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Al irse sus amigos, la parejita de enamorados seguía sobre el sofá dándose besitos y mimos.
Ya habían cenado y sólo estaban disfrutando de su tiempo juntos.
—Estuviste fantástico, hyung. Realmente lo hiciste bien. -Halagó el menor mientras repartía besos en la mejilla contraria.
—No te imaginas lo nervioso que estaba. -Comentó con una sonrisa. —Pero al pararme en el escenario, me olvidé de Kim SeokJin y me convertí en Mercucio, el pobre chico que muere defendiendo a su amigo Romeo. -Suspiró. —Que trágico, ¿no?
El menor observaba el puchero que adornaba la bonita cara de su novio y no se resistió a besarle.
Fue un beso duro y necesitado, el menor quería que su castaño supiera cuanto lo amaba.
Que sin importar la edad, ellos son felices.
—Wow Kookie... -Comentó el mayor al separarse. —Parece que estás emocionado.
—Sólo quiero que sepas que te amo mucho y estoy dispuesto a ser mejor por ti y por mí. -Dijo sonriendo.
—Aww mi amor, estás creciendo tan rápido. -Se lanzó sobre él en un fuerte abrazo. —No quiero que dejes de ser mi dulce Kookie.
—Nunca bebé, pero recuerda que daddy debe ser fuerte y valiente para protegerte. -Correspondió al abrazo con la misma intensidad.
—Mi daddy lo es todo para mí. -Besó su mejilla.
Así estuvieron por unos minutos, compartiendo calor y recordándose cuanto se aman y anhelan.
Las horas pasaron y el menor se fue a su casa, al día siguiente tendría una prueba de atletismo y debía rendir, así que ya no podía pasar más tiempo con su bebé.
—Jinnie. -Lo llamó esa voz grave.
— ¿Qué? -Respondió sin despegar la vista de su libro.
— ¿Te gustaría ir al cine conmigo? -Preguntó inocente.
—Oye Tae, ¿dónde dejaste tu dignidad? Sabes que Jin nunca te hará caso. -Dijo Suga de forma burlona.
Tae se limitó a sacarle la lengua.
—Por cierto, Jin. -El mencionado alzó su vista, mirando al chico de gafas. — ¿Qué tal los amigos de Kookie? Son muy lindos eh. -Dijo en forma soñadora.
— ¿Quién de ellos te gustó, Nam? -Preguntó con gracia.
—El rubio bajito. -Contestó con su sonrisa de hoyuelos.
—Oh ese es JiMinnie, cuidado con él, es mí consentido, así que ni te atrevas a lastimarlo, Kim. -Sentenció el mayor con severidad.
—Tranquilo Jinnie, nuestras intenciones son buenas, ¿cómo se llama el pelirrojo? -Averiguó Min.
—HoSeokie... -Respondió y los miró con sus ojos entre cerrados. —Estaré observándolos, con mis niños no van a jugar eh.
Los mayores alzaron sus manos en señal de rendición.
— ¡SeokJin! -El rubio reclamaba su atención.
—Oh Tae, lo siento pero iré a la escuela de Kookie, tiene un torneo hoy. -Respondió casual.
— ¡Agh! Siempre es ese mocoso, hyung. ¿No te aburres de estar con él? -Cuestionó irritado.
El castaño suspiró, le molestaba que siempre pensaran que su Kookie era un niñito, para él, JungKook era todo lo que podía pedir.
—Iremos contigo, hyung. -Dijo Suga después de un rato en silencio.
El ambiente se puso tenso así que sólo asintió y sin mirar al rubio, se levantó en dirección a la cafetería, necesitaba beber algo o estaba seguro que golpearía a su tonto amigo.
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