✥①⑦✥
Cuando SeokJin despertó, la cabeza le dolía horrores, nunca fue bueno bebiendo pero lo necesitaba, de cierta forma deseaba olvidarse de todo.
Aunque debía ir a la universidad, pues tenía unos cuantos papeles que presentar antes de irse.
Con toda la pereza del mundo se levantó de su preciada cama y desapareció en el baño. Al salir, trataba de recordar cómo había llegado a su casa. Sólo sabía que había estado en compañía de Tae, pero eso era todo.
Así que con dudas, salió de su casa, directo a la universidad, dónde iría a unas cuantas clases, visitaría el club de teatro y luego regresaría a casa a empacar.
Cuando la jornada terminó, el castaño analizó la situación, en todo el día no había visto a Tae, era cierto que habían ocasiones en las que no podían verse por las diferentes carreras, pero ni siquiera había respondido su mensaje preguntándole dónde estaba.
Todo se le hacía raro.
Como si algo hubiese pasado y él no lo sabía, era una sensación de incertidumbre sumamente extraña.
Estaba por salir del campus cuando un chico frente a él detuvo su andar.
Era JungKook. Estaba parado solo bajo la sombra de un frondoso árbol.
El castaño sintió su corazón acelerarse, ya llevaba cuatro días sin saber de él.
— ¿JungKook? -Lo llamó dudoso al acercarse.
El menor le miró, en sus ojos se notaba la desesperación y tristeza.
—Hola hyung... Yo... Me alegro de poder verlo antes que se vaya. -Dijo con dificultad, pues el nudo en su garganta se hacía mayor.
—Gracias, Kookie. También estoy feliz de verte. -Soltó diplomáticamente. Trataba de no hacerle ver al niño cuan afectado estaba.
— ¿Puedo acompañarlo a casa hyung? -Cuestionó esperanzado.
—Por supuesto. -Sonrió contento.
Caminaban despacio, tan cerca el uno del otro pero sin emitir palabra, para ambos era extraño caminar así, en silencio, pues siempre charlaban sobre cualquier tontería. Pero ahora, los dos se sentían incómodos, querían y a la vez no, saber cómo se sentía el otro. Pues la gran distancia entre ellos los mataba poco a poco.
Cuando llegaron a la mansión Kim, se detuvieron frente a la puerta con sus corazones latiendo al unísono.
—Gracias por acompañarme. -Dijo con suavidad, mientras le veía con una pequeña sonrisa.
—De nada hyung, para mí fue genial. -Respondió con un pequeño atisbo de sonrisa.
El silencio volvió a reinar y ninguno de los dos podía más con la tensión.
—Yo... De-debo empacar mis cosas. -Comentó Jin atropelladamente.
—Ah sí... Sí lo sé... -Fue lo único que contestó el menor sin moverse del lugar.
Jin quería lanzarse sobre él y comerle la boca, lo anhelaba tanto y estaba seguro que el menor igual.
— ¿Quieres ayudarme? -Cuestionó después de unos segundos en un escueto silencio.
—Me encantaría.
Ambos empacaban las cosas del mayor platicando de temas random de vez en cuando, el ambiente se notó más armonizado y la ex pareja se sentía cómoda al hallarse sola en la habitación del castaño.
—Así que... -Empezó el azabache. —Se irá a conocer nuevos horizontes... -Comentó mientras doblaba con sumo cuidado unas camisas.
—Sí, eso me emociona, ¿sabes? El hecho de conocer nuevas culturas, nuevas personas. Es simplemente intrigante pero a la vez interesante. -Habló el mayor con una sonrisa inconsciente.
—Sí... Siempre es bueno saber algo nuevo. -Concluyó el menor mientras metía la ropa en la maleta.
Jin tomó su celular y revisó su chat con Tae en Kakao Talk, pero no había obtenido respuesta, eso estaba empezando a asustarlo.
—Por cierto, hyung. -La voz del chico lo hizo reaccionar. —Maravillosa actuación la de anoche. -Le felicitó.
— ¿Fuiste a verme? -Preguntó sorprendido.
— ¡Por supuesto! Por nada me lo perdería. Lo hizo genial, como siempre. -Dijo el menor con mucho orgullo.
Las mejillas del castaño se pintaron de carmín, siempre le alegraba que su Kookie se mofara de sus éxitos con sus amigos. Era algo dulce para él.
—Te lo agradezco, Kookie. -Dijo avergonzado.
El menor dejó la ropa y con delicadeza tomó de las mejillas al mayor, viendo esos ojos chocolate taladrar tan profundamente en su corazón.
—No es nada hyung, para mi es un honor ser parte de su vida.
Ambos se quedaron mirando, el pelinegro acariciaba con suavidad las tersas mejillas del contrario y éste sólo podía llenarse de esa oscura mirada que le transmitía mucho amor y admiración.
Como imanes se fueron acercando, sus bocas volvieron a encontrarse, fue un beso lleno de tantos sentimientos, lento y delicioso.
El beso de despedida que tanto habían deseado. Aunque, tanto era su anhelo que estuvieron besándose quizás por un par de horas, pues no sintieron el tiempo pasar hasta que sus labios dolían y su respiración se había vuelto errática.
Al despedirse, se miraron con una sonrisa, sus corazones latiendo a prisa y muchos sueños formándose en su ser.
—Que tenga un buen viaje hyung, y si es posible, por favor comuníquese conmigo para saber que está bien. -Pidió el menor amablemente al estar frente a la puerta principal.
—Descuida Kookie, cada vez que pueda lo haré. Gracias por tus buenos deseos. -El mayor hizo una reverencia y despidió al chiquillo.
Pero antes, el menor lo abrazó con fuerza, quería transmitirle cuanto lo extrañaría.
—Cuídese mucho, hyung. Lo estaré esperando. -Susurró sobre su cabello y depositó un pequeño beso en su mejilla.
Después salió y dejó al mayor con sus emociones a flor de piel. Agradeciendo al destino o lo que fuese, el haber tenido una buena despedida con el menor.
Sonrió, pues sentía que las cosas irían bien a partir de ese momento.
O eso creía, pues TaeHyung aún seguía ignorándolo y su vuelo salía al día siguiente.
Sólo esperaba poder despedirse de él como lo merecía.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top