» Te encontrabas frente al espejo de tu habitación. Jungkook y tu habíais decidido ir a cenar fuera de casa, así que ahora mismo estabas eligiendo la ropa que llevarías. Pero nada te convencía. El problema no era de la ropa, sino tuya, de tu cuerpo. O eso es lo que te hacía sentir tu mente. Comenzaste a llorar al ver tu reflejo en el espejo, ¿por qué no podías tener un cuerpo como las demás? De un momento a otro, Jungkook entra en la habitación. Intentas ocultar tus lágrimas pero es demasiado tarde.

Jungkook: ¿Qué pasa, jagi?

Soo: No es nada, Kookie. Déjame ir al baño y ya nos vamos.

Jungkook: No, no nos iremos hasta que me digas lo que te pasa. Estás llorando.

» Al instante comenzaste a llorar de nuevo. Jungkook te llevó hasta la cama donde se sentó a tu lado y te envolvió en sus brazos. Tras sus insistencias, le dijiste el porqué de tus llantos.

Soo: ¿Es que estás ciego? Soy horrible... Ni siquiera entiendo que viste en mi...

Jungkook: Soo, por dios, no digas esas tonterías. Eres hermosa. Mira.

» Te cogió de la mano y te volvió a llevar hasta frente el espejo. Te abrazó por la espalda y apoyó su cabeza en tu hombro.

Jungkook: Tienes la carita más linda que he visto jamás; me encantan la forma de tus ojos y lo brillantes que siempre están; tus mejillas siempre están sonrojadas, me dan ganas de estar besandolas todo el día y tus labios son tan apetecibles... Y mira tu cuerpo. Te quejas de él, pero muchas chicas envidian tener tus curvas. Y a mi es algo que me encanta... Ahora miraré a los ojos, te diré algo: eres perfecta tal y como eres. No vuelvas a tener dudas sobre tu físico o el porqué estoy contigo. Me hace pensar que no te demuestro lo suficiente cuanto te quiero.

» Hizo un tierno puchero, por lo que reiste.
Jungkook te llenó la cara de besos, hasta finalmente darte un dulce beso en los labios.