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Las pequeñas gotas que estaban en las nubes no tardaron en caer suavemente, el frío y la neblina ya daban inicio del clima que azotaría la tarde casi noche, con el teléfono en mano y un nudo en la garganta, estaba Taehyung, con su cabellera rubia apoyado en la ventana, mirando el día con mucha tristeza.
— Taehyung... — giró su rostro para ver a sus hermanos: Namjoon y Seokjin — El vuelo está listo.
Tae asintió — ¿Y ustedes?
— Nos iremos, pero, no al mismo lugar. Es peligroso estar juntos después de esto — dijo Namjoon.
— Entiendo — susurró.
— ¿Hablaste con Jungkook?
— Sí, por suerte solo papá conoce a su madre por lo que saldrán ambos. Bonghwa-hyung me dijo que papá mandó a secuestrarla.
— ¿Qué?
— Aún no se ha "completado" el proyecto por no contar con un equipo especializado, supuestamente — terminó de girarse y se cruzó de brazos — sea como sea nos iremos, no pienso dejarlos con un narcotraficante deseando sus cabezas — suspiró, intentaba ser fuerte y aguantar las lágrimas. Aun lado vio a su pequeño de siete meses, durmiendo sin tener idea de cuánto pasaba a su alrededor.
— Nos volveremos a ver, Tae — susurró Jin llamando su atención.
— Sabes que la única manera de reunirnos hyung, es que el viejo muera — dijo sin poder aguantar más las lágrimas, le daba mucho dolor la situación, amó a su padre en cierto tiempo y hubo cierto respeto que al final se perdió, además, no dejaría que le hiciera daño a Jungkook o a su madre.
Los tres se abrazaron y lloraron con fuerza; deseaban que fueran otras circunstancias y que sus vidas fueran diferentes. No el caos que se desató al enterarse que su padre era narcotraficante.
Sus vidas corrieron peligro desde ese entonces, el miedo se vivía día a día.
Podían salir vivos de casa y no regresar o escuchar en la noticia alguno de sus nombres junto a la palabra muerto, eso no era seguro.
Mucho menos cuando a su padre no le importaba venderlos con tal de que él quedara impune.
Ese fue el último abrazo que pudieron darse para luego huir por sus vidas.
En la oscuridad de su habitación, Taehyung esperaba pacientemente la señal de Bonghwa, su guardaespaldas más fiel, que lo ayudaría a escapar sin que su padre se diera cuenta.
Mientras pasaba el tiempo, escondió el bolso detrás de la cama por si su padre entraba no lo encontrara sospechoso. Acurrucó a su hijo en brazos para calmarlo o tratar de calmarse él.
Odiaba tener que hacer eso, huir y no conforme con eso, también involucró en el problema a su novio.
¡Dios, se detestaba tanto!
¿Por qué tuvo que involucrarlo?
Más de una vez su padre intentó asesinarlo y todo por haberse metido con un Jeon, era estúpido. Amor es amor, no anda: A ver, si eres un Jeon te odio.
¡No!
Se enamoró del chico que lo defendía de los idiotas de otros años en la escuela, sabía que tenía apariencia frágil y que probablemente no podría golpearles, aun así, ahí estaba Jungkook. Defendiéndolo.
Se enamoró de ese chico que lo miraba con una galaxia en sus perlas visuales, la sonrisa socarrona que se formaba al ver el sonrojo provocado por sus descaradas insinuaciones que jamás le molestaron, lo único que causaban era que su corazón corriera a toda velocidad y que su mente acariciara y produjera las imágenes.
Se enamoró del chico que se enamoró de él.
Y enamorarse de él era un odisea.
¿Cómo no enamorarse?
Si estaba allí para él y le demostró que no solo era atracción física. Que a pesar de su "penosa" situación seguía allí, que con sus problemas de inseguridad y desconfianza, aún seguía allí.
Porque Taehyung tenía más problemas que ganas de vivir.
Pero para eso estaba Jungkook ayudándolo en todo, en discusiones y peleas.
¿Y las veces que su padre lo dejaba sin comer?
Ahí estaba de nuevo Jungkook, dándole de su comida y dinero.
Todo porque supuestamente, no tenían el suficiente dinero para comer. ¿Al final? Una mentira, como siempre.
Vivió engañado, su padre era el hombre más rico de la zona, al manejar el narcotráfico, al ser casi jefe. Incluso donde él vivía era una mansión ¿y ellos? En una casa pequeña donde todo se pagaba y se debía.
Todo fue una mentira.
Cuando fingió que estaba feliz por la llegada de su nieto y lo puso en venta, en una maldita subasta donde habían traficantes de niños y órganos.
¿Por qué le tocó semejante desgracia?
No lo sabía, pero, en vez de perder tiempo y echarse a llorar, buscó la manera de salvar a los que podía.
Abandonó todos los trabajos que tenía, logró sustraer ahorros de la cuenta de su padre para comprar ese boleto de avión para Jungkook y para la madre de éste. Incluso para él mismo a una zona distinta.
Quería quitar la atención de Jungkook y centrarla en él.
Por ello, sólo se preparaba para huir, no podía enfrentarse a su padre. Eso jamás, pero, no huiría y dejaría lo que más amaba en las garras del mismísimo diablo.
El toque en la puerta lo asustó trayéndolo de vuelta a la realidad.
— Joven Taehyung — reconoció la voz de Bonghwa.
— Pase — se levantó con sumo cuidado de la silla para no despertar a su pequeño. El hombre alto y de facciones duras entró a la habitación.
— ¿Está listo?
— Sí, mis documentos están guardados y lo que más llevo son cosas de Yeonjun.
— Su padre salió a una junta y no regresará hasta mañana en la tarde, hay un par de guardias en la entrada por lo que nos iremos por el subterráneo. Debemos ser rápidos, el joven Jungkook está en el hotel con la señora Hyuna — buscó su bolso y se lo guindó en el brazo.
— Vámonos, Bonghwa-hyung — salieron de la habitación con rapidez, sus pies siguieron al hombre con seguridad y precisión, sin dejar que los nervios controlaran sus piernas.
La mansión era grande y tenía tantos pasadizos que no se molestó en aprenderse ninguno, le daba tanta molestia que ellos fajándose con las cuentas de su casa y trabajando arduamente mientras que él se daba la gran vida en su mansión.
Llegaron a un ascensor al final del pasillo, éste los condujo hasta un sótano con variedad de autos, se acercaron a uno muy común, supuso que era para pasar desapercibido.
— Deje el bolso en la parte de atrás — y así lo hizo, se subió al auto y dejó el bolso en los asientos traseros. Las quejas de Yeonjun no se hicieron esperar al sentir tanto movimiento por parte de su progenitor.
— Ya bebé, ya... estoy aquí — depositó un beso y comenzó a arrullarlo tarareando una melodía — Aquí estoy bebé, no hay por qué llorar... — su pequeño con sus mejillas regordetas y sonrosadas se tranquilizó, su cabello castaño caía formando un lindo lío de delicados rizos, sus ojitos pequeños volvieron a cerrarse, sus labios formaron un tierno corazón para caer de nuevo en el sueño.
Taehyung sonreía al verlo, lo amaba tanto.
El mejor regalo que Jungkook pudo darle.
Sería fuerte y lucharía por él.
— Joven — Taehyung atendió al llamado y miró a Bonghwa — ¿Está seguro? Es peligroso para usted y para él bebé — su mirada pasó a Yeonjun.
— Estaremos bien. La idea es que Jungkook sea feliz con su madre, yo... solo llegué a arruinar sus días — dijo suspirando.
— No diga eso. Él le ama mucho, nada más obsérvelo muy bien, cuando le mira sus ojitos brillan. Es un hombre y sabrá afrontar la situación.
— No dudo de eso, Bonghwa-hyung. El problema es que mi padre quiere asesinarlo y no solo a él, también a su madre y yo no puedo permitirlo, creo que jamás me lo perdonaría.
— Pero...
— Usted sabe cómo es mi padre — dijo en un tono más alto — Obligó a Jin a casarse con Namjoon, matando a Choi. A pesar de que sabía que no se gustaban lo mató, por diversión. Fue capaz de asesinar a mi madre por el simple hecho de salvar a una mujer de una estafa donde perdería todo y quedaría en la calle, puso en venta a mi hijo y quiere matar a mi novio y a su madre. Obviamente que al ver que no estamos va a investigar, sus influencias en el mundo lo ayudarán a investigar y lo último que quiero es que encuentre a Jungkook — esto último le salió junto con un sollozo — La mejor idea fue colocar los viajes a mi nombre, no dará con él y su atención se desviará a mí. No puedo quedarme al lado de Jungkook, seré una desgracia. La única manera es que... el viejo muera y pueda estar con él — cerró sus ojos con fuerza y lloró, abrazándose a Yeonjun — ¡Maldito viejo!
Bonghwa no dijo nada más, el viejo era muy sanguíneo y no le temblaba el pulso para asesinar incluso a su propia familia. Sabía que para Taehyung, a sus 22 años, era una decisión difícil de tomar. El amor entre él y Jungkook siempre fue lindo y lleno de altibajos que superaban. Ambos se complementaban, pero, habían cosas que no estaban destinadas a ser por el momento.
Y solo algo trágico los uniría.
Se estacionó frente a un hotel alto y lujoso algo que a Taehyung le sacó una mueca de desagrado, aun así, no se quejó.
Sería solo una noche.
— Está en el piso 35, la habitación es la C-3 — Tomó su bolso y abrió la puerta.
— Muchas gracias, Bonghwa-hyung. Sinceramente, no sé cómo agradecerle — el hombre negó.
— No tiene nada que agradecerme. Si puedo salvarle estaré más que en paz, soy yo el que debe agradecerle a usted por lo que ha hecho por mí y mi familia — le sonrió — Le dejé el teléfono que usará sin registro. Está en una de las mesas de noche, por allí me comunicaré con usted — asintió y luego el auto arrancó.
Sin perder tiempo entró al hotel, no quería llamar la atención. Nada de problemas innecesarios.
Cuando subió al ascensor los nervios hicieron estragos en su cuerpo, ansiaba llegar rápido y la vista lo colocaba peor.
Por suerte las puertas del ascensor se abrieron antes de que se sintiera desfallecer, observó el pasillo blanco iluminado y las secciones, se dirigió a la C y exacta a la C3.
Con las palmas sudadas y los nudillos casi blancos tocó la puerta, que fue abierta casi de inmediato encontrándose con un rostro que cambió de preocupación a alivio al examinarlo de arriba abajo.
— ¡Amor! Dios Santo ¿Estás bien? — las manos de Jungkook lo palparon, su rostro, su cuerpo, su trasero...
— ¡Ey! — reprochó sonriendo.
— Lo siento, solo me aseguro que todo esté en su lugar — se levantó del suelo sonriendo y tomó a Yeonjun en brazos — Oh~ Mi bebé está dormido — depositó un beso en la mejilla rosada de éste.
La escena le dio tanta ternura al menor que se quedó embobado, viendo como Yeonjun despertó y se acurrucó más a los brazos de Jungkook, éste le veía con mucho amor, enamorado por completo de su hijo.
Jungkook por su parte quería disfrutar los momentos que le quedaba con ambos, le dolía el alma la idea de alejarse, discutió con Taehyung para ir con él, no quería dejarlo solo y mucho menos con el bebé nada más en otro lado del mundo. Era cierto que había mucho en riesgo, por lo que aceptó, aunque buscaría la forma de ir dónde se encontrara Taehyung, sin que él se enterara.
Ambos entraron a la habitación del hotel, encontrando a la mamá de Jungkook, Hyuna, sentada en el sofá.
— Taehyung, cariño — se levantó soltando un bordado, se acercó al menor abrazándolo — Estábamos preocupados, tus hermanos llamaron diciendo que se iban y que no te llamáramos.
— Fue por precaución, siento mucho preocuparlos — Se alejó y tomó el rostro de Taehyung examinándolo — Papá aún estaba en casa y tuve que esperar mucho.
Hyuna sonrió — Lo bueno es que estás bien y que llegaste a salvo — Taehyung asintió — ¿Quieres algo de beber?
— Por favor — soltó su rostro y se fue hacia la cocina.
Por su parte, Taehyung buscó en la pequeña sala a Jungkook, pero no lo vió. Dejó su bolso en un sofá del lugar y se acercó a la puerta de lo que parecía ser una habitación; con delicadeza abrió dejando ver una habitación espaciosa, aunque tomando en cuenta que estaban en un hotel lujoso, la habitación podría ser considerada la más pequeña.
Jungkook estaba de espaldas a él, viendo la ciudad a través de la ventana, Yeonjun estaba acurrucado en su pecho mientras tarareaba una dulce melodía a su pequeño dormilón, el nudo en la garganta se hacía cada vez más difícil de tragar.
¿Desprenderse de su bebé?
Dolía.
¿Desprenderse de la persona que ama y con la que siempre quiso compartir su vida?
Dolía aún más.
Una lágrima traicionera se deslizó por su mejilla, y no pudo quitarla.
Ni esa, ni los otros pares de lágrimas que bajaron en conjunto.
El sollozo de Jungkook era desgarrador para Taehyung, no podía soportar que por él, lo más preciado de su vida sufra. Le gustaría ser su consuelo, pero ¿Cómo? Si más bien es la causa de su dolor.
Se acercó lentamente sin hacer ruido y rodeó con sus brazos el torso del pelinegro tratando de no incomodar a Yeonjun. Apoyó su frente en la fuerte espalda, Jungkook le sacaba unos cuantos centímetros más dificultándole llegar a su hombro.
Jungkook suspiró — Bebé, espera un segundo — se removió en los brazos de Taehyung, el rubio lo soltó y sin mirarlo salió con Yeonjun en brazos buscando a su madre.
La encontró en la cocina, con un delantal puesto y perdida en sus pensamientos.
— Mamá — la llamó, esta lo miró — ¿Puedes tener a Yeonjun un momento? — Asintió sin decir nada — Gracias — le sonrió para devolverse a la habitación.
No le importaba no dormir esa noche, necesitaba retener todo de Taehyung, todo lo de su bebé, lo necesitaba.
Su corazón se sentía apretado y desolado, no aguantaría ni un minuto más. Entró a la habitación y cerró la puerta con llave, Taehyung estaba sentado en la cama con su cabeza agachada.
Jungkook conocía todas las dudas de Taehyung y estaba al tanto de la probabilidad de no volverse a ver, por ello, necesitaba dejarle saber que fuera donde fuera, lo encontraría. No iría enseguida hasta no estar fuera de peligro, pero, lo buscaría donde sea que fuera a estar.
Tomó el mentón entre sus dedos y lo levantó, fijó sus ojos en los contrarios cristalinos y luego los cerró, sellando sus labios con los de Taehyung, pudo sentir el sabor salado de las lágrimas y sintió las ganas de borrarlo, dejaría su sabor y esencia impregnada en Taehyung, lo besaba con amor y a la vez con pasión determinada.
Marcando un compás con sus labios, se movían arriba abajo fundiéndose el uno en el otro y dejando lo más que podían. Lo recostó en la cama y siguió besándolo. Taehyung sentía las oleadas de emociones que Jungkook le hacía saber, podía sentir cada gramo de sentimiento en ese beso, se aferró al cuello contrario mientras se dejaba llevar por el momento tan íntimo lleno de amor que compartían.
A los minutos, Jungkook se separó de Taehyung para observarlo, con las mejillas sonrosadas y respirando entrecortadamente.
Esa imagen no la olvidaría nunca.
Las lágrimas se arremolinaron en sus ojos.
¿Por qué sentía que jamás lo vería?
Sentía que algo se rompía dentro de él y no paraba de hacerlo, mientras más lo veía más se rompía esa parte dentro de él.
— Te amo demasiado, Kim Taehyung — dijo en un sollozo, el nombrado abrió sus ojos encontrándose con esas joyas llenas de lágrimas, lo estrechó en sus brazos acomodándolo en su pecho.
— Yo también te amo, Jeon Jungkook — susurró y se dejó llevar por la tristeza que sentía, acurrucándose y deseando que al día siguiente todo fuera mentira, una ilusión, una pesadilla; que todo estaba bien y que ellos eran felices junto a su bebé.
Aunque eso, no fue exactamente así.
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