataba de evitar al español, tanto con la mirada, como con las palabras, aquel imperio le causaba mucho terror. El americano era testigo de esto, cada vez que el de aspa de Borgoña hablaba, sentía la mano de Perú tensarse sobre la suya, apretando su extremidad.
En esos momentos estaban sentados en la mesa del comedor, el cuál les tapaba la parte inferior del cuerpo a los cuatro, ambas parejas separadas por ese mueble, estaban acabando de comer mientras el colorido expresaba con palabras en español que los cuatro conocían, recuerdos sobre su hijo y algunos momentos graciosos que hacían reír a USA y avergonzar al bicolor.
Mientras tanto el hispano permanecía callado, escuchando atentamente con los codos apoyados en la superficie de madera, la plática que tenían padre e hijo. Aún estaba un poco fastidiado por el comportamiento del Inca hacia él, pero después de todo ya lo conocía, vergüenza y pulcro no estaban en el vocabulario quechua, además no era para tanto.
Aprovechando que su pequeño y su pareja hablaban sobre su historia y ambos enamorados se miraban con amor e ilusión, el imperio más alto sonrió ladeante, llevando su mano a uno de los muslos de su (pequeño español) con la mirada fija enfrente, mirando amigable como la pareja se daba amor.
El español notó ésto, pero no quiso hacerle un escándalo al asunto, se dispuso a quitar disimuladamente la mano de su pierna, recibiendo una caricia un poco subida de tono que le enrojeció las mejillas, e hizo que por timidez de que los descubrieran dejará de intentar sacarla.
--- ngh...--- miró "disimuladamente" de reojo y con frustración la sonrisa triunfante que llevaba el otro, ese día no dejaba de molestarle.
Después de analizarlo unos segundos, procedió a intentar vengarse de la peligrosa acción del Inca, llevando la palma de su mano cerca, y digo cerca porque casi rozaba su entrepierna.
El Imperio Inca confundido, miró un segundo hacia abajo, topandose con la sorpresa de que el estricto hispano estaba bajando la bragueta de su pantalón con lentitud. Río cuando su hijo estuvo bromeando sobre una anécdota, pero por dentro comenzaba a ponerse nervioso.
Cuando el cierre por fin estuvo completamente abajo, el español se dispuso a acariciar por encima del boxer el miembro de su novio, sacándole suspiros que no se notaban enrealidad, pero era una tortura retenerlos.
El mismo comenzó a erectar, siendo las caricias la causa de esta reacción, la sonrisa del hispano no podía ser más amplia, sin quitar la vista de los enamorados de enfrente. Agarró entre sus dedos el tronco de la extremidad del inca, haciendo un vaiven suave que no se ha de notar mucho, manteniendo la misma seriedad, incluso cuando por dentro mascullaba la sonrisa más maliciosa.
--- y, bueno, ¿Qué suelen hacer ustedes para verse estando tan lejos el uno del otro? --- Preguntó el hijo del imperio Inca, extrañado de qué su padre empiece a sudar de pronto, sus mejillas estaban coloradas.
----b-bueno, nosotros... él, a veces v-viaja de Europa hasta a-acÁ, o a veces al contrario. --- dijo intentando con todas sus fuerzas callar esos sonidos extraños que eran distorsionados por su boca al tratar de que no salgan.
Colocó una sonrisa sincera en su angelical rostro, nadie creería que un ser así de puro podría ser una bestia viril con serios problemas de contención de su calentura, con un miembro que se asemejaba al de Rusia y que dejaría inválido o satisfecho a quien lo probara.
--- Siempre quise saber quién de los dos era el que daba y recibía. --- mencionó con picardía mirando los por ahora sorprendidos rostros de su papá y su novio, Estados Unidos río nervioso escondiendo su incomodidad ante esa pregunta.
Se estaba enterando.
--- No es algo q-que importe enrealidad. --- reacomodó sus brazos en aquella superficie, dejando sus masculinos antebrazos cruzados y apoyados en ésta, ansíaba obtener más comodidad despues de todo lo atormentaba la lentitud, la mano de su novio sabía moverse, tensando cada vez mas la base de su pene al moverse, acariciando con su pulgar la punta. --- ngh...--- fue en ese momento que su razonamiento volvió, estaba a punto de acabar, y el hispano los sabía perfectamente, empezó a aumentar la velocidad, regresó a ser torpe y sin ritmo, y con cautela de que no se notara el movimiento de su brazo. Aunque igual, el blanquirrojo y su pareja se concentraban más en el otro imperio colorido, mientras éste hablara no habría problema.
Las largas piernas de Tahuantinsuyo se entumecieron, removiendose de vez en cuando, su expresión se deformó en algo doloroso e igual su sonrisa, mientras sus pómulos se coloreaban de rosado pálido, se encorvó ligeramente, la presión de la palma del español había crecido sobre su miembro y la velocidad no ayudaba a que sea soportable.
--- La comida Ah...estuvo deliciOSA! --- había terminado, soltó una risa nerviosa como reflejo a la vez que se encogía totalmente sobre el vidrio que cubría la mesa dejando su rostro oculto de su hijo y la potencia, éstos se exaltaron al verlo encogerse de esa manera tan inesperada, Perú estuvo a punto de levantarse de su asiento, pero la palma de la mano de su padre lo detuvo. ---No te preocupes, solo fue un calambre, no es nada.
Al haberse despedido salieron rumbo al auto en dónde habían llegado, el Inca estaba “furioso”, y es qué aunque le encante la picardía del hispano, conservaba muy bien su reputación con su hijo y no le gustaba que su imagen se viera frustrada, era un tema delicado que el Imperio Español conocía muy bien.
Antes de entrar al asiento del conductor, el de aspa de Borgoña fue detenido y acorralado por un abrazo que se le proporcionó por detrás. El más alto colocó su rostro en el espacio izquierdo de su cuello, mirando con ternura el sonrojo que tenía su pequeño.
--- ¿M-me váis a dejar entrar a mi coche? --- pidió evitando mirarlo del todo, Tahu sonriendo comenzó a subir sus manos por debajo de la camisa que tenía el otro, buscando sus pezones para apretarlos y lamer su cuello al mismo tiempo, cosa que desconcertó mucho el pensamiento calmo que mantenía el español.
Gimió tratando de sacar las manos de su pareja de su pecho, y es que además de estar en público estaba siendo un poquito rudo. Sus manos se apoyaron en la ventana del auto perdiendo el control, cerrando los ojos y boca, intentando evitar que sonidos lascivos salieran de su boca.
--- Cálmate. Aún estamos en público. --- dijo sonriente separándose del cuerpo del mayor de edad, quién abrió los ojos al no sentir el calor del colorido sobre su cuerpo.
Ambos entraron y fue cuando el español se lanzó al regazo de su novio, y comenzó a besarlo con desespero.
Lo hicieron mucho en el auto fuera de la casa de su hijo, Perú.
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