ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 4

~ղαɾɾαժօɾ~

Aquella persona seguía insistiendo en levantarla, ella solo soltaba gruñidos  de irritación ante la actitud persistente de aquel chico —lo sabía porque había notado que eran todo hombres menos ella— al vigésimo zarandeo, se dio la vuelta y abrió los ojos de golpe, vio una cara pegada a la suya, con la mirada clavada en ella.

— ¿¡Qué!? —Medio gritó la morena

— ¡Silencio verducha! — gritó en un susurro, ella no consiguió reconocer la voz del chico —¡Conseguirás despertar a alguien! —

— ¿Quién narices eres? ¡Déjame dormir! — dijo copiando el tono de voz del chico

Escuchó al chico suspirar un poco, torció el morro sintiendo como los ojos le pesaban.

— Foder verducha, soy Newt, el chico que no dejabas de mirar anoche — Se quedó callada sintiendo como la vergüenza recorría su cuerpo y los colores le subían a la cabeza. 

Aunque Lilith estaba avergonzada,  la inquietud desapareció al instante. No podía evitar tener curiosidad y se preguntaba que quería aquel chico de ella. Rodó los ojos y se esforzó por incorporarse encima de su bolsa de dormir, Newt se echó hacia tras en cuclillas

— Vamos verducha —susurró el chico mientras se ponía de pie. Extendió la mano y ayudó a Lilith a levantarse. Era tan fuerte que casi parecía  que le fuera a desencajar el brazo

— Vale, pero ¿Puedes hacerme el favor de no intentar arrancarme el brazo?

El chico pareció avergonzarse ante ese reproche de la chica, asintió

— Si Si, por su puesto —dijo poniéndola derecha aflojando el agarre de la muñeca de Lilith —Ahora vamos, debo enseñarte algo antes de que el resto despierte... —

Cualquier resquicio de sueño persistente ya había desaparecido de la mente de Lilith

— Vale —se limitó a decir, y lo siguió. Sabía que debería abrigar sospechas, pues aún no tenía motivos para confiar en nadie, pero venció la curiosidad. Rápidamente se agachó para ponerse los zapatos— .¿A dónde vamos?

— Tú sígueme. Y pégate a mí 

Caminaron a hurtadillas entre los cuerpos que dormían esparcidos por el suelo y Lilith estuvo a punto de tropezar varias veces a causa del sueño. Le pisó la mano a alguien y, como respuesta, recibió un grito agudo de dolor y un puñetazo en la pantorrilla un poco más fuerte de lo que se había imaginado. Se llevó las manos a la zona  del golpe y soltó un leve quejido

— Perdón — susurró, e ignoró la mirada asesina de Newt, no tenía muy claro a quien se la dirigía, si al Clariano que la había pegado o a ella por pisarlo.

En cuanto dejaron atrás el prado y alcanzaron la piedra tras y duda del patio, Newt echó a correr en dirección a la pared oeste. Lilith vaciló al principio, preguntándose por qué se había puesto a correr, pero reaccionó de inmediato y le siguió a la misma velocidad.

La luz era tenue, pero cualquier obstáculo aparecía como una sombra más oscura y, así, pudo avanzar rápidamente. Se detuvo cuando Newt lo hizo, junto al inmenso muro que descollaba por encima de ellos como un rascacielos, otra imagen que flotaba en el turbio charco de su  memoria borrada. Lilith vió unas lucecitas rojas que brillaban por la pared: se movían, se paraban, se encendían y se apagaban.

— ¿Qué es eso?

— ¿Te ha hecho daño?

Ambos se miraron, el rubio apartó la mirada ruborizado, ella se sintió un poco incómoda con la situación, ambos había preguntado a la vez

— Pregunta tú primero —pidió el rubio con una sonrisita sin mirar a la chica, acariciándose la nuca

— ¿Qué son esas cosas? — preguntó de nuevo. El destello rojo titilante de las luces tenía un trasfondo de advertencia.

Newt llevó la vista hacia las luces

— Cuando lo tengas que saber, lo sabrás, verducha.

— Bueno, es un poco estúpido mandarme a un sitio donde nada tiene sentido y no querer responder una pregunta — Lilith se detuvo, sorprendida ante sus palabras, notando el sarcasmo en cada sílaba que había dicho.

Newt soltó una carcajada, pero enseguída la cortó, tapándose la boca al recordar que todos estaban dormidos, enseguída volvió a sonreír tiernamente

— Me gustas verducha, ahora contesta a mi pregunta — se quedó a medio metro enfrente de la espesa cortina de hiedra — ¿Te ha hecho daño el pingajo al que has pisado la mano?

— B,bueno... —ella se ruborizó ante la preocupación del chico — un poco, pero ya se me ha pasado

— Es bueno saberlo —respondió. Dio un paso adelante y hundió las manos en la espesa hiedra para retirar la enredadera de la pared y revelar una ventana llena de polvo, un cuadrado de sesenta centímetros de ancho. En aquel momento estaba oscura, como si alguien la hubiera pintado de negro.

— ¿Qué estamos buscando? —susurró Lilith

— Agárrate bien fuerte, chavala. Está a punto de salir uno.

Pasò un minuto; luego, dos. Varios más. Lilith  empezó a mover los pies mientras se preguntaba cómo Newt podía estar allí tan paciente y callado, con la vista clavada en la oscuridad.

Entonces la escena cambió

Unas luces extrañas brillaron a través de la ventana y proyectaron un espectro tembloroso de colores en la cara y cuerpo de Newt, como si estuviera junto a una piscina iluminada. Lilith se quedó en absoluto silencio, con los ojos entrecerrados, mientras trataba de averiguar qué había al otro lado. Se le hizo un nudo en la garganta.
"¿Qué es eso?", pensó

— Ahí fuera está el laberinto —susurró Newt con los ojos abiertos como si estuviera en trance— Todo lo que hacemos (Nuestra vida, verducha) gira en torno a él.  Pasamos cada bonito segundo de cada bonito día honrando al laberinto, intentando resolver algo que ni siquiera sabemos si tiene una maldita solución ¿Sabes? Y quiero enseñarte que es un sitio donde no quieras meterte. Te enseñaré por qué cierran los puñeteros muros todas las noches. Te enseñaré por qué no debes nunca, y digo nunca, salir ahí fuera

Newt retrocedió todavía sujeto a la enredadera, le hizo una señal para que ocupara su sitio y mirase a través de la ventana. Lilith le hizo caso y se inclinó hasta que su nariz tocó la fría superficie de cristal. Tardó unos segundos en centrar los ojos en el objetivo, y, cuando lo consiguió, notó que el aliento se le quedaba retenido en la garganta, como si allí soplara un viento glaciar que hubiera congelado su respiración. 

Una criatura grande y bulbosa, del tamaño de una vaca, pero sin ninguna forma definida, se retorcía furiosa en el suelo del pasillo exterior. Trepó por el muro de enfrente y luego saltó hacia la ventana de grueso cristal con un fuerte golpe. Lilith pegó un grito antes de poder contenerlo y se apartó de allí sobresaltada, pero aquella cosa rebotó hacia atrás dejando el  vidrio intacto. 

Respiró irregularmente por varios minutos y su corazón parecía subirle por la garganta a medida que respiraba , escuchó la risita de Newt y se giró a verlo con una mueca de enfado

— ¿¡De que te ríes capullo!? —preguntó en algo parecido a un grito, el rubio a su lado cortó su risa pero no abandonó su mirada divertida y socarrona

— Del grito que has metido, no pensaba que te asustarías tanto pingaja —volvió a reír, pero, al instante cortó la risa.

Su mueca cambió de una divertida a una sorprendida, luego preocupada y por último una llena de ternura y amor, parecida a la de una madre que mira a su hijo cuando este se ha caído en el parque. Llevó sus manos a las mejillas de la morena y sus pulgares aterrizan en sus ojos marrones, le frotó un poco los ojos, como si intentara limpiar alguna imperfección de su cara. Ella le vió sorprendida

— ¿Qué...? —no pudo acabar, él la interrumpió

— Oye tranquila, no puede cruzar los muros, no lo han hecho nunca y nunca lo harán, estate tranquila ¿Vale? Se que te has pegado un buen susto pero, no puedes llorar por esta clonc... —¿Había llorado? ¿En qué momento? Con sus propias manos, pasó sus largos y finos dedos por sus ojos, el tenía razón, había soltado alguna que otra lágrima 

Respiró profundamente varias veces, apartó las manos de Newt de su cara con delicadeza y volvió a asomarse por la ventana soltando poco a poco las manos del rubio...

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