ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 5
~ղαɾɾαժօɾ~
Estaba muy oscuro para distinguir con claridad, pero unas luces extrañas, que salían de no se sabía dónde, revelaban una masa de pinchos dorados y carne brillante. Unos malvados apéndices con instrumentos en la punta Sobresalían de su cuerpo como si fueran brazos: la hoja de una sierra, unas tijeras grandes y unas barras largas que a saber para qué servían
La criatura era un espantosa mezcla de animal y máquina, y parecía darse cuenta de que lo estaban observando, parecía saber lo que había en el interior de los muros del Claro, parecía querer entrar y darse un festín de carne humana. Lilith notó que un terror glacial crecía en su pecho, expandiéndose como un tumor y dificultando se respiración. Hasta con la memoria borrada estaba segurísima de que nunca había visto nada tan horrible. Retrocedió, asustada.
— ¿Qué es esa cosa? —inquirió. Notó un escalofrío en el estómago y de preguntó si alguna vez volvería a comer.
— Los llamamos laceradores —contestó Newt— . Es un bicho asqueroso, ¿Eh? Alégrate de que solo salgan de noche y da gracias por estos muros
Lilith tragó saliva y pensó en como iba a salir de allí. Newt siguió mirando por la ventana, distraído.
— Ahora ya sabes los horrores que acechan en el laberinto, amiga mía. Ahora ya sabes que no es ninguna broma . Te han enviado al Claro, verducha, la primera mujer que pisa este maldito sitio, y esperamos que sobrevivas y nos ayudes a conseguir el propósito por el que nos han traído aquí...
— ¿Y cuál es? —preguntó Lilith, aunque le aterraba conocer la respuesta
Newt se volvió para mirarla directa a los ojos. Le iluminaban las primeras luces del Alba y Lilith puedo ver todos los detalles de su rostro, la piel tensa y la frente arrugada, se veía guapo con esa expresión
— Encontrar la salida verducha —respondió Newt — . Resolver el puñetero laberinto para encontrar el camino de vuelta a casa.
Newt se dió la vuelta dispuesto a marcharse, pero Lilith lo frenó
—Espera Newt... Tengo una duda más —El chico se giró para verla directamente a los ojos, admirando el pelo moreno y ojos marrones de ella
— Dime novata...
— ¿Que son los corredores? —Newt se quedó callado, pareció meditar su respuesta, luego pareció que estaba batallando en su mente en sí contárselo o no
— Somos los que nos dedicamos a recorrer el laberinto y buscar una salida, el asiático que concistes anoche y yo somos corredores —Respondió — ¿Algo más? Tengo que irme ya a prepararme
— No...nada más...Gracias...
— Nada, cuídate Lilith...
—Ten cuidado tú qué eres el que entra en el laberinto...
Un par de horas más tarde, una vez que las puertas se volvieron a abrir, retumbando y haciendo temblar el suelo hasta que de acabaron. Lilith de sentó en una vieja mesa de picnic que había en el exterior de la Hacienda. Solo podía pensar en los laceradores, en cuál sería su intención y en qué harían ahí fuera durante la noche. En cómo sería ser atacado por algo tan espantoso.
Trató de sacarse esa imagen de la cabeza Y en pensar en otra cosa. En los corredores. Se habían marchado sin decir ni una palabra a nadie, habían salido disparados al laberinto a toda velocidad y había desaparecido al doblar la esquina. Se los imaginó mientras cogía la taza de café caliente con las dos manos, sin hablar con nadie. Lo único que quería era que la dejaran en paz.
No lo entendía, su cerebro estaba sobrecargado intentando calcular la imposibilidad total de la situación. ¿Cómo podía ser un laberinto, con las paredes tan altas y sólidas, tan grandes que un montón de chicos no hubiera podido resolverlo después de llevar intentándolo a saber cuánto tiempo? ¿Cómo podía existir una estructura como aquella? Y más importante: ¿Por qué? ¿Cuál será el propósito de tal cosa? ¿Por qué estaba todos allí?
Aunque trataba de evitarlo, su mente no dejaba de volver a la imagen del feroz lacerador. Su compañero fantasma parecía asaltarle cada vez que parpadeaba o se frota a los ojos.
Lilith sabía que era una chica lista; de algún modo tenía esa corazonada. Pero no tenía sentido nada de lo que ocurría en aquel sitio; Excepto una cosa, debía ser corredora. ¿Por qué lo sentía con tanta fuerza? Incluso ahora, después de haber visto lo que habitaba en el laberinto. Sentía una extraña conexión con el laberinto...
Unos golpecitos en su hombro la distrajeron. Levantó la vista y vio a Nick detrás de ella con los brazos cruzados.
— No te ves muy fresca ¿No? —dijo Nick— ¿Has visto algo bonito por detrás de la ventana está mañana?
— Ha bastado para saber más cosas sobre este lugar —Repuso ella, Nick rió y asintió, su risa ponía de buen humor a Lilith
— ¿Está ocupado el sitio? —Preguntó señalando el banco de enfrente
— En absoluto, puedes sentarte
El de pelo negro asintió y se sentó al lado de ella con una sonrisa. Ambos hablaron sobre x cosas y entre conversación y conversación, Nick decidió preguntar sobre su estancia en el Claro
— Bueno...¿Qué te parece este sitio?
— Una mierda... —Responde ella dándole un largo sorbo a su café, que poco a poco se Hiba quedando frío
— Esa boca, aquí se dice una clonc, mierda es una palabra fuerte entre nosotros —Nick habló en un susurro— A todo esto, ¿Ya conoces a Chuck?
— ¿Chuck?
— Parece que no —Nick se levantó y extendió una mano para ayudarla a lavantarse, Lilith la aceptó indecisa— Ven, te llevaré a conocerlo
Ambos se fueron hacia el principio del bosque, donde, debajo de la copa de un frondoso árbol, está sentado un niño pequeño, rechoncho y tierno, comiendo una manzana de color roja —Segudamente robada de la cocina de Fritanga— Nick se acercó a él, llamando su atención
— Buenos días Chuck, ¿Como se siente ser ascendido? —Pregunta el líder despeinado los rizos del niño
— Buenos días Nick, se siente genial —Responde con una sonrisa. Lilith se derrite por dentro
— Me alegro —a continuación señaló a la chica— Chuck, te presento a Lilith, la novata. Lilith, te presento a Chuck, nuestro novato del mes pasado
— Un placer — dijo el niño levantándose y extendiéndole la mano libre a la chica
— Igualmente —Ambos se estrecharon la mano
— Bueno, ahora que os conocéis, vamos a asignarte un trabajo para que vayas probando —Lilith asintió, se despidió de Chuck y se fue con Nick dirección al centro del claro
— Aquí hay tema, pero vamos —Murmuró el niño con una sonrisa socarrona viendo cómo ambos jóvenes se marchaban demasiado juntos
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