ALERTA MANGA SPOILER

Jojo, el nuevo bebo hermoso <33
Saldrá medio ooC(ouy of character) porque nmms, salió sólo un capítulo, tuve que echarle imaginación.

Aoba Hashibira
☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Entre pensamientos negativos el de orbes verdes se echó a llorar sin producir llanto alguno, su deseo de ir a vivir a las montañas se intensificó mientras miraba a la nada. Una voz le hizo sobresaltar, cuando volteó a ver a la persona que estaba a su lado con rapidez se limpió las lágrimas.

—¿Hashibira-san? —tu pregunta le dejó confundido debido a que no te conocía de nada. —¿Por qué llora?

—Eso... —desvió la mirada pensando una buena excusa.

—Nunca pensé que conocería a mi ídolo de esta forma —hablaste con voz suave al dejar de mirarle. —Así que siento esa necesidad de ayudarle, Hashibira-san.

—¿A-ayudarme? No hay razones por las cuales debas ayudarme, no he hecho nada por ti...

—¡Al contrario! Fuiste la persona aue me motivó a dejar mi ciudad natal para ocuparme en realizar mi sueño, desde que te conocí me interesó la botánica pero especialmente la jardinería... Quizás tu última investigación no fue perfecta pero los errores existen —volteaste a verlo. —Sin embargo aunque ese error opaque tus demás logros, ¡para mí siempre serás un total ganador!

Te habías emocionado tanto hablando que tus palabras lograron sonrojar a Aoba. Miro sus manos las cuales estaban encima de sus rodillas, tus palabras tan lindas se quedaron en su memoria. Hubo un silencio algo incómodo entre los dos, tu rostro se terminó ruborizando de igual manera por tu discurso alentador, te exaltaste mucho, dejándote llevar por la emoción del momento y eso provocó el silencio incómodo entre los dos. Suspiraste tomando algo de aire para empezar a hablar, el azabache se dio cuenta de esto.

—¡Perdón!

—Está bien... —respondió en tono tímido.

Un par de lágrimas más salieron de sus ojos, te acercaste un poco a él y con la manga de tu blusa se las limpiaste.

—En serio no hace falta que llore más, Hashibira-san —él te miró y tragó saliva.

—¿P-por qué hiciste eso? —preguntó.

—¡Oh! —reíste nerviosa. —¿Simples reflejos? Cada que mi hermanito solía llorar yo le limpiaba las lágrimas y pues... ¡Oh, por favor no piense que lo comparo con mi hermano!

Tus constantes balbuceos y errores por estar nerviosa hicieron que los labios de Aoba se curvaran haciendo una sonrisa y después comenzó a reír. Lo miraste, sonreíste mientras le veías riendo con sutileza, siendo tan educado incluso al reír. Te acomodaste en la banca viendo como era feliz en su mundo durante un rato. Él volteó a verte, tragó saliva y luego se disculpó.

—Tiene una risa verdaderamente hermosa, Hashibira-san —reíste.

—No creo que sea así... —respondió con notoria pena. —Sólo que he tenido malos días, me viene bien algo así.

Te levantaste de la banca captando toda la atención del azabache, sus ojos se posaron sobre ti, siguiéndote. Te inclinaste mirándole a los ojos y pusiste una de tus manos en su hombro, él se sobresaltó un poco por tan repentina acción pero no dejó de verte. Acercándote poco a poco tus labios tocaron su mejilla mojada por las lágrimas así que sentiste el sabor salado de estas, Aoba se sonrojó como nunca. Cuando te separaste, toda su cara estaba roja, le dedicaste una sonrisita.

—Hay cosas que sólo pasan una vez en la vida y hay que aprovecharlas —explicaste. —Un gusto conocerle, Hashibira-san.

Te despediste, luego te volteaste para empezar a caminar pero la voz de Aoba te detuvo.

—¡E-espera! —volteaste para verlo.

Sé paró de la banca y te alcanzó (aunque no habías avanzado relativamente nada), empezó a buscar por sus bolsillos, de su bata sacó una tarjeta de presentación para dártela, la aceptaste. Empezaste a inspeccionarla con tu mirada, en la esquina inferior derecha estaba un número, por mera suposición pensaste que era el suyo y acertaste.

—Ese es mi número... Es sólo para el trabajo pero puedes escribirme para que te dé mi número personal —explicó nervioso.

—¡Yo te mandaré mensaje! Lo haré llegando a casa, ahora no traigo mi celular —reíste.

—Por favor hazlo... Y gracias, eh —desvió la mirada.

Ahí fue cuando caíste en cuenta de que no te habías presentado.

—¡Discúlpame! —hiciste una reverencia. —Me llamo ________ y no hace falta que me agradezcas.

—No, gracias... Alegraste mi día, ________.

• • •

Las relaciones que comienzan bien poe obvias razones también deben de terminar bien y aunque en algunas sea lo contrario y quizás la mayoría de veces aquí no es así. Como habías prometido; le mandaste un mensaje a Aoba diciéndole quien eras, él cuando te leyó te pasó su número de inmediato, aún recuerdas sus palabras: "me es más fácil responderte por ahí". Incluso en su forma de escribir seguía siendo tan educado y pulcro.

Así fue como su relación empezó a avanzar, hablaban de plantas, de su trabajo o simplemente de sus vidas pero nunca era incómodo y siempre había algo nuevo de que hablar.

Esta vez, lo llamaste diciéndole que saldrían, casi se escucha como una orden y aunque él no iba a rechazarte el tono de tu voz lo alentó aún más a aceptar. Mencionaste que era una sorpresa pero que debía ir con ropa cómoda con la que se pudiera mover con facilidad, siempre intentando mantener el misterio de a donde iban.

Ahora mismo se encuentran en un autobús camino a las montañas.

—¿Vamos a donde creo que vamos? —preguntó mientras veía por la ventana.

—Tal vez no te quedes a vivir ahí pero un buen día si vamos a pasar, espero que hayas dejado libre toda tu agenda porque no volvemos hasta mañana. ~

—Tienes todo mi tiempo disponible, _________ —te miró con una sonrisita y un rubor en las mejillas. —¡Cuando quieras salir simplemente hablame y haré espacio para ti!

—Aoba, por Dios... —desviaste la mirada.

El siguió mirando por la ventana.

—Por cierto, nos bajaremos en la siguiente parada y de ahí iremos caminando —le dijiste.

Aoba asintió.

Después de unos minutos que se bajaron empezaron a caminar, Aoba iba a un lado tuyo siguiendo tus pasos. Desde que te mudaste para estudiar no habías regresado y agradecías que la persona con la que volvías a esas montañas es Aoba. Él miraba todas las plantas con cierta emoción y felicidad, se le notaba más tranquilo que otros días y... ¿cómo no? Por fin se alejó del estrés que le producía trabajar en esa planta que encontró, logró olvidarse un poco de ello.

—¿Vivías aquí? —preguntó mirándote.

—Sí, cuando era más pequeña.

—Que envidia... —murmuró dejando de verte.

Cuando iban a mitad de camino decidieron descansar un rato de tanta caminata, se sentaron en el pasto y hubo un silencio para nada incómodo pese a eso intentaste buscar una excusa para escucharle, su voz es tranquila y suena relajada... Cuando lo conociste por primera vez, debido a que lloraba se le escuchaba mal con un tono triste y su voz parecía temblar. Tus ojos fueron a dar a una planta que estaba dejado de un gran árbol pero que, aún así le pegaban unos pocos rayos de sol. Llamaste a Aoba mientras señalabas la planta.

—Aoba —él volteó. —¿Cuál es esa planta?

Hasta a ti misma te sorprendió no conocerla, se notaba cuando tiempo habías estado afuera.

Él se acercó a ti, sentándose a tu lado.

—Se me conoce como sakurasou y su nombre científico es prímulasonrió. —Hay algunas especies que llegan a crecer hasta 49 centímetros, y no necesitan de mucho sol aunque su riego es abundante pero debes dejar secar la tierra cada vez que se riegan.

Parecía feliz hablando de la planta.

—Suena interesante, ¿cuál es su significado?

—Es un tanto romántico —dijo mientras se ruborizara, desvió la mirada. —Es algo como "amor verdadero" o "deseo".

—Me imagino que sería algo que muchas parejas deberían tener en sus jardines —reíste mientras te levantabas. —¡Hora de seguir nuestro viaje!

Asintió siguiéndote.

Llegaron a la montaña, habían tres cabañas ahí pero se veía que estaban en perfecto estado. Fuiste a saludar a tu madre y luego a tu hermana, también les presentaste a Aoba, quien tímidamente saludó y se presentó. Cuando estabas con tu madre, los dos salieron antes de que ella dijera algo que te comprometiera con tu amigo.
Al final se quedaron en tu cabaña, la tercera y un poco más grande.

—Hace mucho que no estoy aquí —dejaste tu mochila en el piso y el de orbes verdes imitó tu acción.

—Es muy lindo, ________ pero... ¿Dónde dormiré?

—Hay dos camas, al menos que desees dormir conmigo no tengo problema —le diste una sonrisa coqueta haciendo que se sonrojada.

—Eso tampoco estaría mal... —susurró para si mismo.

—¡Oye! —lo tomaste de la mano. —¡Deberíamos ir al lago! Hay muchas plantas por ahí e incluso creo que hay algunas debajo del agua, te vas a relajar aún más.

Y así fue como los dos salieron camino al lago.

Te diste cuenta que aún lo estabas agarrando de la mano casi a medio camino, le soltaste rápido sin que se diera cuenta, empezaron a hablar de distintas cosas hasta que te acordaste de algo.

—¿Sabes? Mi bisabuela me contó una historia loca —Aoba te miró.

—¿Qué es?

—Bueno... Ella conoció su primer amor aquí, en esta montaña. Dijo que era un chico con una personalidad muy atrevida y pasional —reíste. —Se enamoraron pero no se pudieron quedar juntos, dijo que su trabajo era muy arriesgado.

—¿De qué trabajaba? —preguntó con curiosidad.

—No lo sé pero parece que realmente era peligroso porque las últimas veces que lo vio iba muy herido... ¡Oh! También usaba un máscara extraña de algún animal. Mi bisabuela nunca pudo olvidarlo, le dejó un regalo y lo sigue conservando...

—Tal vez debería hacerlo lo mismo...

Las extrañas palabras de Aoba te sorprendieron.

—¿A qué te refieres?

—¡Al trabajo! —respondió rápido. —Mira el lago.

Te tomó de la mano y los dos corrieron hasta la orilla. Se sentaron en el pasto para quitarse los zapatos y poder meter los pies dentro del agua.

—_______ —el azabache te llamó. —Gracias por traerme aquí y volverte mi amiga.

—¡No hay nada que agradecer! Aunque fue sólo una coincidencia me siento feliz —respondiste recostándote sobre su hombro.

—Tú también me haces feliz, mucho.

Sus palabras tan seguras te hicieron sonrojar. Lo miraste de cerca, a la cara. Su rostro estaba ruborizado y sus ojos tenían un brillo peculiar que hacía lucir mucho más su bello color. Aoba tomó tu mano, te acercaste un poco más, no dejaron de verse a los ojos en ningún momento, se acercaron tanto que sus labios casi se rozaban. Te alejaste de golpe, tus manos temblaban pero Aoba aún no te soltaba, por primera vez en su vida hizo una acción tan atrevida que nunca lo habría imaginado.

Hizo que te recostaras sobre el pasto y sus labios fueron a dar a los tuyos, uniéndose. Aoba movió sus labios tímidamente sobre los tuyos, correspondiste de la misma forma, toda tu cara se sentía caliente y el hecho de estar besándolo hacía que no sólo fuese tu rostro el que se encontraba caliente.

Cuando se separaron él te miró a los ojos.

—Me gustas mucho, ________...

Al procesar todo y darse cuenta de lo atrevido que fueron sus acciones, se quitó de inmediato de ti mientras se disculpaba.

—Perdón es sólo que... ¡quería hacerlo desde hace mucho y-!

—Yo también —le interrumpiste.

—Ah...

—Yo también te amo, también quería besarte.

El rostro de Aoba se puso aún más rojo.

Tomaste tu cara entre tus manos y volviste a besarlo.

—Te amo tanto... —murmuró con timidez antes de que tus labios tocaran los suyos.


Qué se hace en estos casos? Pues aceptar todo e improvisar :3

Aoba fue el único que me gustó de los desendientes y todo eso xD, me conmovió que el chiquito estuviera solito :c
Estoy sorprendida porque ya hay fanartsss ↑↑↑↑

Tuve que improvisar bien feo y hasta aprendí de plantas ajdjsjua, ustedes también :D

Mi libro es 79% EdUcATIvO.
Anatomía, tradiciones, plantAs. XD

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top