ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɪ : ᴅᴇsᴀʏᴜɴᴏ ᴄᴏɴ ᴇʟ ʀᴇʏ
Detrás de cada mujer fuerte hay una frágil pequeña que tuvo que caer primero y luego volverse a levantar, más fuerte que nunca, para protegerse. Él es el que le dio consuelo y ella le dejó volverla suya.
• ୨❀୧ •
Manhattan
Después de una dura pelea con mi padre, decidí tomar mi vida en mis propias manos.
- ¡Eso! No fue muy difícil pasar de una terraza a otra. Están conectadas. ¡Ahora no me encontrarán! ¡Ah, qué hermosa vista! Por suerte, no hay nadie en el penthouse.
Ya puedo ver la entrada abierta y el camino hacia la puerta por el que voy a salir sin que se den cuenta. Estoy a punto de entrar a la habitación, cuando noto la silueta de un hombre que está por salir a la terraza.
- (¡Oh, no! ¡¿Qué voy a hacer ahora?!)
Un hombre con una bata de seda comienza a aparecer en la terraza. Mi corazón me va a saltar del pecho. ¡Ya es muy tarde! Está saliendo a la terraza.
- ¿Qué?
La taza de café que trae en las manos casi se le cae al suelo.
- Lo siento mucho...
Mira alrededor de la terraza, como si me estuviera escondiendo de él, y no estuviera parada frente a él.
- ¿Quién eres tú?
- Yo soy Nicol. Y de antemano me disculpo por lo que estoy a punto de hacer.
Me meto a su habitación y llego hasta la puerta. Pero un segundo después, vuelvo a la terraza.
- ¡Carajo! La puerta principal está cerrada. ¿Podrías, por favor, si no es mucha molestia desbloquear la puerta para mí? ¿Serías tan amable?
Me mira en la cara y luego me revisa de pies a cabeza, con la ceja levantada en forma de una V invertida. Luego, una suave sonrisa aparece en su cara.
- Espera un momento. ¿Qué estás haciendo aquí y cómo entraste?
- Pasé de otro penthouse a este. Por la terraza. Espero que no le moleste estarme colando a su terraza.
Le respondo apenas pudiendo respirar.
- ¿Estuviste corriendo?
- No.
- ¿Te estás escondiendo de alguien?
- Algo así...
De pronto, escucho las sirenas de la policía.
- Ups. Esto no es bueno.
- ¿Qué sucede?
- Escucha, aunque me da gusto que tengas tantas preguntas, de verdad me tengo que ir antes de que me atrapen.
Me dirijo a la puerta. Él me sigue.
- ¿Por qué me estás siguiendo?
- Por pura curiosidad. Creo que eres linda. Quiero ver qué vas a hacer después.
- Es todo un placer entretenerte. Por cierto, tú también eres lindo.
Miro abajo hacia la calle.
- ¡Carajo! ¡Ya están aquí!
El hombre guapo desconocido se me acerca con una sonrisa.
- ¿Te gustaría tomar un café?
- Ya te dije que estoy en apuros. No entiendo por qué tratas de mantenerme aquí.
Miro alrededor. La vista de verdad es magnífica.
- Tienes un sitio precioso. Qué mal que mi padre ahora viene con la policía. Pero si me van a atrapar, mejor que me atrapen con estilo.
- ¿Por qué vienen por ti?
De nuevo echo un vistazo a la calle y veo solo a dos detectives saliendo del coche.
- Oh, qué bueno. Papá no está con ellos.
Me giro hacia el hombre desconocido y me quedo sin palabras. El sol de la mañana se refleja en su cabello. Su piel brilla. Se ve hermoso.
- Yo... Este... ¿Qué fue lo que me preguntaste?
- ¿Por qué vienen por ti?
- Para llevarme de vuelta a casa.
- Hmm. ¿Y tú no quieres volver a casa?
Me habla con una voz calmada, algo irónico tal vez.
- No, no quiero.
- ¿Por qué?
Me pregunto cuándo dejará de hacer tantas preguntas.
- Porque no quiero. Así de simple.
- No te creo. Una historia simple es para la gente simple. Tú pareces mucho más que eso.
- Bueno. ¿Qué quieres escuchar?
- ¿Quién eres y qué haces en mi penthouse?
- Estoy huyendo de mi padre y de sus decisiones sobre mí.
- ¿Quién es tu padre?
- Benjamin Wolf.
- ¿El Benjamin Wolf?
- ¡El único! Pero yo preferiría ser la hija de un plomero.
- Hmm...
Me mira como juzgándome.
- Debes pensar que mi escape es una gran tontería. O que soy una niña consentida. De hecho, mi padre es un hombre muy difícil, que quiere que todo se haga a su manera.
- Ya veo.
- Tal vez sí soy consentida, pero no sé cómo podría ser eso posible. La gente consentida recibe todo lo que quiere. Yo, por otro lado, no he recibido nunca lo que quiero. ¡¿Me creerás si te digo que esta es la primera vez que he estado totalmente sola con un hombre en la misma habitación?! Toda mi vida he tenido una escolta. Niñeras, institutrices, y ahora, guardaespaldas.
- Eso suena interesante. Déjame consolarte. Nunca te has sentido sola.
- Hay algunos momentos. Con el tiempo se hizo parte de un juego. El intentar burlar a los detectives de mi padre. Y una vez lo logré. Me fui de compras sin mis guardaespaldas, de hecho.
- ¿Y cómo se sintió eso?
- Fue perfecto. Pero no duró por mucho tiempo. Me atraparon en el centro comercial.
- Jajaja.
Me sonríe. Todo el tiempo parece estar encantado conmigo. Sus blancos dientes relucen. Se ve tan elegante. Con el paso del tiempo, tengo más deseos de quedarme con él.
- Supongo que tu papá ahora sí cruzó el límite, en lo que se refiere a ser protector.
- Exacto.
Alguien toca a golpes la puerta.
- ¡Oh, Dios! ¡Están aquí!
- Cálmate.
- ¡Por favor, protégeme! ¡Me van a llevar de vuelta a casa!
- No lo harán, cálmate. Vamos a jugar a un juego, ¿sí?
- Ok...
- ¿Saben cómo te ves?
- Claro que lo saben, son los detectives de mi padre.
- Bueno, toma estos anteojos.
Me los entrega y me los pongo.
- Jajaja, seguro que me veo ridícula.
- Quédate ahí, voy a abrir la puerta.
- Por favor, no abras.
- ¡No te preocupes por nada! Entra a la habitación y toma una de mis batas del armario.
Me señala con el brazo a dónde ir.
- Ok.
Él va hacia la puerta. Escucho su voz gritando a través de la puerta cerrada. Encuentro la habitación y entro.
- ¡Oh, qué vista! ¡Yo no tengo una vista así de linda! ¡Tengo que vestirme y disfrazarme rápido!
~ Conjunto elegido ~
- ¡Perfecto! Ahora nunca me van a reconocer.
Escucho su voz...
- "¡Solo un segundo para vestirme!¡Estoy desnudo! ¡Esperen un minuto!"
Regreso a la terraza y él viene por mí.
- Tengo que reconocer que te ves preciosa con mi ropa.
- ¡Gracias!
- Ahora escúchame con mucha atención.
- Oh, ¿qué voy a hacer ahora? ¿Debería intentar escapar a otra terraza?
- No. Cálmate. Agáchate y despéinate el cabello. Muévelo al frente de tu cara.
- Esto se te hace muy divertido, ¿verdad?
- Simplemente me encanta. Me hiciste el día, que habría sido monótono de otra forma. Por cierto, yo soy Jimin.
- ¡Mucho gusto!
- Sí, querida, ¡cerré mi Facebook, pero no he cerrado Instagram!
- ¿Por qué gritas? ¿De qué estás hablando?
- ¡El bebé va a nacer el próximo mes, esperan que vayamos a verlos!
Baja la voz y me habla despacio.
- ¡Ahora haz lo mismo que yo!
Luego empieza a gritar de nuevo para que los detectives lo oigan.
- ¡Pasen, está abierto! ¡Estamos en la terraza!
Los detectives entran.
- Buenos días, señor. Estamos buscando a la señorita Wolf.
Se me quedan mirando cautelosamente.
- No hay nadie aquí con ese nombre. ¿Quién es usted?
- Somos detectives.
- ¡Muéstrale tu insignia, Bill!
Le muestra la insignia irónicamente.
- Oh, detectives. ¿Qué los trae por aquí?
- ¿Cómo se llama la chica?
- Soy Ana.
- ¡Muéstranos tu cédula de identidad!
- ¡Hey! ¡Esperen un minuto! ¡Están hablando con mi esposa!
- ¿...?
- ¡¿Cómo pueden entrar así nada más?! ¿Qué es lo que quieren?
- ¡Estamos buscando a una chica!
- ¡Sigan buscándola todo lo que quieran, pero no pueden entrar sin una orden judicial! ¡No pueden entrar así nada más e interrogar a mi esposa!
- No se altere tanto.
- El hombre solo le hizo preguntas simples.
- Cariño, ¡¿cuántas veces te tengo que decir que no te alteres?! ¡Calma tus nervios!
- "¡Calma tus nervios!" ¿Cuántas veces me has dicho lo mismo? ¡Cada vez que intento protegerte! La otra noche en que ese holandés quería bailar contigo...
- ¡No es cierto! ¡Estabas ebrio!
- ¡Paparruchas! ¡Eres igual que tu padre! La hija del plomero, siempre serás la hija del plomero.
Intento no morir de risa por ese último comentario.
- ¡Oh, cállate! ¡Mira lo que hiciste! ¡No voy a ir cuando tu hermana de a luz!
- Disculpe, señor...
- Park.
- Señor Park. Pero tenemos que revisar todo.
- Buscamos a Nicol Wolf, la hija del influyente banquero de Wall Street.
- Qué lastima que no estén buscando a la hija de un plomero.
- Jaja. Disculpe de nuevo por las molestias.
- Los acompañaré a la puerta.
Park Jimin, mi salvador, va a acompañarlos. Luego regresa con una enorme sonrisa en la cara.
- No lo hiciste tan mal. ¿Eres un actor profesional?
- No. Me dedico a negocios más costosos. Tú tampoco lo hiciste tan mal. Ya te puedes quitar esos anteojos.
- Oh, claro.
Me los quito. Se me queda mirando tiernamente, con admiración.
- Eres preciosa.
Oh, Dios. No me esperaba que me dijera eso.
- Gracias.
Estamos tan cerca uno del otro. Por un momento me pareció como si nos conociéramos de hace mucho tiempo. Siento la piel de gallina en todo mi cuerpo. Sopla un suave viento y él remueve mi cabello a un lado. La fuerza de gravedad me atrae hacia él. Y a él hacia mí. Me besa suavemente en la boca. Mis labios se derriten estando él tan cerca de mí. Este beso dura para siempre.
- Perdón.
- ¿Por qué?
- Por besarte. Me gustó.
- A mí también.
- ¿Qué vas a hacer ahora?
- No sé. Tengo un día muy largo frente a mí.
- Podría tener una solución para nosotros.
- ¿Para NOSOTROS?
- Sí. ¿Qué te parece si te quedas a desayunar?
- Podría...
De verdad no tengo ganas de irme.
- Quédate para que podamos conocernos mejor. Puedes contarme todos los planes de tu padre y por qué te estás escondiendo. ¿Tenemos un trato?
Me mantengo misteriosa hasta el último momento. No puedo ocultar la sonrisa en mi cara que él me provoca. Estoy parada en una terraza que le pertenece a un hombre desconocido en una bata, que es guapo, encantador y quiere conocerme mejor. ¡No puedo esperar!
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top